Las enseñanzas sistematizadas del Padre Pío sobre cómo hacer un uso más potente del servicio del Ángel de la Guarda.
Cuando leemos las vidas de los santos, confirmamos que los ángeles desempeñaron un papel importante en su formación espiritual, su misión y en su vida diaria.
Innumerables santos han demostrado que los Ángeles de la Guarda están a nuestro lado, atentos a ayudarnos en todas nuestras necesidades, ya sean materiales o espirituales.
Y el Padre Pío, quizás haya sido el santo angélico que nos enseñó más sobre cómo tratar y hacer uso de nuestro Ángel de la Guarda, y nos dejó su valioso consejo.
Aquí hablaremos qué han enseñado los santos sobre cómo relacionarse con nuestro Ángel de la Guarda y especialmente daremos la guía que nos ha dejado el Padre Pío, sobre cómo hacer uso del servicio de nuestro Ángel de la Guarda.
A grandes místicos como Teresa de Ávila, Verónica Giuliani o Ana Catalina Emmerich se le han revelado las maravillas del mundo angelical.
Se refirieron a los ángeles como mensajeros de las verdades de Dios, maestros espirituales y asistentes en nuestro peregrinaje en la Tierra.
Quizás el más angelical de todos los santos haya sido San Francisco de Asís, que se le conoce como el “Santo Seráfico”.
Porque, así como los serafines arden con el amor de Dios e inflaman a otros con ese amor, también San Francisco hizo que sus seguidores ardieran con el amor de Dios.
El gran teólogo San Buenaventura continuó la devoción de San Francisco a los ángeles, y en sus escritos místicos y teológicos reflexionó sobre los dones angelicales y sus formas de conocimiento.
Y compiló una lista devocional de sus actividades en favor de las almas, extraída de las Escrituras.
Otro santo de la Edad Media, conocido por su relación con los ángeles, fue Santo Tomás de Aquino, conocido como el “Doctor Angélico”, debido a su maravillosa inteligencia y su capacidad para ver la verdad desde todos los aspectos, casi como los ángeles.
Tomás experimentó una extraordinaria gracia de confirmación en la castidad, cuando dos ángeles aparecieron a sus costados y le envolvieron un cinturón alrededor de su cintura, como símbolo de ese don divino.
La gran benedictina Santa Hildegarda de Bingen entendía su vocación como imitación de la vida de alabanza y gloria de los ángeles, ofrecida al Señor.
Vio los nueve coros angelicales dispuestos en nueve círculos concéntricos alrededor de Dios.
Y fue asistida con enorme cantidad de conocimientos.
San Isidro el Labrador se hizo famoso por recibir asistencia de los ángeles en sus trabajos en el campo.
Se dice que quedaba en oración mientras los ángeles continuaban arando y realizando otras labores por él.
Anna Maria Taigi utilizaba frecuentemente a su Ángel de la Guarda, enviándolo para llevar consuelo a los enfermos y protección a los que eran tentados.
Santa Gema Galgani disfrutaba de la compañía de su Ángel protector y oraban juntos.
Fue su amigo y le prestaba innumerables servicios, incluso llevando cartas a su confesor en Roma, como fue comprobado sin lugar a dudas.
Cuando se estaba preparando para la confesión y necesitaba ayuda, su Ángel acudía rápidamente y le traía ideas a la mente, y hasta le dictaba algunas palabras.
De todos ellos tenemos consejos muy valiosos, que debemos recordar.
Pero el santo angélico que nos enseñó más sobre cómo podemos hacer uso de los servicios de nuestro Ángel de la Guarda fue el Padre Pío, quien nos dejó una guía para hacerlo.
Confiaba tanto en su Ángel de la Guarda que predicaba constantemente a todos cómo lograba su ayuda.
Y se valía del que llamaba Angelino, para múltiples actividades.
Aquí te ofrecemos la guía que ha dejado el Padre Pío.
Primero. El Padre Pío nos alertó de que nuestro Ángel es muy sensible y cariñoso.
Nuestro Ángel está siempre a nuestro lado desde la mañana, apenas te despiertas, y durante toda la jornada hasta la noche, siempre ayudándote, decía.
