Con la llegada del cine sonoro en la década de 1920 las ganancias de los estudios de catapultaron.

Nacía así la Época Dorada de Hollywood.

Este período del Cine Clásico de Hollywood fue una manera bella y directa de hacer cine, que duró hasta la década de 1960.

En este artículo nos ocuparemos de los actores católicos de la época dorada de Hollywood.

Hollywood se fue convirtiendo, en sinónimo de cine norteamericano e institucional y en paradigma del glamour.

En esta “Edad de Oro”, Dios no dejó de permear las almas de aquellos artistas que abrieron su corazón a la Fe.

Claro que los actores católicos no fueron mayoría en esta época.

Pero hubo grandes estrellas que profesaban la fe y cuyas películas también la connotaban.

Repasemos la historia de algunos de ellos.

 

ALFRED HITCHCOCK

Sir Alfred Joseph Hitchcock fue un director de cine y productor británico; y también actor.

Fue pionero en muchas de las técnicas que caracterizan a los géneros cinematográficos del suspenso y el thriller psicológico.

Tras una exitosa carrera en el cine británico en películas mudas y en las primeras sonoras, fue considerado el mejor director de Inglaterra

Y se trasladó a Hollywood en 1939.

Entre muchos reconocimientos Ganó el premio Oscar en Memoria de Irving Thalberg en 1967 y Globo de Oro al mejor programa de televisión en 1958 por su show Alfred Hitchcock Presents.

Nacido en una familia católica y asistió a un colegio jesuita.

Pero tuvo una relación de amor-odio con su fe.

En una entrevista con el crítico de cine que luego se convirtió en director, Peter Bogdanovich, Hitchcock le da crédito a los jesuitas por enseñarle “organización, control y al mismo tiempo un grado de análisis”.

Él también dijo que la influencia religiosa en el colegio consistía principalmente en el miedo, «pero ya he crecido fuera del miedo religioso» concluyó.

A pesar de ello, Hitchcock fue un católico practicante durante la mayor parte de su vida.

Su esposa Alma, una editora de cine, se convirtió al catolicismo antes de su matrimonio en 1926, y vivieron juntos hasta que él murió en 1980.

Iban a Misa semanalmente, y calladamente él hizo varias donaciones a iglesias católicas y caridades, y no más que eso.

Nunca fue exactamente uno de los católicos más píos.

Se dice que en una ocasión le ofrecieron una audiencia con el Papa, durante un viaje a Roma, pero él la rechazó.

«¿Qué sería lo que haría», se preguntó, «si el Santo Padre dijera que en este mundo, donde hay tanto sexo y violencia, yo debiera mantenerme al margen?»

Sus historias a menudo están protagonizadas por fugitivos de la ley.

Y las actrices protagonistas suelen ser de cabellera rubia, éstas últimas eran su fascinación.

Alfred Hitchcock con Grace Kelly

Conscientemente se distanció de la imagen de artista católico”.

Filmaba de manera que el espectador experimentara ser una especie de voyerista observando la intimidad de los personajes.

Mientras abordaba temas del psicoanálisis con marcadas connotaciones sexuales.

Sin embargo según el escritor Patrick Mcgilligan (escritor del libro «Alfred Hitchcock: a Life in Darkness and Light»), Hitchcock era irreverente con la fe en un nivel superficial, pero en un nivel profundo su catolicismo fue conciso.

En sus películas cuando los villanos eran incapaces de aceptar la justicia luego de cometer sus crímenes normalmente se autodestruían.

También aborda el tema de la transferencia de la culpa.

En el filme I Confess (1953), Montgomery Clift protagoniza un sacerdote que resulta sospechoso de un homicidio luego de escuchar la confesión del verdadero  homicida.

Como el sacerdote debe guardar el sigilo sacramental, en algún nivel, es una figura de Cristo, porque carga con los pecados de otro hombre.

Así es como Hitchcock muestra la caída de la humanidad, pero a la vez también la posibilidad de la redención.

