Tenemos una seria incapacidad para concentrarnos en el minuto presente.
No es casual.
Es una inesperada táctica del enemigo para que nos concentremos en lugares y tiempos distantes.
Demasiados de nosotros caemos en una de las trampas más comunes del diablo:
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vivir en el pasado o estar preocupados por el futuro.
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Es muy fácil sucumbir a los dos estados de ánimo y a veces estamos aún anclados en el pasado y el futuro y ¡al mismo tiempo!
Enfrentar nuestra condición de mortales nos hace perseguir afanosamente la búsqueda del placer.
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Que nos ayuda a evadir nuestros temores o sumergirnos fanáticamente en el trabajo que nos asegurará el “ser y el tener”.
No hay nada como el momento presente; está justo aquí ahora mismo y exige nuestra atención.
Porque cuando repetimos eventos pasados en nuestras mentes, con preocupación o arrepentimiento, olvidamos que el pasado no lo podemos cambiar de ninguna manera.
Y si miramos el futuro el presente se difumina.
Es cierto que hay necesidad de planificación en muchas cosas de nuestras vidas.
Pero cuando nuestros planes de futuro invaden el momento presente, nos llenan de inquietud y preocupación.
La vida se desarrolla en el presente pero a veces la dejamos escapar y la desperdiciamos preocupándonos por lo que puede venir o reflexionando sobre lo que ha pasado.
No somos nuestros pensamientos, pero a veces nuestros pensamientos nos controlan.
Los psicólogos y psiquiatras dice que obtendremos ventajas para nuestra salud si vivimos con atención plena el presente.
Como por ejemplo reducir el estrés, mejorar el funcionamiento inmunológico, reducir el dolor crónico, disminuir la presión arterial.
Y también dicen que es favorable para aquellos pacientes con cáncer, o que tienen problemas de enfermedades cardíacas y que incluso puede retardar la progresión del virus del Sida.
Pero además desde un punto de vista lego, las personas que viven el presente son más felices, más exuberantes y más empáticas.
En la Biblia Jesús nos habla de abrazar el momento presente. Por ejemplo en Mateo 6: 34 dice,
“Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal”
Y Santa Faustina Kowalska nos ha dado una preciosa oración para recordar el presente:
Oh Dios mío, cuando miro hacia el futuro, tengo miedo, pero ¿por qué sumergirme en el futuro?
Sólo el momento presente es precioso para mí.
El futuro nunca puede entrar en mi alma en absoluto.
Ya no está en mi poder cambiar, corregir o agregar al pasado; porque ni sabios ni profetas podrían hacer eso.
Y así, lo que en el pasado ha sucedido, debo confiarlo a Dios.
Oh momento presente, me perteneces, entero y completo.
Deseo usarte lo mejor que pueda.
Y aunque sea débil y pequeña, me concedes la gracia de tu omnipotencia.
Y así, confiando en Tu misericordia, camino por la vida como un niño pequeño, y Te ofrezco cada día este corazón ardiendo de amor por Tu Gloria mayor.
¿Sin embargo por qué tendemos a derivarnos al pasado o al futuro con tanta frecuencia?
DOS OPCIONES QUE NOS PROPONE SATANÁS
A la pregunta ¿para qué nos ha creado Dios?
Respondemos por fe que nos ha creado para que compartamos su eterna felicidad en el Cielo.
Pero ¿tenemos esa fe?
En realidad, nuestra fe, aunque nos creamos firmes y sólidos, es débil.
Somos débiles frente a los problemas, a las tribulaciones, a la inseguridad que nos depara el estar vivos y no ser dueños de nuestro existir.
¿Cómo podemos evadir todas estas circunstancias que pesan en nuestra alma?
Hay dos opciones que nos sugiere satanás.
Una es vivir en el pasado, añorándolo, tal como una viuda lamenta un presente de soledad y prefiere negarlo, limitándose a dejar pasar sus horas en ensoñaciones de tiempos que se le antojan mejores.
La otra elección por la que podemos optar, también “ayudados” por el demonio, es la de vivir ya en el futuro, negándonos a darle a nuestro presente la dimensión real que tiene.
