¿Francisco se pone al frente de los excluidos?
Del 27 al 29 de octubre se están reuniendo en Roma, delegaciones de movimientos representativos de los olvidados y excluidos de todos los continentes, junto a prelados del Pontificio Consejo Justicia y Paz y la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales, en el Encuentro Mundial del Movimiento Popular.
Migrantes, campesinos, cartoneros, vendedores ambulantes… Una cantidad enorme de trabajadores precarios, exponentes de la economía informal, que no encuentran representación alguna en los sindicatos tradicionales y se organizan en movimientos populares (y no solo en América Latina).
Debatirán en la santa sede sobre globalización, trabajo, medioambiente, crecimiento de la desigualdad social y de la exclusión en el mundo.
El Papa Francisco, que los apoyaba desde que era arzobispo de Buenos Aires, decidió invitarlos a un congreso, que se lleva a cabo entre el lunes al miércoles y que lleva por título “La cultura del encuentro al servicio de los pobres y los pueblos pobres”.
LOS ORGANIZADORES
Los organizadores principales de la reunión son el cardenal Peter Turkson, el Arzobispo Marcelo Sánchez Sorondo, y el abogado argentino Juan Grabois.
Turkson es el presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, Sorondo es el canciller de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, y Grabois es el fundador del Movimiento de Trabajadores Excluidos y es un amigo cercano de Francisco.
Turkson es un nombre familiar para los observadores del Vaticano. Juan Pablo II lo hizo cardenal en 2003. Benedicto lo nombró presidente del Pontificio Consejo de Justicia y Paz en 2009, y es miembro de la Congregación para la Doctrina de la Fe en 2010.
Durante los tres días de congreso en el Salesianum de Vía Pisana en Roma, y en la “Casina Pio IV”, sede de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, participarán representantes de los cinco continentes, explicó el abogado argentino y defensor de los derechos humanos Grabios:
Trabajadores precarios, emigrantes, temporales, desempleados y los que viven en autogestión sin protección legal, reconocimiento sindical ni derechos laborales; los campesinos, los sin tierra, los pueblos originarios y las personas en riesgo de ser expulsadas del campo a causa de la especulación agrícola y la violencia; las personas, muchas de ellas emigrantes y desplazados, que viven en los suburbios y asentamientos informales, marginados, olvidados, sin infraestructura urbana adecuada.
Junto a ellos organizaciones sindicales, sociales, benéficas y de derechos humanos que se han mostrado cercanas a estos movimientos y que han sido sugeridas por ellos mismos para acompañarlos respetando el protagonismo de los movimientos de base.
¿UN ‘REVIVAL’ DE LOS TEMAS CENTRALES DE LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN?
Este fascinante encuentro tiene como objetivo hacer frente a las causas de la desigualdad y la exclusión social en todo el mundo, para proponer soluciones concretas a los problemas crónicos de falta de tierras, la falta de vivienda, y la falta de trabajo, y para discutir lo que se debe hacer en el largo plazo para crear un mundo más justo.
El tema de este encuentro mundial, que reúne a los líderes de los sectores y las comunidades marginadas de las «periferias» de los cinco continentes, está en la dirección del discurso del cardenal ghanés. Turkson es un fuerte crítico del pensamiento neoliberal y de lo que él llama la «idolatría del mercado».
Él y Francisco abogan hoy por la restauración en la conciencia pública de los temas centrales de la injusticia estructural y la emancipación que se encontraban en la agenda de la Iglesia en el Tercer Mundo durante las décadas revolucionarias de los años 1970 y 1980.
Ese periodo de fermento político radical hizo del cristianismo el epicentro de la mezcla explosiva de la fe y la política, especialmente en América Latina.
Juan Pablo II tuvo que lidiar con la compleja realidad de una Iglesia que, en lugar de catalizar la búsqueda de la justicia, se encontraba asociada a revoluciones sociales contra el imperialismo y los regímenes opresivos en todo el mundo subdesarrollado. Y mientras daba sus bendiciones a los trabajadores de Polonia en su lucha contra la dominación soviética, él reprendió públicamente a los sacerdotes nicaragüenses que se habían unido a la guerra de los sandinistas contra la dictadura de Somoza y sus patrocinadores estadounidenses. Esta aparente contradicción confundió a muchos.
UN OPCIÓN CLARA DE FRANCISCO SOBRE LOS EXCLUIDOS
«Jorge Mario Bergoglio nos ha acompañado durante años en el proceso de organización de los cartoneros, campesinos, vendedores ambulantes, artesanos, sastres, de las fábricas recuperadas, de los herederos de la crisis que ha traído el capitalismo neoliberal», explicó en una conferencia de prensa en el Vaticano Juan Grabois, responsable de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular y miembro del comité organizador del encuentro.
«El Papa Francisco no se ha olvidado de nosotros«, dijo Grabois: «nos convoca nuevamente, ya desde una perspectiva universal, a los pobres y a los pueblos pobres, organizados en miles de movimientos populares para que demos la batalla».
«Entre los objetivos están – indicó Grabois- compartir el pensamiento social de Francisco, debatir las causas de la creciente desigualdad social y el aumento de la exclusión en todo el mundo, reflexionar sobre las experiencias organizativas de los movimientos populares en la resolución de las problemáticas de tierra, vivienda y trabajo, evaluar cuál es el rol de los movimientos en los procesos de construcción de la paz y en el cuidado del ambiente, particularmente en las regiones afectadas por conflictos bélicos o por disputas sobre los recursos naturales, discutir la relación de los Movimientos Populares con la Iglesia, y cómo avanzar en la creación de una instancia de articulación y colaboración permanente».
LA CUESTIÓN DE LOS MARGINADOS PARECE INELUDIBLE HOY
Cuando la Iglesia lleva activamente el testimonio de la opresión y la marginación de los pobres, siempre se va a encontrar jugando un papel profético en la esfera pública.
No es fácil hablar en contra de cualquier forma de injusticia y exclusión social sin que, en algún momento, la Iglesia se sienta la tentación a dirigir o dar fuerza activa a la lucha de los oprimidos.
En la conferencia de prensa en la víspera de la reunión mundial de los movimientos populares, Juan Grabois declaró:
«Francisco nos convoca de nuevo hoy…; él llama a los pobres, organizados en miles de movimientos populares, para luchar, sin arrogancia, pero con valentía, sin violencia pero con tenacidad, por esta dignidad que nos ha sido tomada, y por la justicia social».
Esta es una declaración política que maneja en gran medida los recursos de la fe religiosa.
En este sentido Benedicto XVI sintonizaba con Francisco. Con su lenguaje cuidadoso, Benedicto definía la «vocación fundamental» de la Iglesia en la política como:
«Formar las conciencias, ser abogada de la justicia y de la verdad, educar en las virtudes individuales y políticas»
¿Pero Francisco, que ha sido pastor en el Tercer Mundo, tiene un matiz de opinión diferente?
¿Pretende involucrar más a la Iglesia en este movimiento tan caro para él?
¿Piensa más en términos políticos que Benedicto XVI?
Fuentes: Inquirer, Agencias, Signos de estos Tiempos