La Reforma Protestante de Martín Lutero está de moda hoy.
Porque se está ahondando en la Iglesia católica la protestantización de su doctrina y pastoral.
Pero la fuerte tendencia al ecumenismo no nos puede hacer olvidar que “aquellos vientos trajeron estas tempestades”.
Los escándalos provocados por él hicieron que la mitad de la cristiandad le siguiera en su cisma.
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Y trajo heridas incurables en ambas mitades, que se volvieron antagónicas, creciendo en intensidad en los siglos siguientes, con guerras y muchas muertes.
Hasta que gradualmente se fueron apagando los fuegos y cada una de las partes se conformó con rechazar de plano como satánica toda mención a la otra.
Esto sucedió hasta el pasado siglo XX, en que tímidamente se comenzaron acercamientos denominados “ecuménicos”.
Pero cabe que recordar que Lutero no era ecuménico, como lo admite el cardenal Kasper en su libro reciente Martin Lutero. Una perspectiva ecuménica.
Y que una de las cosas más destructivas que dejó a sus “hijos” fue la erosión del vínculo entre la fe y la pertenencia a una Iglesia cristiana.
Siguiendo el ejemplo de Lutero y también de Calvino, algunos cristianos no católicos han dejado de creer que la pertenencia a ninguna iglesia es necesaria para la salvación.
Muchos ni siquiera creen que asistir al culto de una iglesia con algún tipo de regularidad sea necesario; es bueno y correcto, pero no es necesario.
Y esto porque creen que sólo la fe en Jesucristo como Señor y Salvador es necesaria para la salvación.
Por ello y por lo que vamos a ver, el cardenal Muller dijo que “No hay nada que festejar en la Reforma Protestante”.
Comencemos por preguntarnos ¿quién fue Lutero?
BIOGRAFÍA DE LUTERO
Según sus historiadores, Martín Luder, después autodenominado Lutero, nació en un hogar creyente, pero muy severo.
Sufrió de parte de su padre y ocasionalmente de su madre, castigos físicos que lo hicieron huir del hogar paterno y refugiarse en una iglesia.
Su entrada a la vida religiosa no parece haber sido fruto de una acendrada vocación, sino la consecuencia de un cúmulo de circunstancias que finalmente lo empujaron a ello, contra la voluntad de sus padres.
Existe una leyenda que cuenta que un día, al ir de visita a la casa de sus padres, fue sorprendido por una tormenta y un rayo cayó junto a él aterrorizándolo, por lo que gritó: “¡Ayuda Santa Ana, me haré monje!”
MONJE EN UN CONVENTO AGUSTINO Y DESPUÉS SACERDOTE
Fraile agustino a los 22 años, estudió para sacerdote por consejo de su prior, que lo veía entrando en un mundo espiritual de excesivos escrúpulos, que turbaban su vida y que él quería resolver con ayunos y exageradas penitencias.
Fue ordenado en el año 1507. A partir de ese momento creció en su carrera como teólogo y profesor de Teología, además de ser nombrado Doctor en biblia y vicario de su orden, con once monasterios bajo su cargo.
No habría razón para dudar de que hasta entonces la carrera monástica de Lutero era ejemplar, tranquila y feliz: su corazón en reposo, su mente serena y su alma en paz.
Sin embargo, el exceso de trabajo y estudio, pronto hicieron presa de su físico, volviendo a desordenar su templanza y a turbar su alma con escrúpulos que lo dejaban exhausto.
Habiendo realizado un curso sobre la ética aristotélica, en 1509 Lutero obtuvo el título de Baccalaureus Biblicus, que le concedía el derecho de practicar la exégesis bíblica públicamente.
Como joven profesor en la recién creada Universidad de Wittenberg, Lutero pronto daría muestras de gran intemperancia y osadía en sus manifestaciones.
Al tiempo que nuevamente se sentía acuciado en su intimidad por graves escrúpulos de conciencia y devastadoras tentaciones.
Viéndolo muy inquieto, un viejo fraile agustino le recomendó la consoladora lectura de San Pablo, en cuyo estudio se enfrascó ávidamente para deducir de él las primeras simientes de su dramática disidencia con la ortodoxia religiosa.
Fue en la Epístola a los romanos de San Pablo en que Lutero halló respuestas a sus angustias sobre la salvación.
