Se esta ocupando primeramente de ti.
Todos sabemos que Dios podría terminar con este organismo que está atacando a la humanidad con un chasquido de dedos.
Lo mismo que terminar con la confabulación que están tramando detrás de lo que está sucediendo.
¿Pero por qué está dejando pasar estas cosas?
Él podría terminar con este problema, no hay nada que se le escape, Él es el único Dios, todo tiene que pasar por Él.
El maligno no puede hacer nada sin la autorización de Dios.
Sin embargo Dios puede estar haciendo cosas que no sabes; en ti y en el mundo.
En este artículo hablaremos sobre que podría estar queriendo decirnos Dios con lo que está sucediendo.
Quizás Dios quiere hacer un milagro en tu vida, y no que te enfoques en lo que te falta sino en lo que está a tu alcance.
Déjame contarte una historia real.
Una vez, una mujer muy rica fue a ver al hermano Andre Bessette, el gran sanador de Quebec, que sanaba por intercesión de San José y del que hemos hecho un par de videos.
Llegó en una limusina conducida por su chófer.
Pero estaba tan enferma y sus piernas tan débiles que dos hombres tuvieron que cargarla para entrar.
Cuando ella fue a ver al hermano André, él solo le habló por un momento, porque la mujer le quería contar todo lo que le pasaba.
Y luego André tocó el timbre con hastío para despedirla.
Esto enfureció a la mujer adinerada porque no había escuchado todo lo que ella quería decir.
Salió de la oficina despotricando contra el hermanito bajito con poca paciencia, pero no se dio cuenta que caminaba con normalidad, sin necesidad de sus ayudantes.
Pero las multitudes que estaban esperando ver a Andre vieron que estaba curada.
Y alguien le señaló que acababa de ser curada milagrosamente y que no tenía ninguna razón para quejarse de Andre.
Sólo entonces se dio cuenta de que ya no era una inválida y rompió a llorar.
Nosotros hemos estado viviendo como esa mujer.
Pidiendo a Dios, que si existe, nos haga toda clase de milagros, pero después cuando los hace no los reconocemos.
Y peor es el caso de quienes nos decimos cristianos.
La señora por ejemplo tenía un barniz de fe, por eso fue a ver al Hermano André.
Pero se le nota una falta de fe fuerte y básica en que Dios actuará de alguna manera, haciendo un milagro grande en nuestra vida.
Y que lo hará de manera sorprendente. En general, de una forma que no nos hubiéramos imaginado.
Y si no tenemos los ojos abiertos y la mente dispuesta, puede que el milagro se nos pase por alto.
O lo que es peor, que no sigamos el camino que pone frente a nosotros el milagro.
Quizás pensemos que los milagros tienen que ser del tenor de los que se leen en la Biblia, que se abre el Mar Rojo para que pasen los israelitas y después se cierre sobre sus perseguidores.
O que cada vez que vamos a una peregrinación haya un milagro del sol como el de Fátima el 17 de octubre de 1917.
O para aterrizarlo a los problemas comunes que tenemos, que Jesucristo debería bajar hoy sobre la Tierra y liquidar el flagelo que nos azota, encarcelar a los malos, darnos un trabajo que nos satisfaga y nos permita vivir con holgura, que se solucione la relación con nuestros hijos, hermanos, padres, etc.
Pero Dios no es un mago, a él le interesa tu alma, tu conversión.
Y el proceso lo hará contigo. No vendrá sobre tí, externamente, y te solucionará todo.
Dios antes que nada quiere que le creas que Él está actuando hoy ya en tu vida.
Porque Dios te está produciendo milagros todo el tiempo.
Los que tienen los ojos, la mente abierta y fe suficiente, verán los milagros que pasan en su vida diariamente, en las pequeñas cosas nomás.
No estamos hablamos de auto convencerse de que algo es un milagro, sino de vincular lo que en ese momento nos gustaría que sucediera, en las cosas chiquitas, y experimentar que sucede algo que lo cumple.
Hoy no esperamos milagros o si los esperamos tienen que ser con un determinado formato, si no, no lo aceptamos como tal.
Los racionalizamos cuando suceden, suponiendo que es una coincidencia o que podrían ser explicados por la casualidad o por la ciencia en algún momento.
Pero es la fe la que nos permite ver milagros.
Cuando la gente dice “si viera un milagro lo creería” está invirtiendo las cosas.
Porque a menos que creas en la existencia de los milagros, no verás milagros.
Es más, no sucederán milagros más grandes en tu vida porque no tienes docilidad.
La fe es el ingrediente esencial, tanto para quien intercede, como para quien recibe los milagros.
Esto es lo que nos enseña Dios.
