Cuando los pastores frenan a las ovejas.
La Iglesia de Inglaterra ha aceptado la derrota en la discusión sobre el matrimonio gay e indica que ya no luchará contra un cambio en la ley. Una lucha que fue escasa y de mala gana, que pareció mas una entrega al poder político desde el principio.
Los Lores votaron por 390 a 148 contra de una moción que habría derribado ley del Gobierno de matrimonios del mismo sexo.
En un breve comunicado, la Iglesia dijo que la escala de las mayorías en ambas áreas de los comunes y lores dejó claro que es la voluntad del Parlamento de que las parejas del mismo sexo «deben» poder casarse
COMO “TIRANDO PARA ATRÁS”
La defensa del matrimonio en la cámara de los Lores no fue especialmente brillante ni unitaria por parte de los obispos anglicanos. Son 25 los obispos anglicanos con asiento en los Lores, sólo 14 acudieron, y de ellos sólo 9 votaron a favor de eliminar la ley del matrimonio gay aprobada en el Parlamento, como proponía Lord Dear.
Pero los obispos anglicanos tampoco destacaron por sus discursos claros ni unitarios. Como señala William Oddie del Catholic Herald,
«además del arzobispo Welby, sólo tres obispos activos han hecho alguna contribución al debate».
Pero además Oddie lamenta que Welby, arzobispo de Canterbury y Primado de la Comunión Anglicana, dedicase la mitad de su discurso a adular al poder político, aunque señala que dio un par de buenos argumentos contra la redefinición del matrimonio.
DÉBILES ARGUMENTOS ANGLICANOS EN SACO ROTO
Welby había avisado de que redefinir el matrimonio minaría la «piedra angular» de la sociedad, denunció que la redefinición confunde matrimonio con bodas, que igualdad no debe ser uniformidad, que dos cosas pueden ser equivalentes pero ser distintas, y que de hecho la norma británica no tratará igual a los matrimonios del mismo sexo (aludió a la proposición 4, que especifica que sólo se puede adulterar con una persona de distinto sexo; un hombre «casado» con otro hombre que mantenga relaciones con un tercero no cometerá adulterio, lo cual tiene efectos en las leyes de divorcio, etc…).
Otros lores señalaron (y Lady Stowel, la portavoz pro-gay del Partido Conservador lo admitió sin problemas) que también hay desigualdad en lo que respecta a «consumar el matrimonio»: a las parejas de sexo distinto la ley les exige «intercourse» (relación sexual con penetración vaginal) para considerar consumado el matrimonio; a las parejas del mismo sexo, no. De nuevo, tiene efectos en herencias y divorcios.
Aún el martes 4 de junio en emedio de resistencia popular se oía la voz del obispo de Exeter que preguntaba, por ejemplo, por qué no basta con las leyes de parejas civiles que ya existen y dan prácticamente las mismas ventajas que el matrimonio,
«y si quedara alguna diferencia, se puede arreglar la ley fácilmente. No consigo oír qué es lo que les falta».
Nadie le respondió.
SE DEDICARÁN A “MEJORAR” LA LEY
Después de la votación de los lores, los obispos anglicanos pro-familia se retiraron a los cuarteles de invierno, pasaron la posta a los obispos «progres» o, simplemente acomodaticios ante el poder político, comenzando el día siguiente, 5 de junio, con el nombramiento público del nuevo obispo anglicano para Manchester, David Walker, que lo primero que hizo fue anunciar que él no habría votado contra la ley del matrimonio gay.
Tim Stevens, obispo de Leicester y portavoz de los obispos en la Cámara de los Lores, que se abstuvo en la votación, enumeró la nueva línea de acción de la Iglesia de Inglaterra: dejar de intentar bloquear la norma y buscar enmiendas, pero no sólo enmiendas para proteger a los objetores (notarios, clérigos, maestros, terapeutas de familia, hosteleros, etc… que se opongan a celebrar o apoyar bodas gays) sino enmiendas que refuercen el matrimonio gay.
El obispo de Leicester, quien dirige a los obispos en la Cámara de los Lores, dijo que ahora concentrará sus esfuerzos en «mejorar» en lugar de detener una nueva definición histórica del matrimonio.
Esto representa un cambio radical de rumbo en el año, ya que la Iglesia insistía en que el matrimonio entre homosexuales plantea una de las mayores amenazas de separación de la Iglesia de Inglaterra desde el reinado de Enrique VIII.
Ahora será analizada la posibilidad de añadir una serie de enmiendas para protección extra para los profesores y otros trabajadores que se oponen por motivos de conciencia.
En un comunicado, el Rvdmo Tim Stevens, dijo que los obispos deberían ahora «unirse» con los políticos para fortalecer el acuerdo en lugar de resistirse a él.
«Ambas cámaras del Parlamento han expresado ahora una visión clara de las grandes mayorías en el principio de que debería haber una legislación para permitir los matrimonios entre personas del mismo sexo en Inglaterra y País de Gales», dijo.
«Ahora es el deber y la responsabilidad de los obispos que se sientan en la Cámara de los Lores reconocer las implicaciones de esta decisión y unirse con otros miembros en la tarea de examinar cómo esta legislación puede ponerse en mejor forma».
Señaló que los obispos deberían buscar de introducir la noción de adulterio en el proyecto de ley y ampliar los derechos parentales para las parejas del mismo sexo.
UNA RESISTENCIA POPULAR SIN EL LIDERAZGO DE LOS OBISPOS
Mientras tanto, los grupos pro-familia, católicos, evangélicos y anglicanos conservadores de Inglaterra se centrarán en las próximas semanas en incorporar tantas enmiendas como puedan al matrimonio redefinido para intentar que al menos no se use como arma contra las personas que objeten a ese matrimonio.
Fuentes: The Telegraph, The Catholic Herald, Signos de estos Tiempos