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Dos jerarcas de la dictadura militar argentina sentenciados a cadena perpetua.
El viernes pasado, 4 de julio de 2014, el general Luciano Benjamín Menéndez y el comodoro Luis Fernando Estrella fueron condenados en Argentina a cadena perpetua por el asesinato del obispo Angelelli que se produjo en 1976.

 

angelelli y bergoglio

 

El Papa Francisco tuvo una activa participación desde aquel momento presentando pruebas.

EL ASESINATO DE ANGELELLI

El 4 de agosto de 1976, cuatro meses después del inicio de la última dictadura cívico-militar a la que se enfrentaba, Angelelli viajaba junto al padre Arturo Pinto desde El Chamical hasta la ciudad de La Rioja, cuando dos autos lo encerraron en un paraje conocido como Punta de los Llanos: el obispo perdió el control de la camioneta Fiat 125 Multicarga que manejaba, despistó y murió luego, mientras era trasladado a una clínica de la capital riojana.

El homicidio del obispo fue premeditado por los altos mandos de la dictadura cívico militar, según quedó probado durante los nueve meses de juicio oral para las seis querellas y para el Ministerio Público Fiscal, que determinó que el intento de asesinato terminó con el choque.

Los fiscales federales Michel Horacio Salman, Dario Illanes y Fernando Gimena pidieron prisión perpetua e inhabilitación para Menéndez y Estrella.

Salman, en particular, sostuvo que Estrella y Menéndez fueron

«autores mediatos del asesinato de Enrique Angelelli y tentativa de homicidio de su acompañante, el cura Pinto, y que con ese fin integraron una asociación ilícita».

El fiscal Illanes, por su parte, señaló que Angelelli murió en

«un atentado provocado intencionalmente por parte del terrorismo de Estado que gobernaba el país en ese entonces, que ideó ese tan temido Plan Sistemático de Exterminio del que el obispo fue uno de los blancos».

El obispo de La Rioja, Marcelo Daniel Colombo, había invitado a los fieles de la provincia a esperar orando la sentencia, mientras en la víspera se celebró una misa en la catedral riojana para rogar por el eterno descanso del difundo prelado.

Colombo expresó en una carta que los últimos meses del juicio

«han sido de gran importancia por el aporte de elementos de prueba que llevan al pleno conocimiento de lo que realmente sucedió aquella dramática tarde del 4 de agosto de 1976».

«Como obispo de La Rioja y sucesor del querido monseñor Angelelli, deseo pedirles que acompañen con la oración este momento trascendental en el camino de la verdad sobre la muerte de nuestro pastor», expresó el obispo.

EL PAPA ENTREGÓ PRUEBAS CLAVE PARA EL JUICIO POR LA MUERTE DE ANGELELLI

El papel que jugó Jorge Bergoglio tras el asesinato del obispo Angelelli desde que, durante la dictadura era superior de los jesuitas, pasando por su condición de presidente del Episcopado, hasta su elección como Papa, echa por tierra las acusaciones de complicidad con la dictadura y manifiesta su compromiso con la verdad y la justicia.

En ocasión de los 25 años del asesinato de Angelelli, el entonces obispo de Bariloche, Fernando Maletti, se encontró en el micro que lo llevaba a La Rioja con un sacerdote que le contó que, siendo seminarista de La Rioja, vivió tras la muerte de Angelelli con otros dos compañeros en el colegio Máximo de San Miguel, bajo la protección de Bergoglio.

Y que vieron que otros también estaban allí siendo protegidos.

En 2006, siendo presidente del Episcopado, Bergoglio impulsó la creación de una comisión para que se ocupara de apoyar con testimonios y datos que pudiera recabar de los archivos eclesiásticos la causa judicial por la muerte del obispo Angelelli, que había impulsado el obispado de La Rioja. Aquella comisión fue encabezada por el arzobispo Carmelo Giaquinta, e integrada por el obispo riojano Roberto Rodríguez y el padre Nelson Dellaferrera.

Ese año, Bergoglio participó en La Rioja de la ceremonia por el 30 aniversario del asesinato. Y allí pronunció las palabras más fuertes que haya formulado un presidente del Episcopado sobre el hecho.

“(Angelelli) removió piedras que cayeron sobre él por proclamar el Evangelio, y se empapó de su propia sangre”.

Si bien no calificó abiertamente el caso como “asesinato”, consideró a Angelelli “un mártir”. “Sangre de mártir, semilla de la Iglesia”, dijo.

Convertido en el Papa Francisco, Bergoglio remitió días pasados al obispado de La Rioja copias de dos escritos de Angelelli que están en los archivos vaticanos para aportar a la causa. Se trata de una carta que le envió pocos días antes de su asesinato al Nuncio Apostólico, monseñor Pío Laghi, en la que le narraba el difícil momento que estaba pasando la Iglesia riojana y le decía que estaba amenazado.

La otra copia es de un informe que Angelelli había hecho sobre los asesinatos de los sacerdotes de su diócesis Carlos de Dios Murias y Gabriel Longeville.

