Le enviaron cartas al Papa a través de una organización jesuita.
El Papa Francisco está preocupado por una justicia humanizadora y reconciliadora, y envió una carta a la Asociacion Latinoamericana de Derecho Penal diciendo que “si al delincuente no se le ayuda suficientemente, no se le ofrece una oportunidad para convertirse, termina siendo víctima del sistema”.

ninios preso

El papa está sensibilizado por cartas que le enviaron 500 niños norteamericanos sentenciados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad.

RESPUESTA CARTA A NIÑOS CONDENADOS A CADENA PERPETUA SIN POSIBILIDAD DE LIBERACIÓN EN EE.UU.

Quinientos niños detenidos en algunas prisiones en los Estados Unidos y condenados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, escribieron al Papa, y Francisco le respondió, diciendo entre otras cosas que estaba «profundamente conmovido» por las historias de los presos jóvenes, asegurando su oración, y pidiéndoles que también oraran por él.

La historia es reportada por la revista jesuita América Magazine. El conjunto de 500 cartas fue recogida por el padre Michael Kennedy, director ejecutivo de la Iniciativa Jesuita Pro-Justicia Restaurativa

«He leído – respondió el Papa – las cartas que amablemente me enviaron con información de todos los rincones de los Estados Unidos de América, de parte de cientos de niños que a una edad tan joven están condenados a cadena perpetua sin libertad condicional. Sus historias y su solicitud de que esta forma de sentencia se revise a la luz de la justicia y la posibilidad de una reforma y rehabilitació, me conmovieron profundamente».

El Papa Francisco inmediatamente que recibió las cartas, determinó que cada recluso que escribió una carta recibiERA una copia de su respuesta al Padre Kennedy.

La existencia de menores condenados a cadena perpetua es conocida por las organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional, según la cual Estados Unidos es el único país en el mundo que inflige esta pena por delitos distintos al asesinato. Gracias a ellos también en los últimos años, algunos estados como California han prohibido la cadena perpetua para los menores.

UNA JUSTICIA HUMANIZADORA Y RECONCILIADORA

También el Papa Francisco compartió una serie de reflexiones en torno al derecho penal con magistrados y juristas de reconocida trayectoria, a quienes invitó a pensar su actividad ofreciendo algunas claves del magisterio de la Iglesia. Les habló de la reparación del daño causado, la confesión y la contrición del hombre que comete un delito y del amor misericordioso y sanador de Dios.

La misiva del Santo Padre, fechada el 30 de mayo, fue leída en el encuentro de referentes judiciales en el marco del 19° Congreso Internacional de la Asociación Internacional de Derecho Penal y del III Congreso de la Asociación Latinoamericana de Derecho Penal y Criminología.

El Papa Francisco indicó que la doctrina cristiana enseña una “necesaria asimetría” entre el delito y la pena, porque

“un ojo o un diente roto no se remedia rompiendo otro”.

También el Pontífice señaló que la confesión “es la actitud de quien reconoce y lamenta su culpa”, y afirmó que

“si al delincuente no se le ayuda suficientemente, no se le ofrece una oportunidad para convertirse, termina siendo víctima del sistema”.

“Es necesario hacer justicia, pero la verdadera justicia no se contenta con castigar simplemente al culpable: hay que avanzar y hacer lo posible por corregir, mejorar y educar al hombre para que madure en todas sus vertientes”, afirmó.

El Santo Padre también se refirió a la contrición:

“Es el pórtico del arrepentimiento, es esa senda privilegiada que lleva al corazón de Dios, que nos acoge y nos ofrece otra oportunidad, siempre que nos abramos a la verdad de la penitencia y nos dejemos transformar por su misericordia”.

“La actitud de Dios –agregó–, que primerea al hombre pecador ofreciéndole su perdón, se presenta así como una justicia superior, al mismo tiempo ecuánime y compasiva, sin que haya contradicción entre estos dos aspectos. El perdón, en efecto, no elimina ni disminuye la exigencia de la rectificación, propia de la justicia, ni prescinde de la necesidad de conversión personal, sino que va más allá, buscando restaurar las relaciones y reintegrar a las personas en la sociedad”.

El Pontífice sostuvo que la Iglesia

“plantea una justicia que sea humanizadora, genuinamente reconciliadora, una justicia que lleve al delincuente a su rehabilitación y total reinserción en la comunidad”.

“¡Qué importante y hermoso sería acoger este desafío, para que no cayera en el olvido!”, expresó.

“Queridos amigos, vayan adelante en este sentido, pues entiendo que aquí radica la diferencia entre una sociedad incluyente y otra excluyente, que no pone en el centro a la persona humana y prescinde de los restos que ya no le sirven”, concluyó el Santo Padre.

Fuentes: Avvenire, Aci Prensa, Signos de estos Tiempos

 

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