C.S. Lewis, en su libro Cartas del Diablo a su Sobrino (que puedes leerlo y bajarlo en un link de abajo) hace decir al demonio que Dios nos ha creado para que vivamos conectados con Él, como forma de anticipar nuestra partida hacia Sus brazos.
“Los seres humanos”, dice el diablo “viven en el tiempo, pero Dios los destina para la eternidad”.
La peor situación que el diablo puede imaginar es un alma que está firmemente plantada en el momento presente.
DESTINADOS PARA LA ETERNIDAD PERO VIVIENDO EN EL PRESENTE
Lewis señala que Dios quiere que los hombres atiendan principalmente dos cosas, a la eternidad en sí, y a ese punto del tiempo que llaman presente.
¿Por qué? Porque el presente es el punto en que el tiempo toca a la eternidad.
Si nosotros estamos unidos a Dios en el espíritu, viviremos, tal como Dios espera de nosotros, nuestro presente de forma real.
“Obedeciendo la voz de la conciencia presente, llevando nuestra cruz presente, recibiendo la Gracia presente, dando gracias por el placer presente” (C.S.Lewis, Cartas…).
Por lo tanto, el negocio del enemigo será tratar de inducirnos a hacer todo lo contrario.
O sea, negar nuestro presente por medio de sucedáneos que al diablo le parecen igualmente positivos: la droga “real” (sustancias tóxicas), y todo tipo de “otras drogas” (el aturdimiento) con que nos incita permanentemente, la ambición entre ellas.
Eso seguramente nos aleja del presente y, lo que es más importante, de lo eterno.
EL MALIGNO QUIERE PENSEMOS EN EL FUTURO PORQUE NO EXISTE
Pero hay más sobre por qué el demonio se afana en empujarnos a vivir en el futuro.
¿Cuál es la razón?
Pues que la astucia del enemigo conoce que en realidad, el futuro no existe.
El futuro es algo irreal, y tal como el enemigo nos incitaba a hacer caridades “imaginarias” y a negarnos todo pensamiento acerca de la muerte, nos empujará a afanarnos por asegurar un futuro que no sabemos siquiera si nos llegará.
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Ver 10 Tácticas Increíbles que usa el Maligno para hacernos caer.
Existen ejemplos sobrados en nuestra vida de esto.
Un concertista que no comparte horas de solaz con su familia y se enoja de intromisiones que llama “molestas” de sus hijos, porque está ensayando una pieza de música que interpretará tiempo después.
Un ejecutivo full time que parece dedicarse únicamente a cuidar los negocios futuros de su empresa, quitándole horas a aquellos que lo aman, todo en aras de un bienestar futuro que ignora si llegará.
Pero la cosa más probable que llegue es el reproche de los hijos ya grandes, de todos los olvidos y ausencias que su padre tuvo para con ellos.
Increíblemente, el diablo piensa en el futuro como la raíz de todos los males.
Ha “insuflado” en el inconsciente colectivo, ideas como la evolución creadora, el humanismo científico o el materialismo marxista, que fijan los intereses y los afectos del hombre en el futuro.
“La gratitud mira hacia el pasado, y el amor al presente, pero es hacia adelante que miran todos los vicios: avaricia, lujuria, miedo, ambición.
El futuro es de todas las cosas, la menos parecida a la eternidad”. Dice el demonio. (Lewis, Cartas de …)
¡Cuántas veces vivimos en el pasado o en el futuro y qué lejos estamos de la eternidad!
EL CIELO QUIERE QUE VIVAMOS EN EL MOMENTO PRESENTE
¿Recibimos ayudas del Cielo para rechazar las tentaciones del demonio y tratar de asentarnos con firmeza en nuestro presente?
Por supuesto que sí.
Muchos santos han escrito por siglos acerca de vivir en el momento presente y eso está basado en las enseñanzas de Cristo.
En Su vida terrena, Él nos enseñó que no debemos preocuparnos tanto por las cosas que nos dan seguridad.
Nuestro Señor, en los Evangelios de Marcos y Lucas, consagró las normas para “santificar” el momento presente.
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Esto significa que cada día tiene sus propios afanes.