Entendiendo que el hombre encuentra su justificación en la gracia de Dios, generosamente otorgada por el Creador con independencia de las propias obras.
Resulta paradójico que fuera en esa poco tranquilizadora idea de que solamente la fe y no los méritos salvan donde Martín Lutero encontró la paz que anhelosamente buscaba.
Y la certeza espiritual que le llevó a un enfrentamiento irreductible el Vaticano y a fundar la nueva doctrina protestante.
Sus enseñanzas llamaron bien pronto la atención.
Comenzó también a predicar.
Su elocuencia arrastraba multitudes y tuvo la condición de ser el primer predicador de la época.
“No daba grandes voces – diría uno de sus oyentes -, pero su voz era fina y pura tanto en el canto como en la palabra”
EL PRINCIPIO DEL FINAL: LA VENTA DE INDULGENCIAS
Enterado, por causa de un viaje suyo a Roma (que él nunca mencionó en ningún escrito), de la frivolidad y liviandad de costumbres de la Jerarquía católica y el clero, Lutero comenzó a criticar la situación en la que se encontraba la Iglesia católica.
Y comenzó a censurar también que las bulas eclesiásticas (documentos que teóricamente concedían indulgencias a los creyentes por los pecados cometidos) fueran objeto de un tráfico puramente mercantil.
Sus protestas fueron subiendo de tono sobre la campaña de venta de bulas eclesiásticas con el fin de recaudar fondos.
Entonces decidió hacer pública su protesta redactando sus célebres noventa y cinco tesis, que clavó a la puerta de la iglesia de Todos los Santos de Wittenberg (1517).
Y que pronto serían impresas bajo el título “Cuestionamiento al poder y eficacia de las indulgencias”.
Debemos considerar que hubo muchas ocasiones de descontento con los obispos y hasta con el Sumo Pontífice de turno en la Iglesia. Basta recordar la época de Arrio.
Pero también debemos tener presente que el Espíritu Santo cuidaba de la permanencia, la Doctrina y el Magisterio de la Iglesia.
Es con motivo de una de estas imperfecciones, o errores, o pecados de un Sumo Pontífice, que entró en acción este monje agustino cuya cruzada fue agrandándose como una bola de nieve, hasta terminar en el cisma.
El Papa León X necesitaba conseguir el dinero para terminar la Basílica de San Pedro y con ese fin apremiaba a los fieles a contribuir con las obras.
Una de las formas de obtener ese dinero, era entregar algo a cambio.
La elección recayó en las indulgencias que con ese fin eran ofrecidas, vendidas y compradas.
Los católicos saben que las indulgencias son regalos que el Sumo Pontífice otorga, mediante determinadas oraciones o actos devocionales, y que en caso de morir en gracia de Dios, acortan su pasaje por el Purgatorio.
También se aplican a las ánimas purgantes.
Evidentemente, no cabe pensar que una indulgencia comprada con dinero pueda surtir el efecto de librar de los pecados.
Sin embargo, aquellos que las compraban sin merecerlas, creían firmemente que estaban asegurando su terrenito en el Cielo sin cambiar su vida pecadora por otra fiel y sinceramente devota.
Esto fue, a todas luces un escándalo moral que debía romperse por algún lado.
UNA BOLA DE NIEVE
Lutero comenzó con buena intención denunciando esos abusos de poder de la Jerarquía.
Abusos que eran reales y verdaderos en el comercio de los bienes espirituales.
Eso se denomina Simonía y ya había sido rechazado y castigado por los primeros Apóstoles, cuando Simón el mago ofreció a Pedro dinero a cambio de poder hacer milagros, tal como leemos en los Hechos de los Apóstoles 8,9.
El Papa desestimó las críticas de Lutero, que fue encarnizándose hasta redactar sus famosas 95 tesis, que clavó en la puerta de una capilla en Wittenberg, Alemania.
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A pesar de que se le exigió que se retractara, no lo hizo, y finalmente el Papa lo excomulgó.
Fue como si se abriera una compuerta que detenía una catarata.
A partir de ese momento, Lutero liberado de su fidelidad a la Iglesia Católica, fue conformando una doctrina de acuerdo a sus deseos, que fue finalmente la teología de la Reforma Protestante.
