Cuales son los cambios en tu vida que va a producir el rezo del Rosario.

Rezar el Santo Rosario tiene dos beneficios fundamentales.

Por un lado puede cambiar las situaciones externas, así por ejemplo rezamos por la curación de una enfermedad o por la modificación de algo que está sucediendo en el mundo.

Y por otro lado el rosario cambia a las personas que lo reza, y este quizás sea el beneficio que se verá más inmediatamente.

Aunque tal vez hoy pensemos más en la oración del rosario para cambiar el mundo físico que nos rodea.

Aquí hablaremos sobre cómo rezar el Rosario cambia a la persona que lo reza, en qué cosas la cambia, que es lo que ha sido informado por Nuestra Señora a los místicos sobre esto, y también hablaremos sobre cómo rezar el rosario para maximizar los beneficios personales.

Una de las cosas que Jesús pide es que oremos, y nos lo da como una misión: «Pedid y recibiréis; Buscad y encontraréis; Llamad y se os abrirá» Mateo 7: 7.

Y luego Nuestra Señora en las apariciones de Fátima, de Lourdes, y en todas, insistirá en la oración.

Y durante la catequesis que Ella nos ha dado en sus intervenciones y según la experiencia recogida por los rezadores del rosario, queda claro que el rosario tiene el poder de cambiar las cosas externas por las que se reza, pero también a la persona que reza.

Y dado los problemas que suceden en el mundo hoy, habitualmente pensamos la oración del Santo Rosario como un instrumento que nos ha dado el cielo para cambiar el entorno, las cosas físicas externas.

Pío IX dijo «denme un ejército que diga el rosario y conquistaré el mundo».  

Y en más de una oportunidad la Santísima Virgen ha dicho en sus apariciones que muchos milagros no ocurren, ni muchos enfermos se sanan, porque no se reza.

Incluso dijo que el milagro del sol producido en Fátima el 13 de octubre de 1917 podría haber sido mucho más grande si la gente hubiera tenido más fe.

Hemos realizado videos hablando sobre los cambios en las situaciones externas que se producen por rezar el rosario, como ahuyentar a los enemigos, reprimir al maligno, curar enfermedades.

Y hemos dicho que el llamado permanente en las apariciones es rezar por la conversión de los pecadores.

Pero hay una dimensión personal e íntima, en la que el Rosario es una fuerza importantísima de cambio en nuestra vida.

Místicos han informado que cuando rezas cada Padre Nuestro en el rosario, el Padre se regocija desde el cielo, porque un hijo amado lo reconoce y lo adora.

Cuando oras Santa María Madre de Dios ruega por nosotros pecadores…, la Mater viene al instante a tu lado para orar contigo.

Y ella no viene sola. Ella trae ángeles con ella. Y no sólo uno o dos, porque recuerda que ella es la Reina de los Ángeles. Los coros de los ángeles vienen con ella.

Y como ella y Jesús están unidos en su corazón, Jesús la trae a Ella y viceversa.

Y Jesús no se puede separar de la Trinidad, por lo que Él trae al Espíritu Santo con él.

Y donde la Santa Trinidad está, se nos representa toda la creación, de modo que cada uno está rodeado de una tal belleza y luz como no se puede imaginar en esta vida.

María viene como Nuestra Señora de Gracia con sus manos extendidas.

Los rayos de luz que salen de sus manos perforan tu cuerpo, te sanan y te llenan de gracia.

Esta es la herencia que fue derramada por el corazón de Jesús en la cruz, cuando el centurión le atravesó el corazón con la lanza.

La mística italiana Eduvidges Carboni, en proceso de beatificación tuvo una visión impresionante sobre el rezo del rosario.

En 1942 quedó en éxtasis y vio a la Virgen con un cesto entre las manos, lleno de rosarios blancos y de otros colores. 

La Virgen tomaba los rosarios y los daba a las almas que se encontraban presentes para rezar. 

De cada una de aquellas cuentas del rosario bajaba una especie de agua olorosa. Eran millares los rosarios. 

Después, volviéndose a las almas les dijo: «Hijos e hijas, vosotros con estos rosarios podréis apagar el fuego esparcido en casi todo el mundo. Esta es el arma más poderosa. El hombre no puede encontrar otra arma más poderosa».

En otra ocasión vio un ángel que llevaba lirios y rosas bellísimas. 

Y le dijo: ‘Si vosotros todos los días recitáis el Rosario con fe y atención, yo formaré de las avemarías, rosas; y de los padrenuestros, lirios. 

Y los uniré todos para hacer una bellísima corona que os regalaré en el paraíso»

¿Pero cómo rezar el Rosario nos cambia a nosotros?

En primer lugar, tu día transcurre con calma.

Rezar el Rosario calma, pero no evade.

Vivimos en un mundo agitado y rara vez tenemos tiempo para la reflexión tranquila, pero nuestras almas necesitan tranquilidad.

