¿Qué debemos hacer cuando sospechamos que algo sobrenatural nos está afectando negativamente?  

Primero, es adecuada la oración y reflexión antes que llegar a conclusiones impulsivas.

Esto implica buscar información y leer artículos como éste.

Y en segundo lugar buscar el consejo de alguien capacitado en liberación y que sea católico.

No es fácil conseguir información sobre liberación, porque las diócesis desconfían de la circulación libre de ella.

Por lo tanto es recomendable pedirle al Señor, orando, que te presente una persona sólidamente católica, para que te ayude en el manejo de la liberación espiritual.

Y cuando esa persona se presente, hay que pedirle las credenciales, porque sobre esto hay muchos mitos y muchas fantasías.

Una cosa que probablemente sea la más adecuada es ir a buscar a este tipo de personas dentro de los círculos de la Renovación Carismática, que son quienes se especializan más en liberación dentro de la Iglesia Católica.

Cuando hablamos de liberación en general nos referimos a librarnos de ataques directos o indirectos del maligno, que afectan nuestra conducta, nuestras emociones y nuestros pensamientos.

Empecemos por identificar las causas últimas.

  

EL MALIGNO EXISTE Y ACTÚA

Los demonios están claramente testimoniados en la Biblia y son una parte ineludible ella.

En el Antiguo Testamento Se nombra a Lucifer en Isaías, a Asmodeo en Tobit y a Satanás en Job.

Y San Juan en el Nuevo Testamento dirá que la razón por la que apareció el hijo del hombre [Jesús] fue para destruir las obras del diablo (1 Juan 3:8).

Por eso es tan central en el Nuevo Testamento la actividad exorcista de Jesús, que vino a terminar con el reinado de Belcebú.

Sin embargo hay muchos escépticos incluso entre los sacerdotes católicos.

Pero en 1972 el papa Paulo VI se preguntó públicamente cuál es era mayor necesidad de la Iglesia en el momento.

Y la respuesta fue

“No se sorprenda por nuestra respuesta y no la tache de simplista o supersticiosa: una de las mayores necesidades de la Iglesia es defenderse contra el mal, que llamamos el diablo”.

Y luego explicó,

“Este asunto del diablo y de la influencia que puede ejercer en los individuos, así como en las comunidades, sociedades o eventos enteros, es un capítulo muy importante de la doctrina católica, que debe estudiarse nuevamente, aunque se le presta poca atención hoy”.

Numerosos santos lucharon contra el demonio en foema física y está documentado.

Incluso el padre Gabriele Amorth ha dicho que el demonio intentó la posesión de la Madre Teresa de Calcuta cuando estaba enferma en un hospital y un exorcista Indio tuvo que hacerle un exorcismo.

La Iglesia tiene 3 tipos de exorcismos.

El primero es el exorcismo litúrgico que se realiza en el bautismo.

El segundo es el exorcismo privado o simple, que puede ser realizado por los fieles y al que nos estamos dedicando en este artículo, o sea las oraciones de liberación.

Y el tercer exorcismo es el solemne, público o formal, que se realiza en base al Ritual de Exorcismo, con la autorización del Obispo.

Los exorcistas dicen que la actividad básica del demonio es la tentación.

Y puede actuar más libremente a través del pecado.

O sea cuando encuentra a una víctima propensa a abrirle las puertas en cosas cada vez más pesadas.

Pero también existe la posibilidad de que el diablo vaya tras de una persona y constantemente la asedie para que caiga.

Veamos las formas concretas de los ataques.

  

FORMAS EN QUE EL MALIGNO NOS ATACA

  

TENTACIÓN

Básicamente la actividad principal del maligno es tentarnos para pecar.

Él influye en nuestros pensamientos con mensajes sutiles, que a primera vista pueden aparecer inofensivos, pero rápidamente pueden conducir al pecado si no los reprendemos.

Esto es lo que se llama Tentación y es la actividad ordinaria del maligno.

La actividad extraordinaria incluye infestación, opresión, obsesión, ataques físicos, dependencia diabólica y posesión diabólica.

