La misión que tienes en la tierra y cómo realizarla.
Si Dios nos ha enviado a la Tierra a cada uno con una misión, entonces tendremos las mayores de gracias de Él si la cumplimos.
Porque estaremos más en sintonía con Él.
Pero las tentaciones del mundo y el entorno que ha creado el maligno para que no se oiga la voz de Dios, hace que muchas veces no comprendamos cuál es la misión específica que tenemos en Su libreto y cómo cumplirla.
De estas cosas casi no se habla, pero son fundamentales.
Aquí te hablaremos sobre esa misión para que despiertes a ella, cómo debes buscar cuál es tu papel en la obra de Dios y cómo cumplir lo que Él quiere específicamente de ti.
Todos los que pisamos la Tierra hemos venido con una misión, es la de ser profetas.
¿Pero dónde y cómo debemos profetizar?
¿Cómo lo puedo hacer yo si no sé por dónde empezar?
Hemos realizado ya dos vídeos complementarios a este tema, que son muy importantes, y que te recomiendo mirar
https://youtu.be/S9Q04ZTpnts ¿Sabes cuál es la Misión con la que has venido a la Tierra?
https://youtu.be/w03fcWDukN4 ¿Estás Recibiendo una Convocatoria de Dios para estos Tiempos Finales? [¡cómo saberlo!]
Lo primero que debes tener claro es que tu no has llegado a tierra en este tiempo al azar.
Has sido enviado, en este tiempo y en este lugar, por alguna razón específica.
Dios no nos ha elegido por capricho, ni nos ha lanzado como una flecha al aire, dirigida por el vaivén de los vientos del tiempo en que vivimos.
Antes de crearnos, Él consideró nuestro llamado y luego nos equipó para nuestro trabajo, aunque podemos tardar mucho en la vida en comprenderlo.
Mira, al profeta Jeremías le dice que lo conoció antes de formarlo en el vientre materno y lo ungió para que fuera profeta de las naciones.
¿Y cómo lo hizo conmigo? te preguntarás
La respuesta es diferente para cada persona.
Pero de seguro no hay nadie que pueda proclamar a Dios o anunciar el reino como tú.
Quizás Él te ha equipado especialmente para evangelizar y reforzar en la fe a ciertas personas, a quienes nadie más puede llegar.
Dios pensó mucho tiempo en ti, y te preparó de muchas maneras para la misión que debías desarrollar en la Tierra.
Tal vez pienses que no tienes ninguna característica que te haga un evangelizador valioso, pero ten por seguro que si la tienes.
Nunca dudes de la influencia que puedas tener por la gracia de Dios.
No es necesario que tu trabajo sea muy visible, porque Él nos preparó para que cada uno cumpliera una parte del libreto.
Piensa por ejemplo, que puedes cambiar el destino de muchos a través de alcanzar a una sola persona.
A través de ti Dios puede lograr más de lo que puedes imaginar, si permaneces unido a su gracia.
Pero Él te ha dado el libre albedrío y puedes rechazar el trabajo.
Y entonces te preguntarás ¿cómo me doy cuenta de la misión que tengo?
Lo irás descubriendo a través de las experiencias que se irán acumulando en tu vida, de los encuentros con personas que aparecen de repente y que cada una agrega un pequeño elemento a tu misión.
Y como le dice Yahvé a Jeremías «cíñete el lomo» o sea arremángate y ponte a trabajar.
Y esto comienza con la oración diaria, la Eucaristía, la confesión frecuente, leer la Palabra de Dios, mantener la comunión con la Iglesia y con los hermanos en la fe.
Mientras que lo demás te vendrá por añadidura y se irá refinando con el paso del tiempo.
Tal vez puede haber dones específicos y muy visibles que Dios te ha dado para tu trabajo, como ejemplo la música, un segundo idioma, el don de sanidad, de predicación.
Pero la mayoría de las veces son menos evidentes que esos.
¿Y también te preguntarás que tienes que profetizar?
Generalmente en la Biblia leemos que Dios les dice a sus profetas «diles lo que te mando».
O sea que tenemos que profetizar Su palabra, que está escrita en la Biblia, y que está especificada en las enseñanzas de la Iglesia y la vida de los santos.
Y también recibirás conocimiento infuso para interpretar lo que sucede en los tiempos en que vives y para que lo divulgues.
Pero no se trata de que divulgues tu visión personal del mundo, sino la visión del mundo que tiene Dios.
Por lo tanto debes esforzarte para discernir lo que Dios quiere, de entre todas las cosas que vienen a tu mente.
Y si tiene dudas pregúntale, en oración.
Ahora, el cumplir este llamado exige coraje porque te enfrentarás a quienes están atados por satanás y por los placeres del mundo.
