El nuevo pentecostés.

Los cristianos de todas las épocas han rezado en el Padrenuestro «Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo».

Por lo tanto le estamos pidiendo a Dios que reine sobre la Tierra.

O sea que no haya pecado ni maldad.

Si esto no fuera posible, si Dios no lo pudiera cumplir en la Tierra, entonces Jesucristo no nos hubiera enseñado a rezar esta oración.

De modo que es posible que haya una era en la Tierra en que Dios haga su voluntad y haya una paz sobrenatural.

¿Cómo será posible esto y cuándo se dará?

Aquí hablaremos sobre esa Era sobre la Tierra que nos enseñó Jesús que le pidiéramos al Padre constantemente, qué características tendrá, cómo viviremos en ella y en qué ventana de tiempo se dará.

La clave contemporánea de esto hay que buscarla en las apariciones de Fátima.

¿Por qué las apariciones de Fátima dan la pista?

Primero porque la Iglesia las aprobó como una manifestación sobrenatural, fue la Santísima Virgen quien se apareció a los pastorcitos, dice la Iglesia. 

Quien les pidió rezar por los pecadores y le hizo dos promesas espectaculares.

¿Y cuáles fueron esas dos promesas tan importantes?

En su mensaje del 12 de julio de 1917 les dijo, 

«Al final, mi Inmaculado Corazón triunfará, el Santo Padre me consagrará Rusia y se convertirá y se concederá un período de paz al mundo»

O sea que nos dijo que Ella triunfará sobre el maligno, como ya había dicho Dios que la Mujer le pisaría la cabeza a la serpiente, en Génesis 3:15.

Y nos prometió un período de paz.

No estaba hablando de un período en que no hubiera guerras, sino de un período de paz global en la vida de cada ser humano, que será concedida por Dios.

Entonces la pregunta es ¿puede haber un período de paz real en el mundo antes del juicio final y el fin de la Tierra?

La clave la encontramos en San Bernardo de Claraval, doctor de la Iglesia, él dijo,

«Sabemos que hay tres venidas del Señor. La tercera se encuentra entre la primera y la final. Y es invisible, mientras que las otras dos son visibles»

Recordemos que la primera venida visible de Jesucristo fue cuando su encarnación, hace 2000 años.

Y su segunda y final venida visible, será al final de la historia, cuando el juicio final, la resurrección de los muertos y la terminación de la Tierra. 

Cuando baje la Jerusalén celestial.

Y después San Bernardo describe cómo será la venida intermedia diciendo,

«La venida intermedia es oculta; en ella solo los elegidos verán al Señor dentro de sí mismos, y serán salvos. 

En esta venida intermedia, Él es nuestro descanso y consuelo».

Y esto fue reafirmado por el mayor teólogo contemporáneo, Joseph Ratzinger, que dijo,

«Mientras que antes sólo se hablaba de una venida doble de Cristo —una vez en Belén y otra al final del mundo— san Bernardo de Claraval hablaba de una venida intermedia, gracias a la cual renueva su intervención en la historia».

Y escucha esto, Ratzinger afirma, «Creo que la distinción de Bernardo tiene la nota correcta».

Es la nueva primavera en el mundo y en el cristianismo de la que habló Juan Pablo II en su encíclica Tertio Millennio Adveniente.

Dijo además que este milenio, el que acaba de empezar, será intensamente eucarístico y hará de Cristo el corazón del mundo.

Y también dijo que «La Iglesia del Tercer Milenio tendrá una mayor conciencia de ser el Reino de Dios en su etapa inicial»

¿Un reino de Dios en la Tierra con una era de paz? Suena una promesa muy grande porque ¿no es la tierra un valle de lágrimas?

Sin embargo Nuestra Señora le dijo al padre Stéfano Gobbi el 3 de julio de 1987

«Después del tiempo del gran sufrimiento, llegará el tiempo del gran renacimiento y todo florecerá de nuevo. 

La humanidad volverá a ser un nuevo jardín de vida y belleza y la Iglesia una familia iluminada por la verdad, alimentada por la gracia, consolada por la presencia del Espíritu Santo. 

Jesús restaurará su reinado glorioso. 

Él morará contigo y conocerás los nuevos tiempos, la nueva era. 

Verás por fin una nueva tierra y nuevos cielos»

María no estaba hablando de la vida en el cielo, sino de una renovación de la vida en la Tierra, por lo tanto no se trata del fin de la historia donde todo termina en la Tierra.

Estaba hablando de esa venida intermedia invisible de la que hablaban San Bernardo, Ratzinger y Juan Pablo II

Y dice que será eucarística, o sea escondida como Jesucristo se esconde a la vista de todos en el pan y el vino consagrados.