  

INFESTACIÓN

La infestación sucede cuándo a una casa, un objeto, un animal, le suceden fenómenos paranormales inexplicables.

Por ejemplo una lámpara se apaga y se enciende sola, o cuando se oyen ruidos inexplicables permanentemente en una casa como pasos, o cuando sistemáticamente se suceden cambios de lugar de las cosas.

Esto puede suceder como una brujería maleficio o maldición que te han hecho o por estar en el radar del maligno por algo que has hecho, como por ejemplo haber abierto una puerta al pecado.

Pero también puede que sea un alma del purgatorio que está tratando de llamar tu atención para obtener oraciones y ser liberada del purgatorio. En este caso no es el maligno quien actúa.

  

OPRESIÓN

La opresión puede tener varias manifestaciones, como una enfermedad, alteración de las relaciones con otras personas, o invadir otras áreas de la vida como las finanzas, el trabajo, etc.

La opresión espiritual se nota por extraños patrones de infortunio, enfermedades inexplicables o repetidos problemas de relaciones.

  

OBSESIÓN

En la obsesión una persona es acosada en forma de pensamientos no deseados, recurrentes, irracionales, que llevan al abatimiento o incluso en los casos más graves, al intento de suicidio.

Un caso típico son las pesadillas. Por ejemplo una persona puede tener pesadillas de ataques satánicos sexuales, de enfermedades graves, de accidentes.

Esto necesita discernimiento porque la maldición que está detrás puede haber sido producida en generaciones anteriores, y se ha venido arrastrando hasta la tuya.

Estamos hablando en general de pecados graves, como algún asesinato, haber participado activamente en grados importantes en la masonería o espiritismo, abortos, etc.

  

ATAQUES FÍSICOS

A veces los ataques físicos no están relacionados con maldiciones sino con la santidad misma.

Porque grandes santos, como el Padre Pío o el Santo Cura de Ars fueron sistemáticamente atacados en su físico por el maligno.

Los casos más extremos de ataque del maligno son la dependencia y la posesión demoníaca.

  

POSESIÓN Y DEPENDENCIA

En la dependencia diabólica la persona ha hecho un pacto con el diablo voluntariamente y es responsable de la elección.

En el caso de posesión el maligno toma el cuerpo de la persona (no el alma), pero actúa sin el consentimiento de la víctima.

Aunque la víctima generalmente le ha abierto una puerta, por ejemplo jugando a la Ouija.

Las interferencias demoníacas pueden ser manejadas por un ministerio de liberación pero en los casos de dependencia y posesión demoníaca es necesario utilizar el Rito del Exorcismo.

Para esto inevitablemente hay que recurrir a un sacerdote exorcista especializado.

Ellos suelen tener un equipo de psicólogos, médicos y otros campos de especialización para trabajar en la víctima.

Siempre es necesario evaluar psicológicamente a la persona para descartar una causa natural de la aflicción antes de hacer una sesión de exorcismo.

  

CÓMO SE PRODUCEN LOS ATAQUES DEL MALIGNO

El más común es el daño auto infligido por maldiciones propias que nos hemos hecho a través de pecados.

También nos pueden haber hecho maldiciones a nosotros mismos, como por ejemplo trabajos o hechizos o brujerías.

Y además puede haber maldiciones que cruzan las generaciones.

Las maldiciones auto infligidas y las realizadas a nosotros, por otros, deben ser atadas y quebradas.

En primer lugar por el arrepentimiento y el acercamiento a Dios, lo que invariablemente implica la confesión de los pecados, la reparación y la restitución hacia una vida cristiana.

Y en segundo lugar la oración puede ayudar a romper maldiciones, pero sólo la oración no es efectiva si no se cumple el primer paso.

Estas maldiciones suceden cuando se abre una puerta y estas son algunas de las puertas abiertas que permiten la maldición.

