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El surfista, médico y seminarista Guido Schaffer está en camino de la beatificación.

Ha habido santos jóvenes muy importantes, que mostraron un profundo amor a Dios y al prójimo, como María Goretti que murió martirizada a los 11 años, Domingo Savio que murió a los 14, Santa Teresita Lisieux a los 24.

Beatos recientes como Carlo Acutis, que murió de leucemia a los 15 años y era conocido como el santo de las zapatillas deportivas, que amaba las computadoras.

Recientemente la Congregación para las Causas de los Santos ha nombrado a 3 jóvenes como Venerables, que es el paso anterior a la beatificación.

Las italianas María Cristina Ogier, fallecida con 19 años y Lorena D’Alessandro, a los 17.

Y también al seminarista brasileño Guido Schaffer, que murió a los 34 años haciendo surf, y es conocido como el Ángel Surfista.

Juan Pablo II acostumbraba decir que necesitamos santos vestidos con pantalones de jeans y Guido Schaffer es un ejemplo de esto.

Aquí hablaremos sobre la impresionante corta vida de este considerado santo por aclamación popular de los brasileños, y los frutos que ya está dando intercediendo desde el Cielo.

Guido Schaffer fue un surfista de Río de Janeiro, médico y seminarista, que murió ahogado en el 2009, con 34 años.

Mientras estaba en las aguas de Río de Janeiro en el 2009, Schaffer fue golpeado en la nuca por su tabla de surf y se ahogó. 

Su causa de santidad se abrió en 2015, y con la designación de venerable, del 20 de mayo de 2023, está a un paso de la beatificación.

Guido solía comenzar cada una de sus jornadas de surf con una oración. 

Y era conocido por su trabajo con los pobres, brindando atención médica en las “favelas” de Río junto a las Misioneras de la Caridad.

Había planeado casarse y seguir su carrera de médico. 

Pero cuando asistió a un retiro organizado por el grupo carismático Cancao Nova, fundado por el padre Jonas Abib, un versículo de la Biblia lo golpeó en el corazón: “No apartes tu rostro de ninguno de los pobres, para que el rostro de Dios no se aparte de ti», Tobías 4:7. 

Y en respuesta oró: “Jesús, ayúdame a cuidar de los pobres”.

Más tarde, Schaffer cofundaría, junto con su novia y el sacerdote Jorjão, en el año en que se graduó de la facultad de medicina, el grupo de oración “Fuego del Espíritu Santo», en una parroquia de Ipanema, en Río de Janeiro. ?

Una semana después del retiro en Cancao Nova conoció a las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa, y pronto comenzó a trabajar con ellas para ofrecer atención médica en algunos de los barrios más pobres de Río. 

Invitó a otros médicos de su hospital a unirse a él y también trajo a jóvenes de su grupo de oración y del ministerio del hospital para que fueran voluntarios.

Las Misioneras de la caridad dicen que solía orar con y por cada una de las personas que atendía, invitándolos siempre a recibir los sacramentos como fuente de gracia y comunión con Dios.

La visita de Juan Pablo II a Río de Janeiro en 1997 había sido un hito importante en su conversión. 

Cuando Juan Pablo II dijo “tenemos que ir a aguas más profundas”, todo comenzó a tener sentido para este surfista.

Y su peregrinación a Europa, para la beatificación de los protomártires de Brasil en 2000, también jugó un papel decisivo en la decisión de dejar su profesión como médico y a su novia, para responder a la llamada del sacerdocio.

Después de leer el libro Nuestro Hermano de Asís, de Ignacio Larrañaga, reveló a sus padres, en el año 2000, que quería ser sacerdote.

Comenzó a estudiar filosofía en el Monasterio de San Benito en 2002 y mientras tanto se ofreció como voluntario en un hospital local. 

Luego se mudó al Seminario Arquidiocesano de San José en Río de Janeiro en el 2008, donde se dedicó a la evangelización mientras continuaba con su voluntariado médico. 