Es difícil pensar, y mucho menos mantener la calma y tomar decisiones de forma razonada.

Pero la repetición de las Avemarías en el Rosario nos eleva de este mundo y nos acerca al mundo donde transcurrirá nuestra vida para siempre; el cielo.

La tranquilidad que logramos no sólo es terapéutica, sino sobrenatural.

Y no nos evade del mundo, porque estamos rezando por cosas concretas de esta vida, y por personas concretas.

Rezar el rosario no elimina el sufrimiento en tu vida, pero te da un arma mucho más poderosa para combatirlo.

Te vuelves menos egoísta.

Rezar el rosario nos ayuda a reorientarnos hacia Cristo, quien puede sacarnos de nosotros mismos y de nuestro pecado.

Y nos enseña una y otra vez la disciplina de abstenernos de complacernos en nuestro egoísmo.

Te vuelves más disciplinado.

Te ayuda a dar esos pequeños pasos para hacer de Dios una mayor prioridad en tu vida.

Incluso en esos días en los que no sientes los consuelos emocionales o espirituales, adherirse al Rosario es una manera maravillosa de permanecer fiel, cumplir con un deber hacia Dios y Nuestra Señora, y seguir una «pequeña regla» en tu día.

Te revela nuevas ideas.

Al meditar regularmente sobre cada uno de los Misterios aparecen nuevas cosas

Tal vez sea una idea de un área de tu vida con la que estás luchando. 

Tal vez en lo profundo de la oración sientes que estás realmente allí en el momento del Misterio mismo. 

Siempre hay algo nuevo que surge.

Tienes más coraje.

Cuando comienzas a poner tu vida y tu corazón en las manos de María a través del rosario, comienzas a comprender cuán eminentemente práctica, sencilla y llena de soluciones es Ella.

Ella nos pide que le entreguemos nuestros problemas y se los dará a Su hijo.

Y el coraje comienza a brotar cuando sientes que María está a tu lado.

Obtienes un auxilio en el momento de la tentación.

Adquieres más conciencia de la tentación antes de la acción, y tienes más tiempo para considerar si quieres hacerlo o no. 

Al rezar el rosario, empiezas a ver tu vida a través de una perspectiva compartida con Dios, y empiezas a ver que lo que Él quiere para ti es bueno, y que también lo quieres tú.

Por ejemplo, cuando aparezca en tu mente un pensamiento lujurioso, dáselo a Dios.

Y lo puedes hacer imaginando al Espíritu Santo como una paloma que baja, toma el pensamiento malo y se lo lleva volando con ella.

Los problemas se simplifican.

El poder del rosario radica en su simplicidad. 

Es tan engañosamente simple que puede parecer estúpido para una mente moderna.

A menudo pensamos que necesitamos encontrar soluciones complejas para resolver nuestros problemas difíciles.

Pero este instrumento simple también simplifica nuestros problemas aportándonos claridad.

El rosario es tan engañosamente simple que se puede rezar en cualquier circunstancia, siendo el arma de oración más poderosa que tenemos.

Sor Lúcia de Fátima dijo que, 

«No hay problema, por difícil que sea, ya sea temporal o sobre todo espiritual, en la vida personal de cada uno de nosotros, de nuestras familias, que no se pueda resolver con el Rosario».

Nuestra Señora le dijo al Padre Gobbi que el Rosario es tan eficaz porque es una oración sencilla, humilde, y que nos forma espiritualmente en la pequeñez, en la mansedumbre, en la sencillez del corazón.

Y le dijo a Christina Gallagher en 1988 que ofreciera cada Ave María como una bella rosa blanca o una joya preciosa.

Y la Oración al Señor como una muy fina rosa roja o como una joya especial, para vestirse con ella.

Y le agregó,

«Pero debes saber que no puedes tener joyas preciosas que no brillen, o rosas hermosas sólo para ser tiradas.

Si no rezas el Rosario desde tu corazón, con amor y alegría, las rosas o las joyas que me ofreces para revestirme se perderán para siempre.

Reza el Rosario con amor y alegría, y durará para toda la eternidad» 

Por lo tanto, si quieres obtener buenos resultados para tu vida con el Rosario y a la vez agasajar a la Santísima Virgen y a Dios, no corras cuando lo rezas.

En todas las apariciones Ella enseñó a los videntes a rezarlo con calma.

Disfruta de la experiencia.

San Ignacio de Loyola recomienda ajustar las palabras al ritmo de la respiración de uno y hacer una pausa breve entre los misterios.

Y además ponte a disposición de Dios, permítete ser sorprendido con nuevas ideas, pensamientos y emociones.

Y recuerda que Dios puso un plan de paz para cada persona y el mundo, en el diseño del Rosario.

Bueno, hasta aquí lo que queríamos hablar sobre cómo rezar el Rosario cambia tu vida, no como una posibilidad sino como una certeza.

Y me gustaría preguntarte si has experimentado cambios en tu vida por rezar el santo rosario o no.

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