La nueva guerra espiritual: cómo los demonios están introduciendo nuevas formas de ataques.
Los exorcistas son los profesionales que conocen cómo actúan los demonios; saben cómo ataca el maligno y cómo debemos defendernos.
Y no creer en la existencia del demonio, como hacen muchos modernistas, ni considerar las recomendaciones de los exorcistas, les lleva a pensar que muchas de las cosas que los demonios ponen en sus mentes, son pensamientos legítimos a los que ellos han llegado por sus estudios.
Y de ahí nacen las herejías que los aleja de Dios y de la moral que Él prescribió para la humanidad.
Que luego tratarán de imponer como las necesarias modernizaciones que debe tener la Iglesia para acompasar con los tiempos que corren.
Aquí hablaremos sobre cómo han descubierto los exorcistas que atacan los demonios a los seres humanos, cómo es afectada la percepción de los atacados sobre cuáles son sus verdaderos pensamientos y cuáles pensamientos espurios que los demonios ponen en sus mentes, y cómo defenderse para no caer en el error ni en el sufrimiento innecesario.
Aunque las representaciones que muestra Hollywood, puedan mostrar que el método principal del diablo para atormentar a los seres humanos son las posesiones demoníacas, el ataque más común a las personas y a la Iglesia son las tentaciones.
Y no sólo es una amenaza para la salvación sino también para vivir una vida tranquila en la Tierra.
Los exorcistas saben mejor que ningún otro cómo distinguir el pensamiento propio del plantado por los demonios.
El Padre Stephen Rossetti del Centro San Miguel Arcángel, en EE.UU., ha hablado varias veces de los ataques que reciben los sacerdotes exorcistas de su equipo, por parte de los demonios.
Y ha mencionado tres niveles que afectan a los exorcistas, y también al resto de las personas.
Dice que el primer nivel de ataque demoníaco actualmente es llevar al pecado de impureza.
Incluso ha mencionado que los demonios envían fotos lascivas y les hacen comentarios sugerentes a los exorcistas.
Y confiesa que algunos exorcistas, especialmente los más jóvenes, han sucumbido a ataques demoníacos contra la pureza.
Por ejemplo, el caso más notorio fue el del joven obispo y exorcista español Xavier Novell, que en el año 2021 dejó el sacerdocio porque se enamoró de una mujer divorciada, que se ganaba la vida escribiendo novelas eróticas con tintes satánicos.
La concordancia con la revelación de Dios es la que puede decirnos cuáles pensamientos vienen del demonio.
El segundo nivel de tentación es el orgullo, ya sea enorgullecerse por los dones que la persona ha recibido, como por los logros que ha tenido, así como por la supuesta inteligencia o capacidad de análisis.
Los demonios hacen un doble movimiento con esto.
Por un lado, llevan a la persona a sobrevalorar sus capacidades y logros, mostrándole como otros los reconocen.
Y por otro lado, los torturan señalándoles cuando esas capacidades y logros no son reconocidas.
Y la soberbia puede llevarnos a querer enmendar a Dios.
Y el tercer nivel de tentación es el pecado de la desesperación, que sucede cuando las cosas no salen como habíamos previsto.
A Santa Catalina de Siena, el Señor le dijo que el pecado de la desesperación es el más grave de todos.
Porque dijo, que las almas culpables de desesperación “juzgan que su miseria es mayor que Mi misericordia”.
Y agregó, “este es aquel pecado que no es perdonado ni aquí ni allá, porque el alma no es perdonada si desprecia Mi misericordia”.
Los demonios esperan que nos rindamos a la desesperación, que cambiemos la idea tradicional de lo que Dios quiere y le demos la derecha al espíritu de la época.
El demonio además nos ataca torturándolos enfocándose en el futuro, el presente y el pasado.
Los demonios nos provocan temor hacia la incertidumbre del futuro para afligirnos.
