Las promesas de la Virgen de Guadalupe de que México será Preservado durante la Tribulación.
En 1521, la capital de la civilización Azteca cae en manos del ejército de Hernán Cortés y sus aliados locales.
Menos de 20 años más tarde, nueve millones de habitantes se convierten al cristianismo.
Durante siglos habían profesado una religión politeísta y practicado los sacrificios más crueles.
¿Qué ocurrió ese día para que se produjera una conversión sin precedente histórico alguno?
Primero, el 9 de diciembre de 1531 Nuestra Señora se apareció en México presentándose con el nombre español de Guadalupe.
Y las autoridades locales de la Iglesia aceptaron rápidamente la aparición, tendiendo un puente firme entre el mundo Europeo y cristianizado, y el indígena politeísta.
Y dos, la Virgen les habló a los indígenas en un lenguaje entendible para ellos.
Con simbologías que les eran familiares, generándose un sincretismo que los atrajo a Cristo.
Este privilegio de México no fue solamente evangelizador, sino que sabemos por profecías, que la nación será protegida especialmente durante la tribulación.
Aquí hablaremos sobre cómo la Virgen de Guadalupe prometió que protegerá especialmente a México durante la tribulación del Final de los Tiempos.
Alrededor de 1326, en una zona recién liberada de Extremadura, hubo una aparición de la Virgen que pidió que se desenterrada una imagen suya pintada por San Lucas.
Que el Papa Gregorio Magno había regalado al obispo de Sevilla, San Leandro, en el siglo VI.
Y que cuando la ciudad fue atacada por los moros en el año 711, los cristianos habían enterrado cerca de lo que se conocía como el río Guadalupe.
Esa Virgen de Guadalupe se apareció luego a Juan Diego en 1531.
Y le prometió desde el inicio: “Oye hijo mío, el más pequeño… ¿No estoy Yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy Yo tu salud? ¿No estás por ventura, en mi regazo? ¿Qué más has menester?»…
Y hoy cuando el mundo se acerca a la tribulación hay más profecías que señalan que México tendrá una protección especial de la Virgen de Guadalupe en la Tribulación, como Ella le prometió a San Juan Diego.?
En 1958 tuvo lugar un éxtasis de una religiosa probada en virtud.
Con una sencillez maravillosa, la religiosa mexicana de vida contemplativa, se lo contó al Obispo bajo el mandato de su Superior Religioso.
El día primero de noviembre de 1958, estando esta Madre con un grupo de religiosas, tuvo que abandonarlas.
Su alma y su mente empezaban a sentir fuertemente una llamada de Dios.
La urgían dolorosamente para un coloquio y un mensaje.
Eran las diez de la mañana. Salió a la habitación contigua.
No pudo más y cayó transida de sollozos.
Y su alma tuvo una bilocación tripartita.
La monja llegó a tres lugares diferentes del cielo, en tres vuelos sucesivos.
El cuerpo de la religiosa, estaba sobre el pupitre abandonado a los sollozos, al dolor y al horror del mundo, que ella contemplaba pasar.
Pero por otro lado ella asistía con su alma bilocada a los cuadros dantescos, del mundo incendiado y destruido.
Contemplaba un mundo cósmico, lleno de horror y de fuego.
Cruzaban el espacio gigantescas centellas y un potente fuego misterioso.
Ese fuego universal invadía la Tierra, bajado desde el cielo.
Esto hace acordar al mensaje de las apariciones de Akita.
Y en el lenguaje de imágenes y de locuciones secretas, le dijeron: “he ahí, el castigo del mundo se extenderá sobre América y sobre México”.
Sin embargo, un Cristo grande, se interponía sobre el mundo en llamas.
Y el Cristo dijo a la monja: “¡ha llegado la hora del imperio de la cruz! ¡ha llegado el imperio de la cruz!»
Y la monja preguntó a Cristo: “¿Señor qué es el imperio de la Cruz?”.
Y Cristo le dijo amorosamente: “Comprended la Cruz, para que estos castigos, no os sorprendan descreídos ni desesperados.