Se creía que había abandonado la Fe en la etapa final de su vida, hasta que en 2016 el sacerdote jesuita Mark Henninger develó sus visitas a Hitchcock en este momento crucial.

Hitchcock había estado alejado de la Iglesia por algún tiempo, y decía las respuestas en latín, a la antigua usanza”, recordó.

“Pero lo más notable fue que después de recibir la comunión, lloró en silencio, con lágrimas rodando por sus mejillas enormes”.

El P. Henninger continuó visitando a Hitchcock hasta su muerte, el 29 de abril de 1980.

El sacerdote reflexionó sobre cuán extraordinario fue que Hitchcock se dejara guiar por Dios al final de su vida.

Algo le “suspiraba en su corazón”, escribió el sacerdote, “y las visitas respondieron un profundo deseo humano, una real necesidad humana”.

 

LORETTA YOUNG

Loretta Young fue una actriz cinematográfica estadounidense, que brilló junto a figuras como Spencer Tracy, Cary Grant, David Niven, Douglas Fairbanks Jr., William Holden, y James Cagney.

Ganó el Óscar a mejor actriz en 1947 por su actuación en Un Destino de Mujer.

Y ganó tres Emmy por su famoso programa de televisión El Show de Loretta Young, que se mantuvo al aire durante el record de 8 temporadas.

Su vida personal fue un claroscuro continúo en busca de hacer lo correcto para ser congruente con su fe, a pesar de sus muchas caídas.

En 1935 quedó embarazada como fruto de las relaciones extramaritales con su colega casado, el actor Clark Gable, las mismas terminarían cuando él la violó.

Luego de esto el estudio fílmico Metro-Goldwyn-Mayer, en esas épocas tan duras para las mujeres trabajadoras, le impuso por contrato que abortara.

Ella, siendo católica, y en la lucha por no cubrir sus pecados con un pecado aún más grave ingenió un complejo plan para salvar a la criatura y conservar su bien ganada carrera profesional.

Para no romper su contrato laboral dio a luz a su hija en secreto, luego la dio en adopción, y 19 meses más tarde la adoptó para recuperarla.

El nombre de la bebé sería “Judy”, en honor a san Judas Tadeo, patrón de las causas perdidas.

El secreto luego la llevó a prácticas cuestionables de maternidad, incluso operó las orejas de su hija para ocultar el parecido con su padre biológico.

Gracias a Dios su camino de fe no terminó así.

Nuestra Madre entró en escena para rescatarla.

En una biografía autorizada llamada Forever Young, la actriz citó varias apariciones sobrenaturales fascinantes, esto pasó en Medjugorje.

La primera fue en 1988 cuando vio una esfera de oro pulsante crecer del tamaño de un aguacate al tamaño de una sandía y cambiar del color rojo, al verde y al blanco.

“Entonces una hostia apareció en el centro”, dijo ella.

Tan poderosas fueron las experiencias que más tarde Loretta comenzó a orar 15 décadas del Rosario todos los días, así como a ayunar los miércoles y los viernes.

Medjugorje solidificó todo por lo que siempre había esperado y rezado”, dijo la superestrella.

Experimentó otros presuntos prodigios en el lugar: en una ocasión la curación de una torcedura de su tobillo y un milagro que convertiría en oro la cadenilla que unía las cuentas de su rosario.

Ante esto último la legendaria actriz exclamó sobre Nuestro Señor:

“Al abandonarse a Su voluntad… ¿No es emocionante verla obrar?”.

Finalmente tras su retiro de la interpretación hasta poco antes de su fallecimiento, se dedicó, junto a su amiga Jane Wyman a labores de caridad.

«Valor es estar muerto de miedo pero sobre el caballo de todos modos»

 

JOHN WAYNE

Nacido con el nombre de Marion Robert Morrison, y conocido popularmente como The Duke (El Duque), fue un actor estadounidense símbolo de lo rudo y masculino, un icono durante muchos años.

Es memorable el timbre distintivo de su voz, su forma de caminar y su presencia física.

Su imagen ha quedado asociada, para muchos, con el género Western y con las películas de guerra.

