Para recordar antes de que comience el Mundial de Fútbol.
En diez días comienza el Campeonato Mundial de Fútbol de Brasil, un deporte que despierta pasión entre los hispanoparlantes y que contribuye a las economías de nuestros países de una manera significativa, pero también es campo fértil para que actúe el crimen organizado.
Durante los últimos años el deporte del balonpié ha atraído más que solamente aficionados del deporte. El fútbol profesional ha atraído a algunos de los capos de la droga más infames de la región, ya sea para buscar prestigio, como un medio para lavar dinero ilícito, o simplemente para obtener una parte de las acciones; un proceso que ha corrompido a jugadores, dirigentes y funcionarios.
Insught Crime, una organización que se dedica a investigar el crimen organizado en la región, ha presentado una lista con 10 ejemplos de lo que sucede cuando elmundo del deporte se encuentra con el mundo del hampa.
1. Narcos que se convierten en propietarios: el América de Cali
En 1983, el entonces ministro de Justicia de Colombia, Rodrigo Lara Bonilla, denunció a seis equipos de fútbol profesional del país por estar «en poder de personas vinculadas al narcotráfico». Entre los mencionados por Lara estaba el América, un equipo profesional con sede en la ciudad de Cali, al suroeste del país, que fue propiedad de los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, los jefes del Cartel de Cali. En 1997, cuando el jugador estrella, Anthony de Ávila, anotó el gol de la victoria que clasificó al país en la Copa Mundial del año siguiente, dijo en una entrevista que quería «dedicar este gol a todas las personas que por una u otra razón están privadas de la libertad. Lo dedico a Miguel y a Gilberto Rodríguez», quienes habían sido encarcelados en los años anteriores.
Existe evidencia de que después del desmantelamiento del Cartel de Cali a finales de los años noventa, el América continuó recibiendo dinero de redes de tráfico de drogas. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos agregó al equipo a su lista de capos (Kingpin list) en 1999 debido a sus continuos vínculos con los hermanos Rodríguez Orejuela, congelando todos los activos del equipo en Estados Unidos. A pesar de esto, se cree que el América de Cali conservó sus deshonestos lazos durante algún tiempo, y que incluso estuvo vinculado con organizaciones paramilitares en 2007.
Finalmente el equipo fue retirado de la lista de capos en abril de 2013, con el Tesoro citando «los enormes esfuerzos realizados en los últimos años tanto por el equipo como por el gobierno colombiano para romper con las influencias criminales que han ensombrecido al equipo en el pasado”.
2. Propietarios que se convierten en narcos: alias ??»El Futbolista» de México
En enero de 2014 las autoridades mexicanas arrestaron a Tirso Martínez Sánchez, alias «El Futbolista».
Durante su carrera criminal Martínez fue dueño del equipo de fútbol profesional de Querétaro, y se sospecha que llegó a controlar a los clubes de Irapuato y Celaya en algún momento a través de terceros.
Al mismo tiempo, se codeaba con algunos de los nombres más importantes de los carteles de México, entre ellos Amado Carrillo Fuentes, alias «El Señor de los Cielos” del Cartel de Juárez, y Arturo Beltrán Leyva, de la Organización Beltrán Leyva (OBL). Además de ser el jefe de una importante organización de narcotraficantes, de ser buscado por el envío de más de 70 toneladas de cocaína colombiana a través de la frontera entre México y Estados Unidos entre 2000 y 2003, se cree que Sánchez, en asociación con otras acaudalados hombres de negocios, se benefició de un esquema de lavado de dinero que implicaba la transferencia de jugadores a través de una compañía conocida como «Promotora Internacional Fut Soccer».
3. Jugadores que empiezan «caridades»: Messi y los carteles colombianos
En diciembre de 2013, el diario español El Mundo causó olas al indicar que Jorge Messi, el padre y agente financiero de la estrella del fútbol argentino Leonel Messi, estaba siendo investigado por presuntamente lavar dinero de las drogas en Colombia.
Los cargos surgieron a raíz del papel que jugó Messi padre en la administración y venta de entradas para la gira benéfica internacional «Messi y sus amigos», donde el jugador apareció en una serie de ciudades de todo el hemisferio con el pretexto de estar recaudando fondos para fundaciones de caridad`, que más tarde afirmaron que no habían recibido ninguna donación por la gira. Los informes indicaron que Jorge Messi era sospechoso de participar en una estafa de lavado de dinero, vendiendo tiquetes para la «fila cero» que nunca serían utilizados, y cobrando entre el 10 y el 20 por ciento de las ganancias por su trabajo.
Aunque la historia fue noticia en todo el mundo, la posterior aclaración de la policía española de que Messi no estaba directamente implicado en la investigación recibió mucha menos atención.
