¿Pero realmente sucederá esto? ¿Qué pensaría Dios de una cosa así?

Todos estamos viendo que los robots se están haciendo cargo de cada vez más trabajos que hacían los seres humanos.

Hay enormes fábricas de automóviles, por ejemplo de Tesla, donde no se ven seres humanos trabajando.

Nos hemos acostumbrado a que nos atienda una grabación cuando llamamos a una oficina.

Y las máquinas expendedoras se están imponiendo.

¿Y qué pasa con los seres humanos ante este retroceso laboral?

¿Cuál es la consecuencia para la salud mental de los seres humanos y la paz para las naciones? 

¿Es algo que Dios ve con buenos ojos?  

Aquí hablaremos sobre las consecuencias sociales y psicológicas que trae la falta de trabajo y cómo Dios ve esta tendencia.

Trataremos algo muy importante que está sucediendo en nuestra época, pero a lo que pocos le prestan atención.

Escucha esto.

Entre 1958 y 1962, el etólogo John Calhoun, un científico que estudiaba el comportamiento animal, realizó una serie de experimentos sobre los patrones de comportamiento de ratas.

Creó una serie de mundos utópicos para las ratas.

En uno creó un espacio cerrado en los que las ratas tenían acceso ilimitado a comida y agua, una temperatura ideal constante de 20 C, sin depredadores y un ambiente estéril para prevenir enfermedades.

No tenían que trabajar en buscar comida, ni preocuparse por el abrigo, ni sufrir por enfermedades ni por los enemigos.

Al principio, como era de esperar, las ratas solo comían y tenían relaciones sexuales. 

Con el tiempo, sin embargo, se desarrolló un fenómeno que él llamó «sumidero de comportamiento».

Las ratas macho se volvían homosexuales y constantemente violaban a ambos sexos.

Las ratas hembra ya no cuidaban a sus crías y simplemente las dejaban morir hasta el punto de tener una mortalidad infantil del 96%.

Se produjo también canibalismo hasta el punto de que casi ninguna rata tenía la cola completa. 

Estas ratas, que de alguna manera podían sobrevivir sin riesgo hasta la edad adulta, no mostraban interés en aparearse y preferirían vivir solas, comiendo y bebiendo cuando el resto dormía.

Y curiosamente, algunas de ellas, mostraban patrones de egoísmo total, solo se preocupaban por sí mismas y no mostraban interés en interactuar con las demás.

La razón de este comportamiento que destruía la sociedad de las ratas, cambiaba su manera de relacionarse entre ellas e incluso sus comportamientos a primera vista innatos sobre el sexo y el cuidado de la especie, fue la falta de trabajar para buscar comida, abrigo y escapar de los enemigos.

O sea tener todo solucionado sin necesidad de ir a buscarlo.

Las ratas no tenían nada que hacer y el aburrimiento absoluto las volvió locas. 

Salvando las distancias entre lo que es un ser humano y una rata, este experimento nos puede dar enseñanzas razonables para los seres humanos.

Porque encaja con lo que está sucediendo en nuestra sociedad hoy, y nos prende la luz de alarma sobre lo que puede suceder en la civilización de continuar las tendencias actuales.

Lo que sucedió a las ratas lo estamos viendo en nuestra sociedad, donde hay un mayor tiempo para el ocio que en generaciones anteriores y mucho más confort. 

Y el no tener que esforzarse para obtener alimento y abrigo, está desquiciando a la sociedad humana.

Son cada vez más los desórdenes mentales de la gente, las naciones del primer mundo incluso están preocupadas por el exceso de medicamentos psiquiátricos que toma la población.

E incluso el desquicio se generaliza tanto que algunos de los que antes eran considerados desórdenes mentales, hoy se han normalizado, o sea que se han aceptado como conductas sanas. 

Esto está sucediendo con más predominancia en occidente, que es la zona en que más cantidad de habitantes no tienen por qué esforzarse por el trabajo.   

Y lo que sucede se ve reflejado en las palabras de Jesús a María Valtorta, le dijo, 

«Dios ha puesto el trabajo como castigo, pero también como distracción». 

Y agregó,

«¡Ay de ti si tuvieras que vivir en la ociosidad! 

Desde hace siglos la Tierra sería un enorme manicomio de gente enfadada y se harían pedazos unos a otros. 

Ya lo hacen hoy, porque todavía están demasiado ociosos. 

Pero el cansancio del trabajo honesto, calma y da gozo, y descanso sereno».

Hoy estamos ante un panorama en que el ocio se está y se va a seguir incrementando.

La falta de trabajo se está volviendo estructural, porque los robots se están haciendo cargo de cada vez más puestos de trabajo.

Y coincide con una revisión de buena parte de la población sobre lo que es el ser humano, de sus límites.