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No estamos para pedir prestado problemas al día de mañana, porque ese día también traerá su propia cruz.
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Debemos dejar el pasado a la misericordia divina y confiar el futuro, cualesquiera sean sus retos, al amor y la providencia de Dios.
“Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo.
Bástele a cada día sus propios problemas”. Mateo, 6:34
“Por eso os digo, no os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis.
¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa?
Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta.
¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas? Mateo 6:25
“Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas; pero una sola cosa es necesaria, y María ha escogido la parte buena, la cual no le será quitada”. Lucas 10: 41,42
Se trata de tener Fe, lisa y llanamente. Fe y Confianza.
También los Apóstoles enseñaban a depositar la confianza en Dios.
San Pablo exhorta a los Filipenses a no estar afanosos y a los Corintios a estar libre de preocupaciones.
Y San Pedro nos indica que debemos entregar todas nuestras ansiedades al Señor, que cuida de nosotros.
RESISTIR AMARRADOS EN EL PRESENTE
Por lo tanto, y sabiendo que el enemigo querrá llevarnos hacia otro lado, debemos tomar conciencia de que no sirve de nada preocuparse por lo que «podría ser».
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No conocemos el futuro y ni siquiera sabemos si vamos a disfrutar de los frutos de nuestro trabajo.
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Incluso más, aunque nos horrorice, hoy podría ser nuestro último día en la tierra.
Es por eso que siempre debemos esforzarnos por “ser y estar” en el momento presente.
Dios nos creó para ser santos, y la santidad se consigue en el momento presente.
Kosloski señala acertadamente, que
“no podemos empujar la santidad hasta cierto punto en el futuro ya que no sabemos si incluso tenemos un futuro”.
Pero más de una vez aplazamos, por desconfianza, nuestra entrega a los brazos amorosos de Dios.
Dejando para mañana el compromiso, la fidelidad, todo lo que nos llama a nuestra condición de criaturas creadas y dependientes del amor y la providencia del Creador.
Esta realidad maravillosa, que como criaturas de fe nos debería bastar, en cambio muchas veces nos disgusta, porque el demonio, sagazmente, ha ido convenciendo al mundo de su propia inmortalidad, de la no existencia de Dios, según el mundo secular moderno, invento de los temerosos e ignorantes.
Como contrapartida, el hombre se cree a sí mismo autosuficiente y dueño de su futuro.
Esta “contaminación diabólica” del mundo, no nos debería interesar pero, al estar fríos en nuestra fe, se nos contagia.
Y no nos damos cuenta de que así nos vamos deslizando por la suave pendiente que lleva hacia el abismo.
Y lo que es tanto o más grave, es que al negar nuestro presente, estamos dejando de cumplir el mandato evangélico y dejando de ser Cristo para los demás.
Nos perdemos de escuchar la voz de Dios hoy y ahora y pensamos que algún día, cuando estemos dispuestos, la escucharemos.
El cardenal Martini nos dice que estamos yendo por “caminos ilusorios” y nos exhorta a vigilar.
“Vigilar es la capacidad de volver a encontrar el tiempo necesario para escuchar la voz de Dios en el hoy y el ahora”.
La Santa Madre Teresa de Calcuta, por ejemplo, deseaba siempre estar en el momento presente.
Ella dijo una vez,
“Creo en el persona a persona.
Cada persona es Cristo para mí, y ya que sólo hay un Jesús, esa persona es única en el mundo para mí en ese momento”
Otra persona muy santa que se esforzaba por vivir en el momento presente es la Madre Angélica, fundadora de la cadena de televisión católica EWTN.
Sus escritos sobre el tema fueron compilados en un “Pequeño libro de Lecciones de la Vida cotidiana y Espiritualidad” y son una gran fuente de inspiración.
También el Siervo de Dios Arzobispo Fulton Sheen expresó su punto de vista sobre este tema.
“Toda la infelicidad (cuando no hay causa inmediata de pena) proviene de la excesiva concentración en el pasado o de extrema preocupación por el futuro.
Los principales problemas de la psiquiatría hoy giran en torno a un análisis de los sentimientos de desesperación, pesimismo, melancolía.