El documento se titula “Crónica de los hechos relacionados con el asesinato de los padres Longueville Gabriel y Murias Carlos”, los dos sacerdotes fueron asesinados el 18 de julio de 1976 en la localidad de Chamical, que pertenece a la diócesis de Angelelli. Y dice:

«Estamos permanentemente obstaculizados para cumplir con la misión de la Iglesia. Personalmente, los sacerdotes y las religiosas somos humillados, requisados y allanados por la policía con orden del Ejército», aseguró en su carta Angelelli, quien días más tarde, el sería asesinado por ruta 38 en cercanías de Punta de los Llanos.

El relato de los asesinatos había sido presentado el mismo mes en que se perpetraron los asesinatos y Angelelli se tomó el trabajo de enviar varias copias a la Santa Sede, debido a que desconfiaba del nuncio.

Desde Argentina, el monseñor pidió ayuda al Vaticano para que intervenga y detenga la persecución.

“Nuestra cárcel está repleta de detenidos. Personas honorables, padres de familia, gente sencilla están dentro muchos de ellos por el solo ‘delito’ de ser miembros fieles y conscientes de la Iglesia”, aseguró Angelelli, quien además aseguró que en el encierro “se tortura asquerosamente”.

Pocos meses después de su asunción como Papa, Francisco aseguró que abriría los archivos del Vaticano, sospechados de guardar información esclarecedora acerca de los crímenes cometidos durante la dictadura argentina. A su vez, en una reunión que mantuvo con la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, se comprometió a entregar a la justicia argentina pruebas que guarde la Santa Sede.

Aquel informe era el que Angelelli llevaba en el coche en el momento de su asesinato, cuando volvía de una misa de homenaje a esos curas. Y que se dice que apareció luego en el escritorio del entonces ministro del Interior, Albano Harguindeguy. Todo lo cual prueba que Angelelli estaba “sentenciado” a muerte.

Por su parte, el Grupo de Curas en la Opción por los Pobres también resaltó y expresó alegría

«por la actitud del papa Francisco, al responder solícito al obispo Marcelo Colombo que pidió conocer la verdad guardada durante años en el Vaticano. Abrir los archivos sirvió para probar que Angelelli estaba amenazado de muerte – algo que ya era sabido en Roma- ; fue un gesto de honestidad que necesitaríamos ver más seguido».

LA IGLESIA ARGENTINA HABÍA QUEDADO MAL PARADA

El hoy muerto exdictador argentino Jorge Rafael Videla, que cumplió condenas a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad, dijo en el 2010 que durante la dictadura militar (1976-1983) informó a altos representantes de la Iglesia Católica sobre el asesinato de desaparecidos, en una entrevista con la revista cordobesa El Sur.

«La desaparición de personas fue una cosa lamentable (…) se lo planteó como una situación muy dolorosa y nos asesoraron sobre la forma de manejarla. En algunos casos la Iglesia ofreció sus buenos oficios y frente a familiares que se tenía la certeza de que no harían un uso político de la información, se les dijo que no busquen más a su hijo porque estaba muerto», dijo Videla.

La nota fue realizada entre agosto y octubre de 2010 mientras el exdictador estaba detenido en la cárcel de alta seguridad de Bouwer, Córdoba y concedida bajo la condición de que fuera publicada «luego de su muerte». Sin embargo, según el autor de la entrevista, el periodista Adolfo Ruiz, el propio Videla quebrantó el compromiso asumido «concediendo una entrevista publicable al periodista español Ricardo Angoso, que vio la luz en la revista Cambio 16 en febrero de este año».

Videla citó al ex cardenal primado de argentina Raúl Primatesta (fallecido en 2006) y al nuncio apostólico Pio Laghi (fallecido en 2009) entre los representantes de la Iglesia a quienes «consultaba» sobre el tema.

«En mi vida lo he hablado con muchas personas. Con Primatesta, muchas veces. Con la Conferencia Episcopal Argentina, no a pleno, sino con algunos obispos. Con ellos hemos tenido muchas charlas. Con el nuncio apostólico Pío Laghi», citó Videla.

El exdictador afirmó que los obispos «comprendían» la situación que se les planteaba, al referirse al destino de los desaparecidos durante la dictadura que organismos humanitarios cifran en 30 mil.

«Eso lo comprendió bien la Iglesia y también asumió los riesgos», dijo, en referencia a informar en ciertos casos a las familias sobre el asesinato.

El cardenal italiano Laghi, nuncio apostólico en Argentina entre 1974 y 1980, fue acusado de complicidad con la dictadura por las Madres de Plaza de Mayo y fue enjuiciado en 1997 en Italia, en una demanda que no prosperó.

En tanto Primatesta fue incluso acusado por otros obispos argentinos, como el fallecido Justo Laguna, de haber «incurrido en silencio y falta de reacción» ante los crímenes de la dictadura, como el asesinato en 1976 de quien fuera su auxiliar, el cura obrero Enrique Angelelli, un opositor al gobierno militar.

Fuentes: Periódicos argentinos, Signos de estos Tiempos

 

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