Trató de ocultar su identidad toda la vida.
A un año de su muerte en el 2020, se reveló la verdadera identidad del niño poseído que inspiró la película El Exorcista.
La que puso en conocimiento público la existencia de las posesiones, aunque agregándole toques hollywoodenses típicos.
Para la mayoría de los cristianos seguramente esa película, es la única fuente que han tenido, sobre el ataque más profundo a un ser humano por el demonio, que llamamos posesión.
Y que sólo puede ser expulsado mediante el rito católico del exorcismo, que en realidad es una oración.
Hoy se saben muchos detalles del exorcismo verdadero, que inspiró el libro, porque en 1978 fue hallado el diario en que los exorcistas registraban todo lo que sucedía.
Hemos publicado un artículo sobre el tema y un video que te invitamos a ver.
Y en este video hablaremos de quién fue el verdadero poseído, cómo vivió su vida luego y que sucedió en el desenlace final cuando fue liberado del demonio.
En 1971 William Peter Blatty, quien escuchó por primera vez sobre la posesión demoníaca de un niño de 14 años alrededor de 1949, mientras estaba en su último año en la Universidad jesuita de Georgetown, escribió el libro El Exorcista que vendió 13 millones de copias solo en EE.UU.
Y en 1973 William Friedkin dirigió la película El Exorcista, que recibió 10 nominaciones a los premios Óscar, incluida la mejor película y se convirtió en un clásico del género.
La película mostró la posesión de una niña, pero en realidad el poseído fue un niño de 14 años al que le pusieron como sobrenombre Roland Doe o Robbie Manheim, para protegerlo.
Pero fue un secreto a voces luego, que el niño era Ronald Edwin Hunkeler, aunque nunca tomó estado público por razones legales.
Posteriormente sería el ingeniero de la NASA, quien patentó una tecnología especial para hacer que los paneles del transbordador espacial fueran resistentes al calor extremo.
Ayudando a las misiones Apolo de la década de 1960 que llevaron a los astronautas estadounidenses a la luna en 1969.
Se retiró de la NASA en el 2001, después de casi 40 años en la agencia espacial.
Y falleció en el 2020 a los 86 años.
Estaba separado de sus tres hijos y ninguno concurrió al funeral.
Durante su vida Hunkeler estuvo apartado de la religión.
Sin embargo una cosa que nadie supo explicar es cómo poco antes de que Hunkeler muriera, un sacerdote católico apareció en su casa para realizarle los últimos ritos, sin que nadie lo hubiera llamado.
Hunkeler vivía con el temor de que más personas descubrieran su identidad.
Y por ejemplo en Halloween, siempre salía de la casa porque pensaba que alguien vendría a su residencia, sabrían dónde vivía y nunca le dejarían en paz.
Parece que él quería apartar de su vida el tiempo de su posesión y de su liberación.
Tenía 14 años cuando escuchó golpes y arañazos provenientes de las paredes de su habitación.
Los objetos volaban en la habitación y su cama se movía sola.
La familia era luterana y recurrió al reverendo Schulze, quien escribió al Laboratorio de Parapsicología de la Universidad de Duke para pedir ayuda.
Relató que además las sillas se movían al punto que una lo tiró a él al suelo, los pisos estaban marcados por el deslizamiento de muebles pesados por sí mismos, y una imagen de Cristo en la pared temblaba cuando el niño estaba cerca.
La madre del niño suponía que los fenómenos estaban relacionados con su recientemente fallecida tía Tillie, una espiritista que le había enseñado cómo usar una tabla Ouija para comunicarse con el mundo espiritual, y luego de su muerte el niño la usaba para comunicarse con ella.
El niño fue sometido a una serie de pruebas médicas y psicológicas, que no encontraron nada anormal.
Y finalmente el reverendo Schulze les sugirió que entraran en contacto con un sacerdote católico porque dijo, entienden más de estos casos.
Después de varios intentos fallidos, el obispo dio permiso al jesuita padre William Bowdern para encabezar el exorcismo, un hombre de 52 años, muy asentado en la fe y con fama de santidad.
Quien ayunó durante todo el período.
Fue asistido directamente por los padres Bishop y Halloran.
Se realizaron más de 20 exorcismos durante tres meses.
Y fue considerado un estudio de caso por los sacerdotes jesuitas, para que fuera una guía de futuros exorcismos, por eso el padre Bishop llevó un diario donde se relataba todo lo que sucedía.
Por ejemplo, Bishop escribió en el diario el 10 de marzo de 1949, que hubo 14 testigos que observaron que el niño entró en trance mientras su colchón se sacudía, le apareció un rasguño en la piel y la reliquia de segunda clase de Santa Margarita María fue arrojada al suelo sin que ninguna mano humana la tocara.
