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Una fría entrevista entre actores con posiciones irreconciliables.

 

Tuvo lugar la semana pasada la visita del ultra ateo y masón presidente francés Hollande al papa Francisco, en un ambiente de frialdad, pocas sonrisas y posiciones encontradas.

 

papa francsisco y hollande

 

Hollande llegó al Vaticano en uno de los momentos más difíciles de estos primeros meses en la presidencia de Francia, con una aprobación de su gestión en descenso, y aparentemente esperando enviar una señal de tregua a los católicos franceses, que se han movilizado en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo y ahora se preparan a dar batalla por la ley sobre la eutanasia y la mayor liberalización del aborto.

El hecho de que en la declaración a los periodistas no fue en una conferencia de prensa en la que hubiera sido posible hacer preguntas, y que el presidente francés haya insistido en los puntos en común con el Papa – relacionados con los temas de la ecología y de la política internacional (desde la lucha a la pobreza hasta la protección de los cristianos en el Medio Oriente, pasando por una posible solución diplomática para poner fin a la crisis en Siria) -, indica que en los demás temas sobre los que hablaron en el encuentro las posturas siguen estando evidentemente alejadas.

Hollande reivindicó durante las audiencias tanto con el Papa como con el Secretario de Estado Pietro Parolin y con el “ministro del Exterior” vaticano, Dominique Mamberti, el laicismo del estado francés. Repitió que, a pesar de la gran presencia de los católicos, es necesario respetar la conciencia de todos, e insistió en que los temas éticamente sensibles para las concepciones religiosas son creencias que no pueden interferir, según su punto de vista, con el laicismo.

El presidente francés escuchó reiteradamente que en las cuestiones éticas relacionadas con la vida, su inicio y su fin, hay evidencias que vienen antes de la pertenencia religiosa e incluso antes de la ética.

Dominique Quinio director del diario católico La Croix, fue una de las diez personas que integró la delegación francesa al Vaticano, y en una entrevista publicada por el Corriere della Sera  añade algún detalle que ha surgido sobre el clima y el contenido de la entrevista. Dice Quinio que la reunión que tuvo lugar en Roma entre el Papa Francisco y el ultra-ateo presidente francés, François Hollande, fue una reunión en un

«ambiente de cordialidad, teniendo en cuenta que los temas subyacentes – el matrimonio y la adopción por parte de homosexuales, el aborto y la eutanasia – implican  posiciones que son irreconciliables».

El comunicado de la oficina de prensa del Vaticano dice por su parte

«en el contexto de la defensa y la promoción de la dignidad de la persona humana, hemos pasado revista a algunas cuestiones de actualidad, como la familia, la bioética, el respeto de las comunidades religiosas y la protección de los lugares de culto». 

La nota de la Santa Sede continúa, señalando que abordaron también

«las cuestiones internacionales, como la pobreza y el desarrollo, la migración y el medio ambiente» y específicamente menciona «los conflictos en el Medio Oriente y partes de África», además de «los derechos de las minorías étnicas y religiosas». 

Añade María Antonieta Calabro, del  Corriere della Sera que

«incluso de acuerdo con fuentes cercanas al presidente, parece que los dos han hablado en algún momento del tema del aborto» sólo uno de los temas contenidos en la denuncia al Papa en la petición de los católicos franceses, visto que Paris acaba de presentar el inédito delito de «obstáculo al aborto».

Realmente, Quinio explica en la entrevista,

«François Hollande y el Papa hicieron sólo una vaga referencia a la ‘dignidad de la vida humana’, al final de la entrevista, puesto que ninguno esperaba convencer al otro». 

De hecho, dice el director de La Croix,

«no creo que el encuentro con el Papa sea suficiente para reconstruir el divorcio que se produjo en Francia entre la opinión pública católica y Hollande. Hay la sensación de que el gobierno ha tomado en forma regular, y en poco tiempo, las posiciones contrarias a nuestros valores y nuestra visión. El “mariage pour tous”, la aprobación de la enmienda más liberal sobre el aborto, lo que se está gestando sobre la eutanasia, está alejando a Hollande de un electorado católico que lo votó en parte».

El inquilino del Elysée, según el periodista,

«quería dar una señal de advertencia a los católicos, un testimonio de respeto» para las próximas elecciones locales y europeas.

Sin embargo, añade en la entrevista Quinio que,

«inmediatamente después de la entrevista con el Papa, hablando con la delegación, Hollande sin embargo, ha comunicado, que no había pedido perdón por nada; ‘he venido como un jefe de Estado que se encuentra con otro jefe de Estado’, repitió».

Fuentes: Tempi, Signos de estos Tiempos

 

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