La amplitud de la infiltración, los métodos que usa y cómo Dios protege los frutos de Su plan.
Después de los tres hechos que vamos a contar aquí no te quedarán dudas de que la Iglesia Católica ha sido infiltrada por la masonería y que en algunas cosas ha trabajado en asociación con la infiltración comunista.
Ambas han sido denunciadas, pero los hechos que contamos aquí son más que simples testimonios de personas.
Y ante esto tal vez te entre la desazón, dirás ¿cómo puede la Iglesia cumplir el plan de Dios cuando pasan cosas como estas y otras como los abusos del clero?
Pero en un mundo caído luego del pecado original, es imposible que haya una institución que involucre a seres humanos, que sea absolutamente pura; el trigo siempre estará mezclado con la cizaña.
Y en el caso de la Iglesia, Dios ha estado misteriosamente cumpliendo Su plan a pesar de las maldades de los hombres y las infiltraciones para pervertirla.
Aquí te contaremos tres sucesos fuertes que ha provocado la infiltración masónica dentro de la Iglesia, y hablaremos sobre cómo a pesar de ellos la Iglesia ha seguido cumpliendo el plan de Dios, porque es una institución divina y humana a la vez.
El problema de la infiltración en la Iglesia por los enemigos de Cristo ya estaba presente en los primeros años de los Apóstoles, y lo ha estado a través de toda su existencia, porque es la organización que ha tenido más influencia en la historia.
En el último siglo se ha hablado de dos infiltraciones, la comunista y la masónica.
Y hay evidencias de que han hecho trabajos juntos, aunque son analíticamente diferentes.
Sin duda la infiltración masónica ha sido la más importante, al punto que durante en el Concilio Vaticano II se vio en toda su potencia.
Los masones dieron una dura lucha a través de los modernistas en el concilio, pusieron figuras suyas en puestos claves, y se apoderaron del espíritu del concilio, con la consigna de comprometerse con el mundo.
Incluso han estado detrás de la disidencia controlada lefebvrista.
Y fue tan evidente la infiltración en el Concilio, que en 1972, hacia el final de su pontificado, Pablo VI se convenció definitivamente, que «el humo de Satanás había entrado en la Iglesia».
Y uno de los episodios más importantes fue lo que sucedió con el obispo Aníbal Bugnini, el artífice de la reforma litúrgica surgida del Concilio.
Ya era un secreto a voces que Bugnini era masón.
Pero durante una fiesta en 1974 en el Vaticano, un sacerdote encontró un maletín que había sido olvidado, con papeles sospechosos de Bugnini, y lo llevó al cardenal Dino Staffa, por entonces prefecto de la Signatura Apostólica.
El cardenal Staffa llevó el maletín con su contenido a la policía federal italiana, que se ocupa de investigar delitos cometidos posiblemente por sociedades secretas, y les pidió que lo examinaran.
Y éstos le enviaron un informe declarando que los papeles eran auténticos y resultaban incriminatorios de Aníbal Bugnini como masón.
Staffa llevó las pruebas a Pablo VI y le planteó que si no destituía inmediatamente a Bugnini de su cargo clave para la liturgia, se vería obligado en conciencia, a dar a conocer la noticia.
Y al cabo de dos días, Pablo VI fusionó los dos dicasterios litúrgicos dejando afuera de su cargo a Bugnini.
Y después de un tiempo de negarse a dirigirle la palabra, terminó por enviarlo como nuncio a Irán, un destierro, porque en ese país casi no había católicos.
Pero esto se agravó con la publicación de la Lista Pecorelli.
Entre el 31 de Mayo y el 1 de Junio de 1974 un voluminoso dossier sobre la presencia masónica en el Vaticano fue robado del escritorio de Monseñor Mester, colaborador del cardenal Édouard Gagnon, que había sido comisionado por Pablo VI para realizar una investigación sobre la infiltración masónica en la Iglesia, aún antes del suceso del portafolios de Bugnini.
Y en 1976 el periodista Carmine Pecorelli, conocido como Mino Pecorelli, publicó una lista de 116 masones ocupando altos cargos en el Vaticano luego del Concilio Vaticano II.
Dio nombre y apellido de cada uno, fecha en que entró en las logias y nombre clave en ellas.
Era una lista sólo de los prelados italianos, y los observadores consideran que es incompleta, y que si se hubieran sumado los extranjeros se habría multiplicado varias veces.
Y fue una auténtica revelación, porque reflejó el grado de infiltración de la masonería en la Iglesia, por aquel entonces fuera de control.
Pecorelli pertenecía a la logia Propaganda Due y se desconoce la operación que le llevó a publicarla.
Y luego fue asesinado en Roma el 22 de marzo de 1979, de una forma misteriosa, que parecía ritual.
Nadie hurgó en su muerte hasta que en 1995, durante el proceso del dirigente democristiano Giulio Andreotti, vinculado también a la logia P2, alguien le acusó de haber ordenado el asesinato de Pecorelli.
