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El cuestionado arzobispo de Puerto Rico sale airoso de las denuncias del delegado del Vaticano

El Arzobispo es un viejo amigo del Papa Francisco.

 

Recientemente en abril y mayo nos hicimos eco de las presiones para que el Arzobispo de Puerto Rico, Roberto González Nieves, renunciara, y que procedían tanto de fuentes internas como del Vaticano, ver aquí y aquí. Pero también decíamos que un nutrido grupo de fieles se había movilizado para mostrarle solidaridad y defenderle, y además el arzobispo tiene una vieja amistad con el Papa Francisco. Ahora todo se resolvió en su favor.

 

 

El Delegado Apostólico insistía en pedir a Roma su remoción. Pero ahora se anuncia la partida del Delegado Apostólico Josef Wesolowski, quien será sustituido temporalmente por el padre Richard Allen Gyhra.

Tras años de denuncias en su contra por supuesta mala gestión, el arzobispo de San Juan de Puerto Rico, Roberto González Nieves, no sólo fue exonerado de toda culpa y quedó limpio su nombre. Ahora su principal y más insistente acusador, el delegado apostólico Josef Wesolowski, fue cesado de su puesto de manera imprevista. La pulseada duró años, perofinalmente se impuso la cordura.

La noticia fue informada a todos los obispos puertorriqueños este miércoles 21 de agosto con una breve carta fechada en Santo Domingo, que lleva la sigla de protocolo N.2706/PR y está firmada por las iniciales «RA».

«La Delegación Apostólica saluda atentamente a los excelentísimos señores obispos de Puerto Rico y tiene el deber de informar que su excelencia monseñor Josef Wesolowski, Nuncio Apostólico, ha terminado definitivamente sus funciones a partir de hoy miércoles 21 de agosto de 2013. Hasta la llegada del nuevo jefe de misión, permanecerá como encargado de negocios el Revdo. Padre Richard Allen Gyhra», indicó el texto.

La firma corresponde al propio Allen, quien tuvo la tarea de comunicar el cambio de su ex jefe. No hubo despedidas oficiales ni discursos de adiós para el diplomático polaco, cuyo próximo destino es una incógnita. La Santa Sede no informó sobre sus nuevas funciones, si es que las tendrá.

Además de dejar su cargo como delegado en territorio puertorriqueño, Wesolowski también abandonó la nunciatura apostólica en la vecina República Dominicana. Tradicionalmente ambos puestos los cubre una misma persona. Al ser territorio libre asociado de los Estados Unidos, Puerto Rico no puede contar con un representante vaticano del nivel de un nuncio. Las funciones las realiza un delegado.

La salida de Dominicana también se mantuvo reservada, como lo reportó el diario El Día en una breve noticia en la cual sostuvo que el traslado «sólo se comunicó a un reducido círculo de personas». Luego agregó «que se trata de un cambio rutinario debido al tiempo que tiene Wesolowski en la representación diplomática».

Pero los hechos indican que el movimiento fue todo menos rutinario. El nuncio había llegado a Centroamérica en 2008 por designación de Benedicto XVI. Casi desde el principio entró en conflicto con el arzobispo de San Juan, Roberto González Nieves.

Poco tiempo después comenzó a enviar reportes confidenciales sobre el actuar del prelado a diversos organismos del Vaticano. Los papeles llegaron hasta las congregaciones para los Obispos, para el Clero y para la Doctrina de la Fe. Las acusaciones incluían supuesto encubrimiento a sacerdotes pedófilos, extralimitación de sus funciones, mala gestión económica y venta de colegios católicos sin permiso.

La Santa Sede investigó cada uno de los puntos y no encontró pruebas que sustentasen las denuncias. Aún así el nuncio continuó enviando sus informes a Roma. En varios de ellos pidió abiertamente la remoción de González Nieves e incluso logró la puesta en marcha de una visita apostólica (auditoría).

Por más de 19 meses (inició en octubre de 2011) el responsable de la investigación, el arzobispo ecuatoriano de Guayaquil Antonio Arregui Yarza, buscó las pruebas de los supuestos ilícitos. Nunca las encontró. Finalmente Roma debió cejar en su intento por destituir al pastor de San Juan.

A final de cuentas todo se basó en una disputa política. Para algunos González Nieves es un “independentista”, casi un secesionista, por tratar de mantener las raíces culturales de su pueblo que, huelga decir, son profundamente católicas. Algo que molestó particularmente a algunos líderes políticos y, por lo visto, también al nuncio Wesolowski cuya posición se complicó con la llegada al pontificado del Papa Francisco, un buen amigo del arzobispo puertorriqueño.

Fuentes: Vatican Insider, Signos de estos Tiempos

 

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