Skip to main content

Cómo reparar el daño que está realizando el pecado.

Hay dos hechos pavorosos que están afectando a la humanidad.

Primero que los hombres perdieron el sentido del pecado.

Y segundo, que dejaron de creer que nuestros pecados producen desastres en las sociedades y en la naturaleza.

Han dejado de creer que hay un propósito moral en la creación y que cuando la moral de base se viola, entonces todo el cuerpo de la creación queda perturbado y se producen desastres.

Y como consecuencia han dejado de creer que haciendo penitencia y reparación por los pecados de la humanidad, se puede componer el daño hecho.

Sin embargo, hay que aclarar, que no todo lo malo que sucede en el mundo es consecuencia de nuestros pecados, hay situaciones independientes de ellos.

Pero lo que está sucediendo es que la sociedad y las nuevas generaciones de sacerdotes, descreen que existan hechos físicos, espirituales y sociales, que puedan cambiar con la penitencia y sacrificios de parte de una parte de seres humanos.

Aquí hablaremos sobre cómo el cielo retribuye por nuestros pecados y cómo hacer penitencia para reparar lo que ha destruido el pecado. 

La razón principal por la que el mundo está en descomposición es porque las últimas generaciones han perdido el sentido del pecado.

Han dejado de comprender que hay cosas que a la larga son destructivas, para las personas y para la sociedad.

Por ejemplo terminar con la vida humana de los indefensos.

Dios llamó pecado a eso y prohibió al hombre realizarlos.

Porque Él ve más allá de nuestro pobre entendimiento y sabe cómo cada pecado va a afectar a la persona y a la sociedad en su conjunto.

Pero en contraposición, el maligno ha estado seduciendo a nuestra época, para invertir drásticamente los valores que trabajosamente el cristianismo, había estado introduciendo en el mundo en estos 2000 años.

Hoy podemos ver que los pecados, los males, son promocionados y las virtudes ridiculizadas y hasta castigadas.

Y es tal la preeminencia de los pecados que la mayoría ha perdido la voluntad de apartarse de ellos, aún cuando sienta que están mal.

Y cuando no se domina la voluntad, es muy fácil que la persona ejecute cualquier acción, incluso contra lo que desea hacer.

Por eso Jesús decía que esta clase de males sólo podía ser expulsada por medio de la penitencia y la oración.

Cuando Santa Bernardita Soubirous se puso a realizar penitencia a la vista de todos, por pedido de la Virgen de Lourdes, la gente la llamó loca.

Para ellos comer hierba era demencial, porque no comprendían que era un sacrificio por los pecados personales y del mundo.

Es que sólo cuando se comprende como el pecado afecta al mundo, es cuando podemos sacar la fuerza para reparar el daño.

Piénsalo de esta forma. Dios tiene todo armado para que todas las cosas funcionen para nuestro bien.

Si usamos la analogía de un barco, será para que no zozobre y llegue fácilmente a destino.

Cuando alguien peca hace un agujero bajo la línea de flotación del barco y comienza a entrar agua.

Entonces tiene que venir otro que repare el agujero y así el barco no sufra pérdidas.

Pero si hay muchos que hacen agujeros al barco y pocos que los reparan, entonces el barco se irá hundiendo.

Y es lo que está pasando con la humanidad hoy.

Y por eso estamos sufriendo muchas de las perturbaciones sociales y en la naturaleza.

Todo el universo se descompone por el daño de los pecados y pocos hacen penitencia para repararlos.

Pero entiéndase bien, no estamos diciendo que todas las cosas malas que suceden a las personas, sociedades y a la naturaleza, pueden ser reparadas con penitencia.

Sino que hay una parte que sí puede ser reparada por penitencia, porque son una retribución por nuestros pecados. 

Por eso todas las apariciones marianas han hecho énfasis en la penitencia, la oración y el ayuno.

Precisamente para reparar la propagación del pecado y los vicios que está promoviendo el demonio.

Y para compensar el daño que ésta desobediencia le está haciendo a los mandatos de Jesús.

Jesús le dijo a Santa Margarita de Alacocque que su Corazón sufría por los hombres, a pesar de todo el amor que Él ofrecía.

Pero no fue oído, así que tuvo que volver a recordarlo, mostrando Su corazón atravesado con dardos, por cada mandamiento quebrantado.

Y por ver a su Padre gravemente ofendido.

Cuando practicamos la penitencia es como si nos pusiéramos al lado de Jesús y le dijéramos que lo acompañamos.

Y la Virgen utiliza una frase que refleja esta situación al decir a una vidente, tú al menos consuélame.

La reparación tiene que comenzar por casa, arrepintiéndonos de nuestros pecados y pidiendo perdón.

