Oraciones a san José Obrero

ORACIÓN CON LA QUE EL PAPA JUAN XXIII TERMINABA SU ALOCUCIÓN EN ESTA FIESTA EL AÑO 1959

¡Oh glorioso San José, que velaste tu incomparable y real dignidad de guardián de Jesús y de la Virgen María bajo la humilde apariencia de artesano, y con tu trabajo sustentaste sus vidas, protege con amable poder a los hijos que te están especialmente confiados!
Tú conoces sus angustias y sus sufrimientos porque tú mismo los probaste al lado de Jesús y de su Madre. No permitas que, oprimidos por tantas preocupaciones, olviden el fin para el que fueron creados por Dios; no dejes que los gérmenes de la desconfianza se adueñen de sus almas inmortales. Recuerda a todos los trabajadores que en los campos, en las oficinas, en las minas, en los laboratorios de la ciencia no están solos para trabajar, gozar y servir, sino que junto a ellos está Jesús con María, Madre suya y nuestra, para sostenerlos, para enjugar el sudor, para mitigar sus fatigas. Enséñales a hacer del trabajo, como hiciste tú, un instrumento altísimo de santificación.

ORACIÓN A SAN JOSÉ OBRERO (I)

Nos dirigimos a ti, Oh bendito San José,
nuestro protector en la tierra,
como quien conoce el valor del trabajo
y la respuesta a nuestro llamado.
A través de tu Santa Esposa,
la Inmaculada Virgen Madre de Dios,
y sabiendo el amor paternal
que tuviste a nuestro Señor Jesús,
te pedimos nos asistas en nuestras necesidades
y fortalezcas en nuestros trabajos.
Por la promesa de realizar
dignamente nuestras tareas diarias,
líbranos de caer en el pecado,
de la avaricia, de un corazón corrupto.
Se tú el solícito guardián de nuestro trabajo,
nuestro defensor y fortaleza
contra la injusticia y el error.
Seguimos tu ejemplo y buscamos tu auxilio.
Socórrenos en todos nuestros esfuerzos,
para así poder obtener contigo
el descanso eterno en el Cielo,
Amén.

ORACIÓN A SAN JOSÉ OBRERO (II)

A tí acudimos, amoroso padre nuestro San José,
modelo de los hombres y las mujeres trabajadores,
para rogarte me obtengas del Señor la gracia de
que el trabajo que tengo me sirva de relación con Dios
y sea un medio de santificación.Que sepa trabajar a conciencia, haciendo de mi deber
una ofrenda agradable a Dios, que utilice debidamente
los dones recibidos de El, para trabajar con ahínco,
paciencia, orden y en paz, como trabajaste Tú, en el
taller de Nazareth; que la alegre esperanza de la
Resurrección, me sostenga ante las dificultades cotidianas,
que no pierda de vista la cuenta que tengo que dar a Dios
por el tiempo que me ha brindado y por la manera de
recibir y dar amor.Esto te lo pido por el amor a tu santísima esposa María
y por el gran amor que le tienes a tu Hijo, Jesucristo,
que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por
los siglos de los siglos.

ORACIÓN A SAN JOSÉ OBRERO (III)

Nos dirigimos a ti, Oh bendito San José, nuestro protector en la tierra, como quien conoce el valor del trabajo y la respuesta a nuestro llamado. A través de tu Santa Esposa, la Inmaculada Virgen Madre de Dios, y sabiendo el amor paternal que tuviste a nuestro Señor Jesús, te pedimos nos asistas en nuestras necesidades y fortalezcas en nuestros trabajos.
Por la promesa de realizar dignamente nuestras tareas diarias, líbranos de caer en el pecado, de la avaricia, de un corazón corrupto.
Se tú el solícito guardián de nuestro trabajo, nuestro defensor y fortaleza contra la injusticia y el error.
Seguimos tu ejemplo y buscamos tu auxilio. Socórrenos en todos nuestros esfuerzos, para así poder obtener contigo el descanso eterno en el Cielo, Amén.

PARA OBTENER EL ESPÍRITU DEL TRABAJO

Glorioso San José, modelo de todos los trabajadores,
obtenme la gracia de trabajar
en un espíritu penitente para compensar mis pecados;
para trabajar conscientemente,
anteponiendo el deber a mis tendencias e inclinaciones;
para trabajar con gratitud y gozo,
considerando como un honor usar y desarrollar
en mi trabajo los dones que he recibido de Dios;
para trabajar con orden, paz, moderación y paciencia,
y nunca ceder ante el cansancio o las dificultades.
Ayúdame a trabajar, sobre todo,
con pureza de intención y desprendimiento,
teniendo siempre ante mis ojos la hora de la muerte
y la cuenta que debo dar a Dios por mi tiempo perdido,
talentos desperdiciados, omisión de buenas obras,
y vana complacencia por el éxito,
tan fatal para el trabajo de Dios.
Todo por Jesús, todo por María,
todo por seguir tu ejemplo,
¡Oh Patriarca San José! Amén


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