Investigaciones exhaustivas muestran cómo fue la muerte y resurrección de Jesús.
Los relatos de la resurrección de Jesucristo mencionan varios tipos de lienzos funerarios que quedaron en la tumba, en la mañana de Pascua.
Los cuales son los grandes testigos de su muerte y resurrección.
San Juan 20: 6 habla de lo que hoy podríamos llamar un Sudario y una Sábana.
El Santo Sudario, que es un pedazo de tela que envolvió la cabeza de Jesús luego de muerto, es el testigo de su muerte.
Y la Sábana Santa, que fue la mortaja que envolvió a Jesús en la tumba, es el testigo de su resurrección, porque quedó impreso su cuerpo en el momento de la resurrección.
Aquí hablaremos sobre los enigmas de la muerte de Jesús que encierra el Santo Sudario, que se conserva en Oviedo.
El sudario que se conserva en Oviedo es reputado por los expertos como el testigo de la muerte de Jesús.
Es una tela de lino arrugada y manchada, de 85 por 53 centímetros, en la que no se ve ninguna imagen, salvo manchas de sangre simétricas según los pliegues del velo.
Las manchas muestran que el sudario no se usó para limpiar la sangre de la cara del hombre muerto.
Sino que simplemente se colocó en la cara para absorber la sangre.
El tipo de manchas además apuntaría a que se usó temporalmente, pero se le quitó después del entierro.
Esto es perfectamente compatible con las costumbres funerarias judías de la época.
El Santo Sudario, que se encuentra en Oviedo, tiene dos relevancias centrales.
Una es determinar los horarios de la muerte de Jesucristo y las maniobras para bajarlo de la Cruz.
Y la otra es legitimar a la Sábana Santa de Turín, que es el lienzo que envolvió el cuerpo de Jesús después de muerto, y dejó una huella fotográfica en negativo de su cuerpo y su rostro, supuestamente al momento de la resurrección.
Respecto al descendimiento de la cruz, el Dr. Jean-Maurice Clercq determinó los horarios de la maniobra a partir del estudio del Santo Sudario de Oviedo,
– 15 h: muerte de Jesús en la cruz.
– 16:00 a 16:15: los verdugos perforan el costado de Jesús, y colocan inmediatamente el sudario sobre su cabeza, aún en la cruz.
– 17:15 a 17:30: Descenso del cuerpo de la cruz.
– 17:30 a 18:30: se coloca el cuerpo de Jesús en el suelo, probablemente vigilado por sus allegados.
– 18:08: puesta de sol.
– 18:45: traslado del cuerpo al sepulcro y envoltura en la Sábana Santa.
– 19 h: cierre del sepulcro y regreso de los discípulos a Jerusalén antes del comienzo del sábado, una hora después de la puesta del sol.
Las manchas del Sudario nos informan también cómo le fue colocado.
El lienzo se habría colocado primero apresuradamente sobre el cuerpo en la cruz, y luego se desenrolló por completo y se colocó como una capucha que cubría todo el rostro.
El desplazamiento de las marcas del sudario también permite seguir la secuencia de los acontecimientos del descenso de la cruz.
El difunto habría sido colocado primero horizontalmente, boca arriba.
Luego, el hombre habría sido girado sobre la cara, la cara sostenida por la mano izquierda de una persona, durante 5 a 10 minutos, y luego puesta de lado.
Y luego parece que se quitó el lienzo, que ya no cubría la cabeza cuando el cuerpo fue colocado en la tumba.
La sangre que embadurnó el Santo Sudario parece provenir de dos fuentes.
Un flujo abundante y repentino, post-mortem, consecuencia de un neumotórax, propio de la asfixia que provocó la muerte del crucificado.
Y múltiples marcas de sangre viva, que parecen provenir de heridas superficiales alrededor del cráneo, siguiendo el diseño de la corona de espinas que puede verse gracias a la Sábana de Turín.
