Los movimientos que creó el maligno para generar una Revolución Anticristiana y la defensa que envió el Cielo.

Desde el siglo XV o XVI se está implementando un plan del maligno para destruir al cristianismo, que se había desarrollado en los siglos de la cristiandad.

El plan se está implementando a través de varias revoluciones, que fueron desdibujando la idea de Dios y de la Iglesia, y haciendo emerger de a poco la figura de satanás.

Hoy estamos en la última fase que comenzó en la década de 1960.

Y de cara a la batalla final.

¿Y qué hizo el Cielo ante esta revolución?

Aquí contaremos cómo se está desarrollando el plan del maligno y los avances que ha tenido, y qué respuesta ha dado el Cielo para contrarrestarlo.

Con las apariciones de la Virgen María en la Rue du Bac a Catalina Labouré en 1830, donde la Virgen pidió acuñar la Medalla Milagrosa, comienza la «Era de María» según Pío XII.

Un tiempo en que la enemistad entre María y satanás aumenta progresivamente y llega a su clímax.

Donde Nuestra Señora visitará la Tierra con una frecuencia nunca antes vista y preparará a Sus hijos para la batalla final.  

La cual tendrá el glorioso epílogo de restauración de la verdadera fe que vino a traer Jesucristo, con el Triunfo del Inmaculado Corazón de María.

La aparición de la Rue du Bac es la primera gran respuesta contrarrevolucionaria y antimasónica del Cielo para defender los principios no negociables de la fe, en medio de la batalla escatológica en curso. 

Este evento mariano fue planeado por el Cielo como el «contra-plan» divino mariano contra las fuerzas ocultas enemigas de Dios y de la Iglesia Católica, que operaban en Europa desde finales del siglo XVI. 

Es la respuesta al ataque de fuerzas adversas anticristianas que comenzó en el siglo XV-XVI con el Humanismo y el Renacimiento, que en cierto modo preparó el terreno para Lutero, que fue la 1ª Revolución.

La 2ª Revolución fue la Revolución Francesa con su lema masónico libertad, igualdad y fraternidad.  

La 3ª Revolución sucedió en el siglo XX con el Comunismo.

Y la 4ª Revolución sucedió en 1968, con la revolución sexual y el emblemático mayo de París, que llevó a sus últimas consecuencias los principios venenosos y autodestructivos de una revolución anticristiana, que se ha desarrollado a lo largo de seis siglos.

Actualmente estamos en la era posterior a 1968, que está pensada por el maligno para la desintegración y destrucción final del cristianismo.

Para que quede claro los pasos sucesivos que ha dado la revolución anticristiana,

El Humanismo y el Luteranismo proclamaron «Cristo sí – Iglesia no». 

La Ilustración y la Revolución Francesa proclamaron «Dios sí – Cristo no». 

El Comunismo proclamó «hombre sí – Dios no».

Y la revolución del tercer milenio en curso proclamó «hombre no – satanás sí».

Esta revolución satánica proclama, primero sutilmente y luego abiertamente, la negación orgullosa del maravilloso plan de Dios para la humanidad, al remover pieza por pieza los pilares sobre los que Dios había edificado Su plan de salvación, se había revelado a sí mismo y Su misericordia a los hombres.

En un memorable discurso de la década de 1950, el Papa Pío XII habló directamente de este plan diabólico, llevado a cabo por las fuerzas enemigas de Dios y de la Iglesia.

Dijo,

«En los últimos siglos, esta fuerza ha intentado provocar la desintegración intelectual, moral y social de la unidad del cuerpo místico de Cristo. 

Quiere la naturaleza sin la gracia, la razón sin fe, la libertad sin autoridad y a veces autoridad sin libertad. 

Y agregó,

«es el intento de construir la estructura del mundo sobre unos cimientos que no dudamos en señalar como los principales responsables de la amenaza que se cierne sobre la humanidad: una economía sin Dios, un derecho sin Dios, una política sin Dios»

Y procedió a hablar de sus consecuencias,

«El enemigo obra para que Cristo sea un extraño en la Universidad, en la escuela, en la familia, en la administración de justicia, en la actividad legislativa, en la asamblea de las naciones, y donde se determina la paz o la guerra».

Y concluyó,

«Está corrompiendo al mundo con la prensa y con los espectáculos, que matan el pudor en los jóvenes y destruyen el amor entre los esposos».

El verdadero núcleo del proyecto es destruir la Iglesia de Jesucristo a través del establecimiento de una «contra-Iglesia», un mono de la Iglesia Católica y cuerpo místico del anticristo.

Que está destinado a ser el nuevo árbitro y guía de la humanidad en la creación del nuevo mundo satánico-masónico, creado por las fuerzas revolucionarias, bajo la dirección del mismo príncipe de las tinieblas.

Y que se está construyendo sobre los escombros de la cristiandad, que se había establecido gradualmente durante la era medieval.

