Que circunstancias podría hacer que el demonio sepa en detalle de lo que pensamos.
¿Te has preguntado alguna vez por qué nuestro tiempo es más pecaminoso que siglos anteriores?
La respuesta clásica es que los demonios generaron una revolución contra el plan de Dios, que se estaba desarrollando con la evangelización, y fue exitoso.
¿Y por qué fue tan exitoso?
Sobre esto ya no hay siquiera una explicación clásica.
¿No será porque los demonios han tenido más posibilidad para tentar más afinadamente a los seres humanos y así corromperlos?
Sabemos por la visión de León XIII en 1884, que Jesucristo otorgó al demonio 100 años de mayor poder, debido al desafío que le hizo que podía destruir la Iglesia.
¿Pero cómo pudo tentar más a los hombres para hacerlos caer en tantos pecados?
Aquí hablaremos de algo que se ha pasado por alto en las explicaciones, sobre cómo los desarrollos tecnológicos y los nuevos instrumentos de comunicación social, han acrecentado la posibilidad de los demonios de encontrar el punto exacto para tentar a cada ser humano.
Una de las enseñanzas centrales de Jesucristo en la Biblia ha sido resistir las tentaciones, porque si no las resistimos pecamos, y con eso nos alejamos de Dios y de sus bendiciones, llegando incluso a perder la salvación.
Nosotros experimentamos las tentaciones como pensamientos, sentimientos y deseos en nuestro interior.
Y si no nos acostumbramos a resistirlas, muchas veces nos sentiremos tan culpables, tan alejados de Dios, que no seremos capaces de confiar en su misericordia, y nos alejaremos de Él cada vez más.
¿Y de dónde vienen nuestras tentaciones?
Vienen, como dice el dicho clásico de “el mundo, la carne y el diablo”.
El mundo, nuestra cultura y las personas que nos rodean, pueden sugerir caminos negativos y pecaminosos.
Nuestra carne, nuestras pasiones y heridas psicológicas, pueden dar lugar a presiones insanas.
Y el diablo, con los ángeles caídos que están con él, pueden generarnos pensamientos y estados de ánimo, con el fin de conducirnos hacia un bucle de pensamientos negativos, hacia nosotros y los demás.
Sin embargo, vengan de donde vengan, siempre el diablo estará por lo menos magnificándolos.
Y una vez que detecte una debilidad nuestra, producida por el mundo y la carne, tratará de debilitarnos más por ahí.
Su trabajo es distorsionar la realidad, nuestros pensamientos y sentimientos para llevarnos por el mal camino.
¿Pero puede leer nuestras mentes y sentimientos para distorsionar nuestros pensamientos?
Quizás no en un sentido estricto, pero lo que conoce de nosotros hasta ahora es bastante para que actúe eficazmente.
Porque nuestras palabras públicas, nuestros gestos, nuestros actos, delatan lo que pensamos, delatan nuestros deseos, nuestras ambiciones, nuestras “puertas abiertas”.
Por lo tanto tiene acceso indirectamente a nuestras mentes, oyéndonos y viéndonos.
Y a partir de ahí puede influir en nuestros pensamientos.
Él es un experto en torcer las cosas, hasta las más sutiles.
A menudo, cuando piensas constantemente en lo negativo en lugar del positivo, cuando piensas mal de ti mismo o de otra persona, como una cuestión de reflejos, un demonio está torciendo las cosas.
Él es la causa de las distorsiones, porque quiere nuestra angustia.
Y cuando pensamos en nosotros mismos o en los demás de una manera negativa, insertamos oscuridad en nuestra alma, en lugar de la luz que Dios desea para nosotros.
Damos la espalda a la alegría que Dios planeó para nosotros.
Muchas veces los pensamientos negativos y pecaminosos vienen a través de una sensación que nos invade, que no sabemos cómo se instaló.
Estamos atrapados por bucles seductores en nuestra mente.
Pero en las últimas décadas la capacidad de seducción de los demonios ha aumentado notoriamente.
Lo vemos en la conducta y la creencia actual de las personas.
Y también en el alejamiento de Dios que se está produciendo.
En 2 Timoteo 3, San Pablo escribe que los últimos días serán tiempos angustiosos, llenos de amantes del dinero, calumniadores, impíos y amantes de los deleites más que de Dios.
Esto se debe a que el plan del demonio funcionaría con más eficiencia en toda la sociedad.
Y este plan es tentar a nuestros pensamientos, sentimientos y deseos.
¿Y por qué en nuestra época sería más eficiente dice San Pablo?
Podemos suponer que es porque el creciente avance en la investigación del cerebro, le daría mayor precisión para detectar nuestros pensamientos y fantasías.
Y porque además habría más instrumentos que llevarían más a la gente a desnudar lo que sienten y piensan.
Y con todo ello tendría mucha más precisión para enfocar sus ataques, tentándonos en el punto exacto en que tenemos una debilidad.
Actualmente los demonios no conocen con exactitud nuestros pensamientos.
Pero son capaces de entender lo que estamos pensando en términos generales.
