Los propios musulmanes de Mosul ven insoportable el gobierno del califato.
Matrimonios forzados, ejecuciones sumarias, incluso el arte prohibido. El Padre Hanna dice que en Mosul
«ahora, incluso los sunitas se arrepienten amargamente de haber aceptado estos terroristas con el fin de deshacerse del gobierno chiíta».

 

jihad

 

«El pueblo de Mosul , que habían dado la bienvenida a los yihadistas del Estado islámico a principios de junio ahora se comen las manos, maldiciendo a esta nueva situación».

Mosul, la segunda ciudad de Irak y parte del califato del Estado Islámico, ha hecho una limpieza de cristianos obligándolos a convertirse al Islam, y si no quieren hacerlo tienen tres posibilidades: pagar un impuesto por la protección de los musulmanes, irse o pasar por la espada. Como consecuancia, la mayoría de los cristianos se han ido; sólo permanecen algunos remanentes pequeños como forma de testimonio, arriesgando su vida.

Pero los propios musulmanes habitantes de Mosul, que habían puesto sus expectativas en el Califato suní, ahora están arrepentidos de haberle abierto las puertas.

Los sunitas de la segunda ciudad más grande de Irak ahora rememoran el antiguo gobierno, según una carta escrita a Aide en l’Église en détresse por el dominico Anis Hanna, quien dijo que

«el drama es vivido por toda la gente, especialmente la gente humilde, la moderados, los intelectuales, abogados, médicos, escritores, profesores, etc.»

Los musulmanes describen lo que esta sucediendo con las nuevas reglas impuestas a los ciudadanos por los jihadistas.

«Los hombres y las mujeres no pueden vestir a la occidental. Quedan prohibidos los pantalones. Los hombres deben vestir all’afghana (…), no cortarse el pelo y dejar crecer la barba. Las mujeres no pueden salir de la casa y deben estar veladas de pies a cabeza. Y si alguna vez una mujer quiere salir, un hombre de su familia debe acompañarla».

Todo el ocio o el vicio está prohibido:

«Las tiendas que venden alcohol, peluquerías, salones de belleza estan cerrados. La televisión no puede transmitir programas culturales o de comedia. Nada de canales de televisión, nada de canciones ni música, ni teatro, ni artistas, ni poetas. Todo el arte está prohibido. Uno de mis amigos de la universidad, Wathiq, fue asesinado con otros que han trabajado en una estación de televisión en Mosul».

Peor aún,

«se han establecido los matrimonios forzados. Los Jihadistas del Estado islámico obligan a los habitantes de Mosul ofrecer a sus niñas. Los padres deben obedecer sin decir una palabra: las niñas no deben expresar su opinión».

Según ha informado el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, se ha abierto una oficina en donde se requieren que las niñas se registren para que los terroristas pueden ir a su casa y pedir casarse con ellas.

Es por eso que

«los habitantes de Mosul sunita que habían dado la bienvenida a estos terroristas porque pensaban que serían liberados del régimen chií de Bagdad ahora comenzaron a lamentarse amargamente. Ellos ven las acciones de los terroristas islámicos insoportables en su ciudad».

Y aún es más peligroso, que el Estado Islámico ha difundido la información,

«según la cual el primer día de la fiesta de Eid al-Fitr (que comenzó el lunes pasado), el Estado comenzará la conquista de las ciudades y pueblos cristianos de la llanura de Mosul. Entre ellos se encuentran Qaraqosh, Barttillah, Karemlesse, Telkeff, Tellesqif, Batnayia, Alqosh y otros».

El arzobispo de la Iglesia siro-católica Yohanna Petros Moshé continúa el padre Hanna, sin embargo, ha pedido a los residentes,

«permanecer en la ciudad unidos en la fuerza y la esperanza. (…) Pero deja la libertad de elección para aquellos que quieren salir o emigrar. La situación es muy tensa y nadie sabe lo que va a pasar mañana o pasado».

Fuentes: Tempi, Signos de estos Tiempos

 

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