Descubriendo el plan divino que tu alma conoce.
Venimos a la Tierra a cumplir el Plan que Dios diseñó para cada uno de nosotros, y nuestra alma sabe por las pruebas que pasaremos.
Sólo que, como tenemos libre albedrío, Dios veló nuestro recuerdo, para que busquemos esa información dentro nuestro, y decidamos si vamos a cumplir o no la misión que Él nos dio.
De lo contrario seríamos simples robots que vienen a cumplir un programa, y Dios no creó libres, para que decidamos obedecerle o no.
Aquí demostraremos cómo nuestra alma contiene el plan de Dios para nuestra vida, el cual debemos descubrir, y luego decidir si cumplirlo o no.
Empecemos desde el principio.
Según la enseñanza católica, el alma espiritual es creada por Dios y se une al cuerpo humano en la concepción.
El Catecismo numeral 366 afirma que «el alma espiritual no es algo meramente añadido y unido al principio material del cuerpo, sino que lo vivifica y lo hace ser un ser humano».
Por lo tanto el alma tiene una existencia independiente del cuerpo y sobrevive a la muerte física.
¿Y cuál es la función de alma y cuerpo?
El cuerpo proporciona los sentidos y las capacidades físicas que permiten al individuo percibir, procesar la información del mundo exterior y actuar en él.
A través de los sentidos, el cuerpo recibe estímulos y datos del entorno, que son transmitidos al cerebro y procesados para su comprensión.
Y por otro lado, el alma es la fuente de la inteligencia y la voluntad.
Es el principio vital y espiritual del ser humano, que le confiere su capacidad de pensamiento, discernimiento, toma de decisiones, y voluntad de aprender y crecer.
El alma es el lugar donde se procesa y asimila el conocimiento, se forman las ideas y se adquieren las virtudes.
Allí están los recuerdos que han sido velados por Dios y datos sobre nuestra misión.
De modo que la actividad del ser humano implica la interacción entre la mente, el intelecto y la voluntad, que son aspectos del alma, y las capacidades sensoriales, cognitivas y de operación sobre el mundo físico, del cuerpo. ?
¿Y cuándo se crea el alma?
En la teología católica, el momento en que se crea el alma humana es un tema objeto de debate.
Muchos teólogos católicos sostienen que el alma humana es creada en el momento de la concepción, cuando un óvulo es fertilizado por un espermatozoide y se forma un nuevo ser humano.
Otros teólogos han planteado la posibilidad de que el alma sea infundida en el feto en un momento posterior a la concepción, como en el momento de la implantación en el útero, o en algún punto específico del desarrollo fetal temprano.
Algunos teólogos proponen que el alma es transmitida por los padres junto con la generación del cuerpo físico.
Y hay autores que sostienen que todas las almas humanas fueron creadas por Dios en el principio de los tiempos, antes de que cada individuo particular fuera concebido.
San Jerónimo, uno de los Padres de la Iglesia, sostuvo que todas las almas fueron creadas por Dios al comienzo del mundo.
Según su visión, las almas existirían en un estado preexistente y esperan ser unidas con el cuerpo en el momento de la concepción.
Y San Gregorio de Nisa, San Juan de la Cruz, San Ireneo de Lyon, Santo Tomás de Aquino sostenían que las almas existen en un estado previo y se unen a los cuerpos humanos en el momento de la concepción.?
¿Y estas almas tienen experiencias con Dios antes de unirse al cuerpo?
Los autores católicos en general, plantean que las almas tienen una relación previa con Dios antes de su encarnación, que influye en la búsqueda espiritual y vinculación con lo divino en la vida terrenal.
San Gregorio de Nisa sostiene que las almas tienen una afinidad y un deseo innato de unirse con lo divino, y que esta relación previa influye en la búsqueda de Dios en la vida terrenal.
Algunos de estos autores sugieren que las almas experimentan un proceso de desarrollo espiritual antes de su encarnación.
Esto implica que las almas adquieren conocimiento, aprenden lecciones y crecen en virtud y sabiduría durante su existencia previa.
San Agustín planteó que durante ese estado previo, las almas experimentan un desarrollo y una purificación espiritual.
Menciona que las almas pueden haber alcanzado diferentes niveles de perfección en su existencia previa, lo que puede afectar su vida terrenal.
Y más interesante es que algunos autores sugieren, que las almas se preparan en su existencia previa, para una misión o propósito específico en la vida terrenal.
Esto implica que las experiencias previas influyen en las circunstancias, talentos y desafíos que una persona encuentra en su vida.
Santa Teresa de Jesús menciona que las almas son enviadas por Dios a la vida terrenal con una misión específica, y enfatiza la importancia de descubrir y cumplir esa misión divina durante la vida en la Tierra.
Y San Juan de la Cruz sugiere que las almas son preparadas y purificadas en su estado previo para cumplir un propósito divino en la vida terrenal, que el alma lleva consigo una «imagen divina» que debe ser descubierta y desarrollada en la Tierra.
¿Entonces Dios nos formó, previo a nuestro nacimiento, para cumplir una misión en la Tierra?
En Jeremías 29:11 el Señor dice «Yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes».
San Pablo en Efesios 2:10: dice que somos creados para buenas obras, “las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica».
En 1 Pedro 4:10 dice «Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido”.
Y Romanos 12:4 describe la diversidad de dones distribuidos, diciendo que cada miembro tiene una función y un propósito específicos.?
¿Y en qué medida los seres humanos acuerdan con Dios la misión específica que van a realizar?
San Juan de la Cruz, místico del siglo XVI habló de la «alianza» o el «acuerdo» que el alma hace con Dios antes de su encarnación.
El alma tiene un conocimiento innato de su propósito y misión en la vida terrenal, y establece con Dios la vida que llevará.
San Ignacio de Loyola enseñó en sus Ejercicios Espirituales la importancia de discernir la voluntad de Dios para la propia vida.
Y esto implica un diálogo y una respuesta personal del individuo a Dios, en el que el alma puede discernir y acordar su vocación y camino en la vida.
Y Carlo Carretto, místico italiano del siglo XX, menciona que el alma elige voluntariamente encarnarse en la vida terrenal, para cumplir un propósito específico acordado con Dios.?
¿Y Dios comunica a las almas las pruebas que enfrentarán en la vida terrenal?
María Simma afirmó que algunas almas del Purgatorio le contaron que antes de nacer, Dios les había revelado las pruebas y sufrimientos específicos que enfrentarían en sus vidas.
Estas revelaciones sirvieron como un medio de purificación y crecimiento espiritual para las almas.
Santa Teresa de Lisieux dijo que antes de nacer, Dios le reveló las pruebas y desafíos que tendría que enfrentar en su vida.
Ella veía estos sufrimientos como una oportunidad para crecer en amor y confianza en Dios.
Y Santa Gertrudis la Grande, del siglo XIII, mencionó que Dios le revela a las almas elegidas antes de nacer, las pruebas y sufrimientos que deberán soportar en la Tierra.
Bueno hasta aquí lo que queríamos demostrar, que existe una misión que pactamos con Dios antes de nuestra encarnación, que está velada para que la descubramos, y que podemos decidir cumplirla o rebelarnos.
Y me gustaría preguntarte si tienes conciencia de que tienes una misión y si sabes cual es o no.
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