En el mismo momento en que la Francmasonería, habiéndose reorganizado, tramaba sus más negras conjuras, las apariciones de la Rue du Bac, se presentan como la primera gran respuesta del Cielo a esta revolución masónica.

En aquel 1830, la Santísima Virgen, auxilio de los cristianos, hizo su primera manifestación moderna, y vino a darnos la Medalla Milagrosa.

Un francmasón, un ex canónigo apóstata y excomulgado, citado por Don Luigi Villa, en «La Masonería y la Iglesia Católica», conspirador en ese período contra la Iglesia católica, dijo, 

«debemos despojar a la Iglesia Católica de la certeza de la Verdad, de su identidad dogmática y de sus pretensiones universalistas.

Hay que inducir en ella el pluralismo filosófico y teológico, la reinterpretación de los dogmas, la falsa colegialidad episcopal, la democratización de la Iglesia, el falso ecumenismo, el horizontalismo religioso, la secularización de la Iglesia, la libre interpretación de las Sagradas Escrituras, la falsa libertad religiosa, el trastorno de la liturgia y de los sacramentos, el relajamiento de la disciplina eclesiástica, la permisividad». 

Este oscuro personaje añadió que el plan es que todas las iglesias se derrumben para dar cabida a la Iglesia unitaria, que incluirá todos los templos, y todas las capillas del pasado.

El proyecto ecuménico del francmasón preveía que se alcanzaría una religiosidad planetaria, es decir, la «universalidad de un cristianismo con el que se armonizarían todos los centros religiosos de la tierra».

O sea un cristianismo sanitizado del verdadero cristianismo, lo cual está claramente conformándose a la vista de todos, a través de la confluencia de todas las religiones.

Pero Nuestra Señora vino en nuestro auxilio en 1830.

Si se observa la Medalla Milagrosa podemos ver que a los pies de la Virgen está la serpiente que envuelve el globo terráqueo, pero parece a punto de asfixiarse porque el pie derecho de la Virgen la pisotea.

Es el signo de los tiempos que anuncia la batalla final entre la Mujer y el dragón del que habla el último libro de la Biblia, el Apocalipsis.

Esto ya está anunciado al principio de la Biblia, en el libro del Génesis.

La mujer es tentada por el maligno, la serpiente, entonces la mujer hace caer al hombre y Dios los castiga.

Pero nos da la esperanza que pasa por una segunda mujer, la misteriosa «Nueva Eva», que pisa la cabeza de la serpiente y al final sale victoriosa, aunque haya sido herida en el talón.

La misión de Santa Catalina Labouré y la acuñación de la Medalla están impregnadas de esta profecía esperanzadora. 

María aplasta a la serpiente impura, cruel y lujuriosa.

Y hoy los hijos de la Virgen y los hijos de la serpiente están en guerra, son la ciudad de Dios y la ciudad del hombre, de las que habla San Agustín.

Pero al final la Mujer triunfa cuando en el capítulo 12 del Apocalipsis, vemos a la Mujer rodeada de luz, con 12 estrellas sobre su cabeza y con la luna bajo sus pies.

Pero mientras tanto estamos viendo la progresiva masonización de la sociedad civil mundial.

Porque detrás de esta revolución anticristiana, está la masonería, como lo demuestran los documentos de las logias en funcionamiento en Francia, en el momento en que Nuestra Señora se presentó como la Medalla Milagrosa.

Por eso, entender la obra de la Masonería significa entender la obra del mismo satanás, que actúa instrumentalmente a través de su secta, tratando de imitar a Dios, a través de la anti iglesia que está construyendo, imitando a la Iglesia Católica, que construyó Jesucristo como instrumento universal de salvación.

El filósofo ruso Vladimir Soloviev, muerto en 1900, en su novela «El cuento del anticristo», predijo el establecimiento de un impío «Sanedrín» al frente de las nuevas Naciones Unidas de Europa, que luego sería la Unión Europea, en la que los gobernantes de la política general europea serían todos pertenecientes a la poderosa hermandad de los francmasones.

Pero Dios siempre está presente escribiendo derecho en renglones torcidos.

El 8 de diciembre de 1955 el Consejo de Europa celebró un concurso de ideas para la nueva bandera de la Unión Europea. 

El boceto ganador fue el de 12 estrellas sobre fondo azul, obra de Arsène Heitz, ilustrador francés y ferviente católico, que se inspiró en la imagen de la Medalla Milagrosa.

Y otro 8 de diciembre, festividad de la Inmaculada Concepción, la bandera de la Inmaculada, la imagen que está en la Medalla Milagrosa, fue adoptada oficialmente como estandarte de una Unión Europea que es la avanzada del plan masónico.

Bueno, hasta aquí lo que queríamos hablar sobre cómo transcurre el plan del maligno para licuar el cristianismo y cómo está actuando el cielo al respecto.

Y me gustaría preguntarte si crees que estamos en el tiempo de la batalla final entre el plan del maligno y el plan de Dios o todavía no.

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