No quiere la normalización sólo del cristianismo.

 

Actualmente se está discutiendo en Egipto una nueva constitución, y Tawadros II ha pedido que la reforma constitucional extienda las garantías ya previstas para cristianos y judíos a todos los no musulmanes, en un gesto de amplitud y confraternidad.

 

Tawadros II  y francisco

 

Es una de las peticiones que el líder espiritual de la Iglesia copto-ortodoxa (la más numerosa entre las Iglesias cristianas de Egipto) hizo durante un encuentro con el ex-secretario general de la Liga árabe, Amr Moussa, que fue elegido jefe del comité de cincuenta miembros que está trabajando en la revisión de la Carta Magna adoptada en diciembre del año pasado por los islamistas.

El encuentro, que se llevó a cabo en la catedral de San Marcos en El Cairo, al margen de las celebraciones por el Nayrouz, el año nuevo copto, fue la ocasión para una reflexión sobre los cambios a la Constitución, tema crucial según las Iglesias del país.

Para subrayar que se trata de una batalla para defender a todas las minorías, Tawadros II invitó a cambiar el artículo 3, dedicado al tipo de garantías que existen para los cristianos y judíos en un Estado musulmán.

El artículo 2 afirma que el islam es «la religión del Estado y los principios de la sharia son la principal fuente de derecho», pero el texto actual de la Constitución de Egipto también indica que «los principios canónicos de los cristianos de Egipto y de los judíos son la principal fuente de legislación en cuanto a su estatus personal, sus cuestiones religiosas y la selección de sus guías espirituales». Se trata de una fórmula que retoma la tradición islámica, que en algunos aspectos del derecho civil (por ejemplo en el caso del derecho familiar) reconoce una jurisdicción propia para las comunidades de las otras dos religiones.

Sin embargo, el Papa copto pide ahora que la nueva Constitución no hable exclusivamente de los cristianos y judíos, sino que extienda el mismo principio a todos «los no musulmanes». Se trataría de un paso notable en la vía para pasar de una forma de tolerancia limitada frente a las otras dos religiones monoteístas (indicada por el Corán mismo) a un reconocimiento pleno del principio de la libertad religiosa.

El limitado reconocimiento del estatus de las religiones de los cristianos y judíos fue uno de los puntos que suscitaron las críticas de las asociaciones internacionales que defienden los derechos humanos cuando fue aceptada la Constitución de la Hermandad Musulmana.

En particular, tomando en cuenta la específica realidad egipcia, lo que causaba preocupacón era la situación de la comunidad Ba’hai: los fieles egipcios de esta religión post-islámica viven en una condición particularmente dura debido a las persecuciones desde la época de Nasser y sus niños no tienen acceso a la educación pública.

Pero el discurso podría extenderse incluso a los chiítas, que en Egipto son alrededor de 3 millones. La Constitución de diciembre de 2012 los excluía de la comunidad islámica con el artículo 219, en el que se cita expresamente al Islam sunita como única forma legítima. Una postura evidente por parte de la Hermandad Musulmana frente al enfrentamiento sectario entre sunitas y chiítas que se extiende por todo el Medio Oriente. Estos choques causaron en Giza, pocos días antes de la deposición de Mohammed Morsi, el linchamiento de cuatro chiítas acusados de proselitismo.

Fuentes: Vatican Insider, Signos de estos Tiempos

 

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