Equivocaciones a la hora de tomar decisiones.
El caso de Tony Blair, ex primer Ministro Británico que en el 2007 se convirtió al catolicismo, muestra la dificultad de los políticos occidentales para combatir lo que una buena parte de ellos ve como la amenaza islamista en occidente y el mundo. Porque por un lado advierten sobre tal peligro, y por otro hacen alianzas y proponen políticas que promueven a los grupos islámicos radicales.
Si se lo escucha, cualquiera diría que Tony Blair ha despertado después de una larga hibernación. El ex primer ministro laborista británico (jefe de gobierno en Londres desde 1997 hasta 2007), dio la semana pasada un discurso en la sede londinense de Bloomberg, sobre los peligros del Islam radical y la ceguera occidental, inspirando a los gobiernos democráticos a la acción.
Pero la realidad es más compleja y a veces las simples buenas intenciones de combatir la radicalización islámica chocan con las dificultades para comprender las raíces que ha echado este fenómeno y los camuflajes que usan los islamistas para presentarse como potables para occidente.
EL BLAIR QUE VE EL PELIGRO ISLAMISTA
En un dicurso que tituló ¿Por qué importa el Medio Oriente?, dijo,
«En los últimos 40 a 50 años hubo un incesante flujo de fondos, proselitismo, organización y difusión de Oriente Medio, para promover una visión de la religión mentalmente estrecha y peligrosa. Por desgracia, parece que estamos ciegos ante el inmenso impacto global que esta predicación ha tenido y sigue teniendo».
El peligro sobre todo el Oriente Medio, es que,
«la gente a menudo se enfrenta a una elección entre un gobierno autoritario que es al menos tolerante a la religión, y el riesgo de que, al derrocar a un gobierno impopular, se termine en una teocracia semi-intolerante.»
Pero el peligro, dijo el primer ministro también se refiere a Europa, donde
«la población musulmana ha llegado a 40 millones de personas y está creciendo. Los Hermanos Musulmanes y otras organizaciones son cada vez más activas y actúan sin demasiados controles o restricciones. La reciente controversia sobre las escuelas en Birmingham (y situaciones similares en Francia) dan lugar a la creciente preocupación por la penetración islámica en nuestra sociedad».
EL BLAIR CUYA FUNDACIÓN ES INVESTIGADA POR NEXOS ISLAMISTAS
Sin embargo, es curioso que, el 13 de abril, el periódico británico The Telegraph haya dado la noticia de que la misma Faith Foundation del ex primer ministro Blair está infiltrada por la Hermandad Musulmana.
Ahora sería cuidadosamente monitoreada por el Servicio Secreto de Su Majestad, en el ámbito de un investigación sobre el Islam radical ordenada por David Cameron.
Se alega la presencia de Al-Shatti Khudr y Mustafa Ceric, según una indagación realizada por la Global Muslim Brotherhood Daily Watch (una organización que monitorea la evolución de la Hermandad hace 13 años).
El primero es miembro del Movimiento Constitucional en Kuwait, un partido afiliado a la Hermandad, también tenía vínculos con grupos extremistas palestinos. Y en sus declaraciones públicas, especialmente en árabe y pronunciadas en Kuwait, no deja lugar a dudas acerca de su visión del mundo («Israel es malo y no podemos coexistir con el mal»).
Mustafa Ceric, por su parte, es un musulmán de Bosnia, que tendría contactos con la Hermandad por el Consejo Europeo para la Fatwa y la Investigación.
Estas sospechas son sintomáticas de la ambigüedad de la relación entre una fundación que promueve el diálogo interreligioso – que es la fundación de Tony Blair – y la gran galaxia del extremismo islámico.
Pero también es indicativo de las dificultades que el ex primer ministro británico siempre ha tenido en la identificación de los peligros de los Hermanos Musulmanes y otras organizaciones que promueven el Islam radical.
EL BLAIR CON POLÍTICAS QUE PROMUEVEN EL ISLAMISMO
Si bien Blair señala con el dedo la amenaza de la islamización, de hecho, bajo su gobierno ha madurado una verdadera justicia paralela musulmana basada en la ley coránica. Y su inmediato sucesor, Gordon Brown, de hecho autorizó a los tribunales islámicos para negociar arbitrajes dentro de la comunidad musulmana y arbitrar (de facto) en los casos de derecho de familia. En los últimos años este proceso ha ido más allá, admitiendo los principios de la ley islámica en los tribunales británicos.
La semana pasada Tony Blair describió las guerras en el Medio Oriente como,
«una lucha titánica en curso en toda la región, enfrentando a aquellos que quieren abrazar un mundo moderno – político, social y económico moderno – y los que en cambio quieren crear una política de la diferencia y exclusivismo religioso. Esta es la batalla. Este es el elemento de distorsión. Esto es lo que hace que la intervención (de occidente) sea tan dolorosa y la no intervención también tan dolorosa. Esto es lo que hace tan difícil el proceso de evolución política. Esto es lo que hace que sea difícil el terreno para que la democracia eche raíces».
Tras un análisis detallado de las distintas crisis actuales en el Oriente Medio y las propuestas para su solución: Egipto, Siria, Libia, Túnez, Yemen, Irak y Afganistán. En todos los casos, Tony Blair sugirió intervenciones, a veces desafiando los estereotipos de la diplomacia. Para Egipto, por ejemplo, a diferencia de Barack Obama, insiste en su apoyo al gobierno militar en contra de los Hermanos Musulmanes.
En Siria, Blair sostiene que Bashar al-Assad debe participar en un gobierno de transición. En Libia habla explícitamente de «masacre» de la que somos responsables: «rompimos el equilibrio pre-existente, pero nunca nos ocupamos de la posguerra del país«.
Incluso aquí, sin embargo, faltan algunas cosas. En primer lugar: si los Hermanos Musulmanes se han vuelto tan fuertes en los últimos 10 años, se debe en primer lugar a la política promovida por los Estados Unidos (Condoleezza Rice) y Gran Bretaña (Tony Blair.
En las primeras elecciones en Gaza, fueron los propios EE.UU. y Gran Bretaña que persuadieron a Israel de aceptar a Hamas (la rama palestina de la Hermandad) para competir y ganar. Los resultados están ahí para que todos lo vean: 8 años de guerra con el Estado judío.
Fueron los EE.UU. y Gran Bretaña que persuadieron a Hosni Mubarak para abrirse a la Hermandad en Egipto, nueve años más tarde sigue siendo una bomba de relojería.
Cuando Blair habla de intervencionismo, ¿a qué se refiere? En Siria vuelve a proponer una «zona de exclusión aérea» en contra de Assad, asegurando que «las armas no caigan en manos de los extremistas.» Sin embargo, la zona de exclusión aérea, que debe ser llevada a cabo para «persuadir» a Assad para gestionar un gobierno de transición, en el mundo real, es un regalo para Al Qaeda y otros movimientos similares, que ya dominan en el terreno, al frente de la rebelión.
Fuentes: La Nuova Bussola Quotidiana, Signos de estos Tiempos