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Cuando Jesús fue llevado a juicio en el palacio de Poncio Pilato subió una escalera de mármol de 28 escalones.

A esta escalera se le llama Scala Sancta.

Y en ella se desarrolló la devoción de recorrer los escalones con una oración en cada uno.

Devoción que luego se independizó del recorrido físico de la escalera y puede hacerse en cualquier momento como recordatorio del evento histórico.

La reliquia de la Scala Sancta se conserva en un templo frente a la basílica de San Juan de Letrán en Roma.

Se trata de la misma escalera que subió Jesucristo para comparecer ante Pilatos el Viernes Santo.

Que fue llevada de Jerusalén a Roma en el año 326 por Santa Elena.

Se estila subirla de rodillas, en señal de penitencia y arrepentimiento.

La escalera tiene 28 peldaños que hace 300 años se recubrieron de madera para protegerlos.

La iglesia se llama Santuario Della Scala Sancta y es administrado por los Padres Pasionistas.

Es uno de los lugares de peregrinación más importantes del mundo y atrae 2 millones de peregrinos por año.

   

SU HISTORIA

Según la referencia histórica, Santa Helena la madre del emperador Constantino, mandó traer la escalera del pretorio de Pilatos en Jerusalén, a Roma en el 326 dC.

Su objetivo era conservar la referencia de los pasos de Jesús el Viernes Santo, cuando tuvo la comparecencia ante Pilatos.

Incluso se pueden observar en los peldaños algunas manchas de sangre que supuestamente cayeron del cuerpo de Jesús, y que hoy están protegidas como reliquias.

Esta escalera inicialmente sería ubicada en el antiguo palacio papal, cerca de la capilla de San silvestre.

En la Edad Media se la conocía como la Escalera de Pilatos.

La escalera estuvo en el antiguo palacio papal hasta 1589, cuando el Papa Sixto V construyó una nueva basílica de San Juan de Letrán.

Y lo hizo junto con otra iglesia en el frente, que albergaría la Escalera Santa y el Sancta Sanctorum (Santo de los Santos), que era la antigua capilla privada de los papas, que estaba dedicada a San Lorenzo.

En el Sancta Sanctorum había gran cantidad de reliquias preciosas, que se trasladaron a la nueva ubicación.

La Escalera Santa conduciría directamente al Sancta Sanctorum, y allí se exhibirían muchas obras de arte.

Y principalmente se custodiaría la imagen del Santísimo Salvador, imagen que no estaría hecha por manos humanas.

Esta imagen fue muy famosa anteriormente porque se solía sacar en procesión a las calles de Roma.

El Papa Sixto V tenía el objetivo de establecer una iglesia donde hubiera cantidad de imágenes que expresaran lo esencial de la fe y mostraran eventos centrales de la Biblia.

A esa escalera se le añadieron otras cuatro escalinatas para favorecer el tránsito de los peregrinos hasta el Sancta Sanctorum.

También en el año 1723 los peldaños de mármol fueron revestidos con madera de nogal para protegerlos.

Y se pusieron espacios recubiertos con vidrio donde aparecían gotas que presumiblemente pertenecían a la sangre de Jesús.

Se le agregaron también dos estatuas en su base, una es el beso de Judas Iscariote a Jesús y otra la de Pilatos entregando a Jesús.

Con el tiempo las superficies de las dos capillas, las cinco escaleras, los techos abovedados y las paredes quedaron cubiertos de frescos de alto valor.

Estos frescos están siendo restaurados desde hace algunos años y la obra quedará terminada en el año 2019.

   

ESTATUAS Y SANCTA SANCTORUM

Cuando el peregrino se enfrenta la Escalera Santa tendrá dos estatuas gigantes en sus costados, como ya dijimos: el beso de Judas y Jesús frente a Pilatos.

Y mientras va subiendo la escalera podrá apreciar frescos que narran escenas de la Última Cena, de la Crucifixión y de la muerte de Jesús.

Al finalizar el peregrino llega al segundo piso y allí está la capilla privada de los papas, denominada Sancta Sanctorum.

El nombre Santo de los Santos se debe a la gran cantidad de reliquias conservadas allí.

Entre las que se destacan el Cristo Pantocrátor y el Santísimo Salvador Aquiropoieta, que según la tradición fue una obra no realizada por manos humanas.

Este último está en la pared de atrás del altar, y es una pintura en madera de Cristo sentado en un trono, bendiciendo con la mano derecha y con un rollo del Evangelio en la mano izquierda.