LA DEVOCIÓN PRIMERA A MARÍA SANTÍSIMA
De acuerdo a los testimonios escritos de estudiosos y las frases del propio Lutero, podemos ver dibujada su loca carrera hacia la confrontación total.
Pero también Lutero dejó escritos de su primera época, que hablan de su devoción absoluta a la Virgen María, cuya longitud excede este trabajo.
De todas maneras, recordaremos algunos de ellos, para gloria y honor de María Santísima.
Y que sus hijos posteriormente desconocieron.
Explicación del Magníficat, año 1521:
“Cada uno tendría que honrar a María tal como ella misma lo expresó en el Magníficat.
Ella alabó a Dios por sus obras. ¿Cómo podremos entonces nosotros alabarla?
El verdadero homenaje de María es en honor de Dios, la alabanza de la Gracia de Dios…
María nada es por su propio mérito, sino por el mérito de Cristo…
María no desea que vayamos a ella sino a través de ella hacia Dios”.
Sermón de la Fiesta de la Asunción, 15 de agosto de 1522:
“No cabe duda de que la Virgen María está en el cielo. Cómo ocurrió no lo sabemos.
Y, ya que el Espíritu Santo no nos ha dicho nada acerca de esto, no lo podemos hacer artículo de fe…
Es suficiente saber que ella vive en Cristo”.
Sermón del 1º de setiembre de 1522:
La veneración de María está en las profundidades del corazón.
Sermón de la Navidad de 1522:
Es consuelo y sobreabundante bondad de Dios que el hombre pueda exultar en semejante tesoro: María es su verdadera Madre.
Sermón de la Navidad e 1529:
María es la Madre de Jesús y Madre de todos nosotros aunque solamente fue Cristo quien reposó en su regazo…
Si Él es nuestro, debiéramos estar en su lugar; ya que donde Él está debemos estar también nosotros y todo lo que Él tiene debe ser nuestro, y su madre es también nuestra madre.
Sermón de la Navidad de 1531:
(Ella es) la mujer más encumbrada y la joya más noble de la cristiandad después de Cristo…ella es la nobleza, sabiduría y santidad personificadas.
Nunca podremos honrarla lo suficiente.
Aun cuando ese honor y alabanza debe serle dado en un modo que no falte a Cristo ni a las Escrituras.
Sermón de la Fiesta de la Visitación, año 1537:
Ninguna mujer es como tú.
Tú eres más que Eva o Sara, bendita sobre toda nobleza, sabiduría y santidad.
Nos resulta difícil de creer que alguien tan imbuido de la especial condición de María en la historia de la salvación, haya terminado tan alejado de Ella y de la Iglesia de su Divino Hijo.
LA SOBERBIA FUE AMONTONANDO ERRORES
Desligado de la obediencia a Roma, Martín Lutero emprendió la reforma de los sectores eclesiásticos que le siguieron y que conformaron la primera Iglesia protestante, a la cual dotó de una base teológica.
El luteranismo se basa en la doctrina inspirada en la interpretación de algunos escritos de San Pablo y de San Agustín.
Especialmente que el hombre puede salvarse sólo por su fe y por la gracia de Dios, sin que las buenas obras sean necesarias para alcanzar la salvación del alma.
Por otra parte, sus teorías sobre la obligación de la obediencia a la autoridad civil, resultó agradable a los príncipes alemanes.
Quienes lo apoyaron y adoptaron alegremente su teoría de que los bienes temporales de la Iglesia en cada país debían ser de las autoridades de ese país.
A partir de ese momento, Lutero la emprendió con los dogmas de la Iglesia Católica, encarnizándose contra el Papado, contra la validez y la utilidad de las indulgencias, contra la creencia en el Purgatorio, etc.
También defendió la doctrina del “sacerdocio universal”, que implicaba una relación personal directa del individuo con Dios.
En la cual desaparecía el papel mediador de la Iglesia, privando a ésta de su justificación tradicional.
La interpretación de las Sagradas Escrituras no tenía por qué ser un monopolio exclusivo del clero, sino que cualquier creyente podía leer y examinar libremente la Biblia.
La cual debía ser traducida, por consiguiente, a idiomas que todos los creyentes pudieran entender. El propio Lutero la tradujo al alemán.
De los sacramentos católicos, sólo consideró válidos los dos que halló reflejados en los Evangelios, es decir, el Bautismo y la Eucaristía, rechazando los demás.