Nos amenazan con cosas negativas que podrían sucedernos, provocando fantasías de que las cosas podrían tomar un rumbo negativo.
Por ejemplo, pensar que si no actuamos humanamente ya, sobre el cambio climático, puede destruir la Tierra, sin considerar que no pasa nada en el mundo que Dios permita, que siempre es para el bien de los que lo aman.
Ceder al temor te aleja de la fe. Porque la fe es más que simplemente reconocer que Dios existe.
Implica confiar en Dios y en la victoria de Jesucristo en nuestra vida.
Otro espíritu demoníaco actuante es el de dejar de pensar en la justicia de Dios, invalidarla, lo cual actúa en el tiempo presente.
La idea de que Dios es solamente misericordioso y no castiga los pecados en este mundo es un concepto bien demoníaco, porque da carta blanca a que se cometa cualquier pecado, y luego pedir misericordia sin arrepentimiento.
Esto lleva a mucha gente a seguir anclada en el pecado, porque va a confesarse y el sacerdote tiene la orden, más o menos formal, de absolver a todos aunque no haya arrepentimiento.
Pero además, muchas cosas que están mencionadas ostensiblemente como pecado en la revelación divina, en la Biblia, están dejando de ser pecado para los cristianos.
Y aparecen otros pecados, como por ejemplo estar anclado a la tradición.
Y otra forma de ataque, más sutil y más doloroso para los cristianos, es que te enfoques en partes dolorosas de tu pasado.
Esto vale tanto para las personas como para la Iglesia.
El maligno introduce en nuestra mente, una y otra vez, imágenes y pensamientos de nuestros pecados y fracasos pasados, confesados o no.
Es como si hubiera una manada de demonios golpeando sin piedad nuestra cabeza recordándonos el pasado.
Y de hecho, esto es exactamente lo que está sucediendo.
La Iglesia es torturada por los enemigos sobre los pecados que cometió en la conquista de América por ejemplo, y últimamente los acepta sumariamente sin defenderse para no enfrentarse.
Y también sucede a las personas con un hábito pecaminoso, que incluso después de haber confesado y superado este hábito, puede ser azotado por pensamientos de repetirlo o sentir culpa por haber caído anteriormente, y las consecuencias que trajo.
Estos golpes mentales están diseñados para desgastar tanto a las personas como a la Iglesia.
Y lo que los hace reconocibles como ataques demoníacos, es la ferocidad, su aparición rápida, y el tormento implacable.
¿Y cómo recomiendan los exorcistas que debemos protegernos cuando vienen pensamientos que cambian lo que Dios prescribió?
Reconocer la verdadera fuente de los tormentos mentales, que surgen en nuestra mente buscando establecerse siempre en la verdad de la palabra de Dios que está en la Biblia.
Que los malos pensamientos, que violan la palabra de Dios, vengan y que se vayan; que te entren por un oído y te salgan por el otro.
Porque cuanto más intentes detener esos bucles que surgen en tu mente, más fuertes se volverán.
Cierra la puerta a tus debilidades, heridas y traumas del pasado.
Las oraciones de liberación, el rosario, la dirección espiritual, la adoración eucarística y los sacramentos son fuentes de sanación.
Dirígete a Jesús y a la Santísima Virgen con oraciones breves y repetitivas, por ejemplo “Jesús, en ti confío” o “Madre yo confío en ti”.
Usa sacramentales y agua bendita.
Cultiva la paz. ¿Estás sufriendo? Precisamente por eso el Hijo de Dios se hizo carne. Él murió por tus pecados. No te salvarás a ti mismo ni nunca estarás sin sufrimiento en esta vida. Confía en Jesús, él te salvará y te tranquilizará.
Bueeeno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre cómo los demonios están introduciendo herejías, errores y sufrimientos en la Iglesia, y entre los cristianos, y cómo defender tu persona y la fe.
Y me gustaría preguntarte de qué otra forma crees que los demonios te están atacando por estos días.
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