. La participación en las ciencias ocultas como la brujería o el satanismo

. En organizaciones que usan las ciencias ocultas de manera abierta o encubierta, como: yoga, meditación trascendental, brujería blanca, brujería negra, zen, budismo, hinduismo,

. En la Francmasonería y otras organizaciones fraternales que tienen rituales secretos

. En la magia, la astrología, quiromancia, numerología, la adivinación la canalización psíquica

. En religiones paganas como la Wica, la New age

. Jugar con tableros de Ouija, hacerse tatuajes, etc.

. Desobediencia y rebelión a la Palabra de Dios, maldición a Dios

. Perseguir pecados sexuales o perversiones

. Pecados ancestrales

. El suicidio

. Falta de perdón, amargura, resentimiento, enojo.

. Manipulación e intimidación con el propósito de dominar a otros

. Asesinato, aborto

. Chismes, denigrar a otros

Estos son los más generales, pero hay muchos más que se pueden encontrar en la Biblia.

  

LAS MALDICIONES QUE ATRAVIESAN GENERACIONES

Hay maldiciones que atraviesan generaciones como si fueran atributos epigenéticos espirituales.

Estás maldiciones de antepasados no se puede romper hasta que no se confiesan los pecados de los predecesores.

Es materialmente imposible conocer todos los pecados de los ancestros, Dios sabrá cuáles son.

Pero siempre es conveniente investigar para conocer si hay un pecado grande en la historia familiar.

Porque son los que en definitiva producen las aflicciones más problemáticas.

Por ejemplo un aborto, un asesinato, participación en brujería, etc.

Hay que pedir a Dios con arrepentimiento, el perdón por esos pecados.

Y no solamente por los daños que le hicimos a Dios sino también por el daño a otras personas que nuestros antepasados hayan herido.

Es imposible que nuestro árbol genealógico o incluso en nuestra vida particular no haya habido pecados.

El tema es si ha habido pecados grandes y si estos han sido perdonados o no por Dios.

Uno debiera sospechar de una maldición generacional cuando las circunstancias no cambian con la oración.

La oración no va a cambiar la situación, sino el arrepentimiento, pero siempre es un auxilio para manejar estas situaciones.

¿Cuándo es que debemos sospechar de una maldición generacional?

Cuando las desgracias del mismo tipo siguen sucediendo repetidas veces y la liberación o la sanación no se reciben.

Las manifestaciones comunes de maldiciones son las siguientes:

. Problemas financieros continuos y continua falta de prosperidad

. Enfermedades físicas o mentales crónicas

. Muertes prematuras

. Accidentes o lesiones múltiples o repetitivas, particularmente del mismo tipo

. Luchas o discusiones crónicas o problemas con las relaciones interpersonales

. Problemas hereditarios físicos o emocionales

. Tormento crónico

. Mala alimentación o malos hábitos de sueño en bebés o niños

. Fallas comerciales, únicas o repetidas

. Incapacidad para concebir hijos o abortos múltiples

Todo lo que hemos hablado aquí son las manifestaciones más comunes, pero la presencia de una maldición hay que discernir la a través del Espíritu.

Para todo esto puedes recurrir en primer instancia a oraciones liberación, aquí hay una serie de oraciones de liberación que puedes utilizar.

  

ORACIONES DE LIBERACIÓN

   

ORACIÓN DE LIBERACIÓN  (P. Robert De Grandis)

Yo me pongo en la presencia de Jesucristo y me someto a su Señorío. Yo me pongo «la armadura de Dios para resistir las maniobras del diablo. Yo me mantengo con firmeza y… tomo la verdad como cinturón la justicia como coraza… Yo tomo en mi mano el escudo de la fe para apagar las flechas incendiarias del demonio… Yo acepto la salvación de Dios para que sea mi casco y recibo la palabra de Dios del Santo Espíritu para usarla como una espada. (Ef 6, 10ss)

En el nombre de Jesucristo crucificado, muerto y resucitado, yo ato todos los espíritus del aire, de la atmósfera, del agua, del fuego, del viento, la tierra, debajo de la tierra.

Yo también ato la influencia de cualquier alma perdida o caída que pueda estar presente y todos los emisarios de los cuarteles satánicos o cualquier asamblea de brujos o hechiceros o adoradores de satanás que puedan estar presente en algún modo preternatural. ­

Yo clamo a la sangre de Jesús en el aire, atmósfera, agua, fuego, viento, la tierra y todos sus frutos, y debajo de la tierra.