Es una imagen de tipo bizantino cubiertas de joyas y plata, que solía sacarse en procesión por Roma los 15 de agosto.

Fue Inocencio III el que la recubrió de una placa de plata.

Esta Sancta Sanctorum era la capilla y el oratorio privado de los papas edificado en el siglo VIII, sobre una capilla dedicada a San Lorenzo, pero recién en el siglo IX se le empieza a denominar de esa forma.

Allí hay una reja frente a la cual los peregrinos pueden orar frente a una enorme cantidad de reliquias.

Muchas de estas reliquias están en una jaula de hierro del siglo XIII, encargada por León III.

Y posee una variada y riquísima colección de relicarios de oro, de plata, de marfil, cruces, bordados, pergaminos, etc.

Incluso las cabezas de los apóstoles Pedro y Pablo estuvieron allí por un tiempo.

En otras partes del mundo se han erigido escaleras santas reproduciendo esta reliquia.

  

LOS ESCALONES DE MÁRMOL DESCUBIERTOS EN EL 2019

Por primera vez en 300 años a los escalones de la Scala Santa se le quitaron las maderas de protección que los cubrían y se exhiben el mármol original, lógicamente desgastado por la devoción de quienes los transitaron.

Esto coincide con la inauguración de la restauración del santuario que tomó 20 años.

Donde se restauraron cantidad de murales y obras pictóricas de cran valor, que se descubren el 11 de abril de 2019.

Durante 40 días se exhiben los desgastados escalones sin la recubierta de madera.

Cuando los obreros quitaron las tablas de madera que recubrían los escalones se presentaron piezas de mármol desgastadas por la devoción de subir las escaleras.

Debajo de las tablas encontraron tarjetas, estampitas y pedidos de oración, también fotografías, monedas y otros elementos que fueron retirados y dados a los Padres Pasionistas que son los encargados del santuario.

El peldaño más desgastado es al que los fieles le dan más importancia, el número 11, que está rajado en el centro y tiene una cruz de metal y una rejilla metálica.

La tradición dice que Jesús cayó en este escalón 11 y lo rompió con su rodilla.

Y la rejilla que cubre una mancha de sangre de Jesús.

En la imagen de arriba se puede ver el peldaño 11 descubierto, mostrando la rajadura y encima los objetos dejados por los peregrinos en ese escalón.

El otro peldaño importante de la escalera es el superior donde también dice la tradición que cayó otra gota de sangre de Jesucristo.

Los fieles antes podían ver parte del mármol de los escalones porque había un pequeño visor cubierto de vidrio, en la cubierta de madera de los escalones, que permitía ver una pequeña sección del mármol de los escalones.

EL RECORRIDO DE LOS ESCALONES

La subida de la Escalera Santa es una devoción en la que los peregrinos suben escalón por escalón de rodillas, en oración.

La tradición es que cada peregrino que sube la escalera debe decir una oración distinta en cada escalón.

Esto constituye un acto de arrepentimiento y penitencia, el cual ha sido indulgenciado por varios papas.

El Papa Pío Nono subió arrodillado la escalera en el año 1870, cuando las tropas italianas estaban a punto de invadir Roma y terminar con el poder pontificio.

En esa oportunidad indulgenció con nueve años por cada escalón que se subiera.

Y San Pío X otorgó indulgencia plenaria cada vez que se suba toda la escalera, se haya confesado y se haya comulgado.

Esta indulgencia también es aplicable a los muertos.

  

DEVOCIÓN A LOS 28 ESCALONES

A raíz de esta Escalera Santa se ha desarrollado una devoción a los 28 escalones, que es un conjunto de 28 oraciones que se recitan, una por escalón.

Estas oraciones cortas fueron compuestas en Roma para el uso de los peregrinos.

Pero luego se extendió como una devoción que se puede rezar lejos incluso de la Escalera Santa, en una iglesia en la propia casa, etc.

  

ORACIÓN PREPARATORIA

¡Oh Dios misericordioso!

Que para la salvación de la humanidad, te presentaste al sufrimiento del látigo y coronación de espinas; y permitiste ser arrastrado por manos impías en estas escaleras para ser llevado ante Pilatos.

Deseo venerar con profundo respeto las manchas de sangre de sus pies divinos, y humildemente te ruego, por los méritos de tu pasión, me concedas, que pueda un día ascender al trono de la gloria, donde vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por siempre y para siempre. Amén.