Debemos tratarlo con suavidad, cariño y atención, hablar con él, rezarle, saludarlo al despertarnos y despedirnos al dormir.
Segundo. Padre Pío predicaba a sus hijos espirituales que no se olvidaran de ese compañero invisible, porque podía ser la gran guía en el camino escabroso de la vida, pero que actuaba sutilmente.
Debemos estar atentos a lo que nos pasa, porque muchas ideas que nos vienen y cosas que nos suceden, proceden de nuestro ángel.
Tercero. Insistía a sus hijos espirituales que le enviaran a sus Ángeles de la Guarda, frente a cualquier necesidad.
Decía, “¡No te muevas si tienes algo que decirme, envíame a tu ángel! Él no paga ningún boleto de tren”.
Y era frecuente que el santo no durmiera en la noche por atender los pedidos de sus hijos espirituales, que le presentaban sus Ángeles.
Incluso una vez su Ángel ayudó a unos peregrinos que viajaba en autobús al encuentro del Padre Pío y se vieron atrapados en una tormenta.
Nosotros podemos ayudar a otros con nuestro Ángel de la Guarda, estén donde sea, y solicitarle a otros que se comuniquen por intermedio de su Ángel.
Cuarto. Decía a sus hijos espirituales que pidieran al Ángel que les ayudara en sus tareas, por ejemplo para que la comida saliera bien, para conseguir rápidamente un taxi cuando salían o lugar en el estacionamiento, etc.
Cuando te enfrentas a un trabajo difícil pídele que te ayude a resolverlo, decía.
El Ángel del Padre Pío le traducía cartas y hacía de intérprete cuando venían personas que no sabían italiano.
Cuando estaba enfermo y no había nadie que le pudiera ayudar, era su Ángel quien le hacía esos servicios.
Pide la ayuda de tu Ángel en cada tarea que necesites, es mejor que un sirviente y la Inteligencia Artificial.
Quinto. Cuando estés nervioso y estresado, pídele a tu Ángel que te de paz cantando canciones celestiales y cosas que te levanten el ánimo.
Pídele protección si te encuentras en una situación inquietante o peligrosa, rézale para que te proteja.
También pídele que te defienda a ti y a tus seres queridos, incluso de los malos sueños.
Pídele protección y paz permanentemente a tu Ángel, para tí como para tus seres queridos.
Sexto. Puedes enviar a tu Ángel cuando tienes alguna dificultad con una persona, para que hable con su Ángel para solucionar el problema.
Incluso si dos personas están enfrentadas puedes enviar a tu Ángel para que ayude a remediar el problema.
Tu Ángel puede ayudarte a solucionar tus problemas con otras personas y ayudar a otras personas con sus problemas mutuos.
Séptimo. Si quieres recordar algo, pero no tienes un teléfono o un bolígrafo a mano, dile a tu ángel, “por favor, ayúdame a recordar esto”.
Y también puedes pedirle que te ayude a encontrar algún objeto perdido.
Tu Ángel es tu ayuda memoria.
Octavo. Cuando estás rezando una oración y tienes temor de quedarte dormido, o cuando te quedas por la mitad porque te surgió un imprevisto, pídele a tu Ángel que termine tus oraciones.
Y como tu Ángel ora sin cesar, pídele que ore junto a ti para mejorar el alcance de tu oración.
Él te ayuda en la oración si le pides, e incluso para comprender el significado de las escrituras.
Noveno. El Ángel de la Guarda del Padre Pío le daba consejos espirituales y pequeñas prédicas para afianzarlo en la fe, y él lo aceptaba.
Iba muchas veces en su nombre a visitar enfermos o convertir pecadores.
Y lo acompañaba cuando estaba en misa, cuidando todos los detalles.
Tu Ángel te puede ayudar en tu misión en la vida y a comprender mejor el plan de Dios para ti.
Bueno, hasta aquí lo que queríamos contar sobre la guía del Padre Pío para usar los servicios de tu Ángel de la Guarda; difícilmente lo veas, pero lo puedes percibir por las cosas que te suceden y los pensamientos que te vienen a la mente.
Y me gustaría preguntarte si haces uso del servicio de tu Ángel de la Guarda o no.
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