Y escucha lo que dijo Nuestra Señora al Padre Gobbi el 21 de agosto de 1981,

«Cristo restaurará su reino glorioso con el triunfo universal de su reino eucarístico, que se desplegará en todo su poder»

Esto significa la expulsión de la tierra, del príncipe de este mundo, al menos por un tiempo largo.

Ya no podrá tentar ni dominar gente.

¿Y cómo actuará esa presencia evidente y velada de Nuestro Señor?

María se lo dijo de esta forma al Padre Gobbi,

«Tendrá la capacidad de cambiar corazones, almas, individuos, familias, la sociedad y la estructura misma del mundo».

O sea que no se trata de una mera conversión de los seres humanos, sino una restauración de las cosas que perdió la humanidad con el pecado.

Por lo que probablemente esto tendrá consecuencias sobre nuestro envejecimiento, enfermedades, capacidades corporales, etc.

¿Y cómo se procesará todo esto?

Porque estamos en período en que las cosas van en sentido contrario a todas estas promesas.

La gente en la tierra ha perdido el sentido de Dios y la apostasía crece cada vez más dentro de la Iglesia.

Los secuaces del maligno están en un acelerado proceso para que el mundo se rebele contra el creador.

No sólo impulsando el cambio de la moral de nuestra civilización, que la podemos simbolizar en los 10 mandamientos.

Sino que ahora están impulsando la rebelión contra la creación, que los humanos se rebelen del sexo con que fueron creados y de las capacidades con que fueron dotados.

El demonio ha desatado una guerra total contra Dios en la Tierra.

Y es por esto que ya entramos en la tribulación, cuyo signo más visible es este organismo que nos ha atacado y que también lo está usando para la remodelación del mundo; ustedes saben a lo que nos referimos.

Hay una estrategia para disminuir la cantidad de población en la tierra, de disminuir su movilidad y sociabilidad. 

Y de instalar un gobierno mundial donde no habrá clases medias sino sólo personas en los dos extremos de la escala social.

Sin embargo Dios, que escribe derecho en renglones torcidos, está usando esta crisis para avanzar en su reinado eucarístico.

Por lo pronto el confinamiento ha hecho que más personas se hayan acercado más a Dios, han comenzado a rezar, a interesarse por sus pecados y corregir su vida, como lo vemos en los comentarios a nuestros videos.

Y seguramente este fenómeno se irá acrecentando.

Los místicos describen la era de paz hablando de un nuevo pentecostés, una nueva presencia del Espíritu Santo en el espíritu humano.

Nos referimos a Luisa Picarreta, Conchita Cabrera de Armida y otros.

Juan XXIII también pidió al cielo un Nuevo Pentecostés.

Y unos más, como San Luis Grignion de Montfort, San Maximiliano Kolbe y María de Agreda agregan una participación especial de la Virgen María en esta era.

Lo cual ya está sucediendo durante este último siglo mediante sus apariciones constantes.

Pero además durante la tribulación habrá un grupo de elegidos que serán marcados y preservados para realizar la re evangelización del mundo.

En 1958 un humilde guardabosques de Checoeslovaquia, Matous Lasuta, tuvo una serie de apariciones de Nuestra Señora en Turzovka, quien le dijo algo que viene al caso,

«Todos mis hijos recibirán y llevarán la señal de la cruz en sus frentes. Esta señal solo la verán mis elegidos. 

Estos elegidos serán instruidos por mis ángeles sobre cómo comportarse. 

Mis fieles estarán sin ningún tipo de miedo durante las horas más difíciles. 

Serán protegidos y alimentados por el cielo. 

Desde allí recibirán más instrucciones. 

Caerán en un sueño mortal, pero serán protegidos por los ángeles»

Esto también le fue revelado en 2020 al padre Michel Rodrigué.

Y además Nuestra Señora le habló a Matous Lasuta de una transformación milagrosa de los elegidos, le dijo

«Cuando despierten serán como recién nacidos. 

Sus cuerpos serán hermosos y sus almas estarán impregnadas de Dios. 

Todo lo que hagan se hará para la gloria de Dios. 

La tierra será hermosa y mis elegidos verán cómo Dios los cuida».

Bueno hasta aquí lo que te queríamos decir sobre la Era de Paz que vendrá luego de la tribulación que ya estamos pisando.

Se trata del anhelado «Hágase Tu voluntad en la tierra como en el cielo» que rezan los cristianos diariamente en el padrenuestro.

Y será más que un derramamiento de paz, será una restauración de muchas cosas que los seres humanos perdieron por el pecado original.

No todas, pero sí algunas, porque seremos exactamente como antes del pecado original cuando lleguemos al cielo. 

Y me gustaría preguntarte si tú crees que estamos cerca o muy lejos de esa era de paz de la que hablamos.

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