Un crucifijo que sangra, el obispo lo declara sobrenatural y el Santo Oficio lo esconde.

Las intrigas que suceden dentro del Vaticano son algo que los católicos razonablemente bien catequizados admiten pacíficamente, porque saben que la cizaña estará mezclada con el trigo hasta el final del mundo.

Sólo el juicio final separará el trigo de la cizaña y será quemada para siempre.

Esto no habla mal del Vaticano, sino por el contrario, porque aunque el maligno está constantemente creando conflictos en el lugar santo, ese es su trabajo, igual Dios sigue haciendo su obra desde allí.

Es una demostración de que el poder de Dios puede servirse de una institución tan fuertemente atacada desde su interior, por el maligno, y santificar su obra. 

Aquí hablaremos sobre el caso de un crucifijo que sangró en varias oportunidades en la habitación de una mística y que fue aprobado como manifestación sobrenatural por parte del obispo.

Y que sin embargo luego fue secuestrado por el Santo Oficio, el convento fue obligado a quemar todo lo referente a la manifestación del Crucifijo, nunca más se supo la posición final del dicasterio, y aunque no se sabe exactamente su paradero, se ha sabido que ha seguido sangrando en el Vaticano.  

Un gran error que cometen los mal catequizados es idealizar lo que sucede dentro del Vaticano, como si todo fuera de una bondad mágica.

Lo que lleva a que cuando vea una cosa mala se caiga todo.

No toman en cuenta que el Vaticano es el escenario de la lucha más violenta entre los ángeles caídos y los ángeles buenos.

Y que aún subsistiendo esa lucha interna y que a su vez la mayoría de las obras sigan siendo buenas, muestra claramente que la mano de Dios santifica a la Iglesia. 

Una muestra del clima por ejemplo la vemos cuando asumió Juan Pablo II, que se rodeó sólo de polacos leales a él, para tratar de evitar lo que le sucedió a Juan Pablo I, su antecesor.

Benedicto XVI decía a quienes iban a visitarlo a su oficina, que ese era el único lugar donde tenía poder, que de la puerta para afuera se acababa su poder.

Y aún antes el Padre Pío había tenido dos períodos en los que se le prohibió ejercer su ministerio y su imagen fue difamada, a causa de intrigas de sus enemigos dentro de su Orden y del Vaticano, que difundieron toda clase de falsedades para arruinar su imagen.

Es que hay un fuerte rechazo de todo lo milagroso por parte de la interna vaticana, quizás por envidia.

Por eso tratan de ocultarlo, y lo aceptan sólo públicamente cuando no hay más remedio, borrando luego cualquier rastro de la oposición interna que hubo.

Y eso sucedió con un crucifijo que sangró en Asti, Italia, que fue aprobado como un hecho sobrenatural por el Obispo, luego de una investigación diocesana.

Y que sin embargo, luego intervino lo que en aquel momento se llamaba el Santo Oficio, hoy Congregación para la Doctrina de la Fe, que secuestró el crucifijo y hasta el día de hoy, 9 décadas después, no se conoce la opinión del Dicasterio ni donde está precisamente el crucifijo.

La historia sucedió a María Tartaglino, una huérfana que había nacido en 1887 y fue acogida por una institución de las Oblatas de San José en Asti.

Desde niña mostró una gran devoción.  

Hizo el «voto heroico» a favor de las Almas del Purgatorio y desde ese momento muchas Almas del Purgatorio acudieron a ella para pedirle sufragios.

Y hará penitencia por ellas con oraciones y sacrificios voluntarios.

Recibe los estigmas visibles de la Pasión del Señor entre 1925 y 1930, pero luego se hicieron invisibles porque ella oró con insistencia para que el Señor se los quitara, entonces se le quitó evidencia externa de los estigmas, pero siguió con los dolores que le producían, hasta el final de su vida.

Experimentó el desposorio místico con Jesús.

Tenía el corazón traspasado como una brasa por un ángel.

Y se encontraba en bilocación con el Padre Pío, algunas veces se bilocaba ella, otras veces el santo de Pietrelcina y a veces ambos.

Una vez el padre Pío dijo a los piamonteses que habían ido a San Giovanni Rotondo: «¿Por qué vienen a mí? Tienen a María Tartaglino, vayan a ella, yo suscribo lo que les diga».

La vida de María Tartaglino permaneció oculta en el Convento hasta 1933, cuando en su cuarto un crucifijo que tenía en su reclinatorio, y frente al cual pasaba muchas horas en oración, comenzó a gotear sangre.

Ella diría sobre la primera vez,

«Fijé mis ojos en el costado y vi la sangre brillar, saliendo.

Inmediatamente toqué con el dedo y lo saqué manchado de sangre, me sequé con un pañuelo, luego sequé el Crucifijo.

Ahí estaba, sangre también en la corona de espinas, en las manos y en los pies y también había una gota en la boca».

El crucifijo sangró dos veces, el 11 de agosto y el 27 de septiembre de 1933. 

El obispo de Asti, Monseñor Umberto Rossi, informado de los hechos, hizo examinar unas costras de sangre coagulada en el Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Turín, resultó ser sangre humana. 

El Crucifijo fue objeto de radiografías realizadas por dos especialistas, quienes no encontraron anomalías, artefactos y manipulaciones para simular el sangrado del mismo.

Se estableció un tribunal diocesano y se interrogó a 17 testigos.

