Participamos en la liturgia que se produce en el Cielo en verdad.
Hay una sola liturgia, que sucede permanentemente en el cielo.
Cuando en una parroquia comienza una misa, se descorre un velo.
Y Jesucristo nos invita al eterno presente del cielo donde Él preside la misa y nos lleva a la presencia del Padre.
Esto no es una metáfora o una parábola, es real.
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En el Prefacio de cada Misa el sacerdote dice “unidos a los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria”, y respondemos “Santo, Santo, Santo”.
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Esto significa que estamos uniéndonos al coro eterno de Ángeles y Santos en un canto de alabanza.
El Padre Pío nos lo explicó también por sus experiencias místicas.
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Para él la Misa no sólo era el Calvario sino el Paraíso también.
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La Santísima Virgen María estaba presente en cada Misa, junto con los Ángeles y toda la Corte Celestial.
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Él veía los Cielos abiertos, la gloria de Dios y el esplendor de los Ángeles y Santos.
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Y Santa Teresita del Niño Jesús experimentó lo mismo en su primera comunión.
LA MISA APUNTA HACIA LA SANTIDAD
En la última cena Nuestro Señor instituye la Eucaristía como un llamado a la santidad, representada por su propia persona.
Esto es retomado por la Lumen Gentium, que hace un llamado a la santidad y considera que la Eucaristía es la fuente de esa santidad y de la vida cristiana.
Luego Juan Pablo II en Ecclesia de Eucharistia, plantea que hay una relación única de la Santísima Virgen María con la Eucaristía, presentándola como el modelo ideal que la iglesia debe imitar, llamándole la «mujer de la eucaristía».
Llegando incluso a considerar que el corazón de cada católico se abre para apreciar el sacrificio de la misa a través la devoción a María.
Y llamó a reavivar el “asombro eucarístico”, que luego Benedicto XVI retomaría llamando a una “primavera eucarística” en cada parroquia.
La vinculación de Nuestra Señora con la Eucaristía la encontramos claramente expresada en la aparición en Knock en Irlanda.
Donde se muestra a los videntes la imagen de un altar con el cordero encima, rodeado de ángeles, San José, San Juan Evangelista y la Santísima Virgen.
Y también en la famosa visión de San Juan Bosco, el mensaje del sueño de las dos columnas es que las amenazas a la Iglesia se terminan cuando la nave eclesial dirigida por el papa pone proa hacia el par de columnas.
Una tiene en su cúspide al Santísimo Sacramento y otra a Nuestra Señora.
Y hay un caso especial de una vidente laica estadounidense, Dorothy O’Neill Weimar, que falleció en 1974, y que recibió mensaje de María y de Jesús donde se vincula el Rosario con la Misa.
Ella sintió que los misterios del Rosario se viven a través de la misa, y que existe una relación íntima entre la historia de Jesús que se recuerda en cada Rosario, con la Eucaristía.
En varias oportunidades Nuestra Señora le dijo,
«A todos los que vengan a mí, les contaré la historia del Rosario, la historia de la Misa, y la vida, la muerte y la resurrección de Jesús«.
Veía a Nuestra Señora arrodillada junto a ella poniendo su mano sobre las de ella, cada vez que ella rezaba el Rosario en la hora santa, mientras María le contaba la historia de cada misterio.
Ella se iba trasladando paulatinamente a la escena de la misa, donde Jesucristo le cantaría la misa en su corazón.
Las experiencias de Dorothy son la contracara laica de lo que experimentaba el padre Pío celebrando misa.
Ella lograba también una unión mística con el celebrante de la misa.
Se le desplegaba una visión del mundo envuelto en la fea cara del pecado, y se le mostraba el camino de la salvación a través de la pasión y muerte de Nuestro Señor.
En la consagración ella vería la aceptación de Dios Padre del sacrificio de Jesús, y los efectos universales que esto producía.
Y en la comunión ella experimentaría la unión con Nuestro Señor.