Te exigirá fortaleza y persistencia, porque las personas son tercas y vacilantes ante el cambio, somos testarudos, la Biblia dice que somos un pueblo de dura cerviz.
Y si no crees que somos un caso difícil, mira la cruz y ve lo que se necesitó para salvarnos.
En este tiempo que nos tocó vivir el profeta debe ser como una columna de hierro, firme ante una civilización que se está desmoronando, una moral que está colapsando y una Iglesia perseguida y en apostasía.
Por lo tanto la lógica de la misión de los profetas en esta tribulación, es el llamado a la modestia y a la humildad, a la decencia y a la castidad, al autodominio y la madurez, a la obediencia a Dios y a la generosidad con los más desposeídos.
El profeta del final de los tiempos, ya sea que actúe en lo grande o en lo minúsculo, debe decir la verdad de lo que está pasando y llamar al arrepentimiento.
Incluso a las autoridades civiles y eclesiásticas, para que puedan reflexionar.
Y no se trata de ridiculizar o atacar a quienes desoyen la palabra de Dios, sino simplemente de ser testigos de Su palabra.
Cada uno que acepte el llamado lo deberá hacer dentro de los entornos designados para él.
Y será difícil, como dice Yahvé a Jeremías, pelearán contra ti, pero no te vencerán, porque estoy contigo para librarte.
O sea que tendrás el respaldo de Dios y la oposición de los que quieren violar sus mandamientos, pero al final, la verdad saldrá a la luz, porque Dios siempre gana.
Si a esta altura del video te preguntas ¿cómo hago, por donde empiezo?, es porque ya has despertado y sabes que tienes una misión.
Entonces Dios te hará pasar por una serie de experiencias para capacitarte mejor y darte orientación de lo que tienes que hacer.
Y verás como las expectativas sobre la vida que tenías antes ya carecen de sentido, que tus viejos sueños eran irrelevantes y adquirirás de a poco una perspectiva nueva.
Aparecerán en tu vida nuevas personas y un nuevo escenario que te irá reforzando la nueva forma de ver la realidad.
Adquirirás, no sin dolor por las pérdidas de lo anterior, una nueva visión del mundo y un contacto más profundo con Dios.
Verás que tus pedidos son contestados más rápidamente porque están más en sintonía con lo que Él quiere para ti.
Y eso te llevará a estar cada vez más apegado a Él, porque lo verás actuar cada vez más evidentemente en tu vida.
Este proceso es diferente para cada persona y aunque su velocidad depende de Dios, puedes influir en ella con tu mayor obediencia.
Puede ser que tengas que purgar una vida de pecados y que te preguntes ¿cómo Dios quiere que sea Su profeta si me extravié tanto durante una parte de mi vida?
¿Si me perdí en el camino que Él tenía para mí?
Pero tal vez el camino que recorriste cuando te extraviaste era necesario para tu formación y la misión posterior.
Porque hubo cosas que eran necesarias que vivieras en carne propia, para después operar con ellas.
No importa cuán tarde apareces en escena.
Recuerda que Dios siempre puede volver al plan original que tenía para ti.
Y no olvides lo que dijo San Pablo, que donde abundó el pecado ahora sobreabunda la gracia.
Si te arrepientes y buscas trabajar para Él en cualquier obra que ha asignado para ti, Él puede permitir que se produzcan las circunstancias, para que de alguna manera recuperes lo que puedes haber perdido.
No las mismas cosas, sino cosas mejores aún.
En resumen, cada uno de nosotros ha llegado a la tierra en este tiempo y lugar con una misión.
Dios nos pensó desde la eternidad y nos equipó con dones únicos para cumplir esa misión.
Seguramente los tienes.
Pero tenemos libre albedrío y podemos aceptar la misión o resistirnos a cumplirla.
Y aunque te hayas extraviado por un tiempo, aún puedes volver a la misión porque sigues con tu parte en el libreto.
La misión general es la que Yahvé dijo a los profetas «diles lo que te mando».
Y si decides aceptarla recibirás un conocimiento infuso que te irá capacitando en los pormenores.
Poco a poco vivirás en un nuevo entorno y aparecerán personas nuevas a tu alrededor, descubrirás nuevas cosas e interpretarás de forma diferente, lo que sucede en el mundo.
Y entonces deberás ser testigo divulgando lo que Dios te mande, y ser firme en proclamar los mandamientos morales de Dios, aunque no los acepten.
En esta tarea Dios mismo te protegerá.
Y cuanto más te entregues a Dios más rápido se activará la misión.
Y si tienes dudas pregúntale qué quiere de ti y luego observa lo que sucede a tu alrededor.
Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre la misión que Dios te ha dado en la Tierra.
Y me gustaría preguntarte si ya tienes idea de cuál es tu misión y la estás llevando a cabo.
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