La conclusión de los análisis criminológicos, es que el sudario efectivamente envolvió la cabeza de un hombre adulto, barbudo, con el pelo recogido atrás, y que ya estaba muerto cuando se le aplicó.
Por otra parte, la técnica del hilado del lino, en forma de Z, permite rastrear la fabricación del tejido entre el siglo IV a.C. y el siglo V d.C.
Los pólenes y otros elementos vegetales presentes en el tejido, son endémicos de la cuenca mediterránea, correspondientes al camino que debió seguir la reliquia, desde Jerusalén hasta Oviedo.
Se encontraron 3 especies en particular típicas de Palestina.
Y todavía quedan en el tejido restos de mirra y áloe, sustancias utilizadas en los rituales de embalsamamiento, precisamente las que Nicodemo habría aportado según testimonio de San Juan capítulo 19.
Y como ya dijimos, la segunda virtud del Sudario es que da credibilidad a la Sábana Santa de Turín, porque no hay mayores discusiones sobre su autenticidad y se puede rastrear fácilmente su recorrido histórico.
Los hallazgos de las investigaciones científicas concluyen que el Sudario de Oviedo y la Sábana Santa de Turín sirvieron, sucesivamente, para envolver el mismo cuerpo.
Una primera comparación realizada en la década de 1960 por un sinólogo italiano permitió concluir que las manchas de sangre del Sudario de Oviedo coincidían con las de la Sábana Santa de Turín.
Y un estudio realizado por el Dr. Alan Whanger mostró 70 puntos de coincidencia entre el Sudario y la Sábana Santa en la parte frontal de la cabeza y 50 en la parte de atrás.
Las manchas coinciden en la forma y la ubicación.
Las muestras de sangre que untan ambos tejidos muestran el mismo grupo sanguíneo AB, el «receptor universal», un grupo que representa solo alrededor del 3,2% de la población mundial.
El tamaño de la impresión de la nariz es exactamente idéntico, marcando la misma hinchazón en el lado derecho, así como la lesión de la mejilla derecha.
Varias obras de los primeros cristianos afirman que San Pedro se quedó con este sudario.
Sin embargo, faltan huellas históricas de la reliquia durante los primeros seis siglos, probablemente fuera escondido.
Aparece información de que fue trasladado a Alejandría en el año 614, cuando los persas invadieron Jerusalén.
Cuando Alejandría se vio amenazada, la Sábana Santa fue llevada por mar a Cartago, y luego a España, desde donde tomó el camino de Toledo.
Durante la invasión musulmana a principios del siglo VIII, los cristianos huyeron hacia el norte de la Península Ibérica, llevándose consigo sus tesoros más preciados.
Y un cofre que contenía preciosas reliquias fue enterrado al pie del pico de Monsacro en Asturias.
Y luego fue desenterrado en el año 761 para ser llevado a la catedral de Oviedo.
La reliquia ha estado allí desde entonces, y su historia ahora está bien documentada.
Oviedo se convirtió en una importante parada en la peregrinación a Santiago de Compostela, por lo que muchos visitantes pudieron venerar la reliquia, aunque sin embargo sin verla, porque el relicario solo se abrió en contadas ocasiones.
Y hoy se exhibe tres veces al año, para la exaltación de la Santa Cruz el 14 de septiembre, en la fiesta de San Mateo el 21 de septiembre, y el Viernes Santo.
El único elemento adverso que se conoce fue un atentado a la catedral en 1934, que voló por completo la Cámara Santa donde se guardaba el lienzo y casi lo destruyó, pero el Sudario se encontró intacto entre los fragmentos del cofre.
Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre la información que encierra el Santo Sudario respecto a la muerte de Jesús y su legitimación a la Sábana Santa.
Y me gustaría preguntarte si crees que los cristianos conocen la diferencia entre el Santo Sudario y la Sábana Santa o no.
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