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Lo que ha dicho la Virgen María en apariciones aprobadas.

Es claro que el mundo ha entrado en un espiral de violencia, y no solamente por la guerra actual, porque guerras siempre hubo.

Sino porque el conflicto se ha instalado con cada vez más fuerza dentro de las naciones.

La demencial fuente de los conflictos actuales dentro de las naciones es tan extravagante, que nos lleva a pensar que esto es impulsado directamente por los ángeles caídos. 

¿Y cómo lo solucionamos y caminamos hacia la paz?

Si esto viene de los ángeles caídos, el único que puede ponernos en camino hacia la paz es Dios.

¿Y tenemos alguna revelación explícita sobre esto?

En la Biblia se nos presenta a Jesucristo como el «príncipe de la Paz», al punto que saludaba a sus discípulos diciendo «la paz con ustedes».

Esto alcanzaría para decir que Jesucristo es la solución a la falta de paz.

Pero además las apariciones más proféticas de la Virgen María relacionan la paz en el mundo con la eucaristía, o sea con la presencia real de Jesús en la hostia consagrada.

Esto ha pasado desapercibido para la generalidad, pero es tiempo de que lo empecemos a poner en primera plana, para que sea conocido.   

Aquí hablaremos de la espiral de violencia en que ha entrado el mundo y las revelaciones que ha hecho la Santísima Virgen de que la eucaristía es lo que va a traer la paz al mundo. Y explicaremos especialmente cómo será eso. 

Una de las cosas más características de nuestra época es la falta de paz en el mundo.

Las guerras están en todos lados: naciones contra naciones, grupos que persiguen a otros dentro de las naciones, el narcotráfico y el crimen organizado, persecuciones religiosas especialmente en el área islámica y comunista.

Y últimamente occidente se ha dado a la tarea de legitimar el conflicto en muchas áreas de la sociedad, entre las razas, entre los sexos, etc.

No sólo estamos experimentando una creciente falta de paz, sino el nacimiento de una ideología que venera el conflicto.

Y esto no es más que la implantación mundial de la premisa marxista de la lucha de clases, y la leninista, de la revolución violenta para acabar con los enemigos de clase.

Ahora se ha hecho mundial, estamos ya entrando en una época en que los errores que se espacieron a partir de 1917 a partir de Rusia, el comunismo, están tomando el mundo.

La gravedad de lo que venía, hizo que Nuestra Señora bajara en Fátima para advertirnos y darnos varios antídotos.   

Explícitamente pidió él rezo del Rosario por los pecadores, la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María y la Comunión Reparadora de los Primeros Sábados.

Pero hay otro remedio más que nos dio y que ha pasado desapercibido, la devoción a la Sagrada Eucaristía, donde Jesús se hace presente realmente.

Y este remedio no sólo no es aceptado por el mundo, porque se ha alejado de Cristo, sino que hasta los propios católicos lo desestiman.

Una reciente encuesta en EE.UU. halló que dos tercios de los católicos no creen que en la eucaristía se hace presente Jesús, sino que es solamente un símbolo, y no tenemos motivos para dudar de que la opinión sea diferente en el resto de occidente.

De cada 3 católicos solo 1 cree en la presencia real de Jesucristo en la hostia consagrada.  

Es que no hemos tomado nota ni hemos divulgado entre los católicos, que después de las apariciones, los pastorcitos de Fátima deseaban recibir a Jesús en la Sagrada Comunión y pasar tiempo con Él en Adoración Eucarística.

San Francisco Marto iba a la escuela encantado porque podía visitar a menudo a Jesús en la Sagrada Eucaristía.

Amaba a «Jesús escondido», como le llamaba, y era un acicate para ofrecerle rosarios, oraciones y sacrificios.

Murió a los 11 años luego cumplir su deseo de recibir a Jesús en la Sagrada Eucaristía el día antes de morir, por lo que se lo puede considerar un mártir de la Eucaristía.

Su hermana, Santa Jacinta Marto también estaba encantada de poder visitar a Jesús y lo miraba en el sagrario todo el tiempo que le permitían, cuando estaba internada en el hospital.

También rezaba constantemente rosarios y ofrecía penitencias por los pobres pecadores, como ayuno de comida y agua. 

Y cuando supo que finalmente podía recibir su Primera Comunión, dijo: «ahora que viene Nuestro Señor, nada importa». 

Y su prima Lucia dos Santos estaba tan emocionada de recibir su Primera Comunión que no podía dormir. 

Y se dedicó a nuestro Señor Eucarístico y a la Santísima Madre durante toda su vida. 

Es más, su última visión de la Santísima Trinidad y de Nuestra Señora, ocurrió mientras hacía una Hora Santa ante el Santísimo Sacramento. 

¿Y cuál fue el origen de esta devoción?