La falta de preocupación real por el trabajo está trayendo el planteo de que el propio hombre cree un hombre nuevo, distinto al de la creación.

Donde puede ser del sexo que quiera y no tener los límites morales de antaño.

Donde surgen ideas inquietantes como las del historiador israelí Yuval Harari, de que la especie humana debe capitular y aceptar su irrelevancia, en un mundo que pronto será dominado por la inteligencia artificial y los robots.

Y es más, esto no es sólo un planteo de un intelectual.

El club de los poderosos reunidos en el Foro Económico Mundial está impulsando la cuarta revolución industrial.

Que tiene como meta que la inteligencia artificial se haga cargo de la mayor cantidad de tareas en la tierra.

Y entonces surge que hacer con el excedente de seres humanos.

Piensan en varias cosas, pero sólo desde el punto de vista económico y no contemplando el alma y la libertad del ser humano.

Algunas cosas las dicen públicamente y otras no las dicen.

Entre las cosas que proponen públicamente está el salario universal, o sea que a cada persona en el mundo, el estado le pague un salario mensual, sin más contraprestación que estar vivo.

Lo cual tiene enormes consecuencias respecto a la sanidad mental de los seres humanos, como vimos en el experimento de las ratas, que tener todo solucionado desquicia el comportamiento. 

Y además los hace rehenes del estado, los que gobiernan pueden hacer lo que quieran con las personas, si su única posibilidad de sobrevivir viene de ellos.

También proponen la simbiosis de los cuerpos humanos con la inteligencia artificial, con las computadoras, para dotar a los seres humanos de mayores capacidades de fortaleza, rapidez, visión, memoria, longevidad, hasta que puedan incluso llegar a la inmortalidad.

Ray Kurzweil, el gran propulsor de la fusión del hombre con las máquinas, ha dicho que el año 2045 es el punto de inflexión, después de lo cual cualquier persona sin preparación para la fusión con máquinas, probablemente enfrentará un futuro personal muy improductivo. 

Y es en lo que Yuval Harari se basa para decir que se producirá en la tierra la mayor diferencia física, intelectual y económica entre los seres que haya existido en la Tierra.

Habrá quienes puedan sufragar esa simbiosis con las máquinas, y entonces serán los que acapararán los mejores puestos laborales, tendrán mejor salud y gobernarán el mundo.

Y luego estará la masa de personas que no acceda a esto, tampoco a un trabajo, que vivirán con el salario universal.

Y es para quienes Facebook está creando el Metaverso, para que puedan pasar la vida en una realidad virtual.

O sea institucionalizar el ocio.

Basado en la afirmación de que en la tierra estamos para gozar, y que el trabajo es una condena que hay que evitar, o sea que la buena vida equivale a no trabajar. 

Por lo tanto algunos verán el ocio como una bendición, como consecuencia de que los robots se están haciendo cargo de los trabajos.

Y una alegría porque no obstante tendrán un salario universal, ya que ven en el trabajo solamente una fuente de ingresos.

Pero recordemos que Dios puso al hombre en la tierra para que la trabajase

Y luego el pecado de nuestros primeros padres añadió a ese trabajo encomendado por Dios como servicio a la creación, el castigo de trabajar en lo que te obliguen, para comer, «Ganarás el pan con el sudor de tu frente».

Pero los cristianos desde el principio han considerado el trabajo como servicio y medio de santificación. 

El camino de santificación del cristiano pasa por el trabajo, por la gestión de las realidades temporales.

El trabajo es un servicio que se presta. Por él nos realizamos como personas. 

Y la mayor satisfacción es la que proporciona un trabajo bien hecho.

Quizás se haga realidad, por lo menos por un tiempo, el futuro distópico que Harari y el Foro Económico Mundial plantean, en que la inteligencia artificial y los robots se hagan cargo de gran parte del trabajo humano.

Se implante el salario universal y se evite el caos que produciría en el mundo una enorme masa de desempleados sin ingresos, porque los robots hoy tienen el trabajo que hacían los humanos.

Pero si no se da un trabajo real a la gente, si se le condena al ocio, el desquicio moral que hoy vemos en el mundo será un juego de niños con respecto a lo que veremos.

Las drogas virtuales para evadir la realidad, como el metaverso, no son la solución.

Porque Dios nos hizo libres, y en una sociedad así seríamos prisioneros de la falta de trabajo, del ocio y del estado.    

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar, sobre el panorama que se abre en la medida que la inteligencia artificial y los robots se hagan cargo de los trabajos.

Y me gustaría preguntarte si consideras que es posible que se llegue a un mundo en que los robots se hagan cargo de la mayoría de los trabajos y cuál sería la solución a la vista para que no afecte a los seres humanos.

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