Herramientas de Fe para vencer la tristeza y encontrar una paz duradera durante los momentos anímicos más difíciles.
¿Alguna vez te has sentido agobiado como si estuvieras en medio de una densa niebla?
¿En que sientes una sensación de tristeza generalizada y nada te saca de ella?
Porque no importa cuán bueno la tengamos, no importa cuán ricos seamos, o cuántos buenos amigos tengamos, o incluso cuán santos seamos, todos experimentaremos el dolor de la tristeza, por lo menos en algún momento en esta vida.
Aquí hablaremos sobre cuáles son las curas de la tristeza que tiene a su disposición una persona de fe.
Habrá algunos de tus días que se caracterizarán por un estado de ánimo bajo, una tristeza generalizada, cuando no, una cierta depresión, en que te sentirás frustrado, paralizado, y de repente te volverás apático o agresivo por ello.
Puede haber causas relacionadas en el fracaso en una carrera o empresa. Por circunstancias económicas.
Puede ser por una incapacidad o enfermedad. Puede ser por una pérdida como la muerte de un ser querido, una ruptura de una relación.
O puede ser una insatisfacción indefinible.
Y en estos casos la oración es muy difícil.
Alrededor de un tercio de las personas luchan contra la ansiedad constante.
Y la ansiedad puede traernos tristeza, que puede ser un caldo de cultivo para el miedo.
Porque nos sentimos “encajonados” o atrapados por amenazas o dificultades en la vida.
O puedes caer en el letargo, que es cuando la mente se agobia tanto que incluso los miembros se quedan como inmóviles.
Mientras el letargo es una especie de lentitud que sentimos cuando estamos tristes, la ansiedad hace que nuestras mentes nerviosas se sientan como una loca máquina girando a toda velocidad.?
Los exorcistas saben que una exposición creciente a lo demoníaco trae consigo oscuridad, pesadez y un efecto depresivo, de tristeza generalizada.
Si bien parece una depresión, por lo general la tristeza no responde a los medicamentos ni a la psicoterapia.
Pero a medida que se invoca el poder sanador de Jesús y se ordena a los espíritus malignos que se vayan, se puede ver el levantamiento de la oscuridad que rodea a la persona y observar una creciente sensación de luz, alegría y paz.
En estos casos la persona afectada puede probar si su tristeza proviene de un ataque maligno diciendo, “renuncio a cualquier espíritu maligno de depresión y, en el nombre de Jesús, les ordeno que se vayan», como recomienda el exorcista Padre Stephen Rossetti.
Los laicos tienen autoridad sobre sus propios cuerpos y pueden ordenar a los demonios que los abandonen.
Y si no remiten los síntomas, un sacerdote puede actuar diciendo, “como representante de la Iglesia, invoco las llaves de San Pedro y ordeno a los demonios de la depresión, de fulano de tal, que se vayan”.
Por su parte, Santo Tomás de Aquino sugiere cinco remedios que han demostrado ser sorprendentemente efectivos, para esos días en que todos hemos estado tristes.
En los que no hemos podido superar un letargo interior, una depresión que nos agobia o una ansiedad frenética, que nos dificulta relacionarnos con los demás.
El primer tratamiento es el disfrute.
A veces nuestra tristeza puede tener sus raíces en una sed de placer.
Y así como el comer es el antídoto contra el hambre, el placer puede ser el antídoto contra la tristeza.
En muchos casos, nos hemos volcado demasiado en el trabajo, en el estudio, en la familia e incluso en las prácticas religiosas y no hemos dejado espacio para el ocio.
Santo Tomás no está diciendo que debas convertirte en un hedonista que lava sus penas con cualquier búsqueda de placer.
Debemos hacer una distinción entre los placeres legítimos e ilegítimos, o placeres que nos dan reposo y refrigerio del dolor vigorizando nuestras almas, y los placeres que solo nos distraen en la vida y terminan haciéndonos sentir peor.
