Los planes religiosos apocalípticos de Irán favorecidos.
La crisis entre occidente y Rusia en torno a Ucrania y Crimea ha afectado un área especialmente sensible como la de los intentos de frenar que Irán consiga la bomba nuclear, y le ha dado a este poder musulmán un respiro en su autonomía, con lo cual el mundo se está volviendo más inseguro por motivos indirectos al conflicto ucraniano.
Y como se ha dicho (ver aquí, aquí, aquí) el objetivo de Irán se desarrolla a través de coordenadas religiosas, porque su escatología (chiita) cree que está por llegar el Mahdi, el último profeta, para establecer el reinado mundial del Islam, y que su misión es generar las condiciones de conflicto necesarias para que éste aparezca. Y en este sentido, un Irán con la bomba atómica es realmente un problema mayor para la humanidad.
Un hecho favorable a esto es que Rusia, la República Islámica del Irán y China han fortalecido los lazos geopolíticos para crear un frente unido después que el presidente Vladimir V. Putin reclamó Crimea como parte de Rusia y después de que el gobierno local de Crimea aprobó un referéndum para separarse de la península de Ucrania.
EL FORTALECIMIENTO DE LA RELACIÓN RUSIA-CHINA-IRÁN Y LAS CONSECUENCIAS NUCLEARES
El enfrentamiento ruso-estadounidense sobre Ucrania ha hecho a estas tres naciones más unidas en el intento de crear un nuevo polo de poder, contrarrestando y resistiendo a Occidente – en particular los Estados Unidos – en la región y más allá.
La semana pasada, la estatal Press TV de Irán anunció que Putin y el presidente iraní, Hassan Rouhani acordaron que Moscú construiría dos centrales nucleares adicionales para Teherán, así como la construcción de nuevas instalaciones junto a la planta de energía de Irán en la ciudad de Bushehr. Cada planta ofrecerá a la República Islámica 1.000 megavatios de energía y ayudará a la República Islámica a la eliminación de su dependencia del petróleo también.
Desde la crisis de Ucrania, el jefe de la Organización de Energía Atómica de Irán (AEOI), Ali Akbar Salehi, ha señalado en reiteradas ocasiones que la República Islámica de Irán está dispuesta a continuar su cooperación mutua con Rusia respecto a sus instalaciones nucleares e intereses estratégicos. China, que sigue en general la política exterior de Rusia en lo que respecta al programa nuclear de Irán, no se opuso a los recientes movimientos. Por otro lado, no ha habido un fuerte liderazgo de Occidente, en particular de la administración Obama, para condenar o detener tal movimiento.
La República Islámica se está beneficiando de la crisis de Ucrania, porque encuentra a Rusia acercándose hacia Teherán para reforzar su profundidad estratégica en la región con el fin de obstruir objetivos occidentales. Putin y el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, están tratando de restablecer su prestigio regional e internacional herido desafiando a Occidente. Además, Jamenei, Rouhani y su equipo nuclear se están aprovechando de esta crisis sintiendo menos presión para hacer concesiones en las negociaciones nucleares actuales.
Rouhani dirigió a los administradores provinciales y funcionarios de la provincia de Bushehr señalando,
Nuestra primera planta de energía nuclear está activa en la provincia (Bushehr) en la que se desarrollará, si Dios quiere… En base a nuestras estimaciones, la segunda central nuclear se construirá en la misma provincia, y espero que podamos utilizar las facilidades de esa provincia.
Sallehi desafiante declaró:
No tenemos la obligación de presentar a la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) las instalaciones nucleares que vamos a construir en el futuro y sólo 180 días antes de la entrada de sustancias nucleares allí vamos a informar a la AIEA de ellas.
Irán y el P5 +1 (EE.UU., Rusia, Francia, China, Gran Bretaña y Alemania) comenzaron sus negociaciones diplomáticas esta semana para avanzar en la disputa nuclear, que tiene como objetivo crear un acuerdo duradero para resolver definitivamente la vieja disputa nuclear, la prevención para que la República Islámica obtenga una bomba atómica y, posiblemente, evitar la amenaza de una nueva guerra en el Medio Oriente. El acuerdo nuclear provisional expira el 20 de julio y el P5 +1 apunta a un acuerdo sobre un amplio antes de esta fecha.
MÁS LIBERTAD PARA LOS PLANES DE IRÁN
Varios diplomáticos occidentales y analistas políticos afirman que la confrontación ruso-estadounidense no va a socavar la búsqueda de un acuerdo nuclear final sobre la actividad atómica de Irán o el desafío nuclear de Teherán, sin embargo, este punto de vista idealista parece ser poco realista.
Aunque Rusia y China acordaron reunirse de nuevo para las conversaciones nucleares y celebrar reuniones durante la crisis de Ucrania, este acto no significa necesariamente que vayan a estar de acuerdo con los términos de Occidente para el acuerdo nuclear final. Ellos van a utilizar estas conversaciones nucleares como palanca geopolítica y estratégica para empujar con fuerza para su propia agenda política y estratégica en las conversaciones nucleares.
En otras palabras, Rusia y China van a afectar los detalles del acuerdo final y matices que se están negociando, incluyendo la cantidad de centrifugadoras que Teherán puede retener, el nivel en el que se les permite enriquecer uranio, la preservación del reactor de plutonio en Arak (Fordow), y el alcance de los inspectores de vigilancia de la OIEA de las instalaciones nucleares.
Mientras las tensiones entre EE.UU. y Rusia continúan, Moscú va a ser mucho menos estricto sobre el programa nuclear de Irán. Mientras que las potencias occidentales intentan disminuir significativamente la escala y reducir las centrifugadoras de Teherán de aproximadamente 20.000 a unos pocos miles, Moscú ha sido mucho más indulgente, señalando que está dispuesto a aceptar un acuerdo final con Teherán conservando la mayor parte de su infraestructura nuclear, con casi 20.000 centrifugadoras. Beijing ha tomado la misma posición.
La crisis de Ucrania ha remitido a Beijing, Moscú y Teherán con una nueva plataforma para establecer aún más su profundidad estratégica y se presentan como actores políticos influyentes en la región. A medida que el enfrentamiento Occidente-Rusia hierve a fuego lento, a las potencias occidentales les resulta mucho más difícil de lograr apoyo de Moscú a los términos específicos que desean en el acuerdo nuclear final.
Si bien la crisis de Ucrania mueve a los líderes rusos más cerca de sus homólogos iraníes, Teherán siente menos presión para hacer concesiones también. El acuerdo final será probablemente mucho menos estricto sobre las actividades nucleares de Irán, el número de las centrifugadoras que puede retener, y el nivel de enriquecimiento de uranio que persiguen.
Fuentes: Front Page Magazine, Signos de estos Tiempos