Las diversas formas en que el demonio está tomando almas sin que ellas se den cuenta.
Juan Pablo II y Sor Lucía de Fátima han dicho claramente que estamos en la batalla final contra el demonio.
El demonio sabe que el Señor pronto intervendrá en el mundo y le quitará el poder.
Por eso ha lanzado un ataque preventivo a todos los niveles, para conservar las almas que tiene en su poder y conseguir más.
Pero muchos cristianos no son conscientes de que están en una confrontación final, o hacen la vista gorda, por eso no pelean.
Es que si vives centrado en el mundo material, puedes quedar cegado a casi todo lo espiritual.
Y si vives rehén de tus emociones, te puede capturar la locura emocional que hay en el mundo y cegarte a la realidad.
Aquí hablaremos sobre cómo se están conduciendo los demonios en el campo de batalla de esta guerra espiritual, y qué debieran hacer los cristianos para defenderse y pasar al ataque.
¿Cuál es el objetivo de esta guerra que han desatado los demonios?
Dios es la máxima autoridad gobernante, y los demonios buscan convencer a la humanidad de que cometa traición contra Él.
Por tanto, cualquiera que esté haciendo la voluntad de Dios será un objetivo.
Y los ataques se volverán más feroces cuanto más cerca estés de Dios y más influencia tengas, entre los que está tratando de ser fieles a Dios.
De modo que el reclutamiento de un sacerdote o un religioso, o un laico notorio, o una persona que viva para Dios, es todo un golpe en esta guerra.
Los demonios prefieren reclutar a un sacerdote, un obispo o un líder laico, o a una persona santa que puede influir en los demás, en lugar del miembro promedio de los laicos.
Por lo que deberíamos tener una devoción especial para orar por nuestros sacerdotes, obispos, el Papa, por las iniciativas de evangelización de los laicos, y por los que viven una vida santa.
Se trata de una guerra de captura de las almas.
¿Y cómo capturan los demonios a sus presas?
Las fuerzas demoníacas nos evalúan buscando cuidadosamente vulnerabilidades que podrían usar para alejarnos del Señor.
No pueden leer nuestros pensamientos, pero pueden ver nuestras acciones y hacer conjeturas de lo que estamos pensando.
No pueden influir en nuestros pensamientos, pero pueden influir en nuestra imaginación.
Algunos individuos nunca serán perseguidos, aunque se digan cristianos.
Porque profesan ser cristianos y ya están haciendo el trabajo que pretenden los demonios.
Afirman ser cristianos pero disienten de las enseñanzas de la Iglesia.
Un desafío único para los cristianos actuales es la creciente inversión de la realidad que están logrando los demonios.
Donde los fundamentos de la creación se están perdiendo.
La humanidad fue creada con intelecto, a imagen y semejanza de Dios, para que usemos nuestro intelecto para informar nuestra voluntad, y así tomar la decisión adecuada.
Y nuestras emociones deberían seguir esa decisión.
Pero hoy en día, la sociedad nos dice que las emociones son el aspecto más importante de nuestro ser.
Y esto conduce a una falta de contacto con la realidad, y conduce a la locura de lo que vemos respecto al sexo, a la raza, a la vida, etc.
Los demonios saben qué tentaciones nos resultarán atractivas, ya que conocen nuestras debilidades individuales.
Y comienzan lentamente.
Y dado que la oración es una gran defensa en la guerra espiritual, esta práctica frecuentemente es su objetivo.
Logran bajar nuestras defensas, cuando decidimos ver una película en lugar de hacer nuestras oraciones nocturnas, o cuando las noticias superan nuestras oraciones diarias.
En las encuestas a los ex católicos sobre por qué abandonaron la Iglesia, muchos dicen que no hubo nada específico, simplemente dejaron de ir a misa y practicar los sacramentos.
Simplemente se desvanecieron en la cultura, y esto sucede porque no tenían las defensas suficientes.
Entonces el paso al lado oscuro a menudo ocurre de manera sutil y suave.