Hay que salvar el mayor número de almas.
Hay que avisar a todos. Pero serán muchos los incrédulos y los escépticos.
Ha llegado ya el castigo, está llegando”.
Y entonces la vidente mexicana, cuyo nombre ha quedado en reserva y sólo el Obispo lo conoce, vio sobre México en llamas, a la Virgen de Guadalupe.
Se interponía ante el castigo.
Mientras le decía, maravillosamente triste, a la monja: «di a mis mexicanos que estoy con ellos. Yo estoy con ellos en medio de la prueba.
Llegará la prueba, pero para vosotros tendrá menos rigor, gracias a la intervención de la Virgen de Guadalupe”.
De modo que llegará la Cruz para redimirnos, bajo la forma de una gigantesca purga, a base del fuego y de cataclismos insospechados.
Será la hora de amar la Cruz, de disponernos al sacrificio, a renunciar a muchas cosas, de amar lo que hemos olvidado.
Llega la hora del imperio de las catástrofes y de los sismos atómicos.
Sólo por la Cruz, se llegará a la luz de la Nueva Primavera de México, nación que sufrirá menos que los demás gracias a la Guadalupana.
Esta profecía sobre México, concuerda con la de Teresa Neumann.
Varios años después de la Primera Guerra Mundial, estando en Roma, el canónigo de Querétaro, don Pedro Vera y Zuria, fue invitado para sumarse a la Comisión Pontificia, que partía a una aldea de Alemania.
Se trataba de fallar científicamente sobre la famosa estigmatizada Teresa Neumann.
La Comisión fue seleccionada en el Vaticano, y llevaba eminentes personalidades de varias naciones.
Llegaron a la presencia de Teresa Neumann un viernes. Aquel viernes había caído en éxtasis.
El canónigo queretano, con las grandes eminencias, contemplaba aquella carne congelada y fresca, que presenciaba lejanos vaticinios y visiones maravillosas.
Teresa Neumann, en éxtasis lloraba lágrimas de sangre.
La Comisión Pontificia, bajo la presión de la obediencia, obligaba a Teresa a que dijera, en el éxtasis, lo que veía de las naciones.
Le preguntaban en francés y ella respondía con un exquisito acento parisino.
Francia será abatida de nuevo, dijo.
Los alemanes se interesaban también por sus designios.
Y les contestaba en alemán, hablándoles de Dunquerque y de la derrota.
Alemania perderá la guerra. Después volverá a Dios.
Y también sobre los Estados Unidos
Teresa afirmó que Estados Unidos nunca se vería invadido y conquistado.
Pero sería económicamente arruinado por una serie de desastres naturales alrededor de la vuelta del siglo.
Y habló sobre las apariciones en Turzovka en Eslovaquia.
Teresa Neumann profetizó al Obispo eslovaco Karol Kaspar: “En unos años tendrás en Eslovaquia otra Lourdes donde irás en peregrinación”.
Se refería a que la Madre de Dios y Nuestro Señor Jesucristo aparecerían a Mateo Laschut en 1958.
Y el futuro arzobispo de Puebla, sintió la llama de su Patria.
Su vocecilla de mexicano castizo, le preguntó en el éxtasis: “Teresita… no has dicho nada de mi Patria. ¿Qué será de México?”
La vidente estigmatizada, cambió en risueñas complacencias su rostro dramático al oír el nombre de México.
Y aquel castellano de la vidente alemana le supo a cielo al futuro obispo de Puebla: “México, será una de las naciones menos castigadas, porque está debajo del manto de la Virgen”.
Se repite entonces la profecía y la promesa de la Guadalupana.
Bueeeno, hasta aquí lo que queríamos contar sobre las promesas que la Virgen de Guadalupe hizo a los mexicanos, de que serán menos castigados que el resto del mundo, porque están debajo de Su manto.
Y me gustaría preguntarte si crees que la mayoría de los mexicanos son conscientes de la protección que la Virgen de Guadalupe tiene sobre su nación o no.
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