Para qué debes prepararte.
Estamos frente a una crisis como nunca ha vivido el mundo, no estamos exagerando.
Hay un coronavirus que ha atacado el mundo, y que ha sido utilizado para provocar miedo a la población, para confinarla, y para aislarnos unos de otros.
Mientras que han quebrado miles de empresas y miles de puestos de trabajo se han perdido.
Las élites mundiales, los más ricos del mundo, quieren utilizar esto para reiniciar el mundo a su medida.
Y es en estos momentos críticos que surge la cuestión de cómo debemos plantear nuestra vida.
En quién y en qué vamos a confiar.
¿Crees que Dios nos va a sacar de esto?
¿Crees que Él tiene un plan para lo que debes hacer hoy?
¿Y que tiene una misión para tu vida desde que bajaste a la Tierra?
En este video hablaremos sobre qué está haciendo hoy Dios en el mundo y en tu vida, y porque debes confiar en Su Plan.
Muchas personas se sienten desmoralizadas por el estado actual del mundo.
Y está creciendo la cantidad de gente que siente que se ha ido el mundo que una vez conocimos.
El mundo donde la gente se preocupa por la verdad de las cosas, el mundo donde se respeta y protege la inocencia infantil.
Ese mundo parece un recuerdo oscuro y distante.
Dado como están las cosas, la esperanza que debemos tener es de origen sobrenatural.
Aferrarnos a que Jesús de Nazaret resucitó de entre los muertos, que es Dios y que nos dejó el camino que debemos seguir en la Biblia.
Y el momento histórico actual presenta este desafío: ¿Creemos realmente en las verdades de la fe?
¿Realmente creemos que Jesús es Dios, que se está preocupando por nosotros y que podemos recurrir a Él para que nos auxilie?
Hoy Dios está actuando sobre nuestra conciencia, en silencio, para que recapacitemos.
¿Estamos seguros de ello?
Es un hecho histórico que Jesús de Nazaret murió. Fue ejecutado por los romanos en público. No hay duda de Su muerte.
Pero al tercer día después, la gente comenzó a afirmar que lo habían visto con vida.
No se trataba de que una sola persona hiciera una afirmación privada.
Sino que grupos enteros de personas alegaron que todos lo habían visto al mismo tiempo. Afirmaron que lo tocaron, hablaron con él y lo vieron comer.
Ese Jesús afirmó ser el cumplimiento de todas las promesas al pueblo judío.
Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio, los profetas, la literatura sapiencial, todo comenzó a cumplirse.
La verdad histórica de la resurrección probó que las Escrituras eran verdaderas, que no era un sueño.
Había aparecido el Mesías, Jesús, el Hijo del Dios viviente.
Si eso es cierto, entonces, la postura más razonable en este momento confuso y decepcionante, sería dejar de lado la perspectiva humana y abrazar la creencia en Jesús y en la mano de Dios.
Y admitir que Dios tiene su propia perspectiva y que seríamos inteligentes si nos alineamos con ella.
Dios no espera que tu evites la caída de la civilización occidental. No espera que elimines la corrupción en la Iglesia o en el gobierno de tu país.
Pero tiene un plan para ti sobre esto también porque llegaste al mundo con una misión.
No es razonable suponer que Dios espera que hagas algo que no es humanamente posible.
Él hará que cada uno de nosotros sea responsable de su misión, especialmente adaptada a nuestros dones, talentos y circunstancias.
Nuestra misión, si decidimos aceptarla, aunque no estemos muy seguro de cuál sea, es abrazar esa vocación lo mejor que podamos y aportar sólo lo que podamos, nuestro granito, para encaminar el mundo.
No eres el salvador, el salvador es Él.
Pero debemos descubrir qué podemos hacer, en qué podemos ayudar.
Por ejemplo, mucha gente llega a Medjugorje, donde se aparece la Virgen hace 40 años, con la pregunta: «Madre ¿Sabes qué es lo que quiere de mí?»
Muchos se van con respuestas positivas. Otros la irán descubriendo en su vida cotidiana.
En general, la recomendación es que dejen de preocuparse para solucionar todos los problemas del mundo y que se concentren en su entorno o en la evangelización.
Dios ciertamente sabe que nuestro mundo es un desastre. Y tiene un plan para restaurar el cosmos.
La Divina Trinidad ha estado trabajando en ese plan desde el Jardín del Edén. Y tú tienes parte en ese plan.
Eso es prácticamente todo lo que necesitas saber. Ejecuta tu parte del plan que es lo que puedes hacer.
No sabemos los detalles, pero nuestra actitud debe ser confiar.
Después de todo, ¿cómo podríamos tú o yo mejorar el plan de Dios? Él sabe más que tú o yo.