Y complejos que son las herencias de lo que ha pasado o con los miedos, ansiedades, preocupaciones, que son las fantasías de lo que será”
LA SALVACIÓN ES EN EL MOMENTO PRESENTE
Tengamos presente entonces, para poder ser fuertes contra las tentaciones, que cada minuto de la vida tiene su propio deber, independientemente de la apariencia que pueda tener ese minuto.
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El momento presente es el momento de la salvación.
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Cada queja en contra de él es una derrota; cada acto de resignación es una victoria.
Hasta una figura secular como Winston Churchill se defendía de la tentación de abarcar demasiado el futuro:
«Es un error mirar demasiado lejos. La cadena del destino sólo puede ser captada un eslabón a la vez. «
Hay un bello mensaje que puede aplicarse a esto y se puede leer en todas las sacristías de las Misioneras de la Caridad.
El texto dice:
“Sacerdote de Dios, celebra esta Misa como si fuera tu primera Misa, tu última Misa y tu única Misa.”
Santa Faustina tiene una oración alentando la esperanza en la oración de cada día de nuestras vidas:
Oh mi Dios, Cuando miro hacia el futuro, estoy asustada,
Pero, ¿por qué sumergirme en el futuro?
Sólo el momento presente es precioso para mí.
Ya que el futuro nunca puede entrar en mi alma en absoluto.
Y no está en mi poder el cambiar, corregir o añadir algo al pasado;
porque ni sabios ni profetas podrían hacer eso.
Así, debo confiar a Dios lo que el pasado ya ha abrazado.
Oh, momento presente, me perteneces, todo entero.
Deseo usarte lo mejor que pueda.
Y aunque soy débil y pequeña,
Tú me garantizas la gracia de Tu omnipotencia.
Y así, confiando en Tu misericordia,
camino por la vida como un niño pequeño, ofreciéndote a Ti cada día este corazón ardiendo de amor para Tu mayor gloria. Amén.
(De su Diario: Divina Misericordia en Mi Alma, Cuaderno 1)
Fuentes:
- http://www.philipkosloski.com/the-enemys-tactic-12-why-the-devil-hates-the-present-moment/
- http://www.mercaba.org/Filosofia/Lewis/Lewis,%20C.%20S%20-%20Cartas%20del%20diablo%20a%20su%20sobrino.pdf
- http://forosdelavirgen.org/90508/10-tacticas-diablo/
- http://books.google.com.uy/books/about/Estoy_llamando_a_la_puerta.html?id=ijPcAAAACAAJ&redir_esc=y
- https://www.psychologytoday.com/intl/articles/200811/the-art-now-six-steps-living-in-the-moment
- http://www.holyandhealthycatholic.com/blog/2018/5/19/the-present-moment
María de los Ángeles Pizzorno de Uruguay, Escritora, Catequista, Ex Secretaria retirada
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Es verdad, hay que vivir en el presente. Pero tener muy en cuenta que aquì somos peregrinos y caminamos hacia la Patria Eterna, que està en el Futuro. El futuro si que existe; el cristiano lo conoce -por lo menos su naturaleza feliz y eterna- por la virtud de la Esperanza, que no es «optimismo» -actitud humana y caduca como la carne irredenta-, sino conocimiento del futuro y anhelo de èl, por la Palabra. «El que crea en Mì, Yo lo resucitarè en el ùltimo dìa.» «Los Justos resplandeceràn como el Sol en el Reino del Padre»…»Habrà nuevos cielos y nueva tierra donde habite la Juticia» «En la Nueva Jerusale? no habrà Templo porque Dios serà su templo….Èl enjugarà toda làgrima…y no habrà mas dolor, ni llanto, ni enfermedad, ni muerte…» «Y reinaràn con Cristo por los siglos de los siglos» etc. etc. Sin la felicidad eterna que se espera confiadamente («La Esperanza no defrauda» dice San Pablo), la existencia del hombre queda confinada en un presente sin el menor sentido. Como una rata de laboratorio que corre y corre sin direcciòn por los pasillos de un laberinto, la acciòn del hombre sin Esperanza carece totalmente de Norte y de Sentido. Cristo les mostro la Transfiguraciòn a los discìpulos predilcectos para que puedan sobrellevar la catàstrofe de la Pasiòn y Muerte. Con la Esperanza y la visiòn del futuro feliz, pefecto y eterno que nos da la Palabra, la Eucaristìa, y tambien las iluminaciones personales, podemos sortear las pruebas y amarguras del presente.