4. Fanáticos que se convierten en pandillas y en ejecutores: Las barras bravas de Argentina
Todos los deportes tienen manzanas podridas entre sus aficionados, y los fanáticos acérrimos del fútbol tienen una de las peores reputaciones por incitar a la violencia y los disturbios. Aún así, las «barras bravas» de Argentina lo llevan al siguiente nivel.
Oficialmente se trata de grupos de fanáticos que acuden constantemente a los eventos de sus equipos. En realidad, tienen mucho en común con algunas de las bandas callejeras más violentas del hemisferio. Han sido vinculados con el tráfico de drogas y con los mortales conflictos que en ocasiones se desatan entre las pandillas rivales del equipo.
No sólo se quedan con dinero de las tarifas de estacionamiento durante los juegos, y con otras utilidades relacionadas con el deporte, sino que también son frecuentemente cortejados por políticos y agentes de poder local para actuar como una fuerza contratada en las manifestaciones. Debido a su influencia, las barras son difíciles de procesar y son conocidas por sus amenazas descaradas e intimidantes. Por ejemplo, en agosto de 2013, el jefe de la policía federal de Argentina recibió una amenaza de muerte que se cree fue enviada desde una de estas «mafias del fútbol».
5. El juego de la Reconciliación: Las FARC y el fútbol por la Paz
Para algunas redes ilegales en el hemisferio, involucrarse en el deporte más popular de la región tiene que ver menos con una oportunidad de negocios y que con la publicidad. Este es el caso de la guerrilla más grande de Colombia, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que actualmente están negociando un acuerdo de paz con las autoridades en La Habana, Cuba.
A finales de noviembre de 2013, el equipo negociador guerrillero fue noticia por ofrecerse a organizar una serie de «picados por la paz» (partidos de fútbol) en Cuba y Colombia, con el objetivo conseguir que las conversaciones obtuvieran visibilidad en el ámbito internacional.
Los partidos fueron propuestos inicialmente por la leyenda del fútbol colombiano Carlos Valderrama, quien sugirió en una entrevista con el diario El Tiempo que el juego podría ayudar a promover la reconciliación en el país. Las FARC se apoderaron de la idea, anunciando un comunicado de prensa en La Habana en el cual el principal negociador guerrillero, Iván Márquez, dijo que se estaban preparando “física y tácticamente para salir a la cancha a jugarnos el Picado por la Paz”. “Los integrantes de nuestros frentes y compañías organizan picaditos alegres en donde gambetas, chilenas, escorpiones y atajadas se camuflan en los colores de la montaña”.
El grupo también invitó a otras estrellas del fútbol a participar, como al izquierdista jugador argentino Diego Maradona. Un portavoz del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, dijo que el gobierno estaba dispuesto a coordinar los juegos, pero todavía no se ha anunciado una fecha y hora para los partidos.
6. Narcos que se convierten en benefactores: Los Mapaches de Nueva Italia
Las FARC no son los únicos que conocen el potencial que tiene el fútbol para generar una buena publicidad. El capo de Michoacán, Wenceslao Álvarez, alias «El Wencho», pudo haber comprado a un equipo de fútbol de la liga B en el estado, los Mapaches de Nueva Italia, por esa misma razón.
Antes de ser arrestado en 2008, Álvarez era una especie de camaleón en su carrera criminal. Fue un miembro activo del Cartel del Golfo antes de trabajar con la Familia Michoacana, y también se cree que mantenía estrechos vínculos con los Zetas, según el Tesoro de Estados Unidos. Cuando la policía allanó las oficinas de los Mapaches, arrestaron a varios miembros del equipo que se habían beneficiado enormemente del trabajo ilegal de su jefe. Como constató una investigación de Los Angeles Times, todos los jugadores tenían salarios inusualmente altos, manejaban vehículos de lujo y recibían nuevos uniformes en cada uno de los partidos. Los fiscales incluyeron al equipo en un listado de frentes legales por sus ingresos ilícitos.
Para alguien como Álvarez, un narco que dirigía un imperio de la droga que se extendía desde los campos de coca en Colombia hasta las calles de Atlanta, el equipo era demasiado pequeño para el lavado de significativas cantidades de dinero. La compra del equipo parece estar más relacionada con generar apoyo en su territorio de origen que con una decisión de negocios.
Según el historiador deportivo mexicano Carlos Calderón, tuvo el efecto deseado. “Este sujeto era visto en la región donde opera La Familia Michoacana [Cartel del Golfo] como un benefactor, porque formó los equipos y creó escuelas de fútbol para niños, dotándolos de playeras y zapatillas, todo con dinero del narco”, dijo Calderón a la revista deportiva El Gráfico.
7. Tráfico de drogas: jugadores de fútbol como “mulas” de dinero en efectivo
Si bien los beneficios asociados con el fútbol profesional lo convierten en un método de lavado popular de dinero, en ocasiones la manera en que el deporte se entrelaza con el tráfico de drogas funciona al revés, involucrando jugadores que se convierten en participantes activos del tráfico de drogas.
