Se recomienda no salir de los bancos, que el sacerdote no baje a saludar…
El Cardenal prefecto de la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Antonio Cañizares, ha firmado el día 8 de junio, Solemnidad de Pentecostés, una carta con el visto bueno del Papa Francisco, para ser enviada a todas las Conferencias Episcopales del mundo.
En dicha carta circular llamada «El significado ritual del don de la paz en la misa» se dice que tomando en consideración las opiniones de las diferentes conferencias episcopales del mundo (solicitadas en mayo del 2008), se decide mantener el ‘rito’ y ‘signo’ de la Paz en el lugar y forma que tiene en el Ordinario de la Misa, al considerarlo una característica del rito romano y no introducir cambios estructurales en el Misal Romano. Pero la Congregación del Culto recomienda discreción y compostura.
La carta circular del prefecto de la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos dice que
«el rito de la Paz llega a su significado más profundo con la oración y el contexto mismo de la Eucaristía, por lo cual darse la paz correctamente entre los participantes de la Misa enriquece su significado».
El documento además hace observaciones prácticas para expresar mejor el contenido del signo de la paz y para moderar los excesos que generan confusión en la asamblea litúrgica momentos antes de la Comunión.
Dice el documento que:
«por tanto, es totalmente legítimo afirmar que no es necesario invitar “mecánicamente” a darse la paz, si se prevé que tal intercambio no se producirá de una manera adecuada». Entonces se invita a omitirlo.
El saludo que los fieles intercambian para darse la paz permanece donde se encuentra en el rito romano, pero la Santa Sede pidió a las Conferencias Episcopales de todo el mundo que lo practiquen con mayor sobriedad, sin crear confusión ni demasiado movimiento durante la Misa, así como sin los cantos “ad hoc” en un momento en el que no están previstos.
Así mismo, la Congregación del Culto Divino recomienda evitar abusos, tales como la introducción de un canto por la Paz, inexistente en el rito romano; desaconsejar el desplazamiento de los fieles para intercambiarse la Paz; evitar que el sacerdote abandone el altar para darla a algunos fieles; y evitar que en algunas solemnidades o celebraciones particulares como los bautismos, las primeras comuniones, las confirmaciones y los matrimonios, ordenaciones y funerales, darse la paz se convierta en una ocasión más para extender felicitaciones o pésames.
Fuentes: Aleteia, Vatican Insider, Signos de estos Tiempos