En el nombre de Jesucristo yo le prohíbo a todos los adversarios mencionados que se comunique o ayuden unos a otros de cualquier modo, o que se comuniquen conmigo, o que hagan cualquier cosa excepto que yo les mando en el nombre de Jesús.

En el nombre de Jesucristo yo sello este lugar y a todos los presentes y a todos los familiares, amigos y conocidos de los presentes, y también sus lugares, posesiones y fuentes de aprovisionamiento en la sangre de Jesús. (Repetir tres veces)

En el nombre de Jesucristo yo le prohíbo a cualquier espíritu perdido, asamblea de brujos, grupos, satánicos, o emisarios o cualquiera de sus colaboradores que me hagan daño o que tomen venganza sobre mí; mi familia y mis conocidos o causen daños a cualquier cosa que nosotros tenemos.

En el nombre de Jesucristo y por los méritos de su preciosísima sangre, yo rompo y disuelvo cualquier maleficio, hechizo, encantamiento, ardid, brujería, atadura, trampa, engaño, mentira, tropiezo, obstáculo, decepción, desvío, o distracción, cadena espiritual o influencia espiritual, también toda enfermedad del cuerpo del alma, mente o espíritu puesta sobre nosotros o sobre este lugar,. o sobre cualquiera de las personas, lugares o cosas mencionadas por cualquier agente o atraída sobre nosotros por nuestros propios errores o pecados. (repetir tres veces)

Yo ahora coloco la cruz de Jesucristo entre mi y todas las generaciones en mi árbol genealógico. Yo declaro en el nombre de Jesucristo que no va a haber comunicación directa entre las generaciones. Toda comunicación será filtrada por medio de. la preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.

María inmaculada cúbreme en la luz, poder y fuerza de tu fe. Padre, por favor envía los ángeles y santos para que me asistan. Gracias, Señor Jesús, por ser mi sabiduría, mi justicia, mi santificación, mi redención. Yo me rindo al ministerio de tu Espíritu Santo, y recibo tu verdad en cuanto a la sanación intergeneracional. .

Gloria, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, por los siglos de los siglos, Amen.

   

ORACIÓN DE LIBERACIÓN (Monseñor Morales)

Señor nuestro Jesucristo te adoro, te alabo, te bendigo, gracias por tu infinito amor por el que te has hecho uno de nosotros naciendo de la Virgen María y por el que subiste a la Cruz para dar tu vida por nosotros.

Gracias por tu sangre preciosísima con que nos has redimido.

Con tu sangre preciosísima brotada de tus sacratísimas sienes traspasadas por espinas: cúbrenos, séllanos, lávanos, purifícanos, libéranos, destruye en nosotros todo pecado, toda iniquidad, todo poder maligno, todo poder satánico.

Con tu sangre preciosísima brotada de tu hombro y espalda llagados por la Cruz a cuestas: cúbrenos, séllanos, lávanos, purifícanos, libéranos, destruye en nosotros todo pecado, toda iniquidad, todo poder maligno, todo poder satánico.

Con tu sangre preciosísima brotada de tu costado abierto por la lanza: cúbrenos, séllanos, lávanos, purifícanos, libéranos, destruye en nosotros todo pecado, toda iniquidad, todo poder maligno, todo poder satánico.

Con tu sangre preciosísima brotada de tus pies y de tus manos traspasados por los clavos: cúbrenos, séllanos, lávanos, purifícanos, libéranos, destruye en nosotros todo pecado, toda iniquidad, todo poder maligno, todo poder satánico.

Con tu sangre preciosísima brotada de todo tu cuerpo llagado por los azotes: cúbrenos, séllanos, lávanos, purifícanos, libéranos, destruye en nosotros todo pecado, toda iniquidad, todo poder maligno, todo poder satánico.
Tres veces Gloria
Amén, Amén, Amén.