LA PARROQUIA SE CONVIERTE EN UNA PARTE DEL CIELO DURANTE LA MISA
La liturgia es especialmente importante en Adviento porque incorpora una parte del cielo en la tierra.
Aprontándonos para el suceso sobrenatural del 25 de diciembre, que es el nacimiento de El Redentor.
La palabra griega leitourgia significa algo así como servicio público.
Y en el caso de una religión como la católica, culmina con el servicio de la eucaristía, pero tiene una secuencia lógica como una sinfonía en acopladas por distintas partes.
¿A dónde nos remite la liturgia? ¿Qué podemos encontrar en ella?
La liturgia nos retira de mundo común y nos lleva al momento y el tiempo sagrado donde converge entonces lo natural con lo sobrenatural.
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Estamos en una iglesia parroquial, pero liturgia nos traslada a una realidad celestial.
La liturgia une a las personas, les da sentido de participación y de acción compartida.
Todos decimos y hacemos más o menos las mismas cosas, lo que significa un punto común comunitario.
La liturgia cruza el tiempo y el espacio, y mira los mismos signos.
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No es una improvisación del que preside la misa, sino que es algo estructurado que comparte toda la comunidad mundial y del universo.
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Y que lo viene haciendo desde hace cientos de años en la tierra y seguramente miles en el cielo.
La liturgia no se basa sólo declaraciones verbales del momento, sino que proclama las enseñanzas básicas de la iglesia.
Uno puede recorrer la liturgia y el catecismo de la iglesia católica y ver que son dos cosas de mismo.
La liturgia nos narra historias que son similares a las que vivimos en la vida real, que son contadas con palabras y gestos.
Pero que también tienen su expresión verbal que se va preservando y transmitiendo en la memoria la iglesia a través de los siglos.
La liturgia es como una obra de teatro qué tiene diversos pasajes, distintos clímax, que nos van llevando emocionalmente al punto crucial qué es la comunión o sea comer el cuerpo y beber la sangre de cristo.
No hay que olvidar que la liturgia es sacramental, que todos los elementos materiales van hacia verdades espirituales.
Por lo tanto se utiliza la belleza como medio de preservar y dignificar la verdad, incluyendo las lecturas.
Está inmersa en el tiempo anual, por eso hablamos de tiempos litúrgicos, los que están relacionados con ciclos del año.
Entonces año a año vamos haciendo un ciclo qué pasa desde la concepción, al nacimiento de Jesús, a su muerte y resurrección, al desarrollo de la Iglesia por parte de los apóstoles.
En el lapso de la liturgia, la iglesia se convierte en una parte del cielo.
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Porque es la misma liturgia que se produce acá que la que se produce en el cielo.
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Incluso cuando cantamos el santo, se trata de una forma de adoración que se produce en el cielo a Dios Padre por parte de ángeles.
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Esto se puede ver específicamente en el libro de Apocalipsis.
ESTAMOS EN LA LITURGIA DEL CIELO
La liturgia en la que participamos en las iglesias es parte de la liturgia celestial, aunque muy pocos de los que asisten a misa lo tiene en cuenta.
La mayoría piensa que va a una misa en una iglesia específica, con gente específica que conoce y con un sacerdote oficiante que también conoce, que le puede gustar mucho, poco o nada.
Pero en realidad esto no es lo que sucede en la misa.
Sólo hay una liturgia, que es la del cielo, sólo hay un altar que está en el cielo, y sólo hay un sumo sacerdote que Jesucristo que está en el cielo.
Entonces nosotros somos llevados a la liturgia al cielo a asociarnos a innumerable cantidad de ángeles y santos que están adorando a Dios Padre junto con Jesús.
El celebrante después hablarnos, nos invita a ir al cielo y se debe recordar que el sacerdote es Cristo en persona, que está hablando delante nosotros, que está utilizando como vehículo al sacerdote.