Por eso en las misas se realiza un acto penitencial rezando el Yo confieso, o sea el confiteor.

Esta oración tiene dos acciones muy significativas, una es mantener la cabeza agachada y la otra golpearse el pecho.

Al mantener la cabeza gacha muestras que estás dolido por tus faltas que te han separado de Dios.

Y lo admites golpeándote el pecho.

Entonces pedimos la intercesión de la Virgen y de los santos para que Dios nos perdone.

También hay otras oraciones populares de contrición como el Pésame Dios mío.

En que el penitente se arrepiente de haber ofendido a Dios y se hace el propósito de no pecar más.

Pero lo interesante es que la penitencia tiene por un lado la función de hacer reparación por nuestros pecados personales, pero también por los pecados de los demás.

¿Y cómo podemos hacer penitencia para reparar los pecados nuestros y los de la humanidad? 

Una de las formas de penitencia es aceptar nuestras propias cruces. 

Todo aquello que recibimos y que nos desagrada, como por ejemplo soportar con buen humor las mil contrariedades del día, sin quejarnos y ofreciéndolo como un sacrificio a Dios.

Así como temas mayores como pueden ser por ejemplo una enfermedad.

Esta penitencia es muy meritoria ya que nosotros no escogemos el problema, sino que llega a nosotros y nosotros lo ofrecemos para abrazar con alegría esta situación.

Otra es atender nuestras obligaciones diarias con alegría y ofreciéndolo a Dios, como el cumplimiento de los horarios y deberes, contestar con paciencia a los inoportunos, tratar siempre con caridad al prójimo, sujetarse al plan de oración a pesar de estar rendido o desganado, etc.

Otra es el ayuno, que no necesariamente se refiere a los alimentos, sino que la idea es la negación del placer, cualquiera sea.

Que sirve para poner en orden nuestra alma, ayuda contra la impureza y hace crecer en la virtud de la templanza.

Otra penitencia también es la limosna, que intenta que podamos ser más desprendidos de este mundo, desprendiéndonos de nuestro egoísmo, para evitar por lo tanto caer en las tentaciones del demonio.

Y tiene otra cara que también es un acto de misericordia con las personas necesitadas.

Y otra es lo que los cristianos de la época de la cristiandad hacían pero que entró en desuso.

Especialmente porque las nuevas tendencias modernistas, que han plagado a la Iglesia, no creen que nuestros pecados traigan malas consecuencias globales.

Creen que Dios es impasible ante los pecados, que no retribuye.

Por ejemplo no había llovido durante 6 meses en la ciudad de Nocera.

Entonces San Alfonso María de Ligorio, a pesar de sus 83 años y su debilidad, organizó una procesión penitencial de reparación.

Vestido de púrpura, salpicado de cenizas y con un cordón alrededor del cuello, partió con sus religiosos hacia la iglesia parroquial, precedido por la cruz. 

Apenas podía caminar.

Todo el pueblo estuvo presente y la iglesia estaba abarrotada. 

El santo anciano exhortó a los pecadores al arrepentimiento. 

Durante una hora alzó la voz contra el pecado mortal, que dijo, no solo ofende a Dios, sino que a menudo atrae los castigos más terribles. 

Hombres y mujeres lloraron y pidieron perdón por sus pecados, y pronto todos los confesionarios estaban atestados.

Pasaron ocho días y no hubo ningún cambio en el cielo, mientras Alfonso continuaba orando y pidiendo las oraciones de los demás.

Al lunes siguiente ordenó que lo llevaran a la iglesia de Nuestra Señora de Gracia y al verlo la gente se reunió para rezar con él.

Y les dijo con confianza: «Continúen encomendándose a la Virgen, vayan a confesarse y a comulgar esta semana; el domingo lloverá»

Durante toda la semana no había una nube en el cielo, pero el domingo hacia la noche, se produjo un cambio completo. 

Los cielos se cubrieron de nubes y la lluvia cayó en tal abundancia que dejó satisfechos a todos.

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre cómo nuestra penitencia puede lograr que el mundo cambie y cómo hacer esa penitencia.

Y me gustaría preguntarte si realmente crees que con la penitencia y actos de reparación, se pueden dar vuelta los problemas que aquejan a las personas y los males físicos que suceden en el mundo o no. 

MIRA ESTOS VIDEOS

LEE ESTOS ARTÍCULOS

https://forosdelavirgen.org/el-sacramento-de-la-penitencia-en-la-historia/

https://forosdelavirgen.org/el-ayuno-en-la-iglesia/

https://forosdelavirgen.org/el-purgatorio-de-san-patricio-para-expiar-los-pecados-en-la-tierra-2013-10-28/

https://forosdelavirgen.org/recomendaciones-para-una-buena-confesion/