El dossier encargado por Pablo VI pasó luego a su sucesor, Juan Pablo I, que declaró públicamente que quería hacer una purga de los prelados masones, pero no pudo hacerlo porque murió misteriosamente a los 33 días de pontificado.
Hemos realizado un video sobre él, que te recomendamos mirar.
Pero en esos 33 días sucedió algo que ha sido tapado.
Se reunió con el Arzobispo ruso Nikodim en el Vaticano, quien le iba a revelar el plan de los Illuminati que estaba ya en marcha, a través de agentes de la KGB infiltrados en la cúpula vaticana.
Aquí se ve que masones y comunistas hacían trabajos en conjunto.
En la reunión se sirvió un café a ambos de la misma jarra.
El Arzobispo Nikodim tomó el primer sorbo de café y cayó muerto instantáneamente.
La versión oficial es que Nikodim murió de la emoción de encontrarse con Juan Pablo I.
Mientras que el pontífice se dio cuenta que se trataba de un intento de asesinato a ambos y decidió la destitución del cardenal Jean Marie Villot como Secretario de Estado, del servicio de la Guardia Vaticana, del restaurante y cocina, meseros, asistentes, camareros, y del servicio médico, porque se dio cuenta que la KGB los había infiltrado.
Pero de poco le valió unos días después le tocaría a él.
La versión oficial es que Juan Pablo I murió de un ataque al corazón, nunca se le hizo autopsia y un mafioso italo estadounidense declaró luego que formó parte del trabajo de eliminación.
Luego el dossier del cardenal Gagnon sobre la infiltración masónica en la Iglesia pasó a Juan Pablo II, quien optó porque todos los que estaban cercanos a él fueran polacos y de su confianza.
Dicen que había una barrera polaca alrededor del papa.
Y después del intento de asesinato contra su vida, recordó más a Gagnon y comenzó a tomar medidas más enérgicas aún.
Ahora, de acuerdo a estos pocos datos, si la Iglesia Católica fuera una institución solamente humana, diríamos que está irremediablemente perdida, que no puede cumplir el plan de Dios.
Pero la Iglesia Católica es santa y pecadora, porque es divina y humana.
La Iglesia en realidad está gobernada por Cristo en lo más importante, y ninguna cosa mala que puedan hacer sus vicarios en la tierra, en el gobierno ordinario de la Iglesia, puede torcer definitivamente los frutos buenos que debe dar.
Y es un misterio cómo Dios toma sucesos que parecen malos y los convierte en buenos. Se dice que escribe derecho en renglones torcidos.
Un ejemplo claro es lo que sucedió con la Consagración de Rusia y Ucrania al Corazón Inmaculado de María por Francisco.
¿Quién iba a suponer que el pontífice más modernista que ha tenido la Iglesia, que ha sido el que ha criticado más a las apariciones marianas, el que iba a realizar una consagración de la manera más cercana a la que pidió la Virgen en una aparición, de todos los pontífices hasta ahora?
Hasta el fin del mundo en la Iglesia estarán mezclados el trigo y la cizaña, y Dios no quitará la cizaña por el riesgo de quitar parte del trigo. Eso lo hará en el juicio final, al final de la historia.
Habrá períodos en que la corrupción y la infiltración serán más intensas en la Iglesia que en otros, donde parezca que todo está perdido, pero por debajo Dios seguirá haciendo su plan a través de la institución Iglesia y sus fieles.
Dios hará en la Iglesia lo que siempre ha hecho, sacar bien del mal.
La pureza de la Iglesia es mística, eterna y sustancial.
Mientras que su realidad histórica es pasajera y efímera a los ojos de Dios.
Nada de lo que hagan malos prelados y enemigos infiltrados, puede torcer lo que Dios en última instancia hace realizar a la Iglesia.
Los protestantes fallaron en ver cómo Cristo podía hacer su obra en medio de hechos de infiltración y corrupción, perdieron la fe y acusaron a la Iglesia de falta de pureza.
Y nosotros también podemos sentirnos tentados, a hacer acusaciones contra la pureza de la Iglesia Romana.
Podemos ser tentados a perder nuestra fe en que la Iglesia está realizando el plan de Dios.
Pero la Iglesia está realizando el Plan de Dios, aunque no en cada cosa que hace, ni en cada acción de cada uno de sus prelados, sino en las grandes líneas.
Y no podemos hacer otra cosa que admitir que hoy hay cosas malas, y que parecen contrarias al plan de Dios, pero también admitir que esos frutos malos pasarán y predominarán los buenos.
Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre la infiltración masónica en la Iglesia, pero que aunque esto suceda y haya hechos repulsivos, Dios seguirá haciendo su plan a través de ella.
Y me gustaría preguntarte si te has sentido tentado a perder la fe en la Iglesia ante cosas que has visto y que te han pasado o no.
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