Esto no es una licencia para hacer lo que quieras, sino un permiso para disfrutar de los bienes únicos y legítimos que te hacen feliz, incluso si no son del agrado de los demás.
Y es difícil refutar esto leyendo el Evangelio, ya que Nuestro Señor participó gozosamente en banquetes y fiestas.
Tanto antes como después de Su Resurrección disfrutó de las cosas nobles y buenas de la vida.
En segundo lugar, nuestra melancolía se agudiza si no tenemos cómo dar rienda suelta a nuestro pesar.
Es por esto que Santo Tomás recomienda las lágrimas, porque te liberan de la tensión interior.
Dice que una cosa hiriente duele aún más si la mantenemos encerrada, porque el alma está más atenta a ella.
Si la frustración es demasiada y nos roba la alegría, entonces debemos dejarla salir.
Y el llanto es la manera que tiene el alma de liberar un dolor que puede llegar a ser paralizante.
Jesús también lloró según Juan 11.?
En tercer lugar, cuando estamos tristes, tendemos a ver todo en tonos grises.
Por lo tanto, Santo Tomás recomienda el tercer remedio, que es la amistad, abrir nuestro corazón a un amigo.
Es edificante estar rodeado de personas que están en una longitud de onda similar.
Donde puedas intercambiar ideas, donde no tengas que sopesar tácticamente cada palabra, donde te escuchen y te entiendan.
A veces basta un breve mensaje o una llamada telefónica para que nuestro panorama vuelva a llenarse de luz.?
El cuarto remedio contra la tristeza es la contemplación de la verdad, el “fulgor veritatis” del que habla San Agustín.
La terapia incluye tratar de percibir la realidad como realmente es.
Si te fijas bien, encontrarás muchas cosas que te hacen feliz fuera de ti, e incluso dentro de lo que te puede tener triste, como el estado del mundo o la Iglesia.
Y por ejemplo, el esplendor de la verdad en la naturaleza o en una obra de arte o en la música, puede ser un eficaz bálsamo contra la tristeza.?
El quinto remedio sugerido por Santo Tomás es quizás algo que no esperaríamos de un pensador medieval.
Dice que un maravilloso remedio contra la tristeza es un baño caliente y dormir.
Es un punto de vista profundamente cristiano que, para aliviar una enfermedad espiritual, a veces habrá que recurrir a un remedio corporal.
Desde que Dios se hizo Hombre, la separación entre materia y espíritu ha sido superada en nuestro mundo.
Un baño caliente es un poderoso antidepresivo que no solo ayuda a aliviar el estrés, sino también la tensión interior y la tristeza.
Y dormir bien por la noche también es un buen consejo, porque sólo puedes dormir bien si te distancias de los problemas que te están molestando. ?
También San Francisco de Sales escribió sobre la tristeza y la depresión, y dio varios remedios específicos que consideraba útiles para combatirla.
El primer remedio que sugiere es la música religiosa.
En segundo lugar, sugiere distraernos con otras actividades, de lo que sea que nos está atormentando.
En tercer lugar, San Francisco de Sales recomienda orar con frecuencia a Jesús crucificado.
Y en cuarto lugar que encomendemos nuestros sentimientos a un director espiritual.
Y San Ignacio de Loyola, que incluso pensó en una oportunidad en quitarse la vida debido a la tristeza que lo invadía, creó una oración para esos momentos de tristeza.
“Señor Jesús, cuando todo es oscuridad y sentimos nuestra debilidad e impotencia, danos el sentido de Tu Presencia, Tu Amor y Tu Fuerza.
Ayúdanos a tener perfecta confianza en Tu amor protector y poder, para que nada nos asuste ni nos inquiete.
Porque viviendo cerca de Ti, veremos tu mano, Tu Propósito y Tu Voluntad a través de todas las cosas».
Bueno, hasta aquí lo que queríamos hablar sobre los procedimientos que tienen las personas de fe para combatir la tristeza.
Y me gustaría preguntarte qué haces tú cuando te llegan los períodos de tristeza.
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