Él nos dice levantemos el corazón, y esa es una invitación a estar en el cielo con Él; recuerda lo que dice;
El señor esté con vosotros, y nosotros respondemos y con tu espíritu, y Él dice levantemos el corazón, y respondemos, lo tenemos levantado hacia el Señor…
En realidad esto significa que el Señor dice vengan conmigo al altar del cielo, que yo sumo sacerdote, con todos los miembros de la iglesia, le rindo homenaje y le doy las gracias a Dios Padre.
De modo que nuestros corazones no permanecen en la tierra sino que han subido a la liturgia del cielo por el poder de las palabras de Jesucristo, que nos invita a través de la boca del sacerdote.
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Naturalmente que habrá algunos que no puedan hacerlo porque están en otra cosa, por ejemplo quienes está allí por un compromiso que no es religioso.
Por lo tanto la liturgia en la tierra nos permite asociarnos a Tronos, Dominaciones, Querubines y Serafines cantando himnos de alabanza a Dios Padre.
Por ejemplo san Juan Crisóstomo dice que el Gloria in excelsis es el canto de los ángeles inferiores en el que incluso a los catecúmenos se les permite participar.
Pero que el Sanctus es el canto del Serafines qué va al mismo santuario de la Trinidad y se reserva para los iniciados, o sea los bautizados.
Él dice que el canto de los Serafines expresa el temor santo que nos permite entender mejor la santidad de la eucaristía.
En este contexto entonces los edificios de las iglesias tienen que recordar que cuando estamos en misa estamos entrando en el cielo y por lo tanto históricamente fueron diseñadas para eso.
Las ventanas, las pinturas que reflejan ángeles y santos, Cristo en el centro del tabernáculo, los pasajes de la escritura en los vitrales, las imágenes, son exhibiciones que nos hacen entrar en el cielo.
Además, las velas, el incienso, el altar, el libro donde se leen las escrituras, las gesticulaciones que hacemos durante la misa, son cosas que se pueden hallar en el libro del Apocalipsis, porque en definitiva San Juan mostró una parte de la liturgia del cielo.
Entonces a recordarlo cuando estamos en misa: estamos en un lugar celestial en una liturgia celestial y por lo tanto experimentamos cosas celestiales, si estamos dispuestos a aceptarlo.
Ve este video que muestra algunos elementos de algunas iglesias qué hacen recordar al cielo
LOS PARTICIPANTES EN LA MISA SOMOS COMO QUERUBINES
El Santo Sacrificio de la Misa nos permite participar en el culto místico de la Santa Trinidad.
San Pablo explica lo que Cristo instruyó con respecto a esto:
Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sión, a la ciudad de Dios vivo, la Jerusalén celestial.
Y a miríadas de ángeles, reunión solemne y asamblea de los primogénitos inscritos en los cielos, y a Dios, juez universal.
Y a los espíritus de los justos llegados ya a su consumación.
Y a Jesús, mediador de una nueva Alianza, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel.
Guardaos de rechazar al que os habla; pues si los que rechazaron al que promulgaba los oráculos desde la tierra no escaparon al castigo, mucho menos nosotros, si volvemos la espalda al que nos habla desde el cielo.
La Santa Misa es la envolvente de la muerte de Cristo, la resurrección de Cristo, y la unión con Él en el Cielo ahora.
Por lo tanto, nosotros, los que están encarnados en la tierra debemos que adaptarnos a esta realidad mística.
Las rúbricas, la música, la arquitectura, y las palabras de la Santa Madre Iglesia aseguran que esta realidad (que es imposible ver sin los ojos de la fe) se ilustra a través de signos dignos.
El cura, lo sabemos, representa a Cristo y actúa en la persona de Cristo.
¿Qué significan los laicos?
El Himno de los Querubines, describe a los fieles católicos como “místicamente representando a los Querubines”; el himno dice:
Los que místicamente somos íconos de los querubines y a la vivificante Trinidad, cantamos el himno Tres veces Santo, todo afán material desechemos. Para recibir al Soberano del Todo, por angélicas huestes, invisiblemente escoltado:¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
Si realmente creemos las palabras de este canto (y el testimonio de San Pablo), entonces nuestra participación en la Santa Misa será profundamente angelical.