En 2003, por ejemplo, un exdefensa del mexicano Club Necaxa, Carlos Álvarez Maya, fue detenido en el aeropuerto internacional de Ciudad de México después de que las autoridades encontraran más de un millón de dólares en efectivo en su equipaje. Cuando se le preguntó por el dinero, Álvarez dio la respuesta estándar utilizada por casi todas las mulas de drogas y de dinero que temen represalias por delatar: dijo a la policía que un «extraño» se le había acercado en el estacionamiento del aeropuerto y que le había ofrecido dinero para que llevara la maleta con él.
8. Jugadores que se convierten en blancos: Salvador Cabañas
Hay muchos ejemplos de jugadores de fútbol que se mezclan en el violento mundo de las drogas. Uno de los más dramáticos implica al paraguayo Salvador Cabañas, exdelantero de Club América de México, quien recibió un disparo a quemarropa en la cabeza en un bar de Ciudad de México en 2010. Sorprendentemente sobrevivió, aunque los médicos no pudieron extraer la bala de su cerebro. Incluso se recuperó lo suficiente como para firmar un contrato con la segunda división del club brasileño Tanabi Esporte Clube en marzo, aunque existen dudas sobre su capacidad para jugar.
Tras el incidente, fuentes policiales dijeron que sospechaban que el ataque contra el jugador podía haber sido debido a deudas de drogas. Su presunto agresor, identificado posteriormente como José Jorge Balderas, alias «JJ», sin duda tenía algunas impresionantes conexiones criminales. JJ, quien fue detenido en 2011, era socio de Edgar Valdez Villarreal, alias «La Barbie», teniente de la OBL. En su propio testimonio, La Barbie confirmó el papel de JJ en el tiroteo. Dijo que JJ y Cabañas solían ser amigos, pero que el día del ataque el jugador “andaba de malas y discutieron”. Barbie también admitió haber ayudado a JJ a evadir a las autoridades en los meses posteriores.
9. Funcionarios y representantes como traficantes: la operación “Ciclón” en 2009
El dinero fácil producto del tráfico de drogas no sólo atrae a los jugadores, sino también a funcionarios del fútbol profesional. En febrero de 2009, con la operación “Ciclón«, la policía española detuvo a 11 personas por presuntamente haber utilizado sus vínculos con el deporte como fachada para una red internacional de tráfico de drogas que se extendía desde Argentina hasta Europa.
Los nombres incluían a un jugador y a un exjugador de fútbol profesional, así como a varios reclutadores. Las autoridades dijeron que el jefe de la red era Zoran Matijevic, identificado por el periódico español El País como representante de jugadores de la FIFA. Él y su socio Pedrag Stankovic, exjugador del Hércules de Alicante C.F, fueron acusados ??de financiar directamente la compra de al menos 600 kilos de cocaína en el marco del esquema de contrabando.
La FIFA se movió rápidamente para controlar el daño a su imagen. Tras la detención de Matijevic, la federación dijo que no había otorgado licencias a representantes de jugadores desde 2001, y que esta práctica era llevada a cabo únicamente por las asociaciones nacionales. En su comunicado, la FIFA añadió que condenaba «cualquier actividad criminal que pueda estar asociada al fútbol».
10. Equipos que ascienden: Pablo Escobar y el Atlético Nacional
Pablo Escobar era un gran aficionado al fútbol y un principal contribuyente de uno de los equipos profesionales de la ciudad de Medellín, el Atlético Nacional.
Esto era tanto una decisión de negocios como una muestra de apoyo a su equipo favorito. La venta de entradas, los sueldos de los jugadores y los lucrativos contratos de radiodifusión, todos ofrecían una manera fácil para que su imperio criminal lavara algunos de sus enormes ganancias. Como reveló el exdirector del equipo, Francisco Maturana, en el documental de 2010 «Los dos Escobar”, este flujo de dinero elevó considerablemente el perfil del equipo. Según Maturana, «la llegada del ‘dinero caliente’ ayudó a pagar buenos jugadores aquí y a traer a los extranjeros, y con eso el fútbol mejoró».
Con la ayuda de la alineación estelar que tenía en el momento, en 1989, el Atlético Nacional logró lo que ningún otro equipo colombiano había logrado: ganar la Copa Libertadores, la más prestigiosa entre los clubes de fútbol de Sudamérica.
Cuando fue asesinado a tiros en un tejado de Medellín en 1993, el capo fue enterrado con la bandera del equipo. Sin embargo, con la muerte de Escobar, el Atlético Nacional perdió a uno de sus financiadores principales, y la falta de fondos por parte del Cartel de Medellín contribuyó a una oleada de deserciones de alto perfil en el equipo.
Fuentes: Insight Crime, Signos de estos Tiempos