   

PLEGARIA DE LIBERACIÓN

Oh, Señor, tú eres grande, tú eres Dios, tú eres Padre, nosotros te rogamos, por la intercesión y con la ayuda de los arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel, que nuestros hermanos y hermanas sean liberados del maligno que los ha esclavizado.
Oh, santos, venid todos en nuestra ayuda.
De la angustia, la tristeza y las obsesiones, nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
Del odio, la fornicación y la envidia, nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De los pensamientos de celos, de rabia y de muerte, nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De todo pensamiento de suicidio y de aborto, nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De toda forma de desorden en la sexualidad , nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De la división de la familia, de toda amistad mala: Líbranos, oh Señor.
De toda forma de maleficio, de hechizo, de brujería y de cualquier mal oculto, nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
Oh, Señor, que dijiste “la paz os dejo, mi paz os doy”, por la intercesión de la Virgen María concédenos ser librados de toda maldición y gozar siempre de tu paz. Por Cristo Nuestro Señor. ¡Amén!

   

ORACIÓN DE LIBERACIÓN I

Señor, Dios nuestro, ayúdame a ser manso y humilde de corazón.
Dame la gracia de liberarme de todo egoísmo, de todo afán de ser considerado más que los demás, de todo orgullo y prepotencia, especialmente con el más débil.
Líbrame, Señor, de toda mala intención respecto de los demás.
Ayúdame a ser transparente en mis intenciones y auténtico en mis acciones.
Líbrame de todo aquello que me separa de Ti

Porque sólo Tú eres santo y fuente de auténtica libertad.
Enséñame a amar auténticamente, a hacer de mi trabajo un verdadero apostolado; a construir con mi aporte un mundo más justo, más hermoso, más digno de Ti
Amén

   

ORACIÓN DE LIBERACIÓN II

Dios omnipotente,
que a los abandonados los haces habitar en tu casa,
y concedes la felicidad a los cautivos,
mira mi aflicción,
y ven en mi auxilio,
vence al enemigo inicuo,
de modo que superada la presencia del adversario,
mi libertad alcance su descanso
y restituido a la tranquila devoción
pueda confesar que eres admirable
y que concediste a tu pueblo la fuerza.
Por Cristo nuestro Señor. Amen

   

ORACIÓN DE AUTO-LIBERACIÓN

Padre Celestial: en el Nombre Todopoderoso de Nuestro SEÑOR Jesucristo, por el poder del Espíritu Santo, por la intercesión de la Gloriosa Virgen María, yo ato, encadeno y amordazo a todo espíritu de contaminación y los envío a los Pies de Nuestro Señor Jesucristo sin ninguna clase de poder y sin derecho a retorno. ¡Fuera en el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo y nunca más regresen, porque el Dueño de mi vida es Cristo Jesús, que con su Preciosa Sangre me sana, me salva y me libera, y es para el bien mío, de todos los míos y para gloria y alabanza del Padre Celestial!.  AMÉN

   

ORACIÓN PARA ACERCARNOS A JESÚS COMO LIBERADOR

«Voy a ti Señor como mi Liberador. Tú sabes todos mis problemas, las cosas que me atan, que me atormentan, que me asedian. Me suelto de todo espíritu de las tinieblas, de cualquier influencia maligna y de toda atadura demoníaca, de todo espíritu inmundo que está en mi.

Yo ordeno a todos los espíritus demoníacos que me dejen ahora, en el Nombre de Jesucristo. Confieso que mi cuerpo es templo del Espíritu Santo, redimido, limpiado y santificado por la Sangre de Jesús. Por lo tanto, Satanás no tienes ni lugar ni poder en mí ya que soy libre a través de la Sangre de Jesús.»

Rompiendo maldiciones confesadas

En el Nombre de Jesucristo confieso todos los pecados de mis antepasados, y por la redención en la sangre de Jesús, rompo el poder de cada maldición transmitida a mí por la línea ancestral.