Pero por esto no dejó de ir a la playa con amigos para hacer surf.

Decía que el entorno ideal para encontrarse con Dios estaba en el agua, donde podían darle las gracias por la grandeza del mar y por su belleza.

El mar representaba para él la inmensidad de Dios, un lugar de profunda intimidad con el Señor.

Formó con una amiga un grupo en la playa, donde oraban y también enseñaban a muchos jóvenes a surfear.

Los surfistas que practicaban el deporte con él, decían que nunca habían visto a alguien tratar a los marginados con tanto respeto, y que la paz interior que irradiaba era impresionante.?

Antes de ir a una sesión de surf rezaba en la playa con sus amigos y otros de la playa se les unían.

Y fuera del agua, entablaba conversaciones con sus compañeros surfistas y le gustaba decir que Jesús, que caminaba sobre el agua, fue la primera persona que practicó surf.

De sonrisa fácil y muy simpático, era un joven que se metía en fiestas sin ser invitado, era osado y le gustaba hacer bromas.

Y tenía el don de aceptar que sus planes no eran los planes de Dios. 

El padre Jorjão, que escribió un libro sobre su vida, dijo: “nunca he visto a alguien con tanta fe y al mismo tiempo tan normal. Cualquiera que lo conociera estaba seguro de que estaba tratando con alguien de Dios”.

Después de entrar en el seminario, creció más en humildad y llevaba la palabra de Dios a diversas parroquias, donde muchas personas se acuerdan de la acción del Espíritu Santo a través de él, con profecías, tranquilidad de Espíritu y muchas gracias concedidas.

Guido Schaffer había dicho a sus amigos que le gustaría morir en el mar, donde sentía que Dios le hablaba a través de la naturaleza.

Y mientras surfeaba con amigos en la playa Recreio dos Bandeirantes de Río de Janeiro, el Primero de mayo de 2009, se golpeó la cabeza con su tabla de surf navegando una ola y se ahogó. 

Era precisamente el día de la despedida de soltero de su amigo Dudú.

Antes de entrar en el mar sus amigos habían hecho con él una oración.

Y ya en el mar, Guido encontró una serie de olas gigantes e inesperadamente sus amigos lo encontraron ahogado; los exámenes mostraron que se había roto una vértebra.

Diez años después, la playa donde sufrió su fatal accidente, pasó a llamarse oficialmente en su honor Praia do Guido.?

Y luego de su muerte comenzó la gran sorpresa.

Se dieron cuenta que tal vez él atrajera aún más gente a la Iglesia después de muerto.

La Parroquia de Nuestra Señora de Copacabana se vio inundada de una gran multitud para dar su último adiós a Guido.

Surfistas, médicos, monjas, personas sin hogar, se presentaron para su funeral. 

Y la posterior ceremonia de traslado de sus restos a la Parroquia de Nuestra Señora de la Paz en Ipanema fue impresionante.

Sus compañeros de surf acompañaron los restos encima de un camión de bomberos, en una procesión animada con las tablas de surf en alto. 

La gente comenzó a llamarlo el “Ángel Surfista” y a hacer peregrinaciones a su tumba, donde dejaban flores y exvotos por los favores recibidos.

Algunos dejan grabadas placas dándole las gracias por las oraciones contestadas.

Otros dejan moldes de pies o cabezas, que indicaban las partes del cuerpo curadas por su intercesión.

Y el culto a Guido creció tanto, que los sacerdotes comenzaron a celebrar una misa mensual en su tumba.

Bueno, hasta aquí lo que queríamos contar sobre Guido Schaffer, nombrado venerable en el 2023 y en camino a la beatificación, pero que los brasileños ya lo aclaman como un santo por designación popular.

Y me gustaría preguntarte si consideras que hay más gente que se merece la designación de santo oficialmente, o que por el contrario que hay demasiados nombrados santos que no lo son realmente. 

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