La importancia de que Jesús muriera en Jerusalén y resucitara al tercer día.

La crucifixión y resurrección de Jesús tuvo muchos efectos reales y enseñanzas.

Porque Dios no hace nada de manera arbitraria, sino que lo planea todo de manera adecuada, y en los lugares y tiempos apropiados. 

Cada detalle tiene múltiples cosas para enseñarnos.

Y aquí hablaremos sobre las profundas enseñanzas que dejó que Jesucristo muriera en Jerusalén y que resucitara al tercer día.

Cristo murió apropiadamente en la zona de Jerusalén. 

En primer lugar, porque Jerusalén era el lugar elegido por Dios para la ofrenda de sacrificios a sí mismo, y esos sacrificios presagiaban la Pasión de Cristo.

Aunque los pueblos tenían sinagogas, para el pueblo judío de esa época, solo había un lugar para ofrecer sacrificios al Señor: Jerusalén. 

Y siendo que la salvación viene de los judíos, según Juan 4, convenía que nuestro Cordero Pascual, fuera sacrificado en el único lugar aceptable para los judíos.

En segundo lugar, la virtud de su Pasión debía extenderse por todo el mundo, y por lo tanto quiso sufrir en el centro del mundo, que se consideraba habitado en ese momento, es decir, en la zona de Jerusalén.

Un vistazo a un mapa muestra que Jerusalén se encuentra en la intersección de los tres continentes conocidos hasta ese momento: Europa, Asia y África. 

En tercer lugar, quiso sufrir donde habitaban los principales sacerdotes, para mostrar que la maldad procedía de los jefes espirituales del pueblo judío.

Jerusalén tenía la reputación de ser el lugar donde los profetas sufrían más y donde la mayoría de ellos iban a morir. 

Jesús había dicho, ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados!, Lucas 13.

Era allí donde la fe y el poder se cruzaban.

Y si Jerusalén era el lugar apropiado, ¿por qué Jesús no fue sacrificado en el monte del Templo, dentro de la ciudad? 

¿Por qué fue sacrificado fuera de las puertas de la ciudad? 

En primer lugar, porque fue especialmente conforme a su humildad.

Así como eligió la forma más vergonzosa de muerte, también fue parte de su humildad sufrir fuera del lugar célebre.

Y además la humillación de Cristo no solo fue muy pública, sino que ocurrió cuando Jerusalén estaba repleta para la fiesta de la Pascua.

En segundo lugar, porque el becerro que se ofrecía en el más solemne sacrificio de expiación por toda la multitud, se quemaba fuera del campamento, como se ordena en Levítico 16.

En tercer lugar, para darnos el ejemplo de evitar el escándalo que podría tener consecuencias políticas.

En su época había por lo menos tres grupos políticos y religiosos: los saduceos, los fariseos y los zelotes, que discrepaban entre ellos, pero solo había una cosa en la que los grupos podían estar de acuerdo: Jesús tenía que irse. 

De modo que sin encajar en ninguna parte, Cristo fue crucificado fuera de la ciudad.

En cuarto lugar, el Señor no quiso sufrir bajo un techo, ni en el templo judío.

Fue más allá de la ciudad, para que supiéramos que fue un sacrificio universal, una ofrenda para el mundo entero. 

Como dijo Jesús a la mujer samaritana junto al pozo “viene la hora en que no adoraréis al Padre ni en este monte ni en Jerusalén», Juan 4.

En quinto lugar, el sitio del Calvario era el lugar donde fue sepultado Adán, y se llamó así porque allí estaba enterrado el cráneo del primer hombre.

En la Iglesia del Santo Sepulcro hay una pequeña abertura en la base del Gólgota, que se venera como la tumba de Adán. 

Y cuenta la leyenda que la Sangre de Cristo goteó por la abertura y tocó los huesos de Adán y lo bendijo.

En sexto lugar, porque los lugares donde son muertos los condenados están fuera de la ciudad.