CONSEJOS DE SAN FRANCISCO DE SALES PARA CELEBRAR DIGNAMENTE
Cuando el sacerdote comienza la misa dice «para celebrar dignamente estos misterios pidamos perdón a Dios Padre», San Francisco de Sales propone este método de análisis para estar dignamente en misa:
Desde el principio hasta que el sacerdote sube al altar prepárate juntamente con él, lo cual harás poniéndote en la presencia de Dios, reconociendo tu indignidad y pidiéndole perdón de tus defectos.
Desde que el sacerdote sube al altar hasta el Evangelio, considera sencillamente y en general la venida de nuestro Señor al mundo y su vida en él.
Desde el Evangelio hasta concluido el Credo, considera la predicación del Salvador, asiente que quieres vivir y morir en la fe y obediencia a su santa palabra y en la unión de la Santa Iglesia Católica.
Desde el Credo hasta el Padrenuestro, contempla con el espíritu los misterios de la Pasión y muerte de nuestro Redentor.
Que actual y esencialmente se representan en este santo Sacrificio, que has de ofrecer, juntamente con el sacerdote y con el resto del pueblo, a Dios Padre para honra suya y salvación de tu alma.
Desde el Padrenuestro hasta la Comunión, esfuérzate a excitar en tu corazón muchos y ardientes deseos de estar siempre junto y unido a nuestro Señor con un amor eterno.
Desde la Comunión hasta el fin, da gracias a su Divina Majestad por su encarnación, vida, Pasión y muerte, y por el amor que nos muestra en este santo Sacrificio.
Pidiéndole por él que te sea siempre propicio a ti, a tus parientes, a tus amigos y a toda la Iglesia, y humillándote de todo corazón recibe devotamente la bendición divina que te da nuestro Señor por medio de su ministro.
LAS PARTES DE LA MISA
Dijimos que la Misa es como una obra de teatro con un guión, y es fundamental tenerlo claro,
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La misa se divide en varias partes: Ritos iniciales, Liturgia de la Palabra, Liturgia de la Eucaristía, Rito de la Comunión y Ritos Finales.
Los ritos iniciales nos preparan para celebrar el misterio grande de la fe.
Comenzamos con un himno de entrada de una procesión que simboliza el camino de la iglesia peregrina hacia la Jerusalén celestial.
El sacerdote llega al altar lo besa y hasta puede ponerle incienso como forma de purificación.
Luego vienen los saludos y el acto penitencial, en el que reconocemos ante Dios que somos pecadores y nuestra debilidad; allí le pedimos a Dios que perdone nuestros pecados.
Ante ese sacerdote que nos invita a hacer un examen de conciencia confesamos que somos pecadores, pedimos el perdón y el sacerdote nos absuelve simbólicamente aunque no sacramentalmente
«Que Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.»
Las personas responden diciendo: «Amén» y después invocamos a Dios cantándole “señor ten piedad…”
Luego, según los días, cantamos el Gloria, donde la iglesia glorifica Dios Padre y honra al cordero, y finalmente el sacerdote le pide a Dios Padre por las necesidades de toda su feligresía.
Posteriormente de los ritos iniciales viene la liturgia de la palabra ya con los fieles sentados.
Y es cuando Dios le habla a su pueblo y hace el relato de su redención, estas lecturas varían a lo largo del año y siguen el calendario litúrgico.
En las lecturas el lector va al ambón.
Se lee como primera lectura siempre un texto del antiguo testamento, al que respondemos ‘te alabamos señor’, luego viene el salmo del que repetimos a a coro la antífona, posteriormente viene la segunda lectura.
Sólo en las grandes celebraciones y los domingos, que siempre es tomada del nuevo testamento, se sigue con el aleluya excepto durante cuaresma.
