El Papa comió con los pobres en Asís, habló con los jóvenes y los de vida consagrada

La tarde del 4 de octubre en Asís, con Francisco.

 

Francisco eligió comer con los pobres y no con las autoridades eclesiásticas y políticas. Y hablando con los jóvenes, la idea central que les trasmitió fue que no temieran dar pasos definitivos en su vida, porque el Señor no los deja sólos.

 

papa francisco en asis

 

A los sacerdotes les pidió que escuchen más a Dios antes de predicar sus homilías. Y las monjas Clarisas, les pidió que sean una familia y vivan alegres.

COMIÓ CON LOS POBRES Y NO CON LAS AUTORIDADES

Francisco eligió comer con los pobres en el comedor de la Cáritas de Santa María de los Ángeles en lugar de comer con las autoridades en el Sacro Convento de Asís.

La comida de hoy fue un encuentro marcado por la espontaneidad, empezando por el abrazo, a la entrada, entre el Pontífice y Abdahlala, un niño marroquí de siete años, hijo de uno de los huéspedes del centro de acogida. El niño le dio la mano al Papa y lo acompañó hasta el comedor, en el que había 55 huéspedes de los diferentes centros de acogida de la diócesis; después se sentaron juntos a comer, en la esquina más grande de la enorme mesa en forma de ele a la que se sentó Francisco para poder ver bien a todos los convidados.

CON EL CLERO EN LA CATEDRAL SAN RUFINO

Después de la comida, Francisco se dirigió a la Catedral de San Rufino, para encontrarse con el clero.

El Papa Francisco ha pedido a los sacerdotes que escuchen más a Dios antes de predicar para no dar homilías largas que nadie entiende y, a su vez, ha pedido a los fieles que escuchen la palabra de Dios

“El obispo debe caminar junto al pueblo, delante para guiar la comunidad, en medio para motivarla y sostenerla, detrás para tenerla unida”, ha añadido.

Además, ha puesto el acento en el papel de los Consejo Pastorales.

“Un obispo no puede guiar la diócesis sin los consejos pastorales, un párroco no puede guiar la parroquia sin los consejos pastorales, esto es fundamental”, ha dicho.

“No tengan miedo de salir e ir al encuentro de los marginados –subrayó–, no se dejen frenar por prejuicios, por costumbres, rigideces mentales o pastorales, por el “siempre se ha hecho así””.

Porque la Iglesia tiene una misión:

“Anunciar hasta en las periferias”, pero, ¿cuáles? “Pensemos. Preguntémonos, cuáles son las periferias en esta Diócesis. Claro, en un primer sentido, son las zonas de la Diócesis que pueden quedar al margen, fuera de del haz de luz de los reflextores. Pero también son las personas, realidades humanas marginadas en los hechos, despreciadas. Son personas que tal vez se encuentran físicamente cerca del “centro”, pero espiritualmente lejanas”.

CON LOS JÓVENES

Luego, el Papa Francisco llegó frente la Basílica de Santa María de los Ángeles, rodeado por la música tradicional de lo tambores de Asís y envuelto por el afecto de fieles y peregrinos de todas las edades (sobre todo los más pequeños), para el encuentro con los jóvenes.

Familia, trabajo, vocación y misión fueron los temas de la reflexión del Papa con los jóvenes.

Los jóvenes le hicieron una serie de preguntas a Francisco

“estoy contento de que la primera pregunta haya sido planteada por una joven pareja. Un hermoso testimonio. Dos jóvenes que decidieron con valentía formar una familia. Porque es cierto… se necesita valor para formar una familia. Y su pregunta, jóvenes esposos se relaciona con la de la vocación. ¿Qué es el matrimonio? Es una verdadera vocación. Como lo son el sacerdocio y la vida religiosa. Dos cristianos que se casan reconocieron en su vida la llamada del Señor, la vocación de formar una sola carne, una sola vida”.

El Santo Padre les pidió a los jóvenes que pensaran,

“pensemos en nuestros padres, en nuestros abuelos o bisabuelos: se casaron en condiciones mucho más pobres que las nuestras, algunos en tiempo de guerra, o en la posguerra; algunos emigraron, como mis padres. ¿Dónde encontraban la fuerza? La encontraban en la certeza de que el Señor estaba con ellos, de que la familia está bendecida por Dios en el Sacramento del matrimonio, y de que es bendita la misión de tener hijos y de educarlos”.

Después añadió,

“Me gustaría decirles que no tengan miedo de dar pasos definitivos en la vida, como el del matrimonio: profundicen su amor, respetando los tiempos y las expresiones, recen, prepárense bien, pero después tengan confianza en el Señor, porque el Señor no los deja solos”.

CON LAS CLARISAS

Tras visitar la tumba de Francesco, el Papa tuvo un momento intenso de profunda oración. Francisco, acompañado por la superiora de la congregación en Asís, oró durante diez minutos ante los restos de la primera franciscana, Santa Clara de Asís.

Y después quiso encontrarse, de igual a igual, con “mis hermanas”, a quienes pidió, sencillamente, que fueran felices,

“Que el Monasterio no sea un purgatorio, que sea una familia”, proclamó.

“Cuando una hermana en la clausura ofrece toda su vida al Señor, hace una transformación que pocos pueden entender. La normalidad de nuestro pensamiento no entiende que esta hermana viva sola con lo Absoluto. Sola con Dios. Es una vida ascética, penitente, pero esta no es la vida de una religiosa católica, cristiana”.

“La puerta pasa por Jesucristo siempre. Jesucristo es siempre el centro de vuestra vida, de vuestra oración y de la universalidad de vuestra oración» proclamó Francisco.

«Una monja de clausura cuando va por el camino de la contemplación y de la penitencia con Jesucristo se vuelve grandemente humana».

Las monjas de clausura, continuó el Papa,

«están llamadas a ser rotundamente humanas, al goce de la vida. Son personas que saben perdonar, que entienden el sufrimiento humano. Vuestra humanidad viene por vuestro camino. ¿Y cuál es el sueño de una religiosa? La gloria».

«Me entristece –añadió– cuando me encuentro hermanas que no son felices. Sonríen pero como una asistenta, no con la sonrisa que viene de dentro. Siempre con Jesucristo. Hoy, en la misa, recordé que Francisco había contemplado el crucifijo con los ojos abiertos, con el corazón, con la sangre. Esta es vuestra contemplación: la realidad de Jesucristo, no una idea abstracta, porque seca la cabeza».

Fuentes: Agencias, Signos de estos Tiempos

 

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