Se está trabajando sobre las causas de nulidad del matrimonio.
Las conferencias de prensa que se hacen diariamente sobre las sesiones del Sínodo relatan lo previsible, hay dos líneas marcadas respecto a la comunión a los divorciados vueltos a casar. Y se ha hablado de los homosexuales, la anticoncepción y el aborto.
Ya hemos dicho que el Sínodo de la Familia tiene un carácter consultivo, y que aun así esta no es una instancia final de la consulta, porque dentro de un año habrá otro Sínodo que trabajará sobre todo lo que se dijo en este. Pero lo que se discute tiene importancia argumental.
Dijo Lombardi en la rueda de prensa cotidiana que surgieron, pues, dos líneas,:
una que “dice con mucha decisión que el anuncio del Evangelio sobre el matrimonio exige, si el vínculo es válido, que no sea válida la admisión a los sacramentos, por coherencia de la doctrina con la fidelidad a las palabras del Señor”;
la otra, en cambio, recuerda que,
“Jesús ve las situaciones vividas desde la clave de la misericordia” y “sale al encuentro” de las “diferentes situaciones específicas”, por lo que se ha llegado a plantear la hipótesis de, en ciertos casos, permitir el acceso a la Eucaristía.
De cualquier manera, indicó Lombardi,
“las personas más preocupadas por la doctrina no son ajenas a los sufrimientos de las personas en dificultades” y los que proponen la apertura “no niegan de ninguna manera la indisolubilidad del matrimonio”.
Durante el debate,
“se insistió con fuerza en que es necesaria una actitud de respeto hacia los divorciados que se han vuelto a casar, porque, a menudo, viven situaciones de disgusto o injusticia social, sufren en silencio y tratan, en muchos casos, mediante un recorrido gradual, de llegar a participar más plenamente en la vida eclesial. La pastoral debería ser, pues, no represiva, sino totalmente misericordiosa”.
Durante la discusión libre se dijo que,
“es importante evitar atentamente dar un juicio moral, hablar de ‘estado permanente de pecado’, y tratar, por el contrario, de hacer comprender que la no admisión al sacramento de la Eucaristía no cancela completamente la posibilidad de la gracia de Cristo y que se debe, más bien, a la situación objetiva de la permanencia de un vínculo sacramental indisoluble anterior. Con esta óptica, se insitió en varias ocasiones en la importancia de la comunión espiritual. De cualquier manera, se insistió en que estas propuestas también manifiestan límites y que no hay soluciones fáciles a estas problemáticas”.
Sobre la cuestión del acceso al sacramento de la Eucaristía para los divorciados que se han vuelto a casar, se subrayó la indisolubilidad del matrimonio, pero también se afirmó que “hay que ver cada uno de los casos”. Se recordó nuevamente que el hecho de que los divorciados que se han vuelto a casar no puedan comulgar no quiere decir que no pertenezcan a la comunidad eclesial.
Según Lombardi, no se puede hablar de mayorías o minorías, porque
“en el Sínodo no se hacen cuentas y es absolutamente imposible hacer cuentas según las intervenciones”, puesto que el Sínodo está llevando a cabo su recorrido de “conocimiento recíproco” y todos escuchan respetuosa e interesadamente.
Participó también en la rueda de prensa el cardenal Francesco Coccopalmerio, presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, quien explicó que son tres las hipótesis que está estudiando la comisión creada por Papa Francisco en agosto (presidida por Mons. Pio Vito Pinto)
“para tratar de hacer más simple y veloz del procedimiento para las nulidades matrimoniales”:
“la anulación de la doble sentencia conforme, actualmente en vigor, la anulación de la petición de un juez colegiado y el procedimiento administrativo, es decir la anulación erogada directamente por el obispo local en el caso de que el matrimonio sea ciertamente nulo y el obispo lo conozca y tenga la certeza de su credibilidad”. No se trata, pues, de introducir el divorcio católico.
Coccopalmerio agregó que,
“debemos adoptar la hermenéutica del Papa: salvar absolutamente la doctrina, pero partir de cada una de las personas y de sus situaciones concretas de necesidad y urgencia y de sus sufrimientos”, para poder “dar respuestas a las personas concretas en situaciones de gravedad y emergencia”.
En sintonía con lo que ha ido surgiendo en el debate, el cardenal Coccopalmerio dijo sobre el tema de los homosexuales
“la necesidad de un enfoque respetuoso y no discriminante para con los homosexuales”, que la Iglesia no acepta ni el matrimonio ni la bendición para las parejas del mismo sexo, pero que las respeta.
También el cardenal André Vingt-Trois insistió en la doctrina católica sobre la contracepción frente a la mentalidad del mundo secularizado.
Entre los argumentos afrontados durante el debate libre destacan: la paternidad responsable, la gravedad de un crimen como el aborto, la violencia en familia, la poligamia, una mayor preparación al matrimonio, la pastoral para los niños y la enorme evolución de la familia con respecto al Sínodo ordinario de 1980 sobre la “familia cristiana”.
Pero resuena en el aula del Sínodo la preocupación de que muchos matrimonios católicos ignoran las enseñanzas católicas sobre la anticoncepción, no consideran pecado usar métodos anticonceptivos artificiales y ni siquiera se confiesan por ello.
El cardenal constató que,
“Muchos son los que tienen dificultades para captar la distinción entre los métodos naturales de regulación de la fertilidad y la contracepción. Las causas principales de esta acogida difícil provienen de la diferencia entre el diseño antropológico cristiano y el de la mentalidad dominante”.
“Hay que animar una mentalidad abierta a la vida para contrarrestar la mentalidad contraceptiva y la difusión de un modelo antropológico individualista que determinan una baja demográfica en ciertas regiones”, estableció.
Fuentes: Vatican Insider, Vatican News, Signos de estos Tiempos