Él tiene el bien de más personas en el corazón y un horizonte de tiempo más largo que yo.
Por lo tanto, hacer la misión que Dios ha elegido para mí es literalmente lo mejor que puedo hacer.
Entonces, si todo parece que se derrumba a tu alrededor, ten la confianza de que cambiará, porque Él tiene todos asuntos en sus manos.
Hay que creer en eso.
Debes confiar en que Él nos ha equipado a cada uno para lograr nuestra misión específica.
Él te ha hecho pasar por experiencias dolorosas para que aprendieras cosas.
Él ya te ha dado las herramientas que necesitas.
Te ha colocado en el lugar exacto y ha puesto a las personas adecuadas en tu vida.
Tenemos que descubrir lo concreto que Él espera de nosotros. Y decirle que estamos dispuestos a caminar con Él.
A medida que te pongas a caminar, aparecerán más herramientas y te encontrarás con más personas del tipo adecuado.
Puedes terminar en un lugar que nunca esperaste, o que nunca pensaste que fuera posible, o que nunca hubieras elegido.
O descubrir en ti habilidades que nunca hubieras sospechado.
Eso es lo que sucede a menudo.
Él sabe lo que eres aunque tú nunca te lo hayas imaginado.
Tu vocación única seguramente incluye utilizar de alguna manera tus dones, talentos, historia personal y conexiones para llevar la reforma al área a la que él te asignó.
Ya seas médico, político, ama de casa, oficinista o barrendero, lo primero en tu vida debe ser cumplir la misión para la que Dios te creó.
No se trata de que quieres ser una determinada cosa y le pides ayuda a Dios para que te ayude, porque puedes perder el camino.
Hay que ser humildes para discernir nuestra vocación y pedir a Dios lo que quiere de nosotros.
Dios, por supuesto, lo sabe y espera que logres tu misión única y no otra.
Él espera que te mantengas concentrado y que no te distraigas con las de los demás.
Y además, te sentirás mejor si estás haciendo algo constructivo.
Tal vez en algún momento de tu vida te extravíes, pero en algún momento sentirás la corrección de Dios para que te enfoques en lo que Él quiere para ti.
Pero tienes libre albedrío y eres libre de confiar o no en Dios.
Ahora, si de verdad crees que Dios tiene un plan para el mundo y para tu vida, entonces confía en ese plan.
Y Él sabe que necesitas alimento espiritual para el camino, que tu fe debe ser clarificada y purificada constantemente, es decir, por qué crees lo que crees.
Por eso nos ha dejado hermosos pasajes en la biblia que son las miguitas que nos fortalecen.
Por ejemplo reflexionemos en la fe de Abraham, nuestro padre en la fe. Imagínate su conmoción y dilema cuando Dios le pidió que tomara a su único hijo, Isaac, y lo ofreciera en holocausto en el monte Moriah.
Él confió pero solo después de haber obedecido con fe hasta el final, comprendió por qué Dios le ordenó hacer tal cosa.
Dios reveló plenamente Su plan en el último momento, cuando Abraham estaba a punto de matar a su único hijo, le dijo,
«Te bendeciré abundantemente y haré que tu descendencia sea tan incontable como las estrellas en el cielo y las arenas de la orilla del mar; tu descendencia tomará posesión de las puertas de sus enemigos» lo que está escrito en el Génesis 22:17.
Y cumplió. Aquí estamos.
Dios quiere que nos ocupemos de la defensa de las verdades de la fe y la construcción de un mundo mejor.
Pero cada uno según sus posibilidades y en el lugar asignado por Él.
No te aflijas si estás confundido sobre tu lugar.
Confía en que todos traemos una misión a la vida y nacimos con un plan de Dios Padre.
No te turbes si hoy te cuesta descubrirlo.
Apela a la oración y pídele iluminación al Espíritu Santo para saber qué quiere Dios de tí. ¡Adelante!
Y debemos vivir con alegría porque somos hijos de Dios y tener la más firme convicción de que Él nos guía y nos provee.
Bueno hasta aquí lo que queríamos decirte porque a veces podemos sentir que no entendemos lo que Dios está haciendo en nuestras vidas, nuestras familias, nuestra Iglesia y el mundo de hoy.
Y en estas circunstancias las cosas pueden parecer fuera de control y que estamos perdiendo la paz, la salud, la esperanza, el gozo, e incluso a veces la fe.
Pero en estos momentos Dios nos invita a aclarar y reconocer por qué creemos en Él y en su auxilio, y esa es la tarea de hoy.
Y me gustaría preguntarte si la circunstancia en la que vives hoy te ha llevado a mayor confianza en el plan de Dios para tu vida y el mundo o menos.
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