En Mateo 9:28 se le acerca a Jesús un ciego y Él le pregunta si cree que puede curarlo y el ciego le dijo que sí, entonces le tocó los ojos diciendo que se hiciera según su fe y recobró la vista.
Y en otra ocasión, cuando sus discípulos le preguntan por qué ellos no han podido expulsar un demonio, Él les dice que es por su poca fe.
Y les dice una frase de las más célebres de la Biblia,
«Les aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta montaña: trasládate de aquí para allá, y la montaña se trasladaría; y nada sería imposible para ustedes».
Somos la generación incrédula de la que habla Jesús.
Hemos perdido el don de vivir con asombro y la conciencia de que Él está actuando si estamos en amistad con Él.
Y es esa fe el conducto para milagros aún mayores.
Porque podemos ver las cosas que pasan a nuestro alrededor como cosas normales, o podemos maravillarnos de la exhibición diaria que Dios nos da de su poder.
Es como un entrenamiento, si vemos milagros chicos cada vez más frecuentes, nos vamos preparando para ver milagros mayores.
Piensa esto, Dios está aprovechando este momento en que estás en tu casa, para que recapacites sobre tu vida, para que comiences a limpiar tus malos hábitos y te acerques a Él.
En vez de preocuparte y hasta desesperarte con lo que está pasando en el mundo con el ataque del organismo y las confabulaciones alrededor de él, tal vez lo mejor sea que te dediques a purificar tu vida.
Porque por otro lado no sabes lo que está haciendo Dios en realidad con la propagación del organismo y las confabulaciones.
Déjame ponerte otro ejemplo de cómo Dios actuó para en la caída del comunismo a finales de la década de 1980, qué sucedió sin disparar un solo tiro como si se hubiera desintegrado.
Fue un hecho asombroso, silencioso, que sólo se entiende como un milagro si tenemos en cuenta los antecedentes.
En las apariciones de Fátima Nuestra Señora advirtió sobre el comunismo que llegaría a Rusia y que esparciría sus errores por el mundo.
Y la solución que ofreció fue la consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón por parte del Papa en unión con todos los obispos del mundo.
Hubo varios Papas que lo intentaron hacer, pero en general no nombraron a Rusia por problemas diplomáticos y no lo hicieron en unión con todos los obispos del mundo.
Una de esas oportunidades fue en 1984, cuando Juan Pablo II realizó la consagración, aunque no nombró a Rusia.
Nadie dentro de la Iglesia apostaba mucho sobre ella.
Pero aún así, cómo Dios no se deja ganar en benevolencia, Sor Lucía de Fátima dijo que el cielo había aceptado esa consagración.
Y 5 años después cae el Muro de Berlín y luego se desintegra la Unión Soviética, de forma realmente sorprendente.
El comunismo global no había caído en el mundo porque nunca se cumplió totalmente el pedido de Nuestra Señora y esta ideología hizo metástasis también en occidente.
Pero esa consagración que realizó Juan Pablo II nos libró de la Unión Soviética.
Un régimen que había liquidado a más de 50 millones de personas y a la religión, instaurando el ateísmo.
¿Tú sabes realmente lo que Dios está tramando respecto a esta crisis de salud y a las confabulaciones para cambiar el mundo?
Aprovecha este tiempo en tu purificación, aunque por supuesto esto no significa olvidar lo que pasa en el mundo, sino es una cuestión de énfasis.
Hay dos frases en el evangelio que relacionan muy bien lo que debemos hacer.
En Mateo 9: 28 Jesús pregunta al ciego si cree que puede hacer el milagro de curarlo
Y en Santiago 4: 2 dice, que no tenemos porque no pedimos.
Son dos caras de la misma moneda, el pedir a Dios para que haga un milagro y el creer que lo puede hacer.
Cuando necesitamos algo importante, hay que buscar a Dios, pedirle que actúe y tener fe de que lo puede hacer.
Y la decisión queda en manos de Dios, que evaluará qué es lo mejor para nosotros.
Esto vale para tu purificación como para lo que sucede en el mundo.
Bueno hasta aquí lo que queríamos decirsobre lo que Dios podría estar haciendo en el mundo, y para algunos no está haciendo, y el tiempo y el motivo que te ha dado a ti para que te acerques a Él y te purifiques.
Y me gustaría preguntarte cómo has llevado este tiempo de confinamientos y distanciamiento social.
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…. «El maligno no puede hacer nada sin la autorización de Dios» …. no estoy de acuerdo con esta afirmación.
Dios jamás negociaría con el maligno para llevar a cabo su Plan Divino … Pienso que Dios transforma un acontecimiento causado por el maligno en un beneficio que tal vez nadie lo perciba ,,, pero en algún momento sale a la luz … así es como el mal nunca se sale con las suyas a pesar de todo … en tiempos de crisis es donde se pule el alma del que en Dios confía