Satanás no es omnisciente. Sólo Dios es omnisciente, posee íntimamente los secretos de la realidad creada, la de los hombres y de los ángeles, y conoce a fondo los pensamientos de cada hombre.
Sin embargo, satanás y sus demonios han estado observando y tentando a los seres humanos desde hace miles de años.
Y han aprendido algunas cosas acerca de nosotros.
Incluso sin la capacidad de saber nuestros pensamientos, pueden hacer una conjetura adecuada de lo que estamos pensando y luego tratar de utilizar eso en su ventaja.
Y a pesar de que no entienden del todo lo que está en nuestro corazón, ellos pueden suponerlo a través de la observación de nuestro comportamiento.
Porque son observadores muy hábiles de los hombres, y tienen una bastante buena lectura de sus predisposiciones y debilidades.
También pueden escuchar lo que decimos, lo que sin duda les informa “donde hay un buen negocio” para ellos.
No es una operación complicada para ellos, que tienen una inteligencia extremadamente fina y trabajan en grupo.
Por ejemplo, pensemos en algo simple, si una persona joven fuma marihuana, el demonio puede deducir que en el futuro utilizará también drogas más duras, y entonces le presentará esa opción con frecuencia.
Los demonios saben exactamente lo que estamos leyendo, viendo en la televisión, de que estamos hablando, ven nuestras respuestas físicas, y son, sin duda expertos en la lectura de nuestras expresiones corporales.?
Pero últimamente con las redes sociales y los mensajes instantáneos tipo WhatsApp han obtenido mucho mejor posibilidad de saber que pensamos y sentimos en el momento.
Pero aún así no saben los pensamientos y sentimientos que ocultamos por vergüenza o por inseguridad, porque nosotros los escondemos.
Sin embargo, ahora los científicos están cerca de conocer externamente lo que piensa una persona, en razón de los avances en las investigaciones de la neurociencia, asociado a la inteligencia artificial.
Los avances tecnológicos que interpretan las señales cerebrales mejoran constantemente nuestra capacidad para interpretar lo que sucede en el cerebro.
Estos avances están comenzando a acercarse al nivel de «lectura de la mente».
Ahora es posible reconstruir representaciones crudas de lo que el cerebro está viendo, o incluso imaginando.
Y con la inteligencia artificial y potentes sistemas de aprendizaje automático, pueden establecer correlaciones entre la actividad cerebral y las circunstancias externas.
Por ejemplo, los investigadores ya lograron usar un sistema de aprendizaje automático para inferir la clave de la tarjeta de crédito, a partir de la actividad cerebral de una persona.
Y los escáneres cerebrales también se han utilizado con éxito en el sistema de justicia penal para el diagnóstico, y para predecir qué delincuentes probablemente volverán a delinquir.
Y las policías de todo el mundo ya usan sistemas para detectar el crimen antes que suceda, que se van perfeccionando constantemente.?
Y para complementarlo tenemos el Metaverso, que las tecnológicas están implementando ahora.
Que es ni más ni menos que el individuo interactúe en un mundo ficticio con otros y pueda hacer realidad fantasías y deseos ocultos que tiene en la práctica.
Probablemente el desarrollo de las redes sociales, el metaverso, y los avances científicos para detectar pensamientos, hayan sido desarrollados por los seres humanos por razones económicas, a lo que luego se hayan sumado razones políticas para control de la población.
Pero para el demonio significan estar cada vez más cerca de conocer los pensamientos de cada persona y así poder tentarlos mejor, más afinadamente.
Y por lo tanto probablemente se han dedicado a que estas cosas prosperen.
Con los avances que ya tenemos en esas cosas vemos que su plan de tres etapas para dominar a la población es cada vez más exitoso.
Hay una etapa del plan que es abrumar a la cultura con basura
Inundar el mundo con tanta suciedad y perversión que sea casi imposible escapar de ella.
Al punto que no se puede navegar por Internet, ir por la calle, o esperar en la fila para pagar en una tienda, sin que una cierta imagen o título trate de llevar tu mente en la dirección equivocada.
A esto le sigue la etapa de dominarte con los deseos.
La cultura del pecado está diseñada para mantener nuestra mente en ese lugar en todo momento, consumidos con los deseos de la carne.
Y luego de eso, viene la etapa de atormentarte con acusaciones.
Colma de pecado la mente de las personas y les genera tal vergüenza y auto condena, que hace que nos sintamos distantes de Dios.
Él te dirá que te has ensuciado tanto que te has ido demasiado lejos para que Dios te perdone.
Y si satanás te puede llegar a hacer creer realmente eso, entonces como Adán y Eva, tendrás que esconderte de Dios por vergüenza y temor a Su castigo, en lugar de estar en estrecha relación con Él.
Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre cómo la mayor pecaminosidad que está oscureciendo al mundo, tiene como parte de la explicación, la mayor capacidad de los demonios para conocer nuestros pensamientos y emociones para tentarnos mejor, que es producida por los avances tecnológicos que relatamos.
Y me gustaría preguntarte si consideras que en algún momento la neurociencia podrá saber lo que una persona piensa o siente, o que eso no lo podrá conocer jamás.
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