Ahora confieso y me arrepiento de cada y de todo pecado que cometí, conocido y no conocido, y acepto el perdón de Cristo. El me ha redimido de la maldición de la ley. Escojo la bendición y rechazo la maldición. En el nombre de Jesucristo, rompo el poder de toda maldición que se habló contra mi persona. Cancelo la fuerza de toda predicción proferida en mi contra, intencional o no, y que no fue pronunciada de acuerdo a las bendiciones prometidas por Dios. Yo bendigo a todos los que me maldijeron. Yo perdono a toda persona que me calumnió y que habló maldición en mi contra. En el Nombre de Jesucristo yo ordeno que todo espíritu de maldición me deje ahora.»

   

ORACIÓN DE RENUNCIA Y LIBERACIÓN

En tu nombre Jesucristo, yo (di tu nombre completo) de manera personal y a nombre de mis antepasados.

Renuncio a satanás, a todas sus fascinaciones, seducciones y mentiras.
Renuncio a toda práctica de brujería, magia blanca, negra, de cualquier color, santería, hechicería o vudú.
Renuncio a toda limpia con huevo, yerbas, bálsamos, vino, sangre o fuego.
Renuncio a todo pacto, reto, sello, alianza o consagración al demonio; a conjuros, perjuros, maleficios e invocaciones diabólicas.
Renuncio a toda maldición, mal deseo, envidia, odio, rencor, resentimiento, codicia, avaricia, soborno, robo, fraude, despojo o enriquecimiento ilícito.
Renuncio a todo acto de orgullo, soberbia, prepotencia, vanidad y egolatría.
Renuncio a todo rito de iniciación chamánica, espiritista, espiritualista, masonería, filosofía rosacruz, dianética y a toda secta o sociedad secreta.
Renuncio a todo conocimiento de la nueva era, creencia en la re-encarnación, esoterismo, metafísica, meditación trascendental, yoga, a todo acto de curanderismo, a las operaciones espirituales, hipnotismo con regresiones, baños con flores, especies, yerbas, sangre de animales o humana o con otras substancias con fines mágicos.
Renuncio a toda lujuria, aborto, adulterio, homosexualidad, bisexualidad, incesto, violación, pornografía, bestialismo, promiscuidad y prostitución. A todo lo que yo u otras personas hayan hecho ilícitamente para controlar, nulificar o desbordar mi sexualidad.

En el nombre de Jesucristo, renuncio al culto y veneración a la llamada «santa muerte» o al vampirismo, a todo encantamiento, invocación y evocación de muertos, a espíritus custodios, guardianes, cósmicos, protectores, espías, vigilantes, a seres espirituales nombrados «maestros de sabiduría», o a cualquier otro ser maléfico en forma oculta o manifiesta.

Renuncio a todo acto o juego de mediunidad, a la ouija, al control mental, al manejo del péndulo, a instrumentos para encontrar «tesoros ocultos» o dinero enterrado.
Renuncio también a toda clase de adivinación, sortilegio, lectura de cartas, café y caracoles, a toda forma de astrología, horóscopos o cartas astrales.
Renuncio a los amuletos y talismanes, a las herraduras, pirámides, cuarzos, imanes, agujas, sábilas o ajos con moños rojos, imágenes de santos mezcladas con tierra de panteón, velas y veladoras de colores «curadas», fetiches y representaciones de mi persona de cualquier material y forma que se encuentren enterrados o sean manipulados por mí mismo u otras personas.
Renuncio a toda forma equivocada de «medicina alternativa» que bajo engaños haya ritualizado mi ser al demonio.

En el nombre de Jesús, renuncio a toda comida o bebida mezclada con brujería que haya yo ingerido, y a todo lo que haya sido tirado, rociado o untado en mi cuerpo, ropa, zapatos, casa, trabajo, negocio o cualquier pertenencia u objeto que esté cercano a mí, que haya sido maldecido o consagrado al mal.

