Cómo debes manejar tu oración a Dios para que responda a tus necesidades.
Las redes sociales están llenas de oraciones que prometen maravillas.
“Reza esta milagrosa oración y obtendrás siempre lo que pidas” o “Esta oración es infalible para conseguir prosperidad” o “Esta oración funciona tan rápido que te sorprenderá” o cosas por el estilo.
¿Pero es así, sirven para algo?
Sirven si antes comprendemos cómo establecer una comunicación con Dios y lo hacemos.
Esas apelaciones están dirigidas a personas que tienen necesidad desesperada de una respuesta de Dios.
Y en la desesperación, creen que repetir una fórmula, les va a acercar más a Dios, para que responda positivamente.
Pero la respuesta de Dios no se consigue por palabras mágicas.
Quien crea que una oración en particular es infalible, sin nada más, no está entendiendo cómo funciona la misericordia de Dios.
Porque lo más importante de una oración de petición es el modo en que nos comunicamos con Él.
Mientras el cómo lo decimos ocupa sólo un segundo lugar.
Aquí explicaremos cómo hacer una buena oración de petición a Dios para que te dé buenos frutos, según los 20 siglos de experiencia cristiana.
¿Necesitas pedir algo importante o urgente a Dios?
Es lícito, pero tu petición a Dios debe salir desde lo más profundo del corazón y llegar al corazón de Dios.
Por eso hay que usar un método compartido para entablar el diálogo con Él.
Que nos vaya conduciendo en la relación con Él.
Y recién luego podrás hacer la oración de petición.
La oración de petición, ya sea repetir un texto escrito o decir espontáneamente lo que sale de nuestro corazón, es una mera fórmula.
Lo más importante es la preparación previa que requiere.
¿O acaso crees que con sólo repetir unas cuantas frases ya te estás comunicando con Dios?
Por otro lado, la duda que algunos tienen es si Dios te está oyendo cuando le vas a rezar la oración.
Quédate tranquilo, seguramente Dios te está oyendo.
Pero la pregunta adecuada que debes hacerte es si tienes los méritos como para que Dios te responda positivamente.
Y no estamos hablando del mérito de las palabras que pronuncias, sino del mérito tuyo para pedirle a Dios y obtener Su gracia.
El gran teólogo Santo Tomás de Aquino dice que el pecador es escuchado por Dios por pura misericordia, siempre que suplique por sí mismo, cosas necesarias para la salvación, de manera piadosa y perseverante.
De modo que luego del pre requisito del arrepentimiento, es importante el contenido de lo que pides, la forma de pedirlo y la perseverancia.
A partir de ahí lo primero que debemos hacer es abrir el canal de comunicación, sintonizarnos con Dios, como quien busca la señal de una radio en un receptor.
Para ello debemos tener paz en el corazón y estar en un entorno de silencio.
Luego ponernos en clima, por ejemplo, con la lectura de algún pasaje de la Biblia o con el rezo de por lo menos algún misterio del Santo Rosario.
Sobre el que deberíamos meditar un tiempo, para que se consolide ese canal de comunicación que hemos abierto.
Esto es para elevar nuestro pensamiento a los misterios de Dios, a Su mundo, en el que queremos entrar.
Y en este estado de meditación, que nos ha elevado al mundo de Dios, deberíamos darle gracias por todos los beneficios que hemos recibido.
Pedirle perdón por los pecados que hemos cometido contra Él y otra gente, mostrar arrepentimiento sincero y la intención de reformarnos.
Además, debemos declararle lo importante que es Él para nuestra vida, y el amor que le tenemos.
Y que por eso le ofrecemos nuestra vida y nuestras propias obras para Su gloria.
Toda esta primera etapa es la sintonización con el mundo de Dios.
Y luego viene la etapa de la petición en sí misma.
Aquí podemos contarle lo que nos sucede, no porque Él no lo sepa, sino porque eso acerca nuestro corazón al de Él.
Y recién luego podemos decirle lo que necesitamos, pero con la humildad necesaria en la expresión y en la actitud.
Porque recuerda, que Dios resiste a los soberbios y da Su gracia a los humildes.
Dios no escucha las oraciones de los soberbios, que sólo confían en sus fuerzas y en sus deseos mundanos.
Por otro lado, nuestro Dios es omnisciente y conoce el futuro de todas las cosas.
Entonces, puede suceder que lo que estás pidiendo, no sea para tu bien en el mediano y largo plazo, y no lo estás viendo en este momento.
Entonces la forma más adecuada y humilde, es decirle que se lo pides, siempre y cuando sea bueno para tu vida.
Y que si no es bueno para tu vida que te dé a cambio algo mejor.
Nuestro pedido tiene que ser realizado con confianza.
Si queremos alcanzar las gracias con la oración, debemos rezar con la más firme confianza de que seremos oídos.
Pide con confianza, sin dudar nada. Confía en Su misericordia.
De acuerdo a lo grande que sea nuestra confianza, así serán las gracias que recibiremos de Dios.
Si es grande, grandes serán las gracias que recibiremos.
Y recién luego puedes recitar una oración verbal de petición, pidiendo la intercesión de la Santísima Virgen María o de algún santo, invocando los méritos de ellos y tus méritos futuros.
Y después debes repetirla a lo largo del tiempo, no porque Dios esté distraído o tenga muchas cosas para ocuparse, y entonces debas recordarle.
Sino porque Él quiere, por este camino de la perseverancia, probar la confianza que tenemos en Él, quiere que suspiremos por las cosas que pedimos con grandes deseos.
También quiere que perseverando, nos acordemos más de Él, y que con la oración diaria y continua, nos unamos a Él con lazos más estrechos.
Y finalmente al cabo de un tiempo Dios te responderá.
Te concederá lo que tú le pediste, siempre con algún plus que lo mejore.
O te dará algo mejor a cambio.
O no obtendrás modificación en la situación, lo cual es una señal de que aún no es tu tiempo para recibir lo que deseas, y que las gracias vendrán en el futuro.
Pero saldrás cambiado de este proceso, porque tus deseos se habrán modificado de alguna forma.
El canal de comunicación que has establecido con Dios trabajará en ti sin que te des cuenta y comenzarás a ver las cosas de otra forma.
A veces de manera fulminante y otras lentamente.
Sea cual fuere la respuesta, debemos agradecer a Dios habernos escuchado y haber actuado.
Si nos concede lo que pedimos, debemos agradecer con la misma constancia, calidad y cantidad de esfuerzos, que hicimos para pedir el favor.
Y si no nos lo concede, agradecer de la misma forma, porque cuando no nos concede lo que hemos pedido fue porque hubiera sido malo para nosotros.
Y si miramos nuestra historia sabemos que es así, si hubieras obtenido algunas cosas que en algún momento deseabas con locura hubiera sido desastroso.
Como dijimos al principio, no hay una oración mágica para que Dios responda.
Quien diga esto y se olvide de los requisitos previos nos está ilusionando mal.
La manera pasa por ser agradable a Dios con nuestra vida e intenciones de futuro, y establecer una relación y comunicación piadosa y sostenida con Él.
Con la humildad de una creatura que busca un favor del que sabe todo sobre nosotros y conoce nuestras necesidades, intenciones y sinceridad.
Y recién luego sí, podemos hacer una buena oración de un santo o de las que fueron dictadas por Jesús o María, o una que haya salido de tu corazón.
Bueeeno, hasta aquí lo que queríamos hablar sobre cómo construir una comunicación con Dios, que te permita pedirle algo eficazmente en oración.
Y me gustaría saber si son más las veces que Dios respondió positivamente tus pedidos o son más las veces que no te concedió lo que pedías.
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