Todo esto sucedió en su casa de Maryland.
Y se decidió que el niño fuera llevado a San Luis para seguir con el exorcismo.
El padre Bishop escribió en el diario las cosas que los persuadieron a este movimiento.
Una noche, la palabra ‘Louis’ apareció escrita en las costillas del niño en rojo intenso.
También la palabra «sábado» se escribió claramente en la cadera del niño, indicando el día de la salida.
Y se imprimió otro mensaje en el pecho del niño, «3 semanas y media», indicando cuanto tiempo la madre y el niño deberían permanecer en San Luis.
Bowdern decidió bautizarlo para acogerlo en el seno de la Iglesia Católica, porque el bautismo es otra forma de exorcizar.
Pero tras recibir este sacramento el niño se tornó más agresivo.
La voz del demonio salía con más frecuencia durante las crisis, profería más obscenidades.
Su rostro adquiría expresiones diabólicas y sus uñas, extraordinariamente largas, arañaban su pecho.
Pero a los períodos de crisis se sucedían estados de calma, en los que aún el chico proyectaba un aura siniestra, que los exorcistas llaman «el roce de satanás».
El 18 de marzo de 1949, el niño ingresó al Alexian Brothers Hospital en San Luis, donde sus violentas convulsiones rompieron la nariz de un sacerdote.
Y allí transcurrió la fase final del exorcismo.
El diario registra las maldiciones y palabras en latín y arameo que el niño profería, sin conocerlas.
Y hay detalles del exorcismo que se conocieron luego que se halló el diario del exorcismo en 1978, durante las obras del hospital de los Alexian Brothers de San Luis, en una de cuyas habitaciones, clausurada hasta esa fecha, se produjo el exorcismo último y definitivo.
Se trata de veintiséis páginas mecanografiadas en las que se recogen los testimonios de 48 personas que asistieron a la víctima, entre ellos 9 sacerdotes.
Y lo novedoso es la última batalla que libraron los exorcistas para expulsar al demonio.
El niño había comulgado ese día y los hermanos del hospital habían puesto en su habitación una estatua del arcángel San Miguel venciendo al dragón.
Y en medio del exorcismo la habitación pareció invadida de una calma absoluta y del niño salió una nueva voz, clara, autoritaria, rica y profunda, distinta a la áspera del demonio:
«Satanás, soy san Miguel y te ordeno a ti y a los otros espíritus malignos que abandonen este cuerpo en nombre de Dominus, inmediatamente, ¡ahora, ahora!».
Entonces, durante 7 u 8 minutos, el niño se debatió entre violentísimas contorsiones.
Y luego, dijo con calma: «Se ha ido».
El niño contó que había visto en su mente como el arcángel se había enfrentado con el diablo, haciéndole retroceder hacia una cueva cerrada con barrotes.
El niño miró a los sacerdotes y aseguró sentirse bien.
Todos se felicitaron menos Bowdern, que ya no se fiaba del maligno, porque en el transcurso del exorcismo se había ocultado varias veces.
Esperaba una señal característica del final exitoso del exorcismo.
Y a la mañana siguiente una explosión resonó en todo el hospital. Era la señal que Bowdern esperaba.
Cuando el niño salió del hospital, su habitación fue clausurada con llave y misteriosamente quedó allí el diario en el cajón de la mesa, hasta ser hallado en 1978.
Y unos días después durante una misa celebrada por Bowdern en la iglesia de San Francisco Javier, el ábside se iluminó y brilló por un instante la imagen de san Miguel, con una espada llameante en la mano, que fue visto por todos.
Llama la atención que el padre Bowdern sufrió efectos debilitantes del exorcismo durante un tiempo, lo veían tambaleante e inseguro para caminar.
En resumen, a un año de su muerte los medios de comunicación liberaron la información de quién había sido el niño que inspiró la novela y la película El Exorcista.
Ronald Hunkeler había sido ingeniero de la NASA durante 40 años, había vivido alejado de la religión y lo misterioso es la aparición de un sacerdote para darle los últimos ritos.
Fue un caso típico en que la posesión entró en el niño por jugar a la ouija y de la intervención del Arcángel Miguel para expulsar al demonio.
Bueno, hasta aquí lo que queríamos hablar sobre la verdadera identidad del niño de la historia que contó la película y algunos detalles del exorcismo, que contamos más extensamente en otro video que te dejo el link https://youtu.be/VgXAGJZw-iQ .
Y me gustaría preguntarte si has visto El Exorcista o alguna otra película sobre exorcismos y cuál es tu opinión al respecto.
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