Recordemos que estas apariciones habían comenzado con la visita del Ángel de la Paz. 

Quien durante una visita, sostuvo un cáliz con una hostia suspendida en el aire y dejando el cáliz y la hostia suspendidos en el aire, se arrodilló e hizo repetir a los niños tres veces,

«Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes con los que Él es ofendido. 

Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores».

Y Nuestra Señora luego se les aparecería abriendo sus manos, de las que fluyó una luz tan intensa que penetró sus corazones,

Y cayeron de rodillas repitiendo en sus corazones: «¡Oh Santísima Trinidad, te adoro! ¡Dios mío, Dios mío, te amo en el Santísimo Sacramento!».

Más tarde les mostró el infierno y les dijo «si hacéis lo que os digo, muchas almas se salvarán y habrá paz».

Y durante los mensajes que siguieron trazó la conexión entre la paz, el Rosario, la Eucaristía y la reparación por nuestros pecados.

De modo que Nuestra Señora nos dio el mensaje de que la eucaristía es la fuente de la paz, no solo para cada persona sino para el mundo.   

Y esto se verá aún más claro en las apariciones de Ngome, en Sudáfrica, a partir de 1955, aprobada por el obispo y desconocida en occidente, como cientos de apariciones más que han habido.

Allí María propone que las personas sean hostias vivas para la paz del mundo.

Las apariciones comenzaron en 1955 a Sor Reinolda, una monja benedictina alemana que trabajaba entre los zulúes.

Nuestra Señora se reveló como «Tabernáculo del Altísimo».

El mensaje central es que más gente se convierta en tabernáculos del Altísimo.

Y le pidió la construcción de un santuario en la confluencia de siete arroyos.  

El 22 de agosto de 1955, fiesta del Inmaculado Corazón de María, poco después de la Sagrada Comunión, María se puso delante de ella mostrándose en una maravillosa luz, más bella que el sol. 

Estaba vestida toda de blanco con velo. Y descansaba sobre su pecho una gran hostia rodeada por una corona brillante que irradia vida. María estaba sobre el globo.

Y María dijo lo siguiente:

«Llámame ‘Tabernáculo del Altísimo’. Tú también eres un Tabernáculo.

Quiero ser llamada por este título para la gloria de Mi Hijo.

Me gustaría que más Tabernáculos fueran preparados. Me refiero a los corazones humanos».

Sor Reinolda interpretó que cuando recibimos la Eucaristía, nuestros corazones también se convierten en vasos para la presencia de Cristo. 

Nosotros mismos nos convertimos en custodias.

Y al mes siguiente María le diría, 

«Tú eres una herramienta de Dios» y entonces Cristo salió de la gran hostia del pecho de la Virgen y tuvo una unión con Sor Reinolda.

Meses más tarde se le apareció de nuevo y le dijo,

«¿Tú pediste una señal?

Me gustaría que fuera erigido un santuario para Mí, en el lugar donde se unen los siete arroyos.

Allí voy a desplegar mi flujo de gracias en abundancia.

Mucha gente llegará a Dios».

Y al año siguiente le dio el mensaje conceptualmente más importante,

«Quiero salvar el mundo a través de la hostia.

Soy completamente una con la hostia, como Yo era una con Jesús en la Cruz.

Hay cosas peligrosas para ustedes a menos que se conviertan.

Si los religiosos no se convierten y si el mundo no se convierte».

Un año después un nuevo mensaje, la Virgen dijo,

«Estoy pidiendo la ayuda de ustedes, Mis elegidos»

Y Sor Reinolda le preguntó «¿Qué se supone que haga?»

Y María le respondió,

«Ser hostias. Prepara hostias para Mí.

Hostias que se pongan totalmente a Mi disposición.

Sólo un mar de hostias puede hacer retroceder el odio del mundo sin Dios y retener la mano enojada del Padre».

Y 12 años después, en 1970, luego de una horrible aparición del diablo, vio a María Tabernáculo del Altísimo a Su lado, la tomó en sus brazos, la consoló y le dijo,

«Yo sé acerca de tu ansiedad. Yo estoy contigo. Yo no voy a abandonarte»

Y antes de que desapareciera le pidió que mirara hacia un lado y allí estaba el Arcángel Miguel con Su armadura y una lanza en sus manos.

Y a su derecha se encontraban unos querubines vestidos de blanco, con los brazos cruzados.

Bueno, hasta aquí lo que queríamos hablar sobre el claro mensaje de Nuestra Señora de que la Eucaristía es la fuente de paz para el mundo, o sea que Jesucristo presente en ella es el único que puede traerla. Y me gustaría preguntarte si cuando has estado en adoración ante el Santísimo Sacramento has sentido siempre paz, sólo algunas veces o nunca. 

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