  

Oración por cada uno de los 28 escalones

(Puede ser añadida un Avemaría a cada oración)

1º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por la angustia del corazón que has experimentado,
Al separarse de tu santísima madre,
Para ir a tu muerte,
¡Ten piedad de mí!

2º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por la confusión que sentiste
Y eso te causó
Sudar sangre en el jardín de Getsemaní,
¡Ten piedad de mí!

3º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por el intenso dolor que llenó tu corazón
Al verte traicionado por el pérfido judas,
¡Ten piedad de mí!

4º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por la confusión que sentiste,
Cuando fuiste conducido como un malhechor
A través de las calles de Jerusalén,
¡Ten piedad de mí!

5º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por la dulzura que mostraste,
Cuando te presentaste ante el tribunal
Y golpeado en la cara,
¡Ten piedad de mí!

6º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por la paciencia que mostraste
En medio de los ultrajes y burlas,
De los cuales tú eras el objeto
A lo largo de la noche anterior a tu muerte,
¡Ten piedad de mí!

7º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por el cruel insulto que tú,
Cuando se arrastraste
En las escaleras sagradas,
¡Ten piedad de mí!

8º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por el silencio que has observado
En presencia de los que daban
falso testimonio en contra de ti,
Y del pérfido Pilatos que injustamente te condenó,
¡Ten piedad de mí!

9º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por la humillación a la que te has sometido.
En medio de la burla de Herodes y su corte,
¡Ten piedad de mí!

10º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por la vergüenza que sentiste
Al ser despojado de tus prendas
Y atado a la columna para ser azotado,
¡Ten piedad de mí!

11º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por el dolor que has sufrido por ser azotado,
Cuando tu cuerpo estaba cubierto de heridas y moretones,
¡Ten piedad de mí!

12º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por la tortura de las espinas,
Con que tu adorable cabeza fue perforada,
¡Ten piedad de mí!

13º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por la paciencia que mostraste
Cuando, vestido con trapos morados
Y con una caña en tu mano,
Fuiste ridiculizado y tratado como una burla,
¡Ten piedad de mí!

14º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por la aflicción que sentiste
Cuando oíste a la gente gritar contra ti,
Clamando por tu muerte,
¡Ten piedad de mí!

15º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por la humillación a la que fuiste sometido,
Al ser comparado con Barrabás,
Y al ver preferido a ese criminal
A tu adorable persona,
¡Ten piedad de mí!

16º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por la renuncia con que llevaste la cruz,
Y procediste con ella en el camino al calvario,
¡Ten piedad de mí!

17º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por el dolor que sentiste al reconocer a tu Santísima Madre,
Y al presenciar la angustia de su corazón,
¡Ten piedad de mí!

18º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por el cansancio excesivo que te superó,
Mientras cargabas la cruz en tus hombros,
¡Ten piedad de mí!

19º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por la amargura que has experimentado,
Cuando la hiel y el vinagre tocaron tus labios,
¡Ten piedad de mí!

20º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por la agonía que pasaste,
Cuando tus prendas fueron arrancadas de ti,
¡Ten piedad de mí!

21º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por el dolor que has sufrido,
Cuando te clavaron con grandes clavos
A la cruz del calvario,
¡Ten piedad de mí!

22º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por la caridad infinita que te ha movido a perdonar a tus verdugos
Y rogaste a tu Padre Celestial por ellos,
¡Ten piedad de mí!

23º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por la bondad con la que otorgaste el paraíso
Al ladrón arrepentido,
Y María a Juan, como su madre,
¡Ten piedad de mí!

24º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por la sed ardiente con la que fuiste torturado
Clavado en la cruz,
¡Ten piedad de mí!

25º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por el tormento que has sufrido,
Al verte abandonado por todos,
¡Ten piedad de mí!

26º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por el gran amor por mí
Con el que tu divino corazón estaba inflamado,
Al respirar tu último suspiro,
¡Ten piedad de mí!

27º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por la bondad sin límites que has manifestado,
Al permitir que tu costado fuera abierto con una lanza,
¡Ten piedad de mí!

28º escalón
¡Oh, Dios mío!
Por la tierna condescendencia con la que permitiste
Que tu cuerpo sagrado fuera colocado en los brazos de tu madre,
Y después en el sepulcro,
¡Ten piedad de mí!

Fuentes:

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