Y Jesús fue crucificado allí, para que su sacrificio se alzara sobre lo que antes era el lugar de los condenados. ?

Luego Jesús resucitó, porque sin la resurrección nuestra redención sería incompleta. 

El Catecismo de la Iglesia numeral 654 dice: “El misterio pascual tiene dos aspectos: por su muerte, Cristo nos libera del pecado; por su Resurrección, nos abre el camino a una vida nueva”.

¿Y por qué resucitó al tercer día en particular y no eligió el primer o segundo día, o el cuarto o algún otro día para resucitar? 

En primer lugar, si Jesús hubiera resucitado de inmediato, después de ser bajado de la cruz o sellado en la tumba, algunos se preguntarían si realmente había muerto. 

Nadie podría sobrevivir a la flagelación, la crucifixión y dos noches solo en una cueva sin ayuda médica, si no fuera por un milagro. 

Los tres días establecieron entonces que Jesús definitivamente estaba muerto.

En segundo lugar Jesús resucitó al tercer día en cumplimiento de las Escrituras.

Después de la resurrección, Jesús dijo: “así está escrito que el Mesías sufriría y resucitaría de entre los muertos al tercer día”, Lucas 24. 

Muchos pasajes del Antiguo Testamento presagiaron esto. 

Jesús y San Pablo comparan la resurrección con las plantas que brotan, y fue en el tercer día de la creación que Dios dijo: «produzca la tierra… toda clase de plantas», Génesis 1.

Fue al tercer día que Abraham ofreció a Isaac en sacrificio, razonando que Dios cumpliría todas sus promesas al resucitar a su único hijo.

Por otra parte, Jesús había dicho a los escribas y fariseos que “así como estuvo Jonás en el vientre de la ballena tres días… así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra”, Mateo 12.

Jesús también dijo: “destruid este templo, y en tres días lo levantaré”, Juan 2, en referencia al templo de su cuerpo.

Y el Libro de Esdras capítulo 6, registra que el segundo Templo judío se completó el tercer día del mes.

Una tercera razón para resucitar al tercer día es lo que Jesús estuvo haciendo el segundo día.

Mientras su cuerpo estaba en la tumba observando el descanso sabático, su alma descendió a la morada de los que habían muerto antes.

Usó estos tres días para abrir las puertas del Cielo a todos los justos que habían muerto antes que él.

Cristo había dicho en Juan 5 que llegará el momento cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán.

Una cuarta razón para el tercer día es significar una Nueva Creación.

Pascua fue un domingo y en el Génesis, la obra de creación de Dios comenzó en este primer día de la semana. 

Y el Domingo de Resurrección marca el inicio de una Nueva Creación con Cristo.

En quinto lugar, Jesús resucitó al tercer día para dar a su Iglesia una lección de perseverancia.

Los apóstoles habían visto a Jesús obrar muchos milagros. 

Pero cuando lo oyeron hablar de “Mi carne es verdadera comida y Mi sangre es verdadera bebida”, Juan 6, mucha gente no aceptaría esta enseñanza, y como resultado muchos de sus discípulos ya no lo acompañaron.

Entonces Jesús preguntó a sus apóstoles: “¿ Vosotros también queréis iros?” y Simón Pedro le respondió: “Señor, ¿a quién iremos? tú tienes palabras de la vida eterna», Juan 6.

Fue impactante para ellos presenciar la tortura y la muerte de su Mesías. 

Y durante todo el Sábado Santo los discípulos perseverantes estuvieron llenos de dudas y temores, pero permanecieron juntos en el Cenáculo, en el que habían comido la primera Eucaristía.

Bueno hasta aquí lo que queríamos contar sobre las razones por las que Jesús murió en Jerusalén y resucitó al tercer día, y las enseñanzas que nos deja.

Y me gustaría preguntarte si crees que si hubiera muerto en otro lugar y resucitado antes o después de los 3 días, hubiera sido lo mismo o no.

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