En la Celebracion de la Eucaristìa «Anunciamos tu muerte y proclamamos tu Resurrecciòn, hasta que vuelvas», profesamos mirando hacia el futuro, con Esperanza, hacia la Parusìa del Señor al final -si es que somos cristianos en serio….
La Esperanza ultraterrena, lejos de ser una evasiòn de los problemas de esta vida -dice el Concilio en Gaudium et Spes- los mira en su justo y verdadero sentido, iluminàndolos con la luz de la eternidad.
Por otro lado, lo que nos asienta en el presente es la Memoria. La Memoria del pasado -no es nostalgia, sino conocimiento de como se llegò hasta el presente- nos recuerda y hace presente todas las ayudas y los bienes que Dios nos fue dando, y por lo tanto nos hace gratos a Èl y sabios. Tambièn nos recuerda los errores que cometimos y sus consecuencias, por lo cual nos libra de repetirlos, si usamos la prudencia. Vemos como la Eucaristìa es «Memorial de la Muerte y Resurrecciòn del Señor» ademàs de su Presencia Real; mejor dicho, las dos cosas estàn indisolublemente unidas. Vemos como durante toda la Escritura Dios hacer recordar a su pueblo todo lo que sucediò en el pasado, para que sepan quien es Èl y de donde vienen y como, todo lo cual le presta entidad al presente. Un presente sin memoria es como una pompa de jabòn en el viento…….no tiene peso, ni entidad, ni identidad, ni nada en realidad. Sin memoria no hay conocimiento de las obras de Dios, ni identidad de uno mismo.
Por lo tanto, el vivir en el presente tiene que estar basado en la Memoria del Pasado y tirado hacia el futuro, hacia la Eternidad, por la Esperanza.
Lamentablemente las tendencias progre-modernistas dentro de la Iglesia han logrado proscribir la Escatologìa y la Esperanza, canalizando la santa virtud hacia un estùpido, ingenuo e idòlatra en el fondo, optimismo en el mundo y su «Progreso», lo cual ademàs de lo propiamente pecaminoso, es infinitamente imbècil, pues deposita en el Enemigo, o al menos en el hombre, la confianza, la fe y la esperanza que solo se debe depositar en Dios. «Maldito el que se apoya en un brazo de carne!»
Por otro lado, esas mismas tendencias han desacreditado la Memoria y la Tradiciòn, como dijimos, necesarias para dotar de sentido, de identidad y de Verdad al Presente. La dejan de lado con el estùpido lema de que «hay que mirar para adelante»….pero que «adelante» hay con un «dios» que no es «Dios» sino una mìsera caricatura mundana, puramente inmanente, sin Poder, con un «amor» que es una caricatura del «Amor», sin justicia y sin sacralidad, sin Majestad, sin… nada que merezca algùn respeto y menos adoracion…
Por todo lo cual tienden a dejar al cristiano flotando en la tempestad del mundo, sin peso ni memoria, ni entidad, ni Esperanza, ni Dios verdadero, como un globo de cumpleaños en medio de un huracàn…
Solo con la Memoria y la Esperanza, que durante dos mil años nos manda Cristo por medio de la Tradiciòn y el Magisterio de la Iglesia, podemos estar parados en el Presente, sabiendo quienes somos, quien es Dios y hacia donde vamos.
Es usted un maestro es las artes del sarcasmo, disculpe usted que es el primer post que leo en su pagina, di aquí por obra de dios. Dios lo bendiga
Gracias, igualmente amigo. Yo soy nada mas que comentarista de esta pàgina, Foros de la Virgen Maarìa, que es una pàgina valiente y lucha para recobrar el verdadero cristianismo.
Comparto totalmente su estudio tan bien expresado !!!