Es ampliamente conocida la teoría de las tres “Solas”, Sola Fide, Sola Scriptura, Sola Gratia.
Es decir, sólo la Fe, sin necesidad de buenas obras.
Sólo la Escritura, prescindiendo de la Tradición Apostólica (de la que es celoso custodio la Iglesia Católica)
Y sólo la Gracia, que es donada por Dios a quien quiere otorgarla.
Con respecto a la Eucaristía, Lutero negó la “transubstanciación”, pero aceptó la “consubstanciación”, es decir, que Cristo se hallaba presente en el pan y el vino, aunque estos no modificaran su esencia.
LUTERO A TRAVÉS DE SUS FRASES
A partir de ahora, dejaremos que sea el mismo Lutero el que hable a través de sus palabras o escritos, que han sido documentadas.
Nos resulta difícil de creer que la misma persona haya dicho las frases que vienen a continuación, muchas recogidas en sus “Charlas de sobremesa”, que fueron recopiladas por sus alumnos y que hoy nos sorprenden y escandalizan.
SOBRE DIOS
“Veo que Dios no es mejor que un sinvergüenza”
“Cristo cometió adulterio en primer lugar con la mujer en el pozo (la Samaritana) de quien San Juan nos habla. ¿No se extrañaban sus seguidores diciendo: «Qué ha estado haciendo con ella?»
En segundo lugar, lo hizo con María Magdalena.
Y en tercer lugar con las mujeres descubiertas en adulterio a quienes él dejaba ir tan a la ligera.
Es más, Cristo, que era tan virtuoso, debe haber sido culpable de fornicación antes de su muerte”
“El hombre es como un caballo. ¿Sube de un salto Dios a la silla?
El caballo es obediente y se acomoda a todos los movimientos del jinete y va donde él quiere.
¿Arroja Dios las riendas? Entonces Satanás salta sobre el lomo del animal, que se dobla y se somete a las espuelas y los caprichos de su nuevo jinete…
Por lo tanto, es la necesidad y no el libre albedrío, el principio rector de nuestra conducta.
Dios es el autor de lo que es malo y de lo que es bueno, y así, como él concede la felicidad a los que no lo merecen, también Él maldice a otros que no merecen su destino”
“Yo tengo más confianza en mi esposa y mis alumnos que la que tengo en Cristo”
“No importa la actitud de Cristo, lo que enseñó es todo lo que importa”
SOBRE LOS 10 MANDAMIENTOS
“El único propósito de los Diez Mandamientos es mostrar al hombre su impotencia para hacer el bien y de enseñarle la desesperación sobre sí mismo”
“Debemos sacar el Decálogo fuera de la vista y el corazón”
“Si les permitimos – a los mandamientos – cualquier influencia sobre nuestra conciencia, se convertirán en la tapadera de todos los males, herejías y blasfemias”
“Es más importante protegerse contra las buenas obras que contra el pecado”
SOBRE LA NECESIDAD DE LAS BUENAS OBRAS
“Las buenas obras son malas y son pecado como el resto”
“No hay escándalo mayor, más peligroso, más venenoso, que una buena vida exterior, manifestada por buenas obras y un modo piadoso de la vida.
Ese es el gran portal, la carretera que lleva a la condenación”.
SOBRE LA IMPORTANCIA DE LIBRE ALBEDRÍO
“… Con respecto a Dios, y en todo lo que tiene relación con la salvación o la condenación, (el hombre) no tiene ‘libre albedrío’, sino que es un prisionero, un cautivo, un esclavo, ya sea de la voluntad de Dios, o de la voluntad de Satanás”.
“La voluntad de Judas fue la obra de Dios; Dios con su omnipotente poder cambió su voluntad como lo hace con todo lo que existe en este mundo”.
«Ninguna buena obra viene como resultado de la propia sabiduría; sino todo debe suceder en un estado de estupor… (en el que) la razón debe ser dejada de lado porque es el enemigo de la fe”.
SOBRE LA VIDA CRISTIANA
“Sé un pecador, y permite que tus pecados sean fuertes, pero deja que tu confianza en Cristo sea más fuerte, y te regocijarás en Cristo, que es el vencedor sobre el pecado, la muerte y el mundo.