Tiene el récord de la mayor cantidad de papeles protagonistas en la historia del cine con 142.

Ganó el premio Oscar al mejor actor en 1969 por la película “True Grit”.

En el aspecto espiritual, nació en el seno de una familia presbiteriana, pero la providencia lo fue guiando la Iglesia católica.

Dos personas muy cercanas al actor contaron lo sucedido: su nieto, el sacerdote católico Matthew Muñoz, y su hijo, el también actor Patrick Wayne.

“Desde temprana edad, mi abuelo tuvo un gran sentido de lo que era moralmente correcto.

Se crió en un mundo regido por principios cristianos y una especie de ‘fe bíblica’ que, creo, tuvo un fuerte impacto sobre él.” Da testimonio su nieto, Fr. Matthew Muñoz.

El sacerdote, que vive actualmente en California, recordó que la primera esposa del actor -y su abuela- Josefina Wayne Sáez fue el principal instrumento que Dios utilizó para evangelizar a la estrella del cine.

De origen dominicano, Josefina “tuvo una maravillosa influencia sobre la vida de mi abuelo, y lo introdujo en el mundo católico”.

Continua el sacerdote, “pasado el tiempo, mi abuelo fue involucrándose en la recaudación de fondos para los pobres y para las labores sociales de la Iglesia que organizaba siempre mi abuela.

Y después de un tiempo, notó que la visión caricaturesca que le habían infundido sobre los católicos no se correspondía con la realidad”.

John se divorció de Josefina años más tarde. Por su fe católica, la joven decidió no volver a casarse hasta la muerte de su ex marido, por cuya conversión rezó siempre a Dios.

En la conversión de Wayne jugó también un papel clave el Arzobispo de Panamá, Mons. Tomas Clavel, con quien compartía una estrecha amistad.

Fue él quien “fue formando, poco a poco, conversación a conversación, a mi abuelo, hasta que un día le dijo: ‘De acuerdo, estoy preparado’.

Sin embargo, el conocido actor no se atrevía a dar el paso. Intuía el revuelo que se podría formar en Hollywood. Y decidió esperar.

Se definía “católico cardíaco”, porque ya lo era en su corazón, pero se veía incapaz de dar el paso.

Más de una vez afirmó su deseo de “convertirme el día antes de morir”. Y eso fue exactamente lo que sucedió.

Su hijo Patrick, que actuó con él en varias películas (entre ellas, Centauros del desierto, 1956), recuerda lo que sucedió el último día de la vida de su padre:

“Cuando estaba muriéndose en el hospital todavía no había sido bautizado. (…) Los últimos diez días los pasó en coma.

El lunes, yo estaba con él y vi que se estaba poniendo peor. Sonó el teléfono. Era el capellán católico que quería pasar a verlo. Colgué.

Aunque mi papá estaba todavía dormido, le dije sin esperar respuesta: «Papá, el capellán quiere verte».

Entonces le oí decir: «Okay.» Me quedé atónito, pero llamé al capellán, que apareció en menos de media hora.

Con él todavía dormido, le dije: «Papá, el capellán está aquí», y otra vez dijo: «Okay». Entonces se despertó.

Abandoné el cuarto durante unos minutos. Desde fuera pude oír el murmullo de su conversación.

Cuando el capellán salió, me dijo que mi papá había sido bautizado. Esa misma tarde falleció”.

Es una bella historia de conversión aunque no es aconsejable ser tan temerarios como Wayne para esperar al último minuto, su conversión final es sin duda una gracia especial de Nuestro Señor.

 

DOLORES HART

Nacida con el nombre de Dolores Marie Hicks fue una actriz estadounidense.

En su prometedora carrera actuó junto a leyendas como Stephen Boyd, Montgomery Clift, George Hamilton y Robert Wagner.

Su actuación más memorable es curiosamente su debut en el film Loving You (1957) que protagonizó junto a nada más y nada menos que Elvis Presley.

En 1963, estaba a punto de firmar un contrato de siete cifras y estaba comprometida con Don Robinson, un brillante arquitecto, pero algo la inquietaba… ella amaba a otro hombre, a Jesús.