Muchos de los que regresan a la fe se sorprenden cuando miran hacia atrás en su vida, porque no se dieron cuenta que estaban siendo atacados.
Y eso luego se transforma en una bola de nieve, porque estamos en una época de pecados en cascada, en que uno lleva al otro.
Pero lo peor es el reclutamiento en las sombras, para el campo del demonio.
Esto ocurre cuando un individuo cree que está haciendo la voluntad de Dios, cuando en realidad está apoyando la agenda demoníaca.
Sucede cuando los demonios los alientan a usar la lógica mundana para explicar objetivamente los misterios de la fe y la moral.
Cuando buscan la paz y la fraternidad, por encima de la verdad y la santidad.
Piensa en algunos pronunciamientos de funcionarios religiosos, que apoyan enseñanzas contrarias a las que han sido promulgadas en el evangelio y enseñadas por Cristo a los Apóstoles.
Es lo que está sucediendo con el Camino Sinodal Alemán, un claro ejemplo de este pensamiento invertido.
Y hay focos similares ubicados en toda la Iglesia.
Entonces, podemos imaginar a los demonios alentando a altos funcionarios de la Iglesia a alejarse sutilmente de las enseñanzas de la fe, utilizando una variedad de tergiversaciones.
Por ejemplo, enseñanzas apropiadas como “¿quién soy yo para juzgar?” son tergiversadas, conduciendo a un acompañamiento pastoral que apoye e incluso defienda, el comportamiento pecaminoso.
O la confusión respecto a la frase “odia el pecado, ama al pecador”, que no pocas veces se transforma en aceptar el pecado para amar al pecador.
Estos promotores de confusión y desafíos al Evangelio no se dan cuenta que están trabajando para satanás.
Esta confusión es de arriba hacia abajo cuando altos prelados del Vaticano y múltiples clérigos, abrazan la herejía modernista y permiten que el mundo entre en la Iglesia.
Y esto fluye hacia las familias individuales y a las parroquias.
Pero también este impulso sucede de abajo a arriba, cuando los católicos promedio adoptan esas mismas falacias mundanas y las impulsan a través de la parroquia, llegan a las diócesis y de ahí para arriba.
Y sucede a veces que los contribuyentes ricos persuaden a pastores y obispos para que vean las cosas de forma herética, de acuerdo a los valores del mundo.
Por otro lado, la Iglesia está bajo ataque no sólo por las fuerzas demoníacas espirituales, sino también por aliados en el mundo material, que cumplen las órdenes de los demonios.
Por ejemplo, a través de programas de infiltración en los seminarios y parroquias del Partido Comunista y de la masonería.
Y delos enemigos dentro de los gobiernos, que están dejando de ser meramente ateos para ser contendores del cristianismo.
Por ejemplo, se nota cada vez más hostilidad y operaciones de los servicios y los magistrados, hacia la Biblia, y los principios y conducta cristianos, en todo el mundo.
Últimamente la Iglesia ha tenido que defenderse contra agresivos fiscales anticatólicos, que operan para agravar la crisis de los abusos dentro de la Iglesia, a los ojos de la opinión pública.
El objetivo de los demonios en este campo es utilizar los medios de poder y financieros para silenciar el disenso de la Iglesia contra las políticas de cultura de la muerte de la clase política.
¿Y cómo debemos actuar en esta guerra?
Los exorcistas afirman que la mejor manera es aprovechar los sacramentos, instituir una vida de oración, aumentar la virtud, orar por los demás cristianos, en especial sacerdotes y emprendimientos cristianos, y dar testimonio de vida.
Y no tener miedo, porque el miedo es un sentimiento humano que refleja una falta de confianza en la Providencia de Dios.
Bueno, hasta aquí lo que queríamos hablar sobre cómo los demonios están actuando en esta batalla espiritual por las almas, y cómo nos deberíamos defender.
Y me gustaría preguntarte si crees que la mayoría de los católicos que conoces piensan que estamos en una guerra espiritual contra el demonio o no.
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