Nosotros cometeremos pecados mientras estemos aquí, porque esta vida no es un lugar donde resida la justicia: se ha de cometer pecado.
Para ti debería ser suficiente reconocer al Cordero que quita los pecados del mundo.
Ningún pecado puede separarnos de Él, incluso si tuviéramos que matar o adulterar miles de veces cada día”.
“No exijas nada de tu conciencia; y si te habla, no la escuches, si insiste, sofócala, diviértete, si es necesario, comete cualquier pecado bien grande, con el fin de desecharla.
La conciencia es la voz de Satanás, y siempre es necesario hacer justo lo contrario de lo que desea Satanás”.
SOBRE LA SANTA MISA
“Yo afirmo que todos los burdeles, los asesinatos, los robos, los crímenes, los adulterios son menos inicuos que esta abominación de la Misa Papista”
“Ese Canon abominable es una confluencia de albañales de aguas fangosas, que ha hecho de la Misa un sacrificio.
La Misa no es un sacrificio. No es el acto de un sacerdote que sacrifica.
Junto con el Canon, nosotros desechamos todo lo que implica una oblación”.
“Cuando la Misa haya sido destruida, creo que habremos destruido al Papado.
Creo que es en la Misa, como sobre una roca, donde el Papado se apoya enteramente, y todo se colapsará por necesidad cuando se colapse su sacrílega y abominable Misa”.
Lutero ha hablado.
A 500 años de su hazaña, sus frases siguen resonando en nuestra alma y provocan el mismo dolor que entonces.
EL LEGADO DE LUTERO A LA MODERNIDAD
Lutero abrió la Biblia al cristiano común, les recordó el amor gratuito y perdonador de Dios y defendió la conciencia individual.
Estos desarrollos habrían ocurrido de todos modos y son afirmados de manera general por todas las denominaciones.
Pero las diferencias sobre los detalles son tan críticas que las iglesias continúan dividiéndose y multiplicándose, dándole un testimonio negativo del Evangelio en el que Cristo ora para que «ser uno».
El último medio siglo deja huecos aparentemente insalvables entre el protestantismo y el catolicismo.
En «Lutero, o El Adviento del Ser» Maritain argumenta que la Reforma surgió de una crisis espiritual personal del hermano Lutero.
Resolvió la tensión entre la lucha por la santidad y sus impulsos sensuales con su doctrina de que el pecado original está siempre en nosotros, de modo que somos radicalmente corruptos y la gracia de Dios no lo puede cambiar.
Lutero ha sido visto por muchos como el modelo de un ser humano libre, de la grandeza que el hombre puede lograr sin los efectos paralizantes de disciplinas como aquellas «impuestas» por la Iglesia.
Pero Maritain cuestiona este modelo de grandeza y su contribución a la dignidad humana.
Lo que Lutero liberó no fue la personalidad humana, que es un concepto espiritual, sino la individualidad humana; el hombre animal que toma su lugar junto al resto del mundo material.
La importancia de esto para el siglo XX, y aún más para la nuestra, es indicada por Maritain así:
«¿Con qué pompa religiosa el mundo moderno ha proclamado los derechos sagrados del individuo y qué precio ha pagado por esa proclamación [¿una referencia a la Revolución Francesa, entre otros, quizás?]”.
Sin embargo, ¿hubo alguna vez un momento en que el individuo estuviera más completamente gobernado por los grandes poderes anónimos del Estado, del dinero, de la opinión?”
Y además:
«En el orden social, la ciudad moderna sacrifica a la persona al individuo.
Da el sufragio universal, la igualdad de derechos, la libertad de opinión (¡no mucho más!) al individuo.
Y entrega a la persona, aislada, desnuda, sin marco social para sostenerse y protegerse, a todos los poderes devoradores que amenazan la vida del alma…”
Y nos preguntamos por qué los jóvenes forman pandillas y la violencia está en aumento en nuestras ciudades.
Hay otro aspecto de Lutero que Maritain destaca como relevante para la modernidad: es un «enemigo de la filosofía» e incluso de la razón misma, excepto en un sentido pragmático.
Él sostuvo que «la lógica no es necesaria en ninguna parte en la teología porque Cristo no necesita invenciones humanas».
Y «la razón es directamente opuesta a la fe… que en los creyentes debe ser asesinada y enterrada».
Ese es un sentimiento que podría resonar como islámico.