En sus palabras:

“Mi intención de entrar al monasterio  y casarme con Don… Quería ambas cosas por igual. Fue un tiempo escabroso, realmente escabroso.”

No pudo más contra su anhelo y comenzó a visitar la Abadía Benedictina de Regina Laudis en Bethlehem, Connecticut, para asesorarse.

Durante las primeras veces que vine a la Abadía le pregunté a la Reverenda Madre; “¿Cree que quizá tenga mi vocación aquí?”

Ella respondió: «¡No! Dolores, no seas tonta, regresa a tus películas.

Eres demasiado joven, esto no es para ti». ¡Eso me hizo tan feliz!”

Pero le seguía molestando el no resolver su inquietud sobre la vida consagrada.

Entre idas y venidas a la abadía, con el consentimiento de su prometido, llegó la fiesta de compromiso de la pareja.

Don, recuerda ese día:

Entando en nuestra fiesta de compromiso pude sentir en mi corazón que algo andaba mal, le pregunte porqué estaba distante, si pasaba algo.

Recibí un knockout ese día. Ella había recibido una carta de Regina Laudis.

Le dije: “¿Dolores, me estás diciendo que irás a la Abadía para convertirte en monja?”

Y me respondió: “Sí, eso hago.” Quedé devastado. Cada parte de mi amor por ella fue rota en pocos segundos.

Dolores también recuerda tan dramático momento: “Fue algo imposible de explicar porque… ¿Cómo explicar a Dios? ¿Cómo explicar al amor?”

En Junio de 1963, Dolores Hart entró en la Abadía de Regina Laudis.

“Lo que amé de la vida consagrada fue la capacidad de ofrecerse en una comunión real con Dios. Un amor eterno es el misterio que yo encontré aquí.

¿Estoy llamada a una comunión esponsal con Jesús? Sí, absolutamente. De eso se tratan los votos y la vida en comunidad.

Mi prioridad es no perderle, y es algo gracioso, sabes… porque Él estará conmigo sin importar nada, ¿Me entiendes?”

Y este no es el final de la historia de amor, Don respeta su vocación:

“Salí con muchas mujeres luego de Dolores. No inmediatamente, me tomó un tiempo. Pero nunca encontré otro amor igual”.

“Ella ahora está donde quiere, vive en la abadía y yo la amo. He venido a la Abadía por cuarenta y siete años, creo que eso dice algo…”

En cuando a Dolores, tiene claro porque eligió a Nuestro Señor:

“Adoraba Hollywood. No me fui porque fuera un lugar de pecado”

“Estaba levantada a las 6 A.M. fuera o no a trabajar para ir a la misa diaria y comulgar.”

«Dejé Hollywood por una cosa misteriosa llamada vocación. Es un llamado que viene de otro lugar que llamamos Dios, porque no tenemos ninguna otra forma de llamarlo.»

«Es el llamado del amor. ¿Por qué subes a una montaña?»

“Pienso que hubiera podido ser feliz casándome, teniendo una carrera o algo más. Hubiera sido muy feliz, pero muy en mi interior no hubiera encontrado aquello que estaba buscando.”

La madre Dolores se convirtió en priora de la abadía en 2001.

Actualmente es miembro del jurado de los Óscar de la Academia de las Artes y de las Ciencias del Cine, en el que es la única religiosa.

En el 2012, hizo una aparición especial en la ceremonia de los Óscar, para la presentación de la película documental sobre la historia de su vocación, titulada Dios es más grande que Elvis.

En su cotidianidad parte de su trabajo en la abadía incluye el acompañamiento espiritual para todo aquel que la necesite.

“Las personas vienen para hablarnos sobre cada posible forma de sufrimiento en el corazón humano.”

“Mi papel es ayudarles a ver que siempre hay esperanza y si encuentran la esperanza, quizá encuentren la fe.” Concluye Dolores.

Fuentes

Informe Redactado por Marvin Marroquín
Estudios en arquitectura, filosofía, teología y apologética

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