Francisco elogia la ponencia de Kasper.

 

El cardenal Walter Kasper hizo la introducción a los dos días de reuniones del Consistorio Extraordinario sobre las Familias, hablando de la belleza de la familia y de la cuestión de los divorciados que han vuelto a contraer nupcias, donde propuso un proceso para dar la comunión a los divorciados vueltos a casar.

 

cardenal walter kasper

 

Y luego de la disertación de Kasper, el papa Francisco elogió públicamente su ponencia diciendo que «es agradable leer teología serena».

El cardenal Walter Kasper, presidente emérito del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, dijo que

“Hice una introducción de carácter teológico sobre la belleza de la familia. Debemos comenzar de este punto para afrontar lo demás, incluidos los problemas difíciles que existen. También hablé sobre la cuestión de las comunión a los divorciados que han contraído nuevas nupcias, pero en este cuadro en su conjunto”.

Por su parte  Francsico sorprendió el viernes a los cardenales de todo el mundo, reunidos en el Vaticano, aplaudiendo sin reservas la presentación introductoria de dos horas realizada por el cardenal Walter Kasper el día anterior, que propone readmitir a la Eucaristía a algunos divorciados vueltos a casar que cumplan requisitos muy específicos.

Con buen humor, el Papa reveló al centenar y medio de cardenales que

“ayer por la noche volví a leer -¡pero no para dormirme!- el trabajo del cardenal Kasper, y querría darle las gracias porque encontré teología profunda y pensamiento sereno. Es agradable leer teología serena”.

Para sonrojo del cardenal alemán, prestigioso profesor en Tubinga y Münster antes de ir a Roma a encargarse de Ecumenismo durante una década, el Papa dijo que su ponencia

“me ha hecho bien, y me ha traído a la cabeza una idea… Perdóneme si le sonrojo, pero la idea es esta: esto se llama hacer teología de rodillas. Gracias, gracias”.

El cardenal Kasper había dicho el año pasado al semanario alemán Die Zeit que los católicos divorciados y vueltos a casar «tendrán pronto acceso nuevamente a los sacramentos».

En la entrevista, Kasper subrayó la

«necesidad de una reforma en campos que requieren, desde la Iglesia, cambios y aperturas».

Unos cambios que también habrán de afectar a los fieles que han contraído un segundo matrimonio y que, en su opinión,

«creo que es necesaria una apertura y que en el futuro los divorciados que se vuelven a casar tengan acceso pleno a la vida cristiana y a la vida de la iglesia», según el cardenal.

Sin embargo, Kasper cree que esa apertura no puede ser generalizada, sino limitada a aquellos que,

«guiados por su fe, quieren vivir con la iglesia y admiten y lamentan haber cometido un error en su primer matrimonio».

«Pero el que se divorcia para marcharse con su secretaria es sencillamente un bribón», dice Kasper.

Para Kasper,

«el perdón, que es posible para Dios, también puede aplicarse a la Iglesia».

En definitiva, la propuesta de Kasper no permitiría una apertura indiscriminada a la eucaristía de todas las personas con segundas nupcias ya que él mismo reconoció que el sacramento del matrimonio es indisoluble para la Iglesia católica, porque así Jesús lo quiso.

Por ello tampoco consideraría un segundo sacramento del matrimonio. En realidad lo que propuso es que las personas que contraigan segundas nupcias por lo civil, puedan ser admitidas a la comunión en casos muy reducidos y específicos.

Entre ellos figuran que la primera unión esté definitivamente rota sin culpa del interesado el cual, no obstante, debe hacerse cargo de las obligaciones derivadas de la misma.

Pero eso no es todo: otro requisito es que el segundo matrimonio haya generado obligaciones que se deben respetar y, también, que la persona demuestre un interés vivo por educar a sus hijos en el cristianismo y en recibir los sacramentos.

En concreto, estos son los puntos centrales de la ponencia del Cardenal Kasper:

La Iglesia no puede poner en tela de juicio las palabras de Jesús sobre la indisolubilidad del matrimonio. Quienes esperan que tras las discusiones del Consistorio y después del Sínodo surjan soluciones «fáciles» y generales, para todos, cometen un error. Pero, frente a las dificultades que afrontan hoy en día las familias y ante el crecimiento exponencial de los matrimonios fallidos, se pueden explorar nuevas vías para responder a las exigencias profundas de los divorciados que se han vuelto a casar por lo civil que reconozcan su fracaso, se conviertan y, después de un periodo penitencial, pidan volver ser admitidos en los Sacramentos.

El cardenal invitó, sobte todo, a considerar el problema de los divorciados que se han vuelto a casar desde la perspectiva de quienes sufren y piden ayuda. Ellos deben ser invitados a participar en la vida de la Iglesia. Todo ello ante la evidencia de que existen muchos casos en los que cualquier razonable intento por salvar el matrimonio resulta en vano. Hay algo heroico en los cónyuges abandonados que se quedan solos, salen adelante con sus fuerzas y educan a sus hijos. Pero muchos otros ex-cónyuges abandonados, incluso por el bien de los hijos, se vuelven a casar por lo civil y no pueden renunciar al nuevo matrimonio sin nuevas culpas.

La respuesta posible puede ser una respuesta que tome en cuenta las diferencias, puesto que una solución general, explicó, no podría existir. Existen, por ejemplo, todos esos casos (que recuerda la “Familiaris consortio” de Juan Pablo II) de los divorciados que se han vuelto a casar y que están completamente convencidos de que su matrimonio anterior, irremediablemente destrozado, nunca había tenido validez. Pero estas situaciones no pueden dejarse a apreciaciones subjetivas. Al mismo tiempo, la vía judicial tampoco es la única que podría resolver estas cuestiones.

Kasper observó que los divorciados que han contraído nuevas nupcias no pueden recibir la comunión sacramental, pero pueden recibir la comunión espiritual, si se encuentran bien dispuestos espiritualmente: lo han afirmado tanto la Congregación para la Doctrina de la Fe como Benedicto XVI (durante el encuentro con las familias del mundo en Milán). Pero los que reciben la comunión espiritual son considerados una sola cosa con Jesús. Entonces, se preguntó el cardenal alemán, ¿es una contradicción con el mandamiento del mismo Jesús? ¿Por qué no pueden recibir incluso la comunión sacramental?

Fuentes: Agencias, Vatican Insider, Signos de estos Tiempos

 

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