Por otra parte, el pragmatismo intelectual de Lutero y la exaltación de la voluntad impulsada por los deseos y pasiones individuales deben resonar fuertemente con los lobbies de derechos sexuales de hoy y su oposición al razonamiento filosófico, especialmente si apoya una visión cristiana de la dignidad humana.
Por supuesto, no hay nada intrínsecamente malo con una voluntad fuerte, cuando está gobernado por la virtud y la razón (en ese orden), pero cuando el «yo quiero» (el derecho a elegir) tiene prioridad sobre esas cosas terminará en desenfrenado subjetivismo.
Y el desastre para la persona y la sociedad – o, más probablemente, una reacción autoritaria.
ESPANTO Y DOLOR
Es lo que nos ocasiona la sarta de blasfemias que ese pobre ser profirió contra lo más sagrado.
Lo suyo fue un acto de soberbia que nos recuerda la rebeldía de Lucifer.
¿Nos harán meditar cosas como ésta, sobre las consecuencias de nuestros actos?
Lo que comenzó como una protesta justa contra excesos de la jerarquía católica, se fue agrandando exponencialmente como una bola de nieve, hasta que ya no quedó nada justo que reivindicar.
Cuando Lutero quiso acordar, se hallaba tan lejos de la autoridad de Roma que, rodeado de malos consejeros y de príncipes venales, no le quedó otro camino que el de Lucifer.
La rebeldía total, el odio, la crítica y finalmente el rechazo de todos los tesoros de la Doctrina.
No hubo vuelta atrás, no hubo arrepentimiento, no hubo súplicas de perdón.
Las bofetadas sobre el Divino Rostro seguían y seguían, ofendiendo y desfigurando.
¿Qué alma de hombre puede llegar a ese extremo de locura?
No es por cierto un testigo de Tu Evangelio, Señor.
Uno no quiere ni pensar en el destino eterno de esa alma que dividió en dos a la Cristiandad.
Y que sembró errores y herejías que aún hoy son creídas y defendidas por miles y miles de seguidores.
Cuánta ofensa gratuita, Señor.
Cuánta lejanía inconsciente.
Tuvieron que inventarse una doctrina que justificara esa lejanía.
Pero ¿cómo pensaron esas almas que podrían seguir adelante lejos de la guía de la Iglesia que Tú fundaste sobre un único pastor?
Han caminado con los ojos vendados, y han continuado separándose y han llegado a cometer la ofensa de desconocer y ofender a Tu Madre.
Sólo Tu Divina Providencia los ha sostenido por siglos.
Porque Tú eres eternamente fiel y muy grande es Tu Amor y no les negaste el don de la Fe.
Oh, Señor, ¿hasta cuando?
Sólo Tú puedes detener esta locura.
Sólo Tú puedes hacer que las aguas que han salido de madre, vuelvan a su cauce.
Para que todas Tus ovejas vuelvan a ser del mismo rebaño y Tú, el Dios Altísimo puedas ser por fin adorado y alabado en la forma que deseas serlo.
Y queden atrás los dolores y sufrimientos que cayeron sobre Ti en el Huerto y en la Cruz, cuando Tu Divinidad entrevió – tantos siglos antes – esa terrible herida infligida a Tu Cuerpo Místico.
Que aún hoy te hace sangrar, Señor.
Escúchanos, te rogamos.
Escucha tantas y tantas oraciones que suben hasta Tu trono de gloria en reparación por todos los pecados del mundo.
Fuentes:
- http://ec.aciprensa.com/wiki/Mart%C3%ADn_Lutero
- https://es.wikipedia.org/wiki/Mart%C3%ADn_Lutero#Su_vida_mon.C3.A1stica_y_acad.C3.A9mica
- http://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/lutero.htm
- https://www.mercatornet.com/above/view/martin-luther-and-the-advent-of-the-self/20310
- http://www.patheos.com/blogs/standingonmyhead/2017/04/reformation-or-revolution-2.html
- http://santotomasdeaquino.com.mx/wp/2015/11/el-odio-a-la-santa-misa/
- http://adelantelafe.com/otono-caliente-bergoglio-la-pasion-la-iglesia/
- http://500reforma.org/
María de los Ángeles Pizzorno de Uruguay, Escritora, Catequista, Ex Secretaria retirada
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