Y finalmente se proclama el evangelio que lo hace un sacerdote o un diacono, al que respondemos diciendo ‘gloria a ti Señor Jesús’.
Después de esto el sacerdote da su homilía adonde donde explica las escrituras y su práctica en la vida diaria.
Finalizado esto viene la oración de los fieles, donde la comunidad expresa por lo menos cuatro intenciones.
Y entonces comienza la liturgia de la eucaristía.
Se canta un himno en el ofertorio, se realiza una procesión con las ofrendas del pan y del vino y posteriormente el ofrecimiento de las limosnas que hacen los fieles.
El sacerdote toma el pan y el vino y se lo presenta a Dios en el altar, para que puedan convertirse en el cuerpo y la sangre de Cristo.
Este es el momento ideal para que pongamos en manos de Dios nuestra vida y nuestras intenciones.
Dicho esto el sacerdote se lava las manos a un lado del altar y comienza con las palabras de invitación “oren hermanas y hermanos para que este sacrificio…”
Luego hay una oración sobre las ofrendas y llegamos a la plegaria eucarística.
En ella hay un prefacio donde el sacerdote da acción de gracias en nombre de todos a Dios, adorando a Dios Padre y dando gracias por su obra de salvación.
Lo que es seguido por toda la congregación unida a los coros celestiales que cantan el Santo.
Entonces el sacerdote invoca al Espíritu Santo para consagrar el vino y el pan.
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Y el sacerdote termina diciendo ‘este es el misterio de nuestra fe’ y el pueblo responde ‘anunciamos tu muerte…’.
Y a esto le siguen una serie de pasos como la anamnesis, la oblación, las oraciones de intercesión, y la doxología.
Es así cómo llegamos a la Oración del Señor, el Padre Nuestro, que el sacerdote finaliza con una frase a la que nosotros respondemos ‘tuyo es el poder y la gloria….’
Finalizado esto nos damos el saludo de la paz y se canta la canción de la paz.
Viene después la canción del cordero, la fracción del pan donde el sacerdote toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena y deja caer una pequeña parte de la hostia en el cáliz diciendo unas oraciones en voz baja.
Esto continúa con que se canta o se reza el cordero de Dios, las personas se arrodillan y luego contestamos ‘señor no soy digno de que entres en mi casa…’.
Y es ahí que viene la comunión donde se distribuye la eucaristía y se canta el himno.
Terminado esto hay un tiempo de silencio donde los fieles oran en privado, el sacerdote o un diácono purifican el cáliz y todos los objetos que se utilizaron en la liturgia.
Luego de esto viene una oración del sacerdote que pide a Dios la concesión de los frutos del misterio que se celebró, lo que puede seguir con avisos parroquiales.
Y por último recibimos la bendición haciendo la señal de la cruz, se canta un himno de clausura y no nos debemos retirar hasta que haya dejado el recinto el sacerdote.
Hay que considerar que incluso el momento de salir de la iglesia es una extensión del tiempo en la misa.
Para conocer los objetos litúrgicos que se usan en una misa ver aquí. Y para conocer todos los instrumentos de la liturgia se puede ver aquí. Para conocer sobre los colores litúrgicos ver aquí.
Fuentes:
- http://www.corazones.org/biblia_y_liturgia/liturgia/objetos_liturgicos/a_objetos_liturgicos.htm
- https://www.aciprensa.com/liturgia/sacristan.htm
- http://www.zenit.org/es/articles/cual-es-el-significado-de-los-colores-liturgicos-en-la-misa?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+zenit%2Fspanish+%28ZENIT+Espa%C3%B1ol%29
- https://www.aciprensa.com/catequesis/misa1.htm
- http://es.wikipedia.org/wiki/Misa
- http://ec.aciprensa.com/wiki/Liturgia_de_la_Misa
- http://taylormarshall.com/2011/07/active-participation-be-like-mary-and.html
Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María
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