Declaraciones molestas de un obispo nombrado directamente por Francisco.
Difícilmente el papa Francisco pueda avalar las palabras del obispo italiano Nunzio Galantino, a pesar que lo fue a buscar expresamente para ser el número dos de la Conferencia Episcopal Italiana. Pero Galantino, jugando a la apertura snob, ha erosionado la imagen del Papa entre el movimiento pro vida, sembrando la duda, de si después de todo Francisco, en el fondo, no opinará lo mismo que su nombrado.
Galantino dijo en una entrevista el 12 de mayo, que tiene poco tiempo para el tipo de pro-vida que reza el Rosario fuera de las clínicas de aborto.
«Yo no me identifico con los rostros inexpresivos de los que recitan el Rosario fuera de las clínicas que practican la interrupción del embarazo, sino con los jóvenes que se oponen a esta práctica y se esfuerzan por la calidad de la vida de la gente, por su derecho a la salud, al trabajo», dijo el Obispo Nunzio Galantino, secretario general de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI).
John Smeaton, director de la Sociedad del Reino Unido para la Protección de los Niños no Nacidos (SPUC), ha dirigido una carta a Galantino pidiéndole retractarse de los comentarios y solicitando una reunión para discutir el asunto.
«Yo realmente no creo que usted lo estuviera diciendo, si las leyes nacionales hubieran permitido el asesinato de sacerdotes católicos o judios durante las últimas décadas: ‘En el pasado nos hemos concentrado demasiado en el asesinato de los sacerdotes católicos o judios…’. De hecho, usted probablemente estaría diciendo: ‘No podemos hacer lo suficiente para denunciar este grotesco mal'», escribió Smeaton.
Pero Galantino no se limitó a una crítica del movimiento pro-vida.
Preguntado:
«¿Cuál es su deseo para la Iglesia italiana»
Galantino respondió:
«Que podamos hablar sin tabúes sobre cualquier tema, de los sacerdotes casados, de dar la Eucaristía a los divorciados, la homosexualidad, según el Evangelio y dar razones de las posiciones».
Respondiendo a la pregunta de si la influencia política de la CEI seguirá presionando al Parlamento de Italia para hacer frente a los «valores no negociables» de la vida, la familia y la educación, dijo Galantino,
«Nosotros pensamos en el carácter sagrado de la vida. En el pasado no nos hemos concentrado exclusivamente en el aborto y la eutanasia. No puede ser así; en el medio [de estos dos] está la existencia [de la persona] que se desarrolla de forma continua».
Galantino añadió que con el pontificado de Francisco,
«la Iglesia italiana tiene una extraordinaria oportunidad para reposicionarse con respecto a las expectativas espirituales, morales y culturales».
En marzo, el Papa Francisco escogió a Galantino personalmente para la segunda posición más alta en la conferencia episcopal italiana, que el Papa tiene la esperanza de reformar. En una carta a los fieles de la diócesis de Galantino en Calabria, Francisco se disculpó porque lo llevaba a Roma.
«Necesito que Monseñor Galantino venga a Roma por lo menos por un tiempo. … Les pido que, por favor, me entiendan y me perdonen», escribió Francisco.
Los comentarios también han despertado oposición en Italia, donde una mujer ha escrito de que fueron las oraciones de los que estaban fuera de una clínica de aborto que la ayudaron a darse cuenta de la maldad del aborto.
Gianfranco Amato, presidente de Juristas por la Vida, dijo que la carta fue enviada a él por una «mujer de nacionalidad rumana» sin nombre, que vive en el norte de Italia. Ella pidió que su carta abierta se publicara en el sitio web de La Nuova Bussola Quotidiana en respuesta a los comentarios del obispo Galantino. La mujer dijo que ya había cometido tres abortos, y rezó el Rosario para ayudar a otras a evitar el «dolor sombrío» que sigue al aborto.
«Su Excelencia, no tengo la cara brillante de una actriz, tengo una cara normal, igual a la de muchas otras mujeres, pero sería poco generoso llamarla ‘inexpresiva'», escribió, y añadió que entiende que «como hombre», el arzobispo no pueda ser capaz de entender lo que significa perder a un hijo.
«Tres veces he suprimido las vidas de los niños que venia cargando. Sólo la nueva fe a través de la gracia me ha hecho darme cuenta de la atrocidad de lo que hice, y me llevó a un compromiso con la defensa de la vida», dijo.
«Por lo tanto, me encontré entre las personas que rezan en esas clínicas antes de que actos que la Iglesia llama con razón «crímenes abominables» fueran cometidos. Si me decidí a rezar el Rosario en esos lugares, fue sólo para pedir el perdón para esas pobres mujeres».
«En la Iglesia, Su Excelencia, por lo que hice no me sentía juzgada. Y por eso yo no juzgo a nadie. Sólo rezo por aquellas mujeres que, a veces ignorantes, cometen los mismos errores, caen, entonces, en el abismo del remordimiento eterno».
Fuentes: Life Site News, Signos de estos Tiempos