El juicio finalizó el 23 de febrero de 1934 con un mensaje del obispo, quien declaró,

«La absoluta verdad de los hechos se prueba por los numerosos e incontrovertibles testimonios, recogidos bajo juramento y con la más escrupulosa atención, por dos juicios: uno, realizado por el Reverendo Superior de los Oblatos, Padre Martino, y el otro, por nuestra Curia Arzobispal».

El 9 de marzo de 1934 el obispo, entronizó el Crucifijo en el santuario de San José y a partir de ahí las manifestaciones de fe y piedad en torno al Crucifijo se multiplicaron 

Miles de peregrinos acudieron al santuario, los confesionarios quedaron saturados y hubo numerosas conversiones. 

La prensa, tanto italiana como extranjera, hablaba del fenómeno y Asti parecía el centro del mundo espiritual.

María tartaglino se asustó por la fama que le dio el Crucifijo y quiso desaparecer, incluso pensó tener un poco de tranquilidad hospedándose en otra casa.

Pero el 24 de abril de 1934, el padre carmelita Lorenzo de San Basilio, llegó como Visitador Apostólico al Santuario de San José en Asti, enviado por el Santo Oficio. 

Dijo que el objetivo era cuidar personalmente del Crucifijo. 

El padre Martino, Superior de los Oblatos, lo acoge con respeto pero lo disuade de retirar el Crucifijo del Santuario y le señala que aún no ha recibido copia de la sentencia dictada por el Tribunal Eclesiástico de Asti.

Pero para el visitador apostólico el Proceso Diocesano y la sentencia del Obispo no interesaban.

Y el 6 de mayo, por la noche, el visitante retira el crucifijo del templo, estando presente toda la comunidad de Oblatos y es llevado a la Curia Episcopal.

El 4 de julio de 1934 el obispo Monseñor Umberto Rossi informa que el Santo Oficio ha tomado a su cargo el examen y juicio final sobre el prodigio del sangrado.

Y que confió el Crucifijo al Visitador, con algunos objetos y un escrito de Maria Tartaglino sobre el misticismo.

Además, el Obispo ordenó, siempre en obediencia a las indicaciones recibidas del Visitador del Santo Oficio, que se destruyeran las imágenes y los libros relativos al Crucifijo, y en el patio del Instituto se encendió una gran hoguera para quemarlos.

Don Plácido Botti, confesor de María Tartaglino y el Padre Martino, tuvieron prohibido ocuparse de la dirección espiritual de María y cualquier trato con ella.

Maria Tartaglino fue acusada de ser una psicópata en pleno ataque de histeria y de haber inventado así el episodio del sangrado.

Pero la acusación es negada por el certificado médico emitido por una Comisión de Profesores que la visitó ya el 19 de marzo de 1934, declarándola completamente sana, normal y bien equilibrada.

Y posteriormente se supo que al Santo Oficio se había enviado un certificado médico falso.

María Tartaglino es víctima de injurias y calumnias e infamias en este período.

Y lo mismo ocurre con los Padres Josefinos, a los que se les acusa de haber inventado la historia del sangrado para hacer frente a las dificultades económicas y así salvar el presupuesto de la Congregación.

María murió el 1 de septiembre de 1944, primer viernes de mes, en Asti, donde había vivido. Tenía cincuenta y siete años.

Y hasta su muerte estuvo comprometida tratando de traer el Crucifijo de vuelta a Asti, siendo consolada por su amigo de fe y oración, el Padre Pío, con quien siguió compartiendo bilocaciones.

Nunca se supo del juicio del Santo Oficio ni de la ubicación exacta del crucifijo.

Pero se sabe que derramó sangre en varias ocasiones en Roma, testificado por algunas personas dignas de fe como Don Luis Orione.

En marzo de 2014, el Crucifijo milagroso fue visto, por algunos religiosos, en exhibición en un gabinete ubicado en una Sala en el Vaticano.

Mientras siguen resonando las desgarradoras palabras de María Tartaglino, confirmadas por San Padre Pío «¡el Crucifijo volverá y será un gran triunfo!».

Bueno, hasta aquí lo que queríamos contar sobre la manifestación de un crucifijo que fue aprobada como sobrenatural por el obispo del lugar, pero que sin embargo fue hecho desaparecer por el Santo Oficio sin más explicación, en medio de calumnias que luego se supo que eran falsas.

Y me gustaría preguntarte si conoces algún caso de intervención directa del Vaticano sobre alguna manifestación sobrenatural, que luego nunca se supo cuál fue su juicio y en qué terminó.  

MIRA ESTOS VIDEOS

LEE ESTOS ARTÍCULOS

¡Milagro! ¡Milagro! la Licuefacción de la Sangre de San Genaro https://forosdelavirgen.org/sangre-genaro-papa-150323/

Nuestra Señora de Giampilieri, Lacrimaciones de Sangre y Mensajes, Italia https://forosdelavirgen.org/esta-llorando-lagrimas-de-sangre-una-imagen-de-la-virgen-maria-en-messina-italia-14-10-29/

Apariciones a Bernabé Nwoye, Devoción a la Preciosa Sangre de Jesús, Nigeria https://forosdelavirgen.org/apariciones-a-bernabe-nwoye-y-la-devocion-a-la-preciosa-sangre/

Una misteriosa carta de Jesucristo [con Grandes Promesas a los devotos de su Preciosa Sangre] https://forosdelavirgen.org/carta-jesucristo-preciosa-sangre/

SitioWeb de María Tartaglino https://www.mariatartaglino.it/