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El Vaticano anunció que el día 8 de abril de 2016, el Papa Francisco va a presentar su posición final respecto al trabajo de los Sínodos de la Familia de 2014 y 2015, a través de una Exhortación Apostólica.
Esto generó una serie de especulaciones, comenzando por los que están a favor del cambio doctrinal, como el cardenal Walter Kasper, quien ha salido a anunciar que la exhortación apostólica del Papa Francisco sería una reivindicación de sus propuestas para permitir la comunión a los divorciados y vueltos a casar civilmente, propuesta que en términos generales había sido criticada y rechazada en ambos Sínodos.
A vuelta de página salieron a agregar otros, que además de la participación de los divorciados en la Eucaristía, también el Papa aceptaría los matrimonios del mismo sexo y otros temas relacionado con la agenda LGTB.
Inmediatamente picaron el anzuelo lo que están en contra y salieron a contestarle sobre las inconveniencias de esta teología y su contradicción con la doctrina católica y la revelación de la Biblia.
Ante esta discusión el escritor George Weigel, que fue el biógrafo de Juan Pablo II, dijo qué esto es fruto de una mala comprensión de lo que el Papa puede hacer y no puede hacer.
Y citó un ejemplo del Papa Pablo VI en el Concilio Vaticano II.
Cuando se estaba terminando la Constitución Dogmática Lumen Gentium el Papa Pablo VI propuso incluir una declaración de que “el Papa es responsable ante el único Señor”
Esta propuesta se remitió a la Comisión Teológica de Concilio y la rechazó de plano, argumentando que la expresión “se liga a la revelación en sí, a la estructura fundamental de la iglesia, a los sacramentos, a las definiciones de concilios anteriores, y otras obligaciones, etc”.
Por lo tanto el Papa no puede cambiar el depósito de la fe de la cual es el guardián y no el maestro.
Por ejemplo el Papa no puede decidir que la iglesia prescinda de los obispos o que los sacramentos sean once o qué Arrio tenía razón sobre la divinidad de Cristo.
Esto significa que el Papa no puede cambiar la doctrina de la iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio o sobre el grado de peligro de recibir la santa comunión indignamente, ya que son asuntos que la comisión teológica del Concilio llamó revelación misma y que en este caso están presentes en Mateo 19:6 y 1 Corintios 11:27-29.
¿Entonces qué es lo que se puede esperar en el caso que Francisco quiera cumplir con la línea más progresista y quiera manejar las ideas de cardenal Kasper? (lo que por supuesto no está probado que sea así, sino simplemente estamos haciendo un ejemplo especulativo para efectos demostrativos de nuestra tesis).
En este caso lo máximo aceptable que podría hacer sería un texto que deje ambiguos cierto criterios, con cabos sueltos, de modo que los cambios que propone Kasper se puedan desarrollar a nivel pastoral, de las la parroquias, abriendo de esta forma un proceso que a largo plazo podría constituir un cambio un poco más profundo de la doctrina; pero ahora un cambio frontal de la doctrina no es posible.
De modo que el margen de cambio de los aspectos doctrinales está dado por lo pastoral y por un lenguaje ambiguo que abra la puerta a diversas interpretaciones.
Podría suceder que a nivel formal se reafirme la doctrina tradicional, pero la redacción deje ambiguos ciertos términos que habiliten cambios a informales a nivel pastoral, o sea de las parroquias.
Este es el máximo cambio que se puede esperar.
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