El efecto Francisco en el gobierno de la Iglesia.
Los últimos hechos y dichos protagonizados por el papa Francisco lo pintan como un líder fuerte y pragmático, que sabe tomar decisiones dolorosas y que no se apega a un plan de preconcebido de gobierno. Apaga los incendios allí donde los hay y sigue para adelante.

 

papa francisco en conferencia en avion

 

Pero también hay quienes ven en su accionar una deliberada política de abrir la Iglesia a nuevos espacios y traer nuevos vientos: entre ellos está la política de llevar el mensaje a lo que el denominó las “periferias existenciales”, entre ellos a los pobres, y las tendencias más polémicas que algunos ven respecto a la apertura a la homosexualidad y a dar la comunión a los divorciados. Y para completarlo, los sectores conservadores de la Iglesia ven a Francisco como un papa progres, cercano a una de las variantes de la “teología de la liberación”.

Este es un tema para discernir con cabeza abierta.

EL BERGOGLIO PRAGMÁTICO

La semana pasada sucedieron dos hechos que muestran la decisión y dureza con que es capaz de actuar Francisco. Uno fue el arresto del ex-nuncio Józef Wesolowski, que ya había sido reducido al estado laico por haber abusado de menores. Y el otro es la remoción del obispo paraguayo Rogelio Livieres, porque había dividido a la Iglesia acusando a otros obispos de su país de no ser doctrinalmente ortodoxos y haber sido remiso al investigar a un sacerdote acusado de delitos sexuales promoviéndolo incluso en su curia.

El jesuita Antonio Spadaro ha dicho al respecto:

“Francisco no tiene un proyecto propio rígido y abstracto para aplicarlo a la realidad de la iglesia”

“Lo vemos, por ejemplo con el próximo Sínodo [de la familia]: quiere que todos caminen juntos y que diferentes experiencias y sensibilidades dialoguen libremente en el lugar adecuado, que es la asamblea sinodal. Interpretar las palabras y las decisiones del Papa según el viejo esquema del enfrentamiento entre progresistas y conservadores es erróneo”.

Otro ejemplo de su pragmatismo es su discurso reciente ante la Asamblea General del Movimiento de los Focolares.

Dijo que la institución fundada en Cristo debe ser como «un hospital de campaña, donde lo primero es curar y no medir el colesterol».

Él condenó los «bizantinismos» en la Iglesia, lo que es muy elocuente a pocos días de la apertura del sínodo de la familia, que ha mostrado posturas radicales favorables o contrarias a una solución pastoral para dar los sacramentos a los divorciados vueltos a casar.

«Duele el corazón –dijo– cuando frente a una Iglesia, a una humanidad herida pero también a una Iglesia tan herida, con tantas heridas morales, heridas existenciales, hasta de guerra, todos los días duele ver cuando los cristianos comienzan a hacer bizantinismos filosóficos, teológicos, espirituales».

«La espiritualidad del salir requiere salir, no se sale con esta espiritualidad de cuatro llaves encerradas adentro, eso es bizantinismo: hoy no tenemos derecho a la reflexión bizantinista, porque -lo dije muchas veces- la Iglesia parece un hospital de campaña y lo primero es curar las heridas, no medir el colesterol».

Analistas perciben que en los últimos tiempos acentuó las referencias contrarias a los absolutismos teológicos, a las rigideces rigoristas, a la»casuística» y los «fariseísmos».

El 27 de abril, al canonizar a los papas Juan XXIII y Juan Pablo II, confió a su intercesión los próximos sínodos sobre la familia, pidiendo que ambos papas santos enseñen

«a no escandalizarnos de las llagas de Cristo, a adentrarnos en el misterio de la misericordia divina que siempre espera, siempre perdona, porque siempre ama».

EL BERGOGLIO APERTURISTA

Estos dichos suyos ante la Asamblea de los Focolares también pueden ser interpretados como una tendencia aperturista de Francisco, que apela a un temperamento pragmático para hacer la apertura de la comunión a los divorciados.

Pero hay más signos. En el consistorio convocado por el papa para preparar el Sínodo de la Familia, el eligió como único orador al cardenal Kasper, conocido batallador para dar la comunión a los divorciados. Ver aquí y aquí.

Y luego el propio Kasper se ha cansado de decir en cuanto lugar pudo, que Francisco está a favor de dar la comunión a los divorciados, lo cual no ha sido desmentido por Bergoglio.

Sin embargo, esto también puede ser visto como una metodología de Francisco para crear un fuerte debate entre los cardenales sobre el tema de los divorciados vueltos a casar, poniendo nuevamente sobre la mesa el tema, lo cual desde ya implica un espíritu aperturista. Esto queda al discernimiento de cada uno.

Otro tema es el referido a la homosexualidad.

«Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para criticarlo? El catecismo de la Iglesia Católica lo explica de una forma muy bella a esto. Dice que no se puede marginar a estas personas por eso. Hay que integrarlas a la sociedad. El problema no es tener tendencia. Debemos ser hermanos. El problema es hacer un lobby», dijo el papa Francisco a bordo del avión que lo llevaba de regreso a Roma, tras su viaje a la JMJ de Brasil en el 2013.

A partir de esa expresión suya se ha desatado una apertura en la Iglesia a los homosexuales, que pasa por una mayor atención a la pastoral de las personas que sienten atracción por el mismo sexo, hasta la participación de parroquias en Marchas del Orgullo Gay, el stand de los Franciscanos en la Marcha del Orgullo Gay de Boston este año, la bendición de una pareja de homosexuales que se casó por parte de un sacerdote argentino este mes, la anuencia del cardenal Dolan para que en el 2015 estén desfilando por primera vez en la historia homosexuales en la Fiesta de San Patricio en Nueva York, entre otros.

Pero un mes antes, en junio de 2013 el papa Francisco había hablado sobre el lobby gay en el Vaticano en una reunión con los líderes de la Conferencia Latinoamericana de Religiosos (CLAR). Para obtener más detalles, consulte nuestro post original y aquí.

Sobre este tema del lobby homosexual no se habló más y tampoco Francisco ha hablado sobre los abusos que han surgido dentro de la Iglesia justificándose en la famosa frase “quien soy yo para juzgar”.

Es legítimo pensar que esta pudiera ser una metodología de Francisco para sensibilizar a la Iglesia para una pastoral más inclusiva de los homosexuales, lo cual desde ya implica una apertura. Y también es razonable suponer que cualquier movimiento aperturista provoca extremismos no queridos por quien abre. Esto también es para su discernimiento.

UN PRAGMÁTICO + UN APERTURISTA

De acuerdo a lo que hemos analizado parece que en Francisco se unen el pragmatismo y un aperturismo, por lo menos un aperturismo para poner los problemas arriba de la mesa y que luego la opinión pública interna le vaya dando forma a la solución.

Es claro que Francisco se ha abierto a la discusión – y la ha fomentado –  sobre la comunión a los divorciados vueltos a casar. En los próximos meses sabremos hasta donde llega su apertura.

Y también es claro que Francisco se ha abierto a la “periferia existencial” de los homosexuales poniendo sobre el “tapete” que no se los puede marginar, lo cual ha traído a la Iglesia una apertura con diversos matices, algunos que están dentro de la doctrina histórica de la Iglesia y otros que no. Y en este punto algunos se preguntan cuál es la verdadera intención de Francisco.

Si interpretamos bien su pragmatismo, él ha tirado la “bolsa con los gatos” arriba de la mesa, y ahora esta dejando que los gatos se muevan, y éstos llegarán hasta donde la comunidad católica quiera que lleguen.

Fuentes: Agencias, Signos de estos Tiempos

 

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