En el nombre de Jesucristo denuncio, renuncio y echo fuera de mí a todo espíritu de traición, destrucción, muerte, esclavitud, ausencia de Dios, miseria, mendicidad, soltería, infelicidad matrimonial, viudez, orfandad, amargura, envejecimiento o muerte prematura, persecución, problemas con las leyes o la justicia humana, esterilidad, humillación, rechazo, insomnio, deseos de suicidio, aislamiento, locura, soledad, neurosis, depresión, obsesión, miedo, angustia, debilidad, enfermedades crónicas, invalidez, ceguera, sordera, mudez, falta de olfato, imposibilidad de saborear la comida, insensibilidad, celos, inconformidad, incapacidad para vivir, conseguir o conservar un trabajo, una pareja, un matrimonio o una familia.

En el nombre de Jesús denuncio, renuncio y echo fuera de mí todo espíritu de alcoholismo o de cualquier otra adicción, de mal carácter, de falta de memoria, de falta de control y dominio de mi ser, irrealidad, inconsciencia, envidia, abandono, gula, suciedad, desorden, malos olores crónicos en mi cuerpo, ropa o casa, de falta de fe, esperanza y caridad, de falta de interés en la vida, de desprecio a la eucaristía y de aborrecimiento o flojera para tener vida de oración. Corto, destruyo y nulifico los medios a través de los cuales fueron hechos los daños antes mencionados, si fueron veladoras, fotos, ropa, tijeras, agujas, fetiches, entierros, lo que haya sido.

Renuncio a lo que en forma consciente o inconsciente haya yo hecho o haya sido hecho por otra persona en mi nombre para obtener poderes, dinero, éxito, buena suerte o pretender saber el futuro, o bien para conseguir el amor y la salud propios o ajenos, o tener dominio y control sobre personas, objetos, animales, lugares, espíritus y fuerzas de la naturaleza.
Nulifico los efectos de cualquier práctica contraria al compromiso adquirido a través de mi bautismo, de fidelidad y reconocimiento a Jesucristo como mi único Salvador, a los Sacramentos, a la Virgen María y a la iglesia católica.
A lo que impida el ejercicio de mi sentido común, capacidad de juicio, entendimiento y voluntad.
Echo fuera de mí todo aquello con lo que haya intentado sustituir el amor y la confianza de Jesús. Renuncio al rechazo de mis padres desde el instante de mi concepción y durante mi vida en el seno materno. Renuncio al mal que me causaron por intentar abortarme: con yerbas, sustancias químicas o con objetos punzo cortantes. Renuncio a todo el rencor que tengo si fui dado en adopción o abandonado sin haber conocido a mis padres biológicos o a maldiciones recibidas durante mi gestación.
Nulifico por las llagas de Jesús todo mandato de fracaso, muerte en vida y suicidio que hay en mí por estas causas, la incapacidad para aceptar el amor de Dios, para aceptarme a mí mismo o a las personas, para estudiar, trabajar y ser feliz.

Renuncio a todo lo que sea contrario a la salud, el respeto y la dignidad que como templo del Espíritu Santo, necesita todo mi ser y que esté impidiendo relacionarme con Dios, conmigo mismo (a), con mi entorno en una forma sana, tener una familia unida y un trabajo digno y bien remunerado.

Porque Jesucristo se manifestó para deshacer las obras del diablo: habiendo denunciado, renunciado y echado fuera de mí todos los espíritus del mal, los envío atados y amordazados a los pies de la Santa Cruz y les prohíbo regresar.

Habiendo nulificado todos los efectos, causas y consecuencias, tomo autoridad, en el nombre de Jesús, para que caigan todos los bloqueos, tinieblas y barrer, las que satanás construyó a mi alrededor y le ordenó a todo ser demoníaco que despojó a mi familia o a mí mismo (a), que nos devuelva, lo que nos quitó.

Padre Santo, te lo ruego, sana toda mi vida, toda mi historia personal, perdóname, ayúdame, libérame, bendíceme.

Padre Dios, acepto que Tú seas mi Padre, Jesucristo mi Hermano, la Virgen María mi Madre, porque hoy, yo (di tu nombre completo) les pertenezco para siempre.

A través de Tu Santo Espíritu, guíame para la reparación de todas las faltas que cometí y enséñame a amar Tu Voluntad. Gracias Padre.

Amén, amén, amén.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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