Las evidencias disponibles de la intervención.
Hay muchas profecías que dicen que llegará un momento en la tribulación, en que las fuerzas del anticristo suspenderán la misa católica, tal vez físicamente.
O que operarán para que haya un cambio en las palabras de consagración que harán imposible la presencia real de Jesucristo en la hostia.
Por lo tanto la misa está en el centro de atención en estos momentos.
Pero algo que hay que tener en cuenta es la influencia de los no católicos, en la misa, masones y protestantes, desde hace medio siglo.
Aquí hablaremos cómo se diseñó la misa católica, y cuándo y cómo comenzó la influencia masónica y protestante en ella.
Comencemos por lo que pasa en nuestro tiempo con la misa.
El 7 de julio de 2007 Benedicto XVI había emitido el motu proprio Summorum Pontificum donde habilitaba, con pocas restricciones, para que la misa tradicional en latín, también llamada misa tridentina, se siguiera celebrando.
En beneficio de lo que él llama la hermenéutica de la continuidad, o sea que hay una continuidad en la Iglesia entre la era pre Concilio Vaticano II y luego de este.
Un motu proprio es un documento del sumo pontífice, emitido por su propia iniciativa, donde apela a su autoridad para determinar un acto administrativo.
No tiene nada que ver con una ponencia en que el Papa apele a la infalibilidad papal.
De cualquier forma, aunque la misa en latín tiene su público, es muy reducido.
Y a pesar de eso, el 16 de julio de 2021 Francisco emitió el motu proprio Traditiones Custodes, donde en los hechos llama a restringir las celebraciones de la misa en latín, que como dijimos son muy poquitas y con poquito público.
Esto provocó un gran revuelo en la interna de la Iglesia, pero los que fueron favorables a este acto administrativo y los que lo criticaron, no lo hicieron por gustarle o no la misa en latín, sino más bien por la división entre modernistas y conservadores.
Por ejemplo el prestigioso periodista George Weigel admite que él no es un fan de la misa en latín y no concurre a sus celebraciones, pero califica el motu proprio de Francisco como «divisivo, innecesario, cruel y un lamentable ejemplo del acoso liberal que se ha vuelto demasiado frecuente en Roma recientemente».
Mientras que el Cardenal Gerhard Müller fue aún más fuerte, dijo, «Sin la más mínima empatía, se ignoran los sentimientos religiosos de los participantes en las misas en latín».
Y por el otro lado, el sitio de los jesuitas de latinoamérica tampoco fue tímido en esta polémica, calificó duramente a las celebraciones de la misa en latín, diciendo que significan un rechazo del Concilio Vaticano II, siembran dudas sobre las intenciones mismas de los Padres Conciliares y de que el Espíritu Santo guía a la Iglesia.
No vamos a terciar en este debate, no es el perfil de este canal.
Pero queremos aportar algunas informaciones sobre los entretelones de la creación de la misa en latín y la actual, para tu discernimiento.
Cuando Jesucristo instituyó el sacramento de la Eucaristía, en la última cena, no dejó un rito formal.
Podemos leer en la propia biblia una serie de situaciones que se fueron dando en la construcción de la misa.
Lo vemos en el Evangelio de San Lucas y en el libro del Apocalipsis.
San Pablo también da en sus cartas alguna visión de cómo celebraban el rito de la fracción del pan, como le llamaban.
En un principio había dos cosas.
Primero había una cena que compartían todos, que luego fue eliminada por los problemas que el mismo San Pablo muestra, ya que unos no compartían, otros se emborrachaban, etc.
Y la segunda parte ya era el rito de la fracción del pan.
San Lucas en su evangelio nos muestra también cómo celebraban los cristianos la misa a través de la figura de los peregrinos de Emaús.
Primero había una lectura de la Sagrada Escritura y una explicación, que es el antecedente de la homilía.
Luego se realizaban oraciones de petición y por último el rito de la Eucaristía.
San Lucas pone esto en el texto, sin aclarar que se refiere a la misa, pero lo hace.
Con el objetivo último de que las personas al leer el texto entendieran que Jesús se había aparecido a los discípulos, como lo haría ahora con los que presenciaban la misa.
Cuando los apóstoles comienzan la evangelización en diferentes regiones, tuvieron que inculturar la celebración de la fracción del pan, por lo que en cada región se fue haciendo más palpable la diferencia de rito.
Sin embargo mantenían lo esencial y eran en latín, que era el idioma oficial de la Iglesia.
Y además se transmitían por tradición oral como sucedió con los salmos durante siglos en el judaísmo.
Lo cierto es que había varios ritos.
Pero el que más se popularizó fue el rito tridentino.
Este rito fue germinando poco a poco hasta que en el siglo IV, en el pontificado de San Dámaso, quedara plenamente conformado.
Pero tuvieron que pasar varios papas hasta que quedara por escrito.
Fue San Gregorio Magno quien manda redactar el libro Liber Sacramentorum, en el principio de su pontificado, en el año 590, para que la misa tridentina quedara unificada por escrito.
Y se mantendrá intacta hasta la época de san Pío V en el siglo XVI, que le hará algunos pequeños cambios y luego en 1962 el Papa Juan XXIII, también le hará algún otro cambio.
Pero en sí el rito se mantiene inalterable casi en su totalidad desde el siglo IV.
San Pío V en el siglo XVI, intentó unificar todos los ritos existentes, pero le resultó imposible, por lo que permitió que los ritos que pudieran demostrarse con más de 200 años de antigüedad siguieran en pie.
Y es por ello que hoy existe el rito ambrosiano, el ortodoxo, melquita, el tridentino entre otros muchos más.
Y en el mismo siglo apareció la Reforma Protestante cuando Lutero clavó en 1517, en la puerta de la iglesia de Wittenberg, sus 95 tesis.
Y a partir de ahí, Lutero, Calvino y todos los protestantes de su época, que no creían en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, fueron modificando los ritos de la misa tradicional católica en latín.
De tal manera que de ser un rito de sacrificio y de la memoria de la Pasión del Señor, se convirtió en la expresión de una comida.
Ellos cambiaron estas ideas católicas para diferenciar su doctrina de la católica.
Y así alejarse lo más que se pudiera de la Iglesia negando la transubstanciación.
Y así llegamos al Concilio Vaticano II en la década de 1960, a partir del cual se crea la misa tal cual la conocemos ahora, que fue promulgada por el Papa Pablo VI el 3 de abril de 1969.
Esta misa fue creada por una comisión litúrgica presidida por el padre Padre Annibale Bugnini, que más tarde la Lista Pecorelli de 1976 lo denunciaría como perteneciente a una logia masónica, al igual que a decenas de otros altos prelados del Vaticano.
Lista que se sospecha fue la responsable de la extraña muerte del periodista Mino Pecorelli y tal vez de la de Juan Pablo I.
En esa comisión litúrgica presidida por Bugnini también participaron seis expertos protestantes los obispos protestantes George, Jasper, Shepherd, Kunneth, Smith y Thurian.
Y en 1993 un íntimo amigo de Pablo VI, Jean Guitton, reveló textualmente,
«Había en el Papa Pablo VI una intención ecuménica de eliminar, corregir, o al menos ablandar aquello que era muy católico, en el sentido tradicional, de aproximar la misa católica a la misa calvinista».
De modo que la misa que aprobó Pablo VI, con una fuerte oposición dentro de la Iglesia Católica, tuvo una intención ecuménica, de que fuera aceptada por los protestantes.
Lo que significa seguir a los protestantes en la modificación de la misa.
Y es posiblemente la razón por la que Francisco quiere eliminar los resabios de la misa tradicional en latín, para mostrar su conducción del Vaticano, al acercamiento con las otras religiones.
Y si esto es así, veremos nuevos pasos aún más profundos.
Los conservadores opinan que con la nueva misa de 1969 se perdieron algunos gestos importantes para los católicos.
Uno es celebrar la misa mirando al Señor, como signo de adoración, respeto y declaración de fe.
Otro es celebrar mirando hacia el oriente, que es una señal de espera de la pronta venida del Señor.
Y otra es mantener el latín.
Porque al no ser una lengua viva, no sufría de cambios.
De modo que lo que se quiere transmitir se mantendría inalterable a la hora de expresarse, lo que es importante para la liturgia de todos los tiempos a un Dios intemporal.
Bueno hasta aquí lo que queríamos decirte sobre la historia y entretelones de la misa tradicional en latín y la misa llamada del Novus Ordo, que es la que todos conocemos.
Y me gustaría preguntarte cuál es tu opinión sobre la participación de masones y protestantes en la creación de la misa católica.
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