Cómo se ha malinterpretado el mandato de Jesús en el último siglo.
La crisis por la que pasa la Iglesia hoy comenzó luego del Concilio Vaticano II.
Un grupo de teólogos, envalentonados por los cambios que estaban sucediendo en la sociedad en la década de los ’60, inició un programa de romper con la tradición dentro de la Iglesia.
Y uno de sus postulados fue la «opción preferencial por los pobres».
Pero el propio Jesús, ya dos décadas antes, había indicado cómo quería que la Iglesia trabajara con los pobres.
Aquí hablaremos sobre las consecuencias que tuvo en la Iglesia la prédica de la «opción preferencial por los pobres» y cómo Jesús y la Virgen María aparecieron en la Tierra para indicar la forma de trabajar con los pobres.
Luego del Concilio Vaticano II, en la década de 1960 un grupo significativo de teólogos dieron un golpe de estado doctrinal en la Iglesia.
Pero no muy visible en los propios documentos del Concilio, sino en lo que proclamaron como “Espíritu del Concilio”.
La misión de la Iglesia ya no era “salvar almas” sino la “justicia social”.
Para ellos, las formas exteriores de piedad y el oficio de la Iglesia se habían convertido en una vergüenza para los pobres.
El atuendo clerical en un obstáculo para la solidaridad con los pobres.
Y todo el conjunto de tradiciones en un lastre para la justicia social.
¿Y cuál fue la consecuencia visible de esta movida?
Esta movida significó la destrucción el tejido interno de la Iglesia, y hoy estamos moviéndonos entre los escombros que esto propició: miles de sacerdotes abandonaron su profesión, decenas de antiguas órdenes religiosas se derrumbaron, descendieron pronunciadamente las vocaciones sacerdotales, la concurrencia a misa fue reducida drásticamente, sacerdotes se hicieron guerrilleros o los prohijaron, etc. ?
Y establecieron un relato que muchos aún sostienen.
De la noche a la mañana, se hizo creer que la situación de los pobres nunca había sido preocupación de la Iglesia.
Y su causa de romper con el pasado exhibió el furor típico de la revolución cultural china de Mao.
Los sacramentos fueron etiquetados como signos de la opresión a los pobres.
Los preciosos y a menudo artísticamente invaluables atavíos litúrgicos utilizados para la Santa Misa, fueron destruídos.
Muchas iglesias fueron vaciadas de sus imágenes.
Todo fue vendido o quemado, para que no infectara a los nuevos católicos.
Y se hizo para que los pobres pudieran ser atendidos y pudiera surgir una nueva Iglesia.
El lema fue la “opción preferencial por los pobres”.
Lo cual es una distorsión de la Ley de la Caridad, que obliga a todos los católicos a atender cualquier necesidad.
Nuestro Señor lo dejó claro: “Todo lo que hacéis al más pequeño de mis hermanos, a mí me lo hacéis” Mateo 25:40.
Y a partir de ahí, la Comisión Divina modeló las obras de misericordia corporales y espirituales.
Legiones de santos, a lo largo de los siglos, se habían comprometido en el cuidado desinteresado de los pobres, dejando asombrado al mundo ante su heroica generosidad.
Se podría decir con seguridad que la Iglesia Católica inventó el cuidado activo de los pobres, es parte de su ADN.
La atención a los pobres siempre estuvo debidamente ordenada a salvar almas, no a un mero asistencialismo o a incentivar el cambio del orden social y político, como propugnaron los seguidores de la Teología de la Liberación.
Los pobres se convirtieron así, en manos de los revolucionarios, en una categoría que usurpó el lugar de Dios.
Olvidando que San Pablo dijo en Romanos 17:14 “que el Reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo”.
La “opción preferencial por los pobres” ignoró la rica enseñanza católica, degenerando en una caricatura de la caridad.
Ocultó la dignidad humana intrínseca de los pobres.
Ya no son hombres, como todos los demás hombres que necesitan salvación. Ellos son “los pobres”.
No está mal que se ayude a los que tienen las necesidades materiales insatisfechas, pero no se debe olvidar que la Iglesia no tiene como fin primordial la ayuda material a los pobres, sino su conversión.
Aunque hasta el día de hoy, muchos prominentes prelados del Vaticano satanizan que se hable de Dios a los pobres que asisten, porque dicen que es proselitismo.
Pero si los ideólogos miraran a los pobres con la mirada de Cristo, no verían pobres, sino a pobres pecadores, no diferentes al resto de la raza humana, todos necesitados del mismo Cristo misericordioso.
Los ideólogos impulsaron el cambio diciendo que estaban rescatando el verdadero pensamiento de Jesucristo.
Sin embargo el propio Jesucristo indicó cómo quería que se tratara específicamente a los pobres, lo que fue ignorado.
En 1947 una humilde monja, que luego se llamará Santa Teresa de Calcuta, fue visitada por Jesucristo y la Virgen, para dejar todo, e irse a la India para atender a los pobres.
El Cielo le mostró tres visiones.
En la primera visión vio la situación de los pobres, su dolor y su pobreza interior escondida bajo su pobreza material.
En la segunda visión vio a Nuestra Señora en medio de esos pobres y arrodillada, y le oyó decir que los cuide, que son de Ella y que los lleve a Jesús.
Además que les enseñe a recitar el Rosario, y que Jesús y Ella estarían con la Madre Teresa y sus hijas.
Y en la tercera visión vio a esa multitud de pobres cubierta por una oscuridad y a Jesús en la cruz junto a Su madre, que pasaban desapercibidos.
Y oyó la Voz de Jesús que le decía,
“Te he preguntado… y ella, Mi Madre, te lo ha pedido.
¿Te negarías a hacer esto por Mí… cuidar de ellos, para traerlos a Mí?”
Y luego Jesús le dio instrucciones precisas,
“Quiero que las Hermanas Misioneras Indias de la Caridad, sean mi fuego de amor entre los muy pobres, los enfermos, los moribundos, los niños de la calle.
Quiero que me traigas a los pobres.
Las hermanas que ofrecerán sus vidas como víctimas de mi amor me traerán estas almas.
¿Me rechazarás?”.
Otra vez Jesús le dijo que le dolía profundamente ver a tantos niños pobres perdidos por el pecado y atacados por satanás.
“Sácalos de las manos del malvado -dijo-,
¿Me rechazarás?”.
Finalmente después de tanta insistencia de Jesús, ella le dijo que estaba lista para ir a cualquier lado y en cualquier momento.
Y un mes después el Arzobispo Perier cedió a su petición, y en agosto de 1948 el Papa Pío XII le permitió que dejara a las Hermanas de Loreto, comprometiéndose a mantener la pobreza, la castidad y la obediencia, y marchó para la India.
Nadie en su sano juicio puede poner en duda que el modelo de trabajo que implantó la Madre Teresa en la India fue un fiel reflejo del evangelio, asistir las necesidades de los pobres, pero también y principalmente, llevar a los pobres a Jesús.
Y de esta forma promover a que cambien de vida, se incorporen a la sociedad y al final no dependan del asistencialismo, al menos los que no tengan otros problemas.
Esto está en línea con la traición de la Iglesia y con las escrituras, y no la ideología de la «opción preferencial por los pobres».
Bueno, hasta aquí lo que queríamos hablar sobre el error que cometió la opción preferencial por los pobres y cómo Jesús mismo promovió el estilo de misión de la Madre Teresa de Calcuta.
Y me gustaría preguntarte qué piensas de las Hermanas de la Caridad